La mansi¨®n de Berlusconi en Cerde?a se vende por 500 millones
Villa Certosa, una fantas¨ªa arquitect¨®nica con un volc¨¢n artificial y un pasadizo secreto hasta el mar, ha sido escenario de grandes pactos pol¨ªticos, pero tambi¨¦n de las fiestas y org¨ªas que organizaba ¡®Il Cavaliere¡¯
Las casas dicen mucho de sus propietarios. Especialmente si estos han podido dar rienda suelta a su imaginaci¨®n y construirlas a la medida de sus sue?os. Villa Certosa, la mansi¨®n de Silvio Berlusconi en Porto Rotondo, la Costa Esmeralda de Cerde?a, era un fiel retrato de su particular personalidad. No solo por su tama?o y lujo, sino por los detalles que mand¨® construir a medio camino entre lo infantil y lo c¨®mico. Inventos como el volc¨¢n del jard¨ªn que pod¨ªa entrar en erupci¨®n en las fiestas que organizaba, el t¨²nel de las estrellas o el pasaje subterr¨¢neo que conduc¨ªa hasta el mar y se iluminaba simulando un cielo cosido por constelaciones. Los hijos de Berlusconi han puesto ahora a la venta algunas propiedades de Berlusconi. Y Villa Certosa, que Il Cavaliere ya intent¨® vender hace alg¨²n tiempo, podr¨¢ ser adquirida por 500 millones de euros, seg¨²n ha adelantado el diario Financial Times.
Los hijos de Berlusconi han decidido refundar el imperio de su padre rompiendo con el pasado. Pier Silvio, que pilota hoy el imperio de Mediaset, ha comunicado que no piensa entrar en pol¨ªtica y que conf¨ªa en la seriedad de Antonio Tajani, actual coordinador de Forza Italia, para sacar adelante el partido. Lo mismo ha hecho la primog¨¦nita, Barbara, que ha anunciado tambi¨¦n que se deshar¨¢n de todas las propiedades inmobiliarias.
Villa Certosa, sin embargo, la Neverland del sue?o berlusconiano, est¨¢ en otra liga y por eso la familia ha encargado ya la venta a la empresa Dils, detalla el diario brit¨¢nico.
La mansi¨®n tiene un parque de 120 hect¨¢reas, un complejo residencial de 126 habitaciones, un anfiteatro junto al mar para 300 personas, un refugio nuclear, un lago artificial navegable, campos de tenis y todo tipo de detalles rom¨¢nticos que hac¨ªan las delicias de su propietario.
Berlusconi compr¨® la casa en los a?os ochenta a Gianni Onorato, propietario de la red de televisiones La voz sarda. Se llamaba Villa Monastero, pero su nuevo propietario la rebautiz¨®. Luego la remodel¨® y la ampli¨® con su arquitecto de confianza, Gianni Gamondi, y en mayo de 2004, un decreto del Gobierno la defini¨® como ¡°sede alternativa de m¨¢xima seguridad para la protecci¨®n del presidente del Consejo de Ministros¡±. Es decir, pas¨® a gozar de la protecci¨®n y los privilegios p¨²blicos como residencia oficial.
Los amigos de Berlusconi siempre tuvieron un plato en la mesa en la casa y un albornoz en la piscina. Por aqu¨ª pasaron personalidades como el ex primer ministro brit¨¢nico Tony Blair, el expresidente de Estados Unidos George W. Bush, el expresidente del Gobierno espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar o el presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin.
Pero cuando realmente se hizo mundialmente famosa la mansi¨®n fue en 2009, cuando EL PA?S public¨® unas fotos tomadas por el paparazi Antonello Zappadu donde aparec¨ªa Berlusconi y alguno de sus hu¨¦spedes. Entre el material gr¨¢fico figuraban instant¨¢neas de una celebraci¨®n en las que aparec¨ªan j¨®venes supuestamente menores de edad en toples acompa?ando a personalidades como el entonces primer ministro checo Mirek Topolanek, que tambi¨¦n estaba desnudo y en plena actividad sexual. Despu¨¦s de aquello, el propio Berlusconi comunic¨® su hast¨ªo: ¡°Lo voy a vender todo, estoy harto¡±.
La mansi¨®n, en parte por esos esc¨¢ndalos y en parte porque Berlusconi estaba ya mayor para disfrutarla, estuvo ya a la venta y a punto de adjudicarse al pr¨ªncipe saud¨ª Mohamed bin Nayef, entonces heredero al trono y miembro de una de las familias m¨¢s ricas del mundo. El precio acordado era de 500 millones de euros, seg¨²n asegur¨® el peri¨®dico Il Corriere della Sera. De hecho, Berlusconi quiso ense?ar en persona la mansi¨®n. La familia saud¨ª decidi¨® abandonar una villa en la Costa Azul francesa porque los residentes se opon¨ªan a que se privatizara la playa que hab¨ªa debajo de su vivienda. Y entonces la corte del rey Salman Bin Abdelaziz pens¨® que en Villa Certosa podr¨ªa disfrutar de aquel mar turquesa sin que nadie les molestara.
Berlusconi ya intent¨® vender la vivienda a su amigo Putin y al jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, presidente de los Emiratos ?rabes Unidos, pero ninguno de los dos la adquiri¨®.
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