El veto a un alto el fuego en Gaza, el ¨²ltimo fiasco de la ONU
Pese al rechazo de EE UU que tumb¨® la dram¨¢tica petici¨®n del secretario general, Ant¨®nio Guterres, la figura del diplom¨¢tico portugu¨¦s sale reforzada, seg¨²n los expertos
Ruanda, Srebrenica y, ahora, Gaza son sin¨®nimos del horror. Tambi¨¦n ejemplos de la impotencia de la ONU a la hora de desempe?ar uno de sus cometidos como ¨¢rbitro de la comunidad internacional: el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo. Por acci¨®n u omisi¨®n, o por mirar hacia otro lado, como los cascos azules holandeses en Srebrenica mientras 8.000 bosniacos eran asesinados por las fuerzas serbobosnias, los dos primeros casos forman parte de la historia universal de la infamia. El tercero podr¨ªa sumarse a la lista si la sangr¨ªa en el enclave palestino no cesa. Invocando un art¨ªculo de la Carta fundacional raramente usado, el 99, la apelaci¨®n del secretario general de Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, al Consejo de Seguridad para forzar un alto el fuego humanitario pareci¨® esta semana el ¨²ltimo recurso antes del colapso definitivo de la Franja, seg¨²n los dram¨¢ticos t¨¦rminos de su mensaje.
Si la prevenci¨®n de conflictos es te¨®ricamente el principal objetivo del Consejo de Seguridad, el gesto de Guterres se sit¨²a en el lado opuesto, el de la denuncia de una situaci¨®n dram¨¢tica, la s¨²plica para evitar un fracaso absoluto. La suya ha sido una actitud arriesgada, seg¨²n los expertos, al ofrecerse como blanco a Israel, que rechaza cualquier posibilidad de alto el fuego, y constituirse a la vez en parapeto de la organizaci¨®n. Guterres ha empe?ado su capital diplom¨¢tico para impedir el colapso definitivo de la Franja, pero el veto de EE UU frustr¨® el viernes sus prop¨®sitos.
¡°La invocaci¨®n expl¨ªcita del art¨ªculo 99 es, ante todo, un gesto simb¨®lico. El secretario general no tiene autoridad para obligar a los Estados miembros a emprender m¨¢s acciones diplom¨¢ticas sobre Gaza. Los funcionarios de la ONU afirman que se trata de su herramienta m¨¢s poderosa, pero, para ser sinceros, eso es un recordatorio de las pocas herramientas reales con las que cuenta¡±, explicaba la v¨ªspera de la votaci¨®n del Consejo de Seguridad Richard Gowan, durante d¨¦cadas alto cargo de la instituci¨®n y hoy en la ONG International Crisis Group, especializada en la prevenci¨®n de conflictos.
A diferencia de su predecesor Dag Hammarskj?ld, que en 1960 logr¨® que el Consejo autorizara el despliegue de una operaci¨®n militar en el Congo al d¨ªa siguiente de recurrir al art¨ªculo 99, el alcance de la maniobra de Guterres parec¨ªa limitado. El hecho de que el portugu¨¦s, ¡°que normalmente es un diplom¨¢tico muy cauto¡±, se arriesgara ¡°a molestar no solo a Israel, sino tambi¨¦n a EE UU, al centrar la atenci¨®n en la necesidad de un alto el fuego, subraya lo desesperada que es la situaci¨®n en Gaza¡±, continuaba Gowan, ponderando ¡°el simbolismo de la medida como algo poderoso en s¨ª mismo¡±. Tambi¨¦n valoraba la apuesta personal del secretario general: ¡°Est¨¢ poniendo en juego su credibilidad pol¨ªtica en aras de la paz. Es probable que fracase. Es probable que EE UU vete la resoluci¨®n emirat¨ª de alto el fuego. Ser¨¢ una derrota para Guterres. Pero al menos podr¨¢ decir que ha hecho todo lo posible por detener la guerra¡±.
La incapacidad de alerta temprana y la ausencia de an¨¢lisis de riesgos y recopilaci¨®n de informaci¨®n se citan entre las razones por las que la ONU no supo responder a los genocidios de Ruanda y Srebrenica en 1994 y 1995, respectivamente. Aunque el escenario actual es muy distinto, ya que la guerra de Gaza estall¨® tras el ataque por sorpresa de Ham¨¢s del 7 de octubre, Guterres ha intentado impedir un mal mayor al activar el bot¨®n rojo de la ONU. El balance de v¨ªctimas mortales en Gaza multiplica por dos el de Srebrenica; a ellas hay que sumar los 1.200 israel¨ªes asesinados por Ham¨¢s. Por eso, ¡°dada la magnitud de la p¨¦rdida de vidas humanas en Gaza e Israel, en tan poco tiempo¡±, ha recurrido por primera vez en su mandato al art¨ªculo 99, uno de los cinco que asignan las funciones del secretario general.
En los casos de Ruanda, Srebrenica o el menos conocido de Sri Lanka, uno de los principios rectores de la organizaci¨®n, la responsabilidad de proteger, se tradujo en una promesa vac¨ªa, con la ONU reducida a la inoperancia como testigo de incontables masacres de civiles. De esa doctrina deriva la de la injerencia humanitaria, es decir, el derecho y la obligaci¨®n de intervenir para detener un ba?o de sangre, y su corolario, el m¨¢s pol¨¦mico deber de injerencia, acu?ado entre otros por el fundador de M¨¦dicos Sin Fronteras, Bernard Kouchner, y recogido luego, entre otros, por el periodista David Rieff durante la guerra de los Balcanes. Sus ecos resuenan en el mensaje de Guterres.
El precedente olvidado de Sri Lanka
¡°Cuando no puede utilizar tropas, la ¨²ltima herramienta de mantenimiento de la paz de la ONU es su voz moral. ?Qu¨¦ valor tiene eso en el mundo real?¡±, escrib¨ªa Gowan hace 10 a?os, al hilo de la guerra siria, en un art¨ªculo cuya vigencia reivindica ahora. El texto repasa la guerra civil de Sri Lanka entre el Gobierno de Colombo y los separatistas tamiles como ep¨ªtome de los fracasos de la ONU (China, miembro permanente del Consejo, torpede¨® entonces cualquier discusi¨®n por sus lazos comerciales con la isla). Con un balance de 40.000 muertos, la crisis fue tambi¨¦n una humillaci¨®n para la ONU, ¡°que durante mucho tiempo hab¨ªa desplegado expertos en desarrollo y funcionarios humanitarios en Sri Lanka¡±. La revisi¨®n de la gesti¨®n de la crisis constat¨® ¡°un fallo de liderazgo en casi todos los niveles¡±. Ban Ki-moon, entonces secretario general, sali¨® bien librado, porque la antigua Ceil¨¢n no suscitaba mucho inter¨¦s internacional, o al menos no el mismo que hoy provocan Ucrania o Israel. Pero la zancadilla intr¨ªnseca del derecho de veto del Consejo ya aparec¨ªa como uno de los h¨¢ndicaps de la instituci¨®n.
El liderazgo de Guterres parece haberse reforzado desde su discurso de finales de octubre, cuando afirm¨® que la guerra de Gaza no ha surgido del vac¨ªo y cit¨® la ocupaci¨®n israel¨ª como precedente, lo que motiv¨® el primer encontronazo con Israel. Pero si Gaza colapsa definitivamente, como asegura que suceder¨¢ si no entra suficiente ayuda de inmediato, el fiasco podr¨ªa arrastrarle. Gowan no lo cree as¨ª: ¡°La mayor¨ªa de los miembros de la ONU argumentar¨ªan que EE UU, y no la ONU en su conjunto, es responsable de esta crisis. La Administraci¨®n de Biden hab¨ªa trabajado cuidadosamente para reconstruir las relaciones de EE UU en la ONU despu¨¦s de los a?os de Trump. Pero con cada veto sobre Oriente Pr¨®ximo, est¨¢ perdiendo de nuevo la buena voluntad de los Estados no occidentales¡±.
¡°Los cr¨ªticos tienen raz¨®n en que los secretarios generales rara vez utilizan el art¨ªculo 99 para pedir al Consejo que act¨²e y, cuando lo hacen, apenas se han producido cambios en el curso de la brutal violencia¡±, explicaba el jueves George A. Lopez, catedr¨¢tico em¨¦rito de Estudios de la Paz de la Universidad Notre Dame de Indiana. ¡°Pero al invocar el art¨ªculo 99, el secretario general pretende empujar a los cinco miembros permanentes a partir de su no oposici¨®n a la resoluci¨®n 2713 de hace tres semanas, que ped¨ªa abstenerse de ¡®privar a la poblaci¨®n civil de la franja de Gaza de los servicios b¨¢sicos¡¡¯. Esta puede ser la mejor oportunidad de alcanzar alg¨²n alivio y protecci¨®n de la asediada poblaci¨®n palestina¡±, conclu¨ªa Lopez horas antes de la votaci¨®n del viernes.
¡°Hemos visto recientemente la incapacidad de la ONU para hacer frente a crisis en la limpieza ¨¦tnica de los musulmanes rohiny¨¢s en Myanmar o la guerra civil siria, pasando por el fracaso del Consejo de Seguridad a la hora de adoptar una resoluci¨®n covid en pro de un alto el fuego en las zonas de conflicto y una respuesta internacional coordinada a la pandemia¡±, escrib¨ªa en 2020 Jonathan Symons, de la Universidad de S¨ªdney. Symons cifraba en cinco el n¨²mero de fracasos de la ONU: Srebrenica; la invasi¨®n ilegal de Irak, sin autorizaci¨®n del Consejo; la crisis global de los refugiados, al no aplicarse universalmente la convenci¨®n de 1951, y la impotencia ante conflictos de larga data como los de Palestina o Cachemira. El quinto es su funcionamiento anquilosado, la imposibilidad derivada del derecho de veto, ¡°como si estuvi¨¦ramos en 1945¡±.
La revisi¨®n interna de la gesti¨®n de la crisis de Sri Lanka motiv¨® en su d¨ªa una autocr¨ªtica que hoy se lee con renovado inter¨¦s: ¡°El secretario general deber¨ªa hacer un uso m¨¢s regular y expl¨ªcito de su poder de convocatoria del Consejo en virtud del art¨ªculo 99 de la Carta¡±. Con el sueco Hammarskj?ld, que fue el segundo secretario general de la ONU, Guterres comparte dos credenciales: el activismo diplom¨¢tico y una inspiraci¨®n cristiana. Hammarskj?ld se apunt¨® un tanto en 1960, en plena Guerra Fr¨ªa; Guterres lo ha intentado en 2023. La identidad de la ONU como estandarte de los derechos humanos, esa ¡°primera l¨ªnea de una fuerza moral¡± global, como la defini¨® Hammarskj?ld, est¨¢ de nuevo en el punto de mira.
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