¡°Hay que matarlos, no pueden venir aqu¨ª¡±: el drama de los linchamientos en Bolivia
Cuatro personas mueren asesinadas en cuesti¨®n de d¨ªas en una serie de ataques colectivos. Muchos episodios de venganza y control comunitario de la justicia quedan impunes
Tres hombres semidesnudos est¨¢n amarrados a las gruesas palmeras de la plaza principal de Ivirgarzama, un pueblo de 30.000 habitantes ubicado en el Chapare, una de las zonas de plantaciones de coca de Bolivia. Una muchedumbre de hombres y mujeres los golpean e insultan. Les achacan ser responsables de los secuestros de ni?os que afectan a esta regi¨®n desde hace tiempo. Decenas de personas miran desde los balcones de las casas que rodean la plaza.
La polic¨ªa no aparece por el lugar, reducida horas antes en sus propias oficinas por la turba que sac¨® a los sospechosos de la c¨¢rcel y los llev¨® a golpes a la plaza, forz¨¢ndolos a recorrer un trecho de rodillas. Tras horas de tortura, sobrevendr¨¢ el desenlace: uno de los hombres es rociado con gasolina y quemado vivo. Los otros dos son trasladados a las afueras del pueblo y asesinados a golpes. La multitud se dispersa. Un nuevo linchamiento se ha consumado en Bolivia.
Los muertos ten¨ªan antecedentes policiales. El 8 de mayo, trataron de robar la camioneta que una pareja ofrec¨ªa a la venta en una de las calles del pueblo. Maniataron a los propietarios, al parecer haci¨¦ndose pasar por polic¨ªas, y los dejaron tirados en el suelo. Como no pudieron escapar con la camioneta, intentaron apoderarse de otro veh¨ªculo. Fueron descubiertos por los vecinos, que lograron detenerlos y llevarlos al m¨®dulo policial de Ivirgarzama, donde se los encerr¨®. Un polic¨ªa, rodeado de civiles, comenz¨® a rebuscar en el maletero del auto en el que los supuestos ladrones hab¨ªan llegado al pueblo. Encontr¨® un mandil blanco: al parecer, uno de los asesinados estudiaba medicina. Tambi¨¦n hall¨® cuadernos de la escuela. En ese momento, la gente que lo rodeaba supuso que los detenidos eran los autores de los secuestros de ni?os que los ¨²ltimos meses han trastornado al Chapare.
Gracias a la hoja de coca, el Chapare, donde el expresidente Evo Morales se forj¨® como l¨ªder sindical, es una de las zonas rurales m¨¢s ricas del pa¨ªs, pero tambi¨¦n la que tiene menos polic¨ªas, apenas unos 25 efectivos viven all¨ª, aunque la poblaci¨®n asciende a 393.000 personas. Las razones de esta ausencia son, en parte, pol¨ªticas. Los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) han replegado a la polic¨ªa de esta regi¨®n productora de materia prima del narcotr¨¢fico para permitir una auto-regulaci¨®n comunitaria. Aunque la misma no incluye otros cr¨ªmenes adem¨¢s del narco, esta ampliaci¨®n se da en la pr¨¢ctica de forma ilegal.
En el v¨ªdeo de la inspecci¨®n del auto sospechoso que circul¨® en los medios, una mujer exclama: ¡°Hay que matarlos, no pueden venir aqu¨ª¡±. As¨ª comenz¨® el linchamiento. Otros v¨ªdeos, grabados por los propios participantes, muestran a decenas de hombres dentro del m¨®dulo policial, sacando a patadas y golpes de pu?o a los detenidos, ante la mirada pasiva de los pocos polic¨ªas que trabajan ah¨ª. Luego llevar¨ªan a las v¨ªctimas, despojadas de sus camisas, a su final en la plaza.
El hecho fue condenado por el Gobierno, que mand¨® una comisi¨®n de fiscales a investigarlo. Tras su visita al lugar, los fiscales hablaron de un ¡°pacto de silencio¡± que hasta ahora les ha impedido siquiera tener acusados, aunque los videos y fotograf¨ªas podr¨ªan permitir identificar a muchos de los que se arrogaron el derecho a ajusticiar a los supuestos delincuentes.
Casi 200 casos en siete a?os
El linchamiento es una pr¨¢ctica frecuente en Bolivia, tanto por la debilidad de las instituciones de seguridad como por la cultura colectivista de la poblaci¨®n. Un estudio cont¨® 193 casos y 373 v¨ªctimas entre los a?os 2005 y 2011. La costumbre se mantiene incluso en las periferias de grandes ciudades como La Paz o Potos¨ª, donde los inmigrantes del campo se han asentado. En estos barrios, unos mu?ecos de trapo colgados de los postes de luz advierten a los forasteros de que rige la pena de muerte. La mayor parte de las v¨ªctimas de las explosiones justicieras son forasteros. A la exaltaci¨®n purificadora se suma la desconfianza ante los extra?os.
En estos d¨ªas est¨¢ por estrenarse la pel¨ªcula Tribus, del director Gory Pati?o. El filme lleva a la pantalla la cr¨®nica del periodista Roberto Navia de un linchamiento acaecido el 2 de julio de 2013, tambi¨¦n en Ivirgarzama. Entonces se quem¨® vivo a un sospechoso de robo y se golpe¨® a otros miembros de su familia, que sobrevivieron por poco. Hasta ahora no ha habido ninguna sanci¨®n contra los perpetradores. Navia recuerda otros casos en los que s¨ª hubo detenidos y esto caus¨® problemas pol¨ªticos, porque las comunidades involucradas protestaron contra las autoridades y exigieron la libertad de sus paisanos.
El 13 de mayo, apenas cinco d¨ªas despu¨¦s de la tragedia de Ivirgarzama, otro linchamiento se dio no muy lejos de all¨ª, en Tolata, tambi¨¦n en la regi¨®n de Cochabamba, en el centro del pa¨ªs. Una muchedumbre atrap¨® a dos ladrones, mat¨® a uno y dej¨® grav¨ªsimo a otro de ellos. Las autoridades tambi¨¦n prometieron que investigar¨ªan lo sucedido.
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