?Por qu¨¦ Francisco no quiere venir a Espa?a?
¡°Ir¨¦ cuando haya paz¡±, dijo el Papa en su reciente vuelo a Marruecos. ¡°Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes¡±, afirm¨® hace un mes de camino a los Emiratos ?rabes. ?A qu¨¦ se refer¨ªa el Pont¨ªfice?
?Por qu¨¦ no viene a Espa?a el papa Francisco? En marzo de 2013, al principio de su pontificado, dijo que no har¨ªa muchos viajes internacionales debido a su edad, pero ya ha visitado 40 pa¨ªses y tiene programados otra decena este a?o, entre otros a Jap¨®n, durante cuatro d¨ªas del pr¨®ximo diciembre, semanas antes de cumplir 83 a?os.
Ha viajado a Francia y Portugal, acaba de regresar a Roma desde Marruecos, ha recorrido medio mundo, pero se resiste a venir a Espa?a. No est¨¢ en sus previsiones, pese a que miembros de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) le recuerdan que tiene sobre su mesa una invitaci¨®n formal. Mejor dicho, dos. El Gobierno de Rajoy gestion¨® su visita, junto al obispado de ?vila, para clausurar en 2015 las celebraciones del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jes¨²s, que el Ejecutivo conservador prepar¨® como ¡°proyecto de Estado¡±.
El Vaticano declin¨® una invitaci¨®n que se daba por aceptada. Se ve¨ªa a la Conferencia Episcopal como un nido de v¨ªboras, y a la Santa Sede le preocupaba que el Papa visitase un pa¨ªs en el que los obispos estuvieran enfrentados entre s¨ª y, en una parte importante, fueran contrarios a la l¨ªnea pastoral del papado. El cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, notoriamente desafecto al Papa argentino, acababa de ser sustituido en la presidencia de la CEE por el cardenal de Valladolid Ricardo Bl¨¢zquez, y tambi¨¦n se hab¨ªa jubilado como arzobispo de Madrid, sustituido por Carlos Osoro, hasta entonces prelado de Valencia. Fueron cambios que parec¨ªan superar los estorbos del viaje.
La negativa sigue siendo firme, con disculpas tan gruesas como hace tres a?os, ahora por boca del Pont¨ªfice. ¡°Ir¨¦ cuando haya paz¡±, dijo el fin de semana pasado en el avi¨®n que lo llevaba a Marruecos, ante medio centenar de periodistas. ¡°Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes¡±, afirm¨® hace un mes, en el vuelo hacia los Emiratos ?rabes, tambi¨¦n ante la nutrida prensa internacional que suele acompa?arle en el avi¨®n.
Juan Pablo II vino a Espa?a en cinco ocasiones y Benedicto XVI en tres, los dos en loor de multitudes
?A qui¨¦n se refiere Francisco cuando pide acuerdos de parte? ?Qui¨¦n debe estar en paz y con qui¨¦n, para que el Pont¨ªfice argentino acceda a visitar Espa?a? ?Se refer¨ªa a la Conferencia Episcopal, al Gobierno, o a ambos? ¡°Hablaba de manera cr¨ªptica¡±, despach¨® el asunto, con una sonrisa, cuando se le pidieron aclaraciones.
Naturalmente, las interpretaciones han sido variadas. Pod¨ªa estar pensando en el conflicto catal¨¢n, en el que varios obispos e incontable clero se han implicado de parte de los independentistas, con gran preocupaci¨®n del Vaticano; o en el Gobierno actual, execrado con severidad por muchos prelados y desautorizado tambi¨¦n, p¨²blicamente, por el Vaticano cuando el Ejecutivo anunci¨® que la exhumaci¨®n del dictador Franco del Valle de los Ca¨ªdos contaba con el respaldo del Papa; o a la profunda crisis de la Conferencia Episcopal, donde los afines a Francisco siguen siendo minor¨ªa a pesar de haber nombrado ¨¦l mismo, en los tres ¨²ltimos a?os, una veintena de nuevos obispos.
Los prelados consultados por EL PA?S escuchan las disculpas del Papa con perplejidad, pero no quieren opinar en p¨²blico. S¨ª lo ha hecho Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, que conoce a Francisco como pocos. Miembro del Opus Dei, portavoz de la CEE en los ¨²ltimos cinco a?os y colaborador habitual de la secretar¨ªa de Prensa de la Santa Sede, Francisco lo hizo obispo de ?vila el oto?o pasado y una semana despu¨¦s de asumir el cargo viaj¨® a Roma para entregar al Papa una memoria del A?o Jubilar Teresiano. Fue entonces cuando Gil Tamayo volvi¨® a insistir: ¡°Le dije, Santo Padre, la invitaci¨®n sigue abierta, y se ri¨®¡±. Las ¨²ltimas disculpas no le han cogido por sorpresa. ¡°No tengo ni idea de lo que ha querido decir. Quiz¨¢ fuera una salida de las suyas¡±, sentencia.
La papolatr¨ªa al uso sostiene que ning¨²n hombre p¨²blico re¨²ne en torno a s¨ª, en una campa p¨²blica, a cientos de miles de personas. Lo hacen los papas. En cambio, los obispos apenas suscitan el inter¨¦s de los fieles cuando se mueven por las di¨®cesis. Juan Pablo II vino a Espa?a en cinco ocasiones y Benedicto XVI en tres, los dos en loor de multitudes. Fueron visitas que excitaron la religiosidad de los creyentes y que demostraban, adem¨¢s, la fuerza del catolicismo. En la actual coyuntura pol¨ªtica, es l¨®gico que la jerarqu¨ªa desee que Francisco venga a Espa?a para apuntalar sus posiciones de poder o sus privilegios, muy en entredicho.
Francisco es consciente del bien que har¨ªa una visita suya, pero tiene profundos desacuerdos con muchos de sus prelados, adscritos al modelo pastoral de los dos papas anteriores
Francisco es consciente del bien que har¨ªa una visita suya, pero tiene profundos desacuerdos con muchos de sus prelados, adscritos al modelo pastoral de los dos papas anteriores. No es cre¨ªble que comparta la maledicencia de hace tres a?os sobre la CEE como un ¡°nido de v¨ªboras¡±, pero s¨ª est¨¢ al tanto de la escasa sinton¨ªa con su estilo de gobierno de los arzobispos Jes¨²s Sanz (Oviedo) y Juan Jos¨¦ Asenjo (Sevilla), y los prelados de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Ignacio Munilla, y de Alcal¨¢ de Henares, Juan Antonio Reig, entre otros. No son mayor¨ªa, pero suman en torno a treinta votos.
Desde que fue elegido papa en marzo de 2013, Francisco ha hecho cardenales a siete eclesi¨¢sticos espa?oles, algunos cumplidos con creces los 80 a?os, ha nombrado 21 obispos y ha quitado de di¨®cesis a otros 18, a veces para acallar esc¨¢ndalos econ¨®micos o amorosos? ¡ªel obispo de Mallorca y Ciudad Rodrigo¡ª dif¨ªciles de ocultar. Tambi¨¦n ha jubilado a otros 15 prelados, entre otros a Rouco, arzobispo de Madrid entre 1994 y 2014 y presidente de la CEE en cuatro legislaturas, y al cardenal de Barcelona, Llu¨ªs Mart¨ªnez i Sistach.
Obispos no apegados al dinero
La secularizaci¨®n de la sociedad espa?ola se resume en este dato: el 91% de los no creyentes est¨¢n bautizados. Antes, los obispos se ocupaban de confirmar a los convertidos; ahora deben convertir a los bautizados. Adem¨¢s, la crisis se ha convertido en cisma. Hay que remontarse al siglo XIX para encontrar una falta de respeto semejante a un Papa como ahora contra Francisco. Entonces, las execraciones las padeci¨® P¨ªo IX cuando se proclam¨® infalible y anatematiz¨® el mundo moderno a diestro y siniestro. Al Papa argentino se le tacha de "armal¨ªos" en medios como Infovaticana e, incluso, de hereje.
Muchos son los desencuentros que ahondan la crisis del episcopado, pero destaca la diferente percepci¨®n de la sociedad. Obispos hay que dicen que su iglesia est¨¢ perseguida y acosada por feroces anticlericales. Tambi¨¦n discrepan sobre c¨®mo afrontar los esc¨¢ndalos de pederastia. Los hay que critican al Papa por predicar transparencia y castigos. Creen que son campa?as de desprestigio maquinadas por medios hostiles.
Discuten tambi¨¦n sobre las inmatriculaciones de bienes del pueblo por muchos obispos, que Francisco observa escandalizado. El tema se abord¨® en la CEE antes de que muchos prelados decidieran comportarse como capitalistas inmobiliarios, registrando a su nombre decenas de miles de bienes que eran de todos. Se cargan de raz¨®n quienes les advirtieron de que semejante desamortizaci¨®n a la inversa iba a convertirse en un enorme esc¨¢ndalo.
Tampoco entiende el Pont¨ªfice que la Conferencia Episcopal haya execrado de la llamada ley de memoria hist¨®rica, tachada como un intento de los Gobiernos socialistas de abrir heridas. La posici¨®n de Francisco tiene que ver con sus vivencias en Argentina, donde a¨²n se busca a 30.000 personas desaparecidas a manos de la dictadura militar. En Espa?a son m¨¢s de 100.000. ¡°Una sociedad no puede sonre¨ªr al futuro teniendo sus muertos escondidos. Los muertos son para ser enterrados, son para ser individualizados en los cementerios, pero no para ser escondidos. Nunca vas a tener paz con un muerto escondido. Nunca¡±, opina.
La guinda del enfado entre sus oponentes en la CEE est¨¢ en c¨®mo Francisco querr¨ªa a sus jerarcas. Ha dicho: "El obispo es administrador de Dios, no de bienes, ni de poder. El obispo no debe ser arrogante, ni soberbio, ni enojado, ni tampoco un hombre de negocios apegado al dinero. Ser¨ªa una calamidad para la Iglesia un obispo como ese. Los hombres de Iglesia tienen que pagar los mismos impuestos que el resto de los ciudadanos".
Por ¨²ltimo, un enfado reciente: la manera de comunicarse del Papa y a qu¨¦ medios concede entrevistas, como La Sexta, neg¨¢ndoselas a los que son propiedad de la Iglesia local, como la COPE, y peri¨®dicos afines.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.