Silvio Berlusconi, el inmortal
El ex primer ministro italiano y due?o de Mediaset, de 84 a?os, ha superado la enfermedad provocada por la covid-19, el ¨²ltimo desaf¨ªo en su largo historial de renacimientos
¡°Berlusconi es inmortal, no le quepa duda. Es inmortal...¡±, susurra al tel¨¦fono, qui¨¦n sabe ya si en broma o en serio, uno de sus colaboradores.
Berlusconi vive estos d¨ªas blindado por su entorno directo. Hijos, novia, servicio¡ todos recluidos junto a ¨¦l en su mansi¨®n de Arcore (Mil¨¢n). El empresario y tres veces primer ministro italiano, de 84 a?os y fuertemente aquejado del coraz¨®n, ingres¨® en el hospital de San Raffaele el 6 de septiembre tras dar positivo por covid-19. Lleg¨® andando, con Alberto Zangrillo, su m¨¦dico personal, que d¨ªas antes hab¨ªa negado la supervivencia cl¨ªnica del virus. Berlusconi advirti¨® de que pensaba participar en las elecciones y que ten¨ªa intenci¨®n de marcharse a casa r¨¢pido. No fue exactamente as¨ª. Tard¨® 11 d¨ªas, super¨® una neumon¨ªa bilateral en la suite principal del centro m¨¦dico sin pasar por la UCI y a la salida revel¨® que el m¨¦dico le hab¨ªa confesado que su carga viral era estratosf¨¦rica. La m¨¢s alta que hab¨ªa visto, como no pod¨ªa ser de otra forma trat¨¢ndose de ¨¦l. ¡°He superado la prueba m¨¢s dif¨ªcil de mi vida¡±, a?adi¨® en la rueda de prensa que certificaba, cuando todos los peri¨®dicos italianos ten¨ªan ya escrito un obituario de emergencia, el en¨¦simo renacimiento del Caim¨¢n.
Berlusconi siempre quiso perdurar, no solo a trav¨¦s de su legado pol¨ªtico y empresarial, altamente amenazados ¨²ltimamente. Antes de la enfermedad hab¨ªa ya perdido 10 kilos. Dej¨® a su novia de los ¨²ltimos cinco a?os y comenz¨® una relaci¨®n con Marta Antonia Fascina, una diputada de Forza Italia de 30 a?os (54 a?os menor que ¨¦l). ¡°Eso le da vida¡±, asegura un diputado de su partido que lo conoce bien. Se hizo vegetariano, defensor a ultranza de los animales. Antes de eso cambi¨® de bando las veces que hizo falta y super¨® adversidades de todo pelaje con millonarias indemnizaciones y los mejores abogados de Italia. Cinco primeros ministros despu¨¦s de su ¨²ltima aventura al frente del pa¨ªs (fue tres veces presidente del Consejo de Ministros), una operaci¨®n a coraz¨®n abierto en 2016, una salvaje crisis econ¨®mica que se lo llev¨® por delante, una inhabilitaci¨®n por fraude fiscal que lo mantuvo alejado de las urnas durante cinco a?os y decenas de tormentas y esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que recorrieron un espectro tan amplio como la acusaci¨®n de prostituci¨®n de menores o de colaboraci¨®n con la Cosa Nostra, Berlusconi sigue esperando una nueva oportunidad.
La leyenda sobre la inmortalidad de Berlusconi fue acu?ada en 2004 por su entonces doctor personal, Umberto Scapagnini, a quien tambi¨¦n sobrevivi¨®, claro, pese a tener 12 a?os m¨¢s: ¡°Es casi t¨¦cnicamente inmortal. No se enga?en, nos enterrar¨¢ a todos¡±, profetiz¨® mientras desgranaba algunos de los compuestos que conforman el secreto de su salud. Por si acaso, el ex primer ministro mand¨® construir hace 30 a?os en su mansi¨®n de Arcore, un mausoleo de inspiraci¨®n mas¨®nica ¡ªni un s¨ªmbolo cristiano, solo formas circulares y tri¨¢ngulos esculpidos por el artista Pietro Cascella¡ª donde compartir¨ªa eternidad con la familia, sus amigos cercanos, compa?eros de correr¨ªas y qui¨¦n sabe si alg¨²n futbolista del AC Milan.
El lugar tiene unos 180 metros cuadrados y espacio para otras 30 personas. Berlusconi deseaba emprender su ¨²ltimo viaje rodeado de amigos ¨ªntimos como Marcello Dell¡¯Utri (en libertad tras pasar cinco a?os en la c¨¢rcel por v¨ªnculos con la mafia), Fedele Confalonieri (consejero delegado de Mediaset, con quien cantaba en los cruceros con 18 a?os), su poderoso jefe de gabinete y mu?idor de todas las tramas pol¨ªticas, Gianni Letta y, seguramente, tambi¨¦n el director general del AC Mil¨¢n, Adriano Galliani. Cuentan que lleg¨® incluso a ofrec¨¦rselo con l¨¢grimas en los ojos al periodista Indro Montanelli cuando todav¨ªa manten¨ªan una relaci¨®n cordial y el magnate acababa de comprar el diario Il Giornale. Mientras le mostraba el lugar, completamente alucinado y con las manos en los bolsillos, el periodista solo alcanz¨® a exclamar: ¡°Domine non sum dignus¡± [se?or, no soy digno].
La pandemia le recluy¨®, al principio, en casa de su hija Marina en Niza. Su entorno especul¨® sobre si fue ah¨ª donde pudo haber contra¨ªdo el virus o, por el contrario, pudo ser su otra hija quien le contagi¨®. Comenz¨® un juego de acusaciones cruzadas en la prensa que desquici¨® a la familia. Finalmente, todos resultaron positivos y se confinaron en la mansi¨®n de Arcore. Hac¨ªa tiempo, sin embargo, que Berlusconi se prodigaba poco en el exterior. Hasta hace un par de a?os, una semana de cada tres se desplazaba a Roma y se instalaba en el Palazzo Grazioli. Pero vendi¨® esa propiedad y traslad¨® su sede romana a una casa de campo en la preciosa Appia Antica, que hab¨ªa ocupado hasta su muerte hace un a?o su amigo y legendario director de cine, dise?ador y escen¨®grafo, Franco Zeffirelli. Todav¨ªa no la ha pisado y no est¨¢ claro que lo haga en los pr¨®ximos meses. La inmortalidad tambi¨¦n hay que cuidarla.
Berlusconi nunca cometi¨® excesos alimenticios, de alcohol o drogas. Se relacion¨® con gente m¨¢s joven ¡ªespecialmente mujeres¡ª y alumbr¨® a la mayor¨ªa de criaturas pol¨ªticas de los ¨²ltimos 30 a?os. Su revoluci¨®n pol¨ªtica, a diferencia de lo que cantaba el m¨²sico y poeta GilScott-Heron, s¨ª fue televisada. Tras la fundaci¨®n de Forza Italia en 1993 y su salto a la pol¨ªtica en 1994 ¡ªsiempre le sirvi¨® para proteger sus negocios¡ª, dio a luz a toda una generaci¨®n que hoy ser¨ªa imposible entender sin su tremenda influencia: desde Matteo Renzi a Matteo Salvini, pasando por el Movimiento 5 estrellas, un fen¨®meno populista, en gran medida nacido como reacci¨®n al magnate.
Hoy, con su partido bajo m¨ªnimos, intenta de nuevo salir a flote ondeando la bandera de la moderaci¨®n en una derecha exaltada con el discurso soberanista y antieuropeo. Su sue?o hubiera sido acabar su vida como presidente de la Rep¨²blica. Pero a estas alturas se conforma, asegur¨® interrogado por ello hace poco, con algo quiz¨¢ m¨¢s dif¨ªcil: ¡°Querr¨ªa que los italianos se den cuenta de todo lo bueno que hice por ellos durante m¨¢s de 10 a?os de Gobierno¡±.
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