Silvio Berlusconi ha vuelto (a librer¨ªas y plataformas)
Casi un a?o despu¨¦s de la muerte del magnate y ex primer ministro, un libro de gran ¨¦xito y una serie en Netflix reivindican su legado pol¨ªtico
Los muertos, especialmente aquellos que vivieron como si nunca tuviesen que morir, tardan en marcharse completamente. M¨¢s todav¨ªa, si su vida pasada puede ser tambi¨¦n un negocio editorial o audiovisual. En el caso de Silvio Berlusconi, un maestro en esa materia, se ha abierto ya la veda.
El m¨¦dico de Il Cavaliere sol¨ªa bromear con su inmortalidad. El magnate y ex primer ministro de Italia hab¨ªa sorteado todo tipo de problemas de salud. Pero tambi¨¦n hab¨ªa logrado que, tras decenas de esc¨¢ndalos sexuales y de acusaciones de corrupci¨®n, la ¨²nica condena en firme por la que tuviera que responder fuera la de fraude fiscal. El mito de su indestructibilidad, sin embargo, lleg¨® a su fin el pasado 12 de junio en el hospital de San Raffaele de Mil¨¢n, donde falleci¨® a los 86 a?os. Casi un a?o despu¨¦s, su insustituible presencia sigue flotando en el aire pol¨ªtico y empresarial de Italia y regresa ahora con m¨¢s fuerza a trav¨¦s de la publicaci¨®n de un libro que reivindica su legado y de una serie en Netflix que reconstruye de forma quir¨²rgica y trepidante, a trav¨¦s de tres cap¨ªtulos, su llegada al poder.
La primera secuencia de la serie muestra a un joven Silvio Berlusconi prepar¨¢ndose para la entrevista en un plat¨® con su amigo Mike Buongiorno. Est¨¢ tranquilo, bromea. El presentador, que lleg¨® a ser ¨ªntimo del due?o del canal donde se emit¨ªa la charla, le tutea. Il Cavaliere, ataviado con un elegante esmoquin, pide que le coloquen bien el pelo. Cuando se enciende la luz verde de la c¨¢mara, Mike dispara: ¡°Te ocupas de televisi¨®n, cine, distribuci¨®n, construcci¨®n, del mundo editorial, de f¨²tbol¡ No s¨¦ c¨®mo lo haces. Pero, ?nunca has pensado en entrar en pol¨ªtica?¡±. Berlusconi responde entonces: ¡°Soy un hombre de hacer, as¨ª que d¨¦jame hacer bien el oficio que s¨¦ hacer, que es el de empresario¡±. Evidentemente, poco despu¨¦s cambi¨® de opini¨®n.
Viendo El joven Berlusconi (de Simone Manetti), es imposible imaginarse la Italia de hoy sin su presencia y contribuci¨®n. En todos los sentidos. Por las im¨¢genes de la serie documental desfilan sus amigos ¨ªntimos: Fedele Confalonieri (presidente de Mediaset), Marcello Dell¡¯Utri (que estuvo en la c¨¢rcel condenado por una causa que salpicaba al propio Berlusconi y nunca dijo una palabra de m¨¢s), Adriano Galliani (su hombre fuerte en el f¨²tbol) o el ¨²ltimo secretario del Partido Comunista, Achille Occhetto, que admite su derrota ante la audacia de El Caim¨¢n, como le bautiz¨® el director Nanni Moretti, para cambiar la realidad cultural del pa¨ªs a trav¨¦s de la televisi¨®n. Berlusconi y su obra est¨¢n tan vivos en la pantalla que cuesta creer que nadie est¨¦ ocupando ese espacio pol¨ªtico que supo abrir el 26 de enero de 1994, cuando anunci¨® su salto a la pol¨ªtica en un hist¨®rico discurso de nueve minutos en prime time.
Adem¨¢s de la serie, las librer¨ªas han cubierto sus vitrinas estos d¨ªas con un t¨ªtulo bastante esclarecedor sobre la orientaci¨®n de la obra: En nombre de la libertad. La fuerza de las ideas de Silvio Berlusconi (Piemme, 2024). El libro, de Paolo Del Debbio, que obviamente reivindica la construcci¨®n pol¨ªtica del hombre que aparece en la cubierta, contiene un escrito in¨¦dito de Il Cavaliere y se ha convertido ya ¨Den su primera semana en la calle¨D en un ¨¦xito de ventas en librer¨ªas y en Amazon, donde ocupa el n¨²mero uno absoluto entre las preferencias de sus clientes.
El pr¨®logo del libro corre a cargo de su hija Marina, que cuenta las ¨²ltimas palabras que intercambi¨® con su padre a punto de morir. Ella, escribe, le dijo: ¡°Como todos los hombres, te marchar¨¢s. Pero no desaparecer¨¢n jam¨¢s los ideales por los que te has batido¡±. No est¨¢ claro si esos ideales fueron alguna vez colectivos y trascendieron a sus intereses privados, pero es evidente que el espacio pol¨ªtico que representaba (Forza Italia) ha quedado hu¨¦rfano.
Roberto D¡¯Alimonte, polit¨®logo y experto en sondeos, cree que ¡°existe demanda¡± en ese espacio pol¨ªtico: ¡°El problema es que no hay una oferta clara. Es una oferta fragmentada y poco cre¨ªble. Y en la pol¨ªtica actual, la oferta debe encarnarse en un l¨ªder con mensajes claros. Y aqu¨ª no hay l¨ªder. [Matteo] Renzi fracas¨®, [Carlo] Calenda tambi¨¦n. Antonio Tajani [vicepresidente del Gobierno] lo est¨¢ intentando, y lo est¨¢ haciendo mejor de lo que parec¨ªa¡ pero veremos las elecciones europeas¡±, apunta.
Forza Italia, en manos hoy de Tajani (vicepresidente tambi¨¦n del Partido Popular Europeo) es ahora un partido residual en Italia (con alrededor de un 8% de intenci¨®n de voto). La polarizaci¨®n se ha extendido. Y los intentos por construir un espacio de centro, o m¨¢s bien de centroderecha, que tomase el relevo de la Forza Italia de Berlusconi han sido, hasta ahora, en vano. Renzi, a quien Berlusconi siempre vio como una suerte de hijo bastardo que pod¨ªa tomar las riendas de ese universo, lo intent¨® con su partido Italia Viva. Luego lo hizo tambi¨¦n Calenda con Azione. Y ambos unieron fuerzas para crear un artefacto llamado El Tercer Polo. Pero ni siquiera lograron ponerse de acuerdo entre ellos.
La paradoja de la situaci¨®n es que ese espacio a la deriva est¨¢ siendo asaltado ahora hasta por la extrema derecha. ¡°La propia [primera ministra, Giorgia] Meloni, si la observamos desde el apartado de la pol¨ªtica internacional, tiene un acercamiento moderado a las principales cuestiones¡±, insiste D¡¯Alimonte. ¡°En parte, ella tambi¨¦n est¨¢ buscando ese espacio. Hoy, los moderados de centroderecha votan a Meloni; si no tuviera ese componente, no tendr¨ªa un 27% de apoyo. Los italianos no se despertaron hace dos a?os como nuevos neofascistas. Es [el l¨ªder de la Liga, Matteo] Salvini quien apunta a ese electorado. Y creo que las elecciones europeas confirmar¨¢n la hegemon¨ªa de Meloni¡±. Una pol¨ªtica, como casi todos los que configuran hoy el mapa italiano, hija de los proyectos del propio Berlusconi.
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