La jueza desclasifica documentos explosivos sobre Jeffrey Epstein con fotograf¨ªas y acusaciones sin confirmar
En una nueva hornada de 17 documentos, la v¨ªctima Sarah Ransome afirma que los expresidentes Clinton y Trump y el magnate Richard Branson eran parte del c¨ªrculo de clientes del ped¨®filo, aunque ella misma se desdijo de su testimonio hace cinco a?os
Con la mayor de las cautelas, con todas las pinzas y pa?os calientes y con mucha perspectiva. As¨ª hay que leer los 17 nuevos documentos judiciales desclasificados ¡ªque llegan despu¨¦s de casi 200 m¨¢s¡ª que la jueza Loretta A. Preska ha permitido que vean la luz este 8 de enero, relativos a la red de abusos que montaron Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell a principios y mediados de los 2000. Este lunes han salido a la luz peticiones judiciales, intercambios de correos, fotograf¨ªas y algunas declaraciones de v¨ªctimas que ¡ªsiempre tomadas con mucha precauci¨®n, tambi¨¦n por su procedencia¡ª incluyen acusaciones explosivas con testimonios indirectos sin comprobar sobre algunos de los personajes que se mov¨ªan en el c¨ªrculo de Epstein.
Algunos de estos documentos hablan acerca de los expresidentes de EE UU Bill Clinton y Donald Trump, as¨ª como del empresario Richard Branson y del omnipresente pr¨ªncipe Andr¨¦s de Inglaterra, tercer hijo de la difunta Isabel II y hermano del rey Carlos III.
De los 17 documentos, los m¨¢s importantes son dos y por distintos motivos, pero con una persona en com¨²n: Sarah Ransome, una mujer que asegura haber sido v¨ªctima de la trama y tener a varias amigas que tambi¨¦n lo fueron. Sin embargo, ella misma se desdijo de sus declaraciones a?os atr¨¢s. De ah¨ª el especial cuidado en estos textos, que acusan con fuerza a personajes clave.
En el documento n¨²mero 7, el primero de ellos y de 29 folios, Ransome da su testimonio y aporta documentos y fotograf¨ªas sobre su experiencia. En las im¨¢genes de las 29 p¨¢ginas se puede ver a Ghislaine Maxwell (tanto sola como con el agente de modelos franc¨¦s Jean Luc Brunel, que se suicid¨® en la c¨¢rcel en Par¨ªs a la espera de juicio), a Epstein montado en un quad o con amigos y a supuestas v¨ªctimas, mujeres muy j¨®venes. Todos ellos est¨¢n en Little Saint James, la isla del magnate, presuntamente en 2006.
Ransome aqu¨ª habla de que hab¨ªa muchas chicas, muy j¨®venes, que rotaban a petici¨®n de Maxwell para darle masajes (el t¨¦rmino en clave para hablar de relaciones sexuales no consentidas) a Epstein y a sus colegas. Tanto ella como sus amigas, cuenta la denunciante, trataban de huir y esconderse por la isla (e incluso alejarse de ella nadando) para no ser llamadas.
Ransome explica (y lo ha repetido en multitud de entrevistas a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada) que entr¨® en la red porque estaba estudiando en Edimburgo e, incapaz de pagar la matr¨ªcula, se march¨® con sus ¨²ltimos ahorros a Nueva York para intentar hacer contactos y poder estudiar en el Fashion Institute of Technology (FIT), una prestigiosa escuela de moda de la ciudad, y que efectivamente all¨ª conoci¨® a Maxwell y Epstein. Ellos la iban a ayudar a entrar y a cumplir con los pagos, hasta que pas¨® a ser una de sus esclavas sexuales.
Siempre, seg¨²n su versi¨®n, la pareja captaba ¡°a chicas de familias muy desfavorecidas, les daban alojamiento, comida, dinero para transporte, aviones privados¡¡± Y tambi¨¦n les pagaban los estudios, por eso ellas se quedaban: ¡°As¨ª que si no manten¨ªa relaciones con Jeffrey, me ir¨ªa a vivir a la calle y a morirme de hambre en Nueva York, y mi sue?o de formarme en uno de los mejores centros de moda del mundo desaparecer¨ªa¡±. Ella afirma declarar ante el juez para que su historia se conozca y que estos abusos acaben. Sin embargo, los demandados siempre tacharon a Ransome de estar motivada por el dinero y de inventarse su historia.
La cuesti¨®n m¨¢s delicada llega en el pen¨²ltimo documento, el 16?. En ¨¦l aparece el testimonio m¨¢s explosivo de Ransome, donde acusa a Bill Clinton, Donald Trump y al empresario Richard Branson de haber sido parte de la red clientelar de Epstein y de practicar sexo con menores de edad. Sin embargo, precisamente esas declaraciones, obtenidas a partir de correos de Ransome, las saca a la luz el abogado de Epstein, el profesor Alan Dershowitz, mostr¨¢ndolas como ejemplo de mentiras y de las dudas de la v¨ªctima.
¡°Se solicita la descalificaci¨®n de los correos electr¨®nicos para impugnar las acusaciones falsas y difamatorias de la se?ora Ransome de que, entre otras cosas, mantuvo relaciones sexuales con la parte coadyuvante cuando esta ten¨ªa 23 a?os. Las acusaciones son rotundamente falsas. El profesor Dershowitz nunca se ha reunido ni ha tenido contacto con ella, no era su abogado y, desde luego, nunca tuvo un encuentro sexual con ella. Antes de esta acci¨®n, nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de la se?ora Ransome. Su testimonio fue inventado de la nada. El testimonio de Ransome tambi¨¦n contiene una serie de otras afirmaciones incendiarias sobre las inclinaciones sexuales de Donald Trump, Bill Clinton y otras personas prominentes¡±, se lee.
Efectivamente, esas declaraciones que aparecen a continuaci¨®n son incendiarias. Sarah Ransome asegura que le han hackeado el correo, que ha hablado con medios rusos, que tiene im¨¢genes y, sobre todo, v¨ªdeos: ¡°?Me asegurar¨¦ de que el planeta entero vea esas fotos y esas grabaciones y los lanzar¨¦ en Wikileaks! ?Hundir¨¦ a Epstein y a su panda de compinches de mierda yo solita!¡±. ¡°Clinton y Trump deben pagar por lo que nos hicieron, como deben hacerlo el resto de hombres implicados en ese s¨®rdido c¨ªrculo ¨ªntimo¡±.
Cuando se refiere a posibles abusos cometidos por este grupo de hombres poderosos, la denunciante no habla en primera persona, sino que se refiere a ¡°una amiga¡± que le cont¨® su versi¨®n, que, por tanto, no ser¨ªa de primera mano. ¡°Mi amiga tuvo relaciones sexuales con Clinton, el pr¨ªncipe Andr¨¦s [de Inglaterra] y Richard Branson, las cintas sexuales fueron, de hecho, filmadas en cada ocasi¨®n por separado¡ Finalmente, logr¨¦ persuadirla para que me enviara algunas de las im¨¢genes de v¨ªdeo que guardaba, implicando a los tres hombres¡ He hecho copias de seguridad de las grabaciones en varias memorias USB y las he enviado de forma segura a diferentes lugares de Europa¡±.
Sin embargo, en un largo texto de The New Yorker en 2019, la periodista Connie Bruck afirma que la propia Ransome le confi¨® que esas citas no exist¨ªan. ¡°Ransome me cont¨® que se hab¨ªa inventado la existencia de dichas grabaciones para llamar la atenci¨®n acerca del comportamiento de Epstein y para hacerle creer que ten¨ªa ¡®pruebas de que lo que pasar¨ªa si me hiciera da?o¡±, relataba Bruck.
Otra de las acusaciones de Ransome ¡ªque, no hay que olvidar, se usan en el juicio en su contra, tomadas como exageraci¨®n¡ª ataca duramente al expresidente Donald Trump: ¡°[Otra] amiga¡ Una de las muchas chicas que tuvieron relaciones sexuales con Donald Trump¡ Me confi¨® su amistad casual con Donald. Trump parec¨ªa sentir algo por ella y me cont¨® que ¨¦l no paraba de hablar de c¨®mo le gustaban sus pezones. A Donald Trump le gustaba tocarle y chuparle los pezones hasta que estaban en carne viva. Una noche, mientras nos duch¨¢bamos juntas, me ense?¨® los pezones. Parec¨ªan dolerle much¨ªsimo, estaban rojos e hinchados y recuerdo hacer muecas al mirarlos. Tambi¨¦n s¨¦ que ella ten¨ªa relaciones sexuales con Trump en la mansi¨®n de Jeffrey de Nueva York con cierta regularidad, porque una vez me vi con Jen para tomar caf¨¦, justo antes de que ella fuera a encontrarse con Trump y Epstein juntos en su mansi¨®n¡±.
Seg¨²n se lee en ese escrito judicial, esto est¨¢ sacado de un correo de Sarah Ransome con el que, para este grupo de abogados, ¡°se aprecia fatalmente la credibilidad de Ransome¡±. ¡°Por esta raz¨®n, las transcripciones de las declaraciones por s¨ª solas dejan una impresi¨®n incompleta y, por lo tanto, dan falsas impresiones de Ransome y sus escandalosas afirmaciones¡±.
Por el momento, ninguno de los implicados ha comentado nada al respecto, m¨¢s all¨¢ de los portavoces de Branson, que se remiten a lo ya dicho en 2019 por la v¨ªctima en el New Yorker: ¡°Ransome admiti¨® que se invent¨® la existencia de las cintas. Confirmamos que sus reclamaciones son infundadas y sin base ninguna¡±.
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