Bolivia busca tapar su hueco energ¨¦tico con medidas no convencionales
Arce inaugura una planta estatal de agrocombustibles y YFPB lanza una licitaci¨®n para buscar petr¨®leo y gas no convencional
Bolivia extrema recursos para tapar el hueco energ¨¦tico que ha puesto al pa¨ªs andino en una situaci¨®n cr¨ªtica. El presidente Luis Arce acaba de inaugurar una planta estatal de agrocombustibles y Yacimientos Fiscales Petrol¨ªferos Bolivianos (YPFB) lanz¨® una licitaci¨®n para buscar petr¨®leo y gas no convencionales. Esto ocurre despu¨¦s de que el pozo Astillero X-1, la gran esperanza de YPFB, con el que pensaba encontrar un trill¨®n de pies c¨²bicos de gas, fallara. En 2023, Bolivia import¨® 1.000 millones de d¨®lares m¨¢s de hidrocarburos que los que export¨®, a causa de la ca¨ªda de sus ventas de gas, que pasaron de 6.000 millones de d¨®lares en 2014 a 1.800 millones el a?o pasado, una p¨¦rdida del 70%. Este desbalance est¨¢ detr¨¢s de la desaparici¨®n de sus reservas de divisas y de su crisis cambiaria.
Arce se?al¨® el 26 de marzo como ¡°un d¨ªa hist¨®rico¡± porque ¡°comienza la etapa de los biocombustibles¡±. El presidente present¨® la planta que fue montada en Santa Cruz como un logro de su pol¨ªtica de ¡°sustituci¨®n de importaciones¡±, en concreto de las importaciones m¨¢s onerosas, las de combustibles, que el a?o pasado ascendieron a cerca de 3.000 millones de d¨®lares. Cuando est¨¦ plenamente productiva, la planta producir¨¢ 1.500 barriles de ¡°biodi¨¦sel¡± a partir de aceite de soja, macoror¨® y palma africana. Esta sustancia se consumir¨¢ mezclada en un porcentaje con el di¨¦sel convencional de petr¨®leo.
Bolivia es un importante productor de soja, pero los otros dos cultivos a¨²n tienen que desarrollarse. Por eso la provisi¨®n de materia prima para esta planta y para otra que se inaugurar¨¢ pronto en el otro lado del pa¨ªs, en la ciudad de El Alto, lejos del ¨¢rea agr¨ªcola, preocupa a los expertos. Uno de ellos, ?lvaro R¨ªos, director de Gas Energy Latin America y exministro de Hidrocarburos, asegura que hasta ahora no hay proveedores en firme para alimentar la factor¨ªa. ¡°Adem¨¢s, esta podr¨ªa llegar a demandar el equivalente al 20% de las exportaciones bolivianas de aceite de soya¡±, calcula. En ese caso, el Estado ¡°ganar¨ªa en divisas una suma equivalente a la que perder¨ªa por la disminuci¨®n de sus exportaciones¡±, ironiza.
La senadora opositora Cecilia Requena, una referente del ambientalismo boliviano, teme que se trate de romper esta ecuaci¨®n por medio del crecimiento de la frontera agr¨ªcola y una mayor deforestaci¨®n. Se calcula que en Bolivia se deforestan unas 800 hect¨¢reas diarias; es el tercer pa¨ªs que m¨¢s bosque destruye del mundo. Junto con la inauguraci¨®n de la planta, el Gobierno lanz¨® una l¨ªnea de cr¨¦ditos con una tasa de inter¨¦s de apenas 0,5% anual para quienes quieran producir materia prima para biodi¨¦sel. El ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, calcul¨® que se requerir¨¢ de unas 80.000 toneladas anuales de vegetales y admiti¨® que la frontera agr¨ªcola tendr¨¢ que expandirse m¨¢s. Para Requena, la nueva sustancia ¡°no tienen nada de ¡®bio¡¯, porque implica deforestaci¨®n, monocultivo, uso intensivo de qu¨ªmicos y de agua¡±. Las asociaciones de empresarios agroindustriales apoyan el programa gubernamental aunque han dicho que se podr¨ªa producir m¨¢s sin avanzar sobre el bosque en caso de que el Gobierno acepte el uso de semillas transg¨¦nicas, prohibidas en Bolivia. Incorporar la ¡°biotecnolog¨ªa¡± a sus faenas es un objetivo tradicional del empresariado.
¡°Esta planta no tiene estudios de factibilidad ni licencia ambiental. Es un proyecto pol¨ªtico para resolver un problema [la necesidad de importar combustibles por un valor equivalente al 7% del producto interno bruto] que al final ni siquiera se va a resolver¡±, a?ade Requena. Algunos expertos calculan que, cuando est¨¦n en marcha, las dos plantas de biodi¨¦sel producir¨¢n entre el 3% y el 6% de la demanda de di¨¦sel del pa¨ªs. Por su parte, el Gobierno asegura, contradictoriamente, que sustituir¨¢n el 48% del di¨¦sel que actualmente se importa. ¡°Un poco de biodi¨¦sel no viene mal, pero solo es un complemento¡±, opina R¨ªos. Bolivia ya consume un aditivo vegetal en la gasolina, el etanol, con la diferencia de que este es producido por el sector ca?ero privado. En su urgencia de reducir el monto de las importaciones, el Gobierno autoriz¨® que se mezclase hasta un 25% de etanol en la gasolina m¨¢s corriente, pero YPFB tuvo que prometer que no realizar¨¢ esta adici¨®n por ahora, ya que los conductores protestaron. Seg¨²n los manuales de los veh¨ªculos comerciales, la mezcla admisible es de 12%, aunque algunos pa¨ªses de Sudam¨¦rica la superan. La proporci¨®n de aditivo vegetal que se incorporar¨¢ al di¨¦sel tambi¨¦n puede generar pol¨¦mica.
Para tiempos desesperados, medidas desesperadas. YPFB lanz¨® una licitaci¨®n a empresas de prospecci¨®n para evaluar la posible explotaci¨®n de petr¨®leo y gas no convencionales, es decir, retenidos en rocas de esquisto y arenas compactas, en un ¨¢rea de 225 kil¨®metros cuadrados en la provincia Warnes, en la regi¨®n de Santa Cruz. Los hidrocarburos no convencionales se explotan mediante la t¨¦cnica del ¡°fracking¡± o inyecci¨®n de agua a gran presi¨®n para fracturar las formaciones geol¨®gicas en las que est¨¢n incrustados y ¡°liberarlos¡±. R¨ªos cree que este proyecto es ¡°el manotazo de un ahogado¡±, porque aunque es posible que Bolivia cuente con estos hidrocarburos, no posee las condiciones para explotarlos. Como muestra la experiencia de los dos pa¨ªses que usan ampliamente esta tecnolog¨ªa, Estados Unidos y Argentina, para que el petr¨®leo y el gas no convencionales sean rentables y ¡°un barril no cueste 300 d¨®lares¡±, ilustra R¨ªos, se requiere trabajar con yacimientos m¨¢s superficiales que los tradicionales en Bolivia y situados en lugares des¨¦rticos con gran cantidad de agua subterr¨¢nea. ¡°Es una utop¨ªa¡±, sentencia el analista. Requena, por su parte, espera que as¨ª sea, porque ¡°el fracking es devastador para los sistemas h¨ªdricos locales y regionales. Perder fuentes de agua es justamente lo que no debe hacerse en un contexto de crisis clim¨¢tica¡±, explica.
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