Abdelmalik Al Huthi, el herm¨¦tico l¨ªder del movimiento yemen¨ª en el punto de mira de Estados Unidos
El jefe de los insurgentes fue un destacado dirigente militar antes de asumir las riendas del grupo y transformarlo en una organizaci¨®n armada capaz de amenazar el comercio mar¨ªtimo en el mar Rojo
Pocas horas despu¨¦s de que Estados Unidos y el Reino Unido lanzaran una r¨¢faga de ataques a¨¦reos en la madrugada del viernes contra decenas de objetivos del movimiento Huthi de Yemen, en represalia por sus ataques en el mar Rojo, el grupo declar¨® que la acci¨®n no quedar¨ªa sin respuesta. Los rebeldes anticiparon que esta ser¨ªa mayor que las que se han registrado hasta la fecha y que tampoco detendr¨ªan sus ataques contra barcos vinculados a Israel.
El encargado de mandar el mensaje, en un discurso en televisi¨®n en el que apareci¨® ataviado con una daga tradicional, fue el l¨ªder del movimiento, Abdelmalik Al Huthi, una figura herm¨¦tica que empez¨® a destacar como jefe militar de una insurgencia perif¨¦rica y que ha acabado transform¨¢ndola en un grupo feroz que controla el tercio del territorio de Yemen en el que vive el 80% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, seg¨²n el Departamento de Estado de EE UU. Esa organizaci¨®n insurgente est¨¢ siendo capaz de perturbar la navegaci¨®n por la arteria clave del transporte mar¨ªtimo que discurre frente al litoral occidental yemen¨ª, una v¨ªa por la que transita el 12% del comercio mundial que accede al Mediterr¨¢neo a trav¨¦s del canal de Suez.
Al Huthi naci¨® hacia finales de los a?os setenta, o a principios de los ochenta ¡ªsu edad concreta no est¨¢ clara¡ª, en la provincia septentrional yemen¨ª de Saada, en la frontera con Arabia Saud¨ª. Su padre, Badreddin, fue un distinguido erudito religioso de la rama zaid¨ª del islam chi¨ª, cuyos adeptos representan una mayor¨ªa en Saada, pero una minor¨ªa del tercio de la poblaci¨®n de Yemen. Su hermano mayor, Hussein, despunt¨® como un afilado cr¨ªtico del expresidente yemen¨ª Al¨ª Abdal¨¢ Saleh y fue el cofundador de un peque?o grupo religioso, Juventud Creyente, cuyo objetivo era defender los derechos e intereses zaid¨ªes. El movimiento, que se militariz¨® y politizo progresivamente, termin¨® por ser conocido por el apellido de su clan fundador, Al Huthi, pese a que su nombre formal es Partidarios de Dios.
Abdelmalik Al Huthi fue impulsado como l¨ªder militar del grupo despu¨¦s de que Hussein fuera asesinado en 2004 en una campa?a de persecuci¨®n de las fuerzas de seguridad y militares yemen¨ªes, recelosas de sus ambiciones pol¨ªticas. En su ¨¦poca de jefe militar, fue considerado un estratega sagaz, muy buen conocedor del terreno en Saada y un comandante duro y v¨¢lido capaz de hacer frente a las embestidas del Gobierno central. Tras el fallecimiento de su padre en 2010, asumi¨® tambi¨¦n el liderazgo pol¨ªtico del movimiento.
Bajo su direcci¨®n, y durante las revueltas ¨¢rabes de 2011, el grupo protagoniz¨® una profunda transformaci¨®n pol¨ªtica al abandonar un discurso y una agenda centrados en la cuesti¨®n zaid¨ª para abrazar un ideario y una narrativa de cariz m¨¢s nacional, que apelaba a una base popular m¨¢s amplia. Tambi¨¦n se considera que, por aquel entonces, la juventud de Al Huthi fue un factor que permiti¨® al movimiento y a su l¨ªder ganar m¨¢s adeptos.
Desde su ascenso a la c¨²spide de la formaci¨®n, el l¨ªder yemen¨ª se ha caracterizado por ser extremadamente prudente con su seguridad: no concede entrevistas a medios, apenas aparece en p¨²blico, y no se re¨²ne en persona con funcionarios extranjeros. Se cree que, en gran medida, su reserva y discreci¨®n se deben a los ataques recurrentes que han sufrido miembros de su familia. De hecho, ¨¦l mismo fue dado por muerto en 2009 tras un ataque a¨¦reo, antes de reaparecer ante una c¨¢mara ¡ªdaga en la cintura incluida¡ª para negarlo.
Pu?o de hierro
Bajo su direcci¨®n, el brazo militar del movimiento Huthi ha pasado de ser una inc¨®moda insurgencia del norte de Yemen a un grupo armado con capacidad de amenazar la navegaci¨®n mar¨ªtima a trav¨¦s del canal de Suez . Hoy controla con pu?o de hierro los grandes n¨²cleos de poblaci¨®n del pa¨ªs, incluida la capital, San¨¢, y casi toda la costa del mar Rojo, y cuenta con decenas de miles de efectivos, experiencia en combate, capacidad naval y un importante arsenal, en parte proporcionado por Ir¨¢n, seg¨²n la ONU.
A lo largo de casi toda la ¨²ltima d¨¦cada, los rebeldes ha sido capaces de resistir e imponerse a los golpes de una coalici¨®n militar liderada por Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos, que decidieron intervenir en Yemen, directamente y mediante grupos afines, para derrotar al movimiento despu¨¦s de que ocupara San¨¢ en 2015 y expulsara al entonces presidente Abd Rabbo Mansur Hadi, aliado de Riad. La guerra ha matado a m¨¢s de 375.000 personas, por causas directas o indirectas como el hambre, seg¨²n la ONU, y ha devastado y partido el pa¨ªs, donde los hut¨ªes permanecen en una posici¨®n de dominio desde la que han podido atacar incluso a Arabia Saud¨ª y a Emiratos.
A principios de 2021, el Departamento de Estado de Estados Unidos declar¨® a los hut¨ªes como organizaci¨®n terrorista, e incluy¨® a su jefe, junto a otros dos dirigentes, en su lista de terroristas globales. La Administraci¨®n del presidente Joe Biden revoc¨® al cabo de un mes la inclusi¨®n del movimiento en la lista, pero no la de Al Huthi.
En los ¨²ltimos meses, Riad ha estado negociando su salida del avispero yemen¨ª, en un proceso aprobado por Al Huthi, a quien se considera una figura con cierto pragmatismo y predisposici¨®n a alcanzar determinados entendimientos pol¨ªticos. Arabia Saud¨ª fue, de hecho, uno de los primeros pa¨ªses en reaccionar al primer ataque de Estados Unidos y el Reino Unido en Yemen, apresur¨¢ndose a pedir que se evitara ¡°una escalada¡±. Riad tampoco participa en la coalici¨®n naval internacional anunciada por Washington a mediados de diciembre para patrullar el sur del mar Rojo.
La cuesti¨®n palestina tiene un peso importante para el movimiento yemen¨ª, y en el pasado el propio Al Huthi hab¨ªa abierto la puerta en alg¨²n discurso a sumarse a sus aliados en Palestina ¡ªHam¨¢s¡ª y el L¨ªbano ¡ªel partido milicia chi¨ª Hezbol¨¢¡ª en una futura guerra contra Israel. El 10 de octubre, tres d¨ªas despu¨¦s de que el ej¨¦rcito israel¨ª iniciara su operaci¨®n militar en Gaza, el l¨ªder de la insurgencia yemen¨ª ya avanz¨® que no iba a dudar en responder ante una intervenci¨®n estadounidense.
En un primer momento, los hut¨ªes optaron por lanzar m¨²ltiples misiles en direcci¨®n a Israel, que se encuentra a m¨¢s de 1.500 kil¨®metros de distancia. Sin embargo, la mayor¨ªa fue interceptada incluso antes de llegar, y algunos artefactos cayeron en Egipto. Fue entonces cuando el grupo, aprovechando la estrat¨¦gica ubicaci¨®n geogr¨¢fica de Yemen, decidi¨® dirigir su atenci¨®n a la navegaci¨®n a trav¨¦s del sur del mar Rojo; primero, a los mercantes supuestamente vinculados a Israel y luego, a cualquiera que navegara por esas aguas. Sus acciones, que dicen que detendr¨¢n cuando cese la agresi¨®n en Gaza y se permita el acceso de ayuda humanitaria, est¨¢n teniendo fuertes repercusiones para el transporte mar¨ªtimo.
El nuevo escenario regional, y la habilidad para sacar r¨¦ditos pol¨ªticos de la situaci¨®n en Palestina y de la confrontaci¨®n con potencias occidentales, se cree que tambi¨¦n podr¨ªa ofrecer un respiro interno a Al Huthi. En los ¨²ltimos meses, el l¨ªder estaba teniendo que hacer frente un creciente malestar social debido, sobre todo, a la mala situaci¨®n econ¨®mica en los territorios controlados por su grupo, que, pese a tener parcialmente acceso a las arcas del Estado y a fuentes de ingresos como impuestos, se est¨¢ acercando a la bancarrota.
El movimiento tambi¨¦n recibe ayuda financiera de Ir¨¢n, que es su principal aliado en el extranjero, aunque el alcance de la relaci¨®n entre ambos y de la influencia que ejerce Teher¨¢n sobre los hut¨ªes contin¨²a sin conocerse del todo. A principios de diciembre, y en respuesta a sus ataques en el sur del mar Rojo, el Tesoro de Estados Unidos sancion¨® a 13 personas y entidades a las que acus¨® de remitir a los rebeldes el equivalente a decenas de millones de d¨®lares procedentes de la venta de productos b¨¢sicos iran¨ªes. Y a finales del mismo mes, otras tres entidades y una persona fueron tambi¨¦n sancionadas por, supuestamente, facilitar la transferencia de millones de d¨®lares de fondos iran¨ªes a empresas afiliadas a los hut¨ªes.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.