Los abogados de Trump acusan a Stormy Daniels de inventarse por dinero la historia de su encuentro sexual
La principal testigo de cargo contra el expresidente de EE UU refuta las acusaciones de la defensa y asegura que contar la aventura ha tenido efectos negativos en su vida
Tras el atropellado testimonio que Stormy Daniels ofreci¨® el martes durante cinco horas, la declaraci¨®n de la principal testigo del primer caso penal contra un expresidente de EE UU ha encontrado este jueves, al responder a los ataques de los abogados de Donald Trump, la rotundidad que, seg¨²n algunos, le falt¨® la v¨ªspera (los mi¨¦rcoles no hay sesi¨®n). Daniels, la actriz de cine para adultos que ha conseguido sentar a Trump ante un tribunal por los 130.000 d¨®lares (unos 120.000 euros), que le pag¨® en 2016 para comprar su silencio por una aventura ocurrida a?os antes, ha respondido de manera tajante, con un ¡°no¡± m¨¢s que audible, a la pregunta m¨¢s esperada del proceso: ¡°?Se ha inventado usted todo esto, verdad?¡±. Y lo hizo con m¨¢s aplomo, o tal vez fiereza, que en la sesi¨®n previa, cuando su velocidad al hablar puso incluso en apuros a los estenotipistas.
En la comparecencia de Stormy Daniels estaba en juego, sobre todo, el control del relato. Los abogados de la defensa han tratado de presentarla como si estuviera mintiendo sobre la supuesta relaci¨®n extramatrimonial del republicano en 2006. ¡°Est¨¢n tratando de hacerme decir que ha cambiado, pero no ha cambiado¡±, repuso Daniels. Si el martes debi¨® responder a las preguntas de la acusaci¨®n, enfrentar el interrogatorio de los abogados de quien puede convertirse de nuevo en noviembre en presidente de EE UU pareci¨® dejar exhausta a Daniels, pero no sin argumentos.
Su testimonio, de m¨¢s de siete horas de duraci¨®n entre el martes y el jueves, ha sido, con diferencia, el espect¨¢culo m¨¢s esperado de un juicio que oscila entre elementos sacados de un tabloide ¡ªla aventura extramatrimonial de Trump, la ayuda de un editor amigo para acallar a golpe de talonario toda revelaci¨®n escabrosa sobre su figura¡ª y los ¨¢ridos detalles del registro contable que consign¨® como ¡°gastos legales¡± los 130.000 d¨®lares pagados a la actriz en 2006, y cuya divulgaci¨®n, en el tramo final de la campa?a electoral de 2016, amenazaba con hacer saltar por los aires sus expectativas de victoria en las urnas. Como derivada de los detalles escabrosos y los contables, se a?ade el elemento m¨¢s peliagudo de la historia: la posible violaci¨®n de las leyes de financiaci¨®n electoral por ese pago, que no ten¨ªa otro objetivo que eliminar obst¨¢culos para el camino de Trump hacia la Casa Blanca.
En el juicio, ha recordado el juez Juan Merchan, no se juzga el comportamiento de puertas para adentro de dos adultos, si bien en la jornada del martes pidi¨® a la testigo que se ahorrara determinados detalles ¨ªntimos. Los mismos que hicieron pedir a la defensa, por primera vez en las tres semanas del proceso, la anulaci¨®n del juicio, pues la informaci¨®n proporcionada por Daniels acerca del encuentro con Trump ¡°es un lugar del que no se regresa¡±, es decir, un escenario del que resulta dif¨ªcil dar marcha atr¨¢s.
Pero su intento de demostrar que Daniels es una mentirosa y que fabric¨® la historia por dinero no amilan¨® a la mujer, que en los dos d¨ªas consecutivos de declaraci¨®n ha oscilado entre el desaf¨ªo y la vulnerabilidad. ¡°?Se lo ha inventado todo, verdad?¡±, le pregunt¨® un abogado de Trump, a lo que Daniels respondi¨® con un contundente ¡°No¡±. Y cuando el abogado sugiri¨® que la actriz porno ten¨ªa experiencia con ¡°historias falsas sobre sexo¡±, ella respondi¨® que el sexo en esas pel¨ªculas es ¡°muy real, al igual que lo que me pas¨® en esa habitaci¨®n.¡± Una habitaci¨®n, en un hotel del Lago Tahoe, en Nevada, de la que dijo salir tambale¨¢ndose tras la experiencia con un hombre mucho m¨¢s corpulento que ella y que en aquel momento ten¨ªa 60 a?os (ella, 27).
Salir m¨¢s o menos indemne de la inquisidora defensa es un m¨¦rito, y Daniels se ha mostrado incluso desafiante este jueves, incluso cuando la defensa la atac¨® por vender productos a sus seguidores y ella respondi¨® comparando su negocio con la mercadotecnia de Trump, que en las ¨²ltimas semanas ha comercializado desde una biblia hasta unas zapatillas deportivas de color dorado. A ratos en voz baja, aparentemente al borde de las l¨¢grimas, resurg¨ªa a continuaci¨®n como una mujer fuerte y decidida, aunque confesara que el episodio sexual con Trump, y todo lo que se ha derivado de ¨¦l ¡ªel juicio mismo como ulterior consecuencia¡ª, la ha obligado a vivir en condiciones excepcionales, al tener que contratar seguridad, mudarse varias veces de casa y adoptar precauciones adicionales para proteger a su hija. Preguntada sobre si decir p¨²blicamente la verdad acerca de aquel encuentro de 2006 hab¨ªa sido para ella algo positivo o negativo, respondi¨®: ¡°Negativo¡±.
Las mayores andanadas contra Daniels vinieron precisamente de otra mujer, Susan Necheles, del equipo legal de Trump, que pas¨® m¨¢s de dos horas este jueves tratando de socavar la credibilidad de Daniels, incluyendo sus razones para aceptar el pago de dinero por su silencio. Necheles, como hicieron sus colegas de la defensa el martes, present¨® en todo momento a Daniels como una mentirosa movida por la codicia, algo que la testigo neg¨®, aunque reconoci¨® haber aceptado la oferta de Michael Cohen, entonces abogado y hombre de confianza de Trump, y que se encarg¨® de la gesti¨®n, porque se le estaba ¡°acabando el tiempo¡±, en una aparente referencia a las inminentes elecciones, que llevaron a Trump a la Casa Blanca.
El pago es el meollo del caso: los 34 delitos graves de falsificaci¨®n de registros mercantiles que se han imputado a Trump se derivan de su reembolso del dinero a Cohen cuando ya estaba en la Casa Blanca, adem¨¢s del registro de los cheques entregados al abogado como ¡°gastos legales¡± en la Organizaci¨®n Trump, el nombre del emporio familiar. Trump, de 77 a?os, ha negado cualquier delito, as¨ª como el supuesto encuentro sexual con Daniels. Si es declarado culpable, podr¨ªa enfrentarse a penas de prisi¨®n o libertad condicional al carecer de antecedentes.
Tras Stormy Daniels, el siguiente testimonio fue el de Rebecca Manochio, una contable junior en la Organizaci¨®n Trump, quien describi¨® c¨®mo durante la presidencia del republicano, le enviaba cheques que necesitaban su firma, pese a que el negocio estaba ya te¨®ricamente en manos de sus hijos mayores para evitar un conflicto de intereses. Manochio cont¨® que trabajaba directamente a las ¨®rdenes de Jeffrey S. McConney, el controlador corporativo de la Organizaci¨®n Trump que testific¨® previamente en el juicio que la mayor¨ªa de los reembolsos de Trump a Cohen proven¨ªan de la cuenta bancaria personal del presidente.
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