La batalla de las refiner¨ªas: nuevo foco de tensi¨®n entre Kiev y Washington
Estados Unidos ha hecho saber a Ucrania que no ve con buenos ojos los ataques a instalaciones de hidrocarburos
Cuando un pa¨ªs, como es el caso de Ucrania, se est¨¢ jugando su propia existencia, se entiende que recurra a todos los medios a su alcance para defenderse. M¨¢s a¨²n cuando se sabe inferior a su enemigo y ve que sus principales aliados no parecen totalmente convencidos de apoyarlo sin reservas y hasta le plantean limitaciones al uso del material militar que ponen en sus manos. Adem¨¢s de disponibilidad (limitada) de soldados para enviar al frente, uno de los pocos recursos que Kiev puede utilizar sin tener que dar cuentas a nadie es el arsenal de drones que salen de sus propias f¨¢bricas, a un ritmo estimado en unos 5.000 diarios. Con ellos, aunque obviamente no le sirvan por s¨ª solos para derrotar definitivamente a Rusia, est¨¢ en condiciones de enviar un mensaje claro tanto a Mosc¨² como a Washington.
Con respecto al primero, basta con ver el aumento exponencial del n¨²mero de ataques realizados desde el inicio de este a?o contra refiner¨ªas e instalaciones del sistema ruso de producci¨®n y almacenamiento de hidrocarburos, afectando a un total de 16 ubicadas en nueve regiones distintas. En t¨¦rminos econ¨®micos, lo que busca Ucrania es da?ar a su enemigo, cre¨¢ndole problemas para atender simult¨¢neamente su demanda interna, las necesidades de combustible de sus tropas desplegadas en el frente y los compromisos de exportaci¨®n a clientes externos. Calcula que de esa manera, si logra aumentar significativamente el n¨²mero de ataques y los prolonga en el tiempo, puede conseguir lo que las sanciones internacionales no han alcanzado para debilitar su capacidad de alimentar econ¨®micamente la invasi¨®n. Las estimaciones m¨¢s optimistas concluyen que los ataques realizados hasta ahora habr¨ªan supuesto una disminuci¨®n de un 15% en la capacidad total de refino (unos 278 millones de toneladas entre gasolina, gasoil y lubricantes); lejos del colapso, pero suficiente para que ya en septiembre del pasado a?o Mosc¨² decidiera prohibir temporalmente las exportaciones de derivados del petr¨®leo.
Militarmente, lo que pretende Ucrania es mostrar la vulnerabilidad del sistema ruso de defensa, con idea de obligarle a redesplegar sistemas antia¨¦reos y antidrones para proteger esas instalaciones (adem¨¢s de ciudades, aeropuertos y otras infraestructuras que tambi¨¦n est¨¢n recibiendo ataques), lo que dejar¨ªa m¨¢s expuestas a las unidades embebidas en el combate ante la imposibilidad de atender a todas las necesidades de protecci¨®n al mismo tiempo. Igualmente, ante la amenaza que representan esos artilugios, presupone que le resultar¨¢ m¨¢s dif¨ªcil a Rusia acumular tropas o material con cierta tranquilidad ante el temor de perderlos.
En cuanto a Washington, la decisi¨®n de Zelenski supone tanto una muestra de la voluntad pol¨ªtica de seguir adelante sin pausa en b¨²squeda de una (improbable) victoria, como de la capacidad industrial para poner en servicio ingenios que con un coste m¨¢ximo de decenas de miles de euros pueden da?ar instalaciones muy complejas de cientos de millones de euros en un radio de hasta 1.000 kil¨®metros. Una actitud que ha provocado la inmediata reacci¨®n estadounidense, dejando saber a Kiev que no ve esos ataques con buenos ojos.
El argumento empleado por Washington, recurriendo una vez m¨¢s a la desgastada jaculatoria de que podr¨ªa disparar una escalada rusa contra pa¨ªses europeos (??), no puede esconder el temor del candidato Joe Biden a los efectos electorales que podr¨ªa tener para sus aspiraciones de repetir mandato un aumento de los precios de la gasolina por la ca¨ªda de la oferta rusa en los mercados internacionales. Una nueva muestra de cruda realpolitik que, volviendo a Kiev, puede entenderse como un intento de forzar sin m¨¢s demora la aprobaci¨®n del paquete de ayuda (unos 60.000 millones de d¨®lares) actualmente empantanado en el Congreso. Zelenski, en suma, estar¨ªa diciendo a EE UU que si no recibe dicha ayuda, no tiene m¨¢s remedio que recurrir a ese m¨¦todo para impedir que Rusia pueda montar una nueva ofensiva para romper el frente actual.
Que ante ese curso de los acontecimientos en el campo de batalla Rusia haya redoblado sus ataques con misiles y drones suicidas contra ciudades e infraestructuras civiles no puede resultar raro. En todo caso, su aparente gesto de fortaleza deja bien visible su vulnerabilidad a los drones, reaccionando con lo que cabr¨ªa calificar de simple rabieta si no estuviera cargada de voluntad asesina.
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