Bolivia flexibiliza su modelo econ¨®mico para enfrentar la crisis cambiaria

Contra las cuerdas por la falta de d¨®lares y la devaluaci¨®n de facto de la moneda nacional, el presidente boliviano Luis Arce ha flexibilizado algunos aspectos del modelo estatista que ¨¦l mismo mont¨® cuando era el ministro de Econom¨ªa de Evo Morales, entre 2006 y 2019, y que gu¨ªa la vida econ¨®mica del pa¨ªs. En una reuni¨®n con las principales asociaciones de empresarios, el Gobierno boliviano ha tomado 10 medidas para paliar los problemas financieros que enfrentan los productores privados del pa¨ªs. Estas medidas rompen algunas condiciones que hasta ahora se consideraban inamovibles, como el control de las exportaciones de alimentos para impedir el desabastecimiento del mercado interno, la existencia de un solo precio nacional para los combustibles, sin importar cu¨¢l sea el comprador, y el monopolio estatal de la producci¨®n de energ¨ªa.

La necesidad ha convertido el cambio en virtud. El ministro de Econom¨ªa, Marcelo Montenegro, anunci¨® oficialmente que las exportaciones bolivianas de soja, az¨²car y carne, entre otras, quedar¨¢n ¡°liberadas¡±, lo que significa que no deber¨¢n tramitar los ¡°certificados de abastecimiento¡± que requer¨ªan para poder salir del pa¨ªs. Este certificado establec¨ªa que tal o cual exportaci¨®n se justificaba porque exist¨ªa una cantidad del bien suficiente para satisfacer la demanda dom¨¦stica. El mecanismo se usaba para evitar que las alzas de los precios internacionales afectaran los precios internos de los alimentos. El de la soja, por ejemplo, tiene efecto directo sobre los costos de las industrias av¨ªcola y porcina.

En este momento, cuando los valores de muchas materias primas registran una tendencia declinante, la suspensi¨®n de la regulaci¨®n no conlleva mucho riesgo. De todas formas, no se hab¨ªa dado hasta ahora, pese a los muchos pedidos de que as¨ª se hiciera para aumentar las exportaciones y obtener m¨¢s d¨®lares, en un momento en el que el pa¨ªs ha perdido la mayor parte de sus reservas de divisas internacionales. Se calcula que cuenta con unos 340 millones de d¨®lares, descontando el oro que el Banco Central no tiene autorizado vender. Esta cifra no alcanza para pagar ni un mes de importaciones.

En 2023, las exportaciones fueron menores que las importaciones en 500 millones de d¨®lares. Adem¨¢s de tratar de disminuir esta brecha, el Gobierno busca que los exportadores pongan sus divisas en el sistema financiero nacional, lo que en parte han dejado de hacer porque prefieren conservar los codiciados billetes en sus manos, en el extranjero. Para ello ha inventado un incentivo: por cada d¨®lar que entre, el Estado le dar¨¢ al exportador, en no m¨¢s de 15 d¨ªas, 13 centavos en moneda nacional. Este monto proviene de la devoluci¨®n de los impuestos gastados por los exportadores, bajo la doctrina de que los grav¨¢menes locales no deben encarecer los bienes destinados al extranjero. El incentivo est¨¢ en que esta devoluci¨®n generalmente tomaba muchos meses y un tr¨¢mite engorroso. Los exportadores que no aporten d¨®lares tendr¨¢n que seguir consigui¨¦ndola de esta forma.

Otra novedad importante es la reforma, todav¨ªa muy leve, del sistema estatal de venta de combustibles. Este sistema est¨¢ completamente dominado por el Estado y, hasta ahora, establec¨ªa un precio fijo para cada tipo de combustible. Pero, como Bolivia tiene que importar entre el 60% y el 80% de las combustibles que usa, la falta de d¨®lares est¨¢ causando problemas de abastecimiento que para algunas empresas pueden representar un costo mayor que el de pagar un precio m¨¢s elevado. As¨ª que, a partir de ahora, habr¨¢ subastas de di¨¦sel para beneficio de los grandes compradores, que obtendr¨¢n un aprovisionamiento seguro y puntual pagando m¨¢s por litro que el precio oficialmente fijado. Se espera que esta medida, sumada a la realizaci¨®n de importaciones privadas especiales para las grandes empresas, como ya ocurre, por ejemplo, con la m¨¢s grande mina del pa¨ªs, San Crist¨®bal, aliviar¨¢n en algo la obligaci¨®n del Gobierno de obtener los d¨®lares necesarios para importar los combustibles que se consumen en el pa¨ªs.

Los importadores se quejan del precio efectivo del d¨®lar que obtienen de los bancos, que es bastante superior al oficial. Cuando recurren a los bancos, se les suma el precio legal, que no es posible alterar, y comisiones bancarias de hasta 25%, con las cuales los bancos se resarcen hasta alcanzar el tipo de cambio de mercado. Para responder a este reclamo, el Gobierno estableci¨® un rango para estas comisiones que va del 5% hasta m¨¢ximo el 10%. Esto se eval¨²a como un nuevo intento de fijar el precio del d¨®lar: ahora deber¨ªa costar como m¨¢ximo 10% m¨¢s que los 6,89 bolivianos por unidad, el tipo de cambio oficial. Varios economistas han se?alado que esta pretensi¨®n fracasar¨¢ en la medida en que no haya m¨¢s d¨®lares circulando en el mercado. Adem¨¢s, el establecimiento de un rango para las comisiones bancarias podr¨ªa dificultar a¨²n m¨¢s el acceso de los importadores a las divisas.

De forma complementaria, Montenegro ha asegurado que facilitar¨¢ la entrega de la moneda estadounidense para importaciones cr¨ªticas, como las de medicamentos. No ser¨¢ f¨¢cil. Se supo que los empresarios farmac¨¦uticos pidieron a las autoridades 15 millones de d¨®lares para financiar sus pedidos inmediatos, pero solo obtuvieron tres millones.

Otra medida de relevancia es una autorizaci¨®n para que la empresa privada ponga plantas de biocombustibles por su cuenta y riesgo o, en otros casos, en alianza con el Estado. Por primera vez desde que comenz¨® el ciclo nacionalista en 2006, se flexibilizar¨¢ el monopolio estatal de la producci¨®n de energ¨ªa. La importancia de esta concesi¨®n es relativa porque los biocombustibles no tienen una gran demanda en Bolivia, pues los consumidores expresan una arraigada inclinaci¨®n por los carburantes f¨®siles.

La empresa privada recibi¨® con alegr¨ªa el paquete de decisiones anunciado por Montenegro. ¡°La Confederaci¨®n de Empresarios Privados de Bolivia expresa su satisfacci¨®n por el acuerdo alcanzado con el gobierno nacional que, adem¨¢s de definir medidas para enfrentar la escasez de d¨®lares, implementa una nueva etapa en la relaci¨®n p¨²blico-privada donde se prioriza el di¨¢logo abierto, transparente y directo para analizar las dificultades y encontrar soluciones conjuntas y efectivas¡±, se?al¨® en un comunicado la principal agrupaci¨®n empresarial. Algunos grupos de productores agroindustriales de la regi¨®n de Santa Cruz criticaron que no se haya tratado su reivindicaci¨®n principal, que es lograr la autorizaci¨®n gubernamental para usar semillas modificadas gen¨¦ticamente, que est¨¢n prohibidas en Bolivia, aunque se usan de todas maneras en varios casos. Seg¨²n los agroindustriales, esta tecnolog¨ªa tiene el potencial de aumentar la productividad agr¨ªcola y, por tanto, sus utilidades. Los cr¨ªticos temen por sus efectos ambientales y por la dependencia de las grandes compa?¨ªas biotecnol¨®gicas que entra?a.

El acuerdo con los empresarios es el primero de esta magnitud que celebra el izquierdista Luis Arce, m¨¢s r¨ªgido y distanciado de los sectores privados que su predecesor Evo Morales. Significa una distensi¨®n del ambiente cargado de malas noticias econ¨®micas que hab¨ªa en el pa¨ªs, sobre todo por la ca¨ªda de las reservas de divisas y la consecuente devaluaci¨®n de facto, en un 15%, de la moneda nacional. Y por los anuncios de que, en esas condiciones, las importaciones, incluso las m¨¢s sensibles, se dificultaban.

Para obtener los recursos que necesita urgentemente, el Gobierno no puede emitir bonos soberanos, ya que el riesgo pa¨ªs, y, por tanto, las tasas de inter¨¦s, son muy elevadas. Y tampoco puede aprobar los cr¨¦ditos que le conceden otros pa¨ªses y organismos multilaterales, a causa del bloqueo pol¨ªtico en la Asamblea Legislativa, donde carece de mayor¨ªa desde la divisi¨®n del oficialismo en un ala de seguidores de Arce y otra de adherentes de Morales. As¨ª que los ingresos de las exportaciones son la ¨²nica fuente de divisas que tiene a mano. Los problemas de la econom¨ªa siguen existiendo, pero con este movimiento el Gobierno ha ganado un aliado improbable hace no mucho: el empresariado.

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