El viaje del Papa Francisco a Espa?a es ya una broma
Juan Pablo II acudi¨® en cinco ocasiones, en tres lo hizo Benedicto XVI y a Pablo VI le neg¨® la autorizaci¨®n el dictador Franco. El actual Pont¨ªfice ha visitado ya 59 pa¨ªses en 10 a?os
El Papa no viene a Espa?a en viaje oficial y la jerarqu¨ªa del catolicismo se siente sola, fan¨¦ y descangayada, como la flaca del tango de Carlos Gardel. Fan¨¦ significa venida a menos. As¨ª es hoy la Iglesia romana en Espa?a. Juan Pablo II visit¨® este pa¨ªs en cinco ocasiones, en tres lo hizo Benedicto XVI, y si Pablo VI no vino fue porque el dictador Franco le neg¨® la autorizaci¨®n. Francisco lleva diez a?os en el pontificado, ha visitado 59 pa¨ªses de cuatro continentes (solo le falta Ocean¨ªa), y no piensa venir a Espa?a. Su negativa deja a los prelados descangayados, que es palabra espa?ola procedente del portugu¨¦s. Significa literalmente que una cosa est¨¢ maltrecha, malherida.
Sin Pont¨ªfice no hay multitudes. La papolatr¨ªa al uso sostiene que ning¨²n hombre p¨²blico re¨²ne en torno a s¨ª, en una campa, a cientos de miles de personas. Lo hacen los papas. En cambio, los obispos apenas suscitan el inter¨¦s de los fieles cuando se mueven por las di¨®cesis. Sin viaje papal, la soledad y el desprestigio de los jerarcas del catolicismo quedan a¨²n m¨¢s en evidencia. En Portugal han seguido a Francisco, enfervorizados, varios cientos de miles de fieles ¨Dse ha dicho que un mill¨®n¨D, entre ellos 75.000 j¨®venes espa?oles inscritos a trav¨¦s de las parroquias de sus di¨®cesis (67 en total) o en las 32 congregaciones religiosas y 11 movimientos de ¨¢mbito nacional. Llegaron pastoreados por sus obispos, 71, seg¨²n comunicado de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE). Encargados de ¡°dinamizar las 25 catequesis de habla hispana¡±, lo han hecho desde escenarios muy vistosos, pero con muy escasa audiencia. La parafernalia de los encuentros merec¨ªa mejor suerte, incluso mejor idioma. Los han llamado Encuentros Rise Up, con lo cervantino que hubiera quedado ?Lev¨¢ntate!, exclamaci¨®n con la que se dice que el fundador cristiano resucitaba a los muertos.
Los obispos regresan desolados. Que no habr¨¢ viaje de Francisco a Espa?a lo ha dicho el interesado en persona para que no haya dudas, y dos veces en diez d¨ªas, la ¨²ltima entre risas, como en una broma. Aprovechando que el avi¨®n papal sobrevolaba el espacio a¨¦reo de Espa?a camino de Lisboa, le preguntaron si eso contaba ¡°como visita papal¡±. ¡°Puede ser¡±, dijo entre risas. La otra negaci¨®n fue m¨¢s solemne. Reunido con la plantilla de la revista Vida Nueva, que cumple ahora 65 a?os, le retaron a bocajarro. ?Por qu¨¦ no viene a Espa?a? ¡°No voy a ir a ning¨²n pa¨ªs grande de Europa hasta que no termine con los peque?os. Empec¨¦ con Albania y, si bien fui a Estrasburgo, no fui a Francia. Si bien voy a Marsella, no voy a Francia¡±.
Es una disculpa extravagante. Francisco viajar¨¢ pronto a Argentina, ha estado en Estados Unidos y en Jap¨®n y es la segunda vez que visita Portugal. La verdad es otra. Francisco no viene a Espa?a porque recela del episcopado, rechaza muchos de sus comportamientos, no comparte c¨®mo se gestionan los seminarios diocesanos, est¨¢ enfadado con el Opus Dei y sabe que la Conferencia Episcopal, incumpliendo lo ordenado por el Vaticano, ha ido a rastras en las investigaciones de los todav¨ªa incontables casos de abusos sexuales en los ¨¢mbitos clericales.
¡°Ir¨¦ a Espa?a cuando haya paz¡±, dijo ya en su vuelo hacia Marruecos en 2019. ¡°Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes¡±, afirm¨® camino a los Emiratos ?rabes. Se pens¨® entonces que a la Santa Sede le preocupaba que el Papa visitase un pa¨ªs en el que los obispos estuvieran enfrentados entre s¨ª y, en una parte importante, fueran contrarios a la l¨ªnea pastoral del Pont¨ªfice argentino. Hay que remontarse al siglo XIX para encontrar una falta de respeto semejante a un Papa como ahora contra Francisco. Entonces, las execraciones las padeci¨® P¨ªo IX cuando se proclam¨® infalible y anatematiz¨® el mundo moderno a diestro y siniestro. A Francisco lo tachan de ¡°armal¨ªos¡± e, incluso, de hereje.
Ante prelados que presumen de sus abundancias econ¨®micas, el Papa predica una iglesia pobre y para los pobres, que huela a oveja, misericordiosa, alegre, que provoque l¨ªos. Hay obispos que detestan esos principios. Informado de que la mayor¨ªa de los prelados se ha comportado con avaricia en el esc¨¢ndalo de las inmatriculaciones, registrando a su nombre decenas de miles de bienes sin due?o, es decir, del pueblo, Francisco ha dicho: ¡°El obispo es administrador de Dios, no de bienes, ni de poder. El obispo no debe ser arrogante, ni soberbio, ni enojado, ni tampoco un hombre de negocios apegado al dinero. Ser¨ªa una calamidad para la Iglesia un obispo como ese. Los hombres de Iglesia tienen que pagar los mismos impuestos que el resto de los ciudadanos¡±.
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