Primer aniversario de la muerte de Isabel II: continuidad con gestos pol¨ªticos discretos
Carlos III ha asumido el papel de neutralidad ejercido por su madre, dejando las reformas que necesite la monarqu¨ªa para el pr¨ªncipe Guillermo
El ¨²ltimo discurso de Navidad de Isabel II fue una reflexi¨®n sobre el profundo sentido familiar y religioso que supon¨ªa para ella esa celebraci¨®n. El primer mensaje navide?o de Carlos III (74 a?os) como rey de Inglaterra tuvo una referencia expresa a ¡°todos los profesionales sanitarios... y a todos los servidores p¨²blicos, en estos tiempos duros y de tanta ansiedad¡±, en los que muchos de ellos luchaban por ¡°pagar las facturas y mantener calientes y alimentadas a sus familias¡±. El Gobierno brit¨¢nico del conservador Rishi Sunak echaba en esos momentos un duro pulso a m¨¦dicos, enfermeros, profesores y trabajadores de trenes y autobuses. Se resist¨ªa, por miedo a alimentar la inflaci¨®n, a elevar unos salarios congelados desde hac¨ªa m¨¢s de 10 a?os.
Este viernes se cumple el primer a?o de la muerte de Isabel II y la ascensi¨®n al trono de su hijo, Carlos de Inglaterra. El nuevo monarca ha entendido, despu¨¦s de toda una vida de espera como heredero, que su tiempo en el trono debe servir para dejar un legado de estabilidad y continuidad. Las reformas que necesite la instituci¨®n le corresponder¨¢n al heredero, el pr¨ªncipe Guillermo. ¡°La reina representaba la continuidad de un modo ¨²nico, como pudimos ver en aquel mensaje, durante el confinamiento de la pandemia, cuando cit¨® a Vera Lynn y su legendario ¡®Nos veremos de nuevo¡¯ [We?ll meet again, en el original en ingl¨¦s] de los tiempos de la II Guerra Mundial¡±, explica a EL PA?S Richard Fitzwilliams, uno de los m¨¢s reputados expertos en la realeza brit¨¢nica, dentro de la variada panoplia que prolifera por los medios del Reino Unido. ¡°Carlos III ha sabido simbolizar esa continuidad durante su primer a?o. Ha demostrado que conoce un papel para el que llevaba 70 a?os prepar¨¢ndose¡±, concluye Fitzwilliams.
La voluntad del monarca de prolongar durante el tiempo que le corresponda el equilibrio institucional heredado de su madre no le ha impedido durante este a?o, con gestos discretos y templados, dejar claro que su reinado va a tener m¨¢s gestos pol¨ªticos.
Para disgusto de los conservadores euroesc¨¦pticos y de los unionistas norirlandeses del DUP, Carlos III se prest¨® a recibir a la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, el pasado 27 de febrero en el castillo de Windsor, horas despu¨¦s de que ella y Sunak hubieran firmado el Acuerdo Marco de Windsor, que pon¨ªa fin a una agria disputa entre Londres y Bruselas a cuenta del Protocolo de Irlanda del Norte, el tratado con el que se pretende encajar a esta regi¨®n en la era pos-Brexit. ¡°No resulta muy inteligente desde un punto de vista constitucional involucrar al rey en un asunto que sigue generando mucha pol¨¦mica pol¨ªtica¡±, dijo entonces Jacob Rees-Mogg, uno de los pol¨ªticos anti-UE m¨¢s beligerantes del Partido Conservador. Aunque el Palacio de Buckingham atribuy¨® la idea de la reuni¨®n al Gobierno de Sunak, el monarca recibi¨® encantado a la representante comunitaria, en un gesto que contribuy¨® a reparar una relaci¨®n deteriorada durante a?os.
Del mismo modo, la primera visita internacional de Carlos III y su esposa, Camilla, fue a Alemania, el 31 de marzo. Hac¨ªa casi ocho a?os que los viajes al exterior de Isabel II se hab¨ªan paralizado, por su cada vez m¨¢s reducida movilidad. Es decir, ning¨²n monarca brit¨¢nico hab¨ªa pisado suelo continental despu¨¦s del divorcio votado en el refer¨¦ndum del Brexit de 2016. El monarca, que tuvo que posponer por culpa de los disturbios callejeros una visita a Francia que tambi¨¦n estaba incluida en sus planes de viaje, recuper¨® de ese modo una finalidad diplom¨¢tica de tender puentes que tradicionalmente ten¨ªa atribuida la casa real.
¡°La mayor¨ªa de estos eventos suelen ser muy edulcorados, pero esa visita tuvo un contexto y un contenido muy concretos, por lo que cobr¨® importancia. El discurso del Rey en el Bundestag, le¨ªdo en parte en alem¨¢n, ayud¨® a reforzar un mensaje de reconciliaci¨®n. Todo el contexto de la visita era un mensaje en el que se invitaba a mirar hacia adelante, sobre todo despu¨¦s del Brexit¡±, defiende el historiador constitucional Craig Prescott, profesor del Royal Holloway en la Universidad de Londres, embarcado estos d¨ªas en la escritura de su nuevo libro, Modern Monarchy (Monarqu¨ªa Moderna).
La causa clim¨¢tica
Si hay una causa por la que Carlos III se siente especialmente reivindicado ¡ªdespu¨¦s de sufrir durante a?os las cr¨ªticas, la indiferencia o la mofa de la prensa brit¨¢nica¡ª es la defensa del medio ambiente. La urgencia del cambio clim¨¢tico ha convertido al monarca en un l¨ªder cuyo impulso se busca en el ¨¢mbito internacional. As¨ª se lo transmiti¨® el presidente estadounidense, Joe Biden, en la cumbre del clima de Glasgow de 2021, cuando Carlos de Inglaterra a¨²n era el heredero.
La decisi¨®n de la breve primera ministra Liz Truss de prohibir al rey que viajara a la COP27 de Sharm-el-Sheij (Egipto), en noviembre del a?o pasado, dos meses despu¨¦s del fallecimiento de Isabel II, irrit¨® a Carlos III. La acat¨® en silencio, obligado en su nuevo papel de rey, pero comenz¨® a tramar su respuesta. A principios de noviembre, d¨ªas antes de que comenzara el encuentro egipcio, organiz¨® su propia mini-cumbre clim¨¢tica en el Palacio de Buckingham, a la que invit¨® a m¨¢s de 200 pol¨ªticos y activistas. All¨ª estuvieron el enviado para el cambio clim¨¢tico del Gobierno de EE UU, John Kerry, y hasta el propio presidente de la COP26, la de Glasgow, Alok Sharma. Y, por supuesto, a Sunak, al que el monarca no ha dejado de presionar desde que dio a entender que la lucha contra el calentamiento global no estaba dentro de las prioridades de su mandato.
Una coronaci¨®n popular
Carlos III irrit¨® a muchos diputados y lores conservadores cuando decidi¨® no invitarles a su coronaci¨®n, el pasado 6 de mayo. Sus puestos, tanto en la Abad¨ªa de Westminster como en las gradas instaladas ante el Palacio de Buckingham, fueron asignados a cientos de trabajadores del Servicio Nacional de Salud, veteranos, activistas y voluntarios de organizaciones filantr¨®picas. ¡°Carlos puede ser extravagante e irritante¡±, ha escrito el analista pol¨ªtico Martin Fletcher en The New Statesman, una revista de centro-izquierda, ¡°pero a diferencia de los gobiernos conservadores de la ¨²ltima d¨¦cada, es una persona decente y compasiva¡±.
El apoyo de los brit¨¢nicos a la monarqu¨ªa se sit¨²a en un 62%, seg¨²n la encuesta m¨¢s reciente de YouGove. El pico se registr¨® poco despu¨¦s del fallecimiento de Isabel II, con un 67%. Sin embargo, la fractura generacional sobre este asunto es dr¨¢stica. Solo un 37% de los j¨®venes de entre 18 y 24 a?os consultados quiere que el Reino Unido siga siendo una monarqu¨ªa. La popularidad de Carlos III, aunque mucho mayor que la que tuvo durante a?os, sigue muy por detr¨¢s de la de su hijo y heredero, Guillermo, y su esposa, Kate. Esta es la se?al m¨¢s evidente de que una mayor¨ªa de brit¨¢nicos aprecia el desempe?o del rey, pero siguen vi¨¦ndolo como una figura transitoria.
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