Meloni gobierna Italia a ¡®decretazo¡¯
Pese a contar con una amplia mayor¨ªa en el Parlamento, el Ejecutivo liderado por la ultraderecha bate r¨¦cords en el uso del decreto ley para legislar, una figura que el presidente de la Rep¨²blica pide limitar
Antes de las vacaciones de verano de la agenda pol¨ªtica italiana, el Gobierno de Giorgia Meloni aprob¨® un decreto ley que contiene reglas para materias dispares. Aborda desde la interceptaci¨®n de las comunicaciones en los procesos judiciales hasta la lucha contra los incendios forestales; desde las licencias del taxi hasta los sueldos de los directivos de una empresa privada; desde la rehabilitaci¨®n de los toxic¨®manos hasta la subida de los precios de los billetes de avi¨®n a las islas o la presencia del cangrejo azul en el Mediterr¨¢neo.
Este c¨®ctel de normas qued¨® englobado con una terminolog¨ªa suficientemente expl¨ªcita en el decreto omnibus, una palabra latina que significa algo as¨ª como ¡°para todo¡±. Este ejemplo, aunque no es el primero de su tipo que aprueba Meloni, ilustra la particular inclinaci¨®n del Gobierno por los decretos. Son figuras contempladas en la Constituci¨®n solo para casos excepcionales y que dejan poco espacio a la oposici¨®n, aunque son mucho m¨¢s r¨¢pidos y ¨¢giles que el tradicional proceso legislativo en el Parlamento, pues este pasa por debates en las C¨¢maras que pueden alargarse meses.
El uso excesivo de esta herramienta jur¨ªdica se ha convertido en una distorsi¨®n de la Constituci¨®n. Los decretos son un mal com¨²n de la pol¨ªtica italiana que favorece la concentraci¨®n del poder legislativo en manos del Ejecutivo, pero todos los gobiernos anteriores, t¨¦cnicos y pol¨ªticos, los han utilizado en abundancia. Aun as¨ª, el Gobierno actual destaca por haber batido r¨¦cords, superando a sus predecesores. Seg¨²n los datos recogidos por la fundaci¨®n Openpolis, que investiga sobre pol¨ªtica y econom¨ªa, el de Meloni es el Gobierno italiano que m¨¢s decretos ley ha publicado de media al mes en los ¨²ltimos 15 a?os, con 4,17; seguida de Mario Draghi, con 3,2 y de Giuseppe Conte con 3,1, que gobernaron durante las fases m¨¢s cr¨ªticas de la pandemia de coronavirus. En total, la primera ministra ha elaborado un total de 25, frente a solo cinco leyes ordinarias, en menos de ocho meses, hasta mayo de 2023.
El abuso es tal que incluso el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, que fue magistrado del Tribunal Constitucional y no acostumbra a valorar las decisiones del Ejecutivo, ha criticado en diferentes ocasiones el uso tan poco escrupuloso.
A finales de febrero, cuando en la conversi¨®n de un decreto en el Parlamento se insertaron 205 apartados adicionales a los 149 que inclu¨ªa el texto inicial, Mattarella envi¨® una carta a Meloni y a los presidentes de las C¨¢maras. En la misiva, el presidente lamentaba que estos se hubieran convertido en ¡°meros contenedores de las intervenciones normativas m¨¢s dispares¡± e invit¨® a volver a situarlos ¡°dentro de los l¨ªmites constitucionales¡±.
Dado que la situaci¨®n no mejor¨®, el pasado mayo, Mattarella se vio obligado a intervenir de nuevo y se reuni¨® con los presidentes de las C¨¢maras para reiterar su petici¨®n y tratar de poner orden.
Las cr¨ªticas de Meloni del pasado
En el pasado, sin embargo, la propia Meloni fue una de las voces m¨¢s cr¨ªticas contra esta pr¨¢ctica. Por ejemplo, a ra¨ªz de una reforma de la RAI llevada a cabo por el Gobierno de Renzi en 2015 mediante esta v¨ªa, la actual primera ministra calific¨® de ¡°grav¨ªsimo¡± el uso de ¡°un instrumento jur¨ªdico previsto por la Constituci¨®n solo para casos de necesidad y urgencia¡± con el objetivo de ¡°saltarse al Parlamento¡±. En 2020 tambi¨¦n carg¨® con dureza contra los aprobados por Giuseppe Conte durante la pandemia. ¡°?Qu¨¦ es tan urgente como para pasar por encima del Parlamento? ?Todav¨ªa tenemos Constituci¨®n en Italia?¡±, lanz¨® entonces.
Un Gobierno como el de Meloni, que tiene una amplia mayor¨ªa parlamentaria, puede permitirse plantear leyes por el cauce ordinario, y, sin embargo, recurre a inserciones de este tipo incluso en el ¨²ltimo minuto, ya que la oposici¨®n no cuenta con el n¨²mero suficiente de diputados para bloquearlas. ¡°Aunque pueda resultar demag¨®gico e irresponsable, es normal este cambio de opini¨®n en pol¨ªtica¡±, se?ala Piero Ignazi, polit¨®logo y catedr¨¢tico de la Universidad de Bolonia.
Nicola Lupo, polit¨®logo y docente de la Universidad LUISS de Roma y director del Centro de Estudios Sobre el Parlamento, considera que en casos como el del actual Ejecutivo de coalici¨®n, gobernar a golpe de decreto ayuda tambi¨¦n a zanjar divergencias entre los socios. ¡°Es una pr¨¢ctica demasiado c¨®moda que permite a las distintas fuerzas pol¨ªticas que constituyen la coalici¨®n encontrar un punto de encuentro y hacer que entre en vigor inmediatamente¡±, apunta. Y coincide: ¡°Es sintom¨¢tico que lo utilice con tanta insistencia un Gobierno que cuenta con una clara mayor¨ªa en las dos C¨¢maras del Parlamento y que, gracias a la reducci¨®n del n¨²mero de diputados y senadores, no puede ni siquiera invocar la excesiva lentitud del tr¨¢mite legislativo ordinario¡±.
La fundaci¨®n Openpolis subraya en su informe que recurrir a esta herramienta confirma la voluntad del Ejecutivo de Meloni de intentar que se aprueben las medidas previstas en el Consejo de Ministros ¡°limitando al m¨¢ximo los momentos de confrontaci¨®n, tanto dentro como fuera del Parlamento¡±. Y resalta otro de los riesgos de la proliferaci¨®n excesiva de esta figura: que est¨¢ privando al Parlamento de su funci¨®n legislativa y reduci¨¦ndola ¨²nicamente a la posibilidad de introducir enmiendas a lo aprobado por el Gobierno. ¡°Este recurso satura el orden del d¨ªa de las C¨¢maras del Parlamento, que no tendr¨¢n mucho tiempo para dedicarse a otra cosa¡±, reza el informe.
Los gobiernos suelen emplear los decretos con fines m¨¢s pol¨ªticos que pr¨¢cticos, pues han encontrado en ellos el modo perfecto para intervenir velozmente en cuestiones de actualidad con el objetivo de mostrar a la opini¨®n p¨²blica que se est¨¢n ocupando de los temas m¨¢s debatidos y candentes.
As¨ª, Meloni est¨¢ ¡°acentuando¡± un fen¨®meno del que ya se hab¨ªa abusado en el pasado, con el objetivo de ¡°trasladar a la opini¨®n p¨²blica la imagen de que el Gobierno tiene capacidad de acci¨®n e intervenci¨®n r¨¢pida¡±, considera Ignani. ¡°Se usa tambi¨¦n en casos en los que en el Ejecutivo no hay mucha confianza en el pasaje parlamentario ordinario por temor a que la oposici¨®n tumbe algunas propuestas¡±, a?ade.
Es de la misma opini¨®n el polit¨®logo Roberto D¡¯Alimonte, que define el procedimiento legislativo ordinario italiano como ¡°farragoso y lento¡± y considera que se recurre a esta pr¨¢ctica ¡°para acortar tiempos y porque quita espacio a la oposici¨®n¡±.
Da?os colaterales
Otro problema de abusar de los decretos es que, en los 60 d¨ªas que transcurren antes de la conversi¨®n a ley, a menudo se insertan en el texto medidas adicionales que contribuyen a hacer la norma a¨²n menos homog¨¦nea y espec¨ªfica, requisitos impuestos por la Constituci¨®n para los decretos. Por ejemplo, en marzo, en uno sobre ayudas para mitigar el alto precio de la energ¨ªa, se incluy¨® en el Parlamento una enmienda con una peque?a amnist¨ªa para los evasores fiscales.
Aparte del riesgo de quebrantar los principios jur¨ªdicos, esta t¨¦cnica conlleva otros peligros pr¨¢cticos. Para que un decreto se aplique efectivamente, es necesario que los ministerios implicados aprueben a su vez una resoluci¨®n que explique al detalle c¨®mo debe ponerse en pr¨¢ctica la ley. Los llamados omnibus empeoran la situaci¨®n, porque necesitan una resoluci¨®n para cada medida diferente. El resultado es una marea de normas que, m¨¢s all¨¢ de su impacto medi¨¢tico, acaban quedando en papel mojado.
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