Seis semanas de recta final para conquistar Downing Street
El candidato del Partido Laborista, Keir Starmer, pr¨®ximo primer ministro del Reino Unido seg¨²n las encuestas, comienza su campa?a en un territorio clave: Escocia. Decenas de diputados conservadores renuncian a la reelecci¨®n
La disciplina es el mejor sustituto del carisma. Y en pol¨ªtica, si no es posible sorprender, conviene ser previsible. El candidato del Partido Laborista, Keir Starmer (Londres, 61 a?os), el favorito de todas las encuestas para ser el nuevo primer ministro del Reino Unido, se ha ajustado con disciplina espartana a m¨¢s de cuatro a?os de una estrategia met¨®dica que ha logrado reconducir a su formaci¨®n, desde el desastre que supuso la derrota de 2019 frente a Boris Johnson (el peor resultado laborista en m¨¢s de ochenta a?os) hasta el actual momento dulce en el que todo anticipa que la izquierda brit¨¢nica recuperar¨¢ el poder frente a los conservadores de Rishi Sunak el pr¨®ximo 4 de julio, cuando se abran las urnas. ?O hay margen para la sorpresa?
¡°Nadie que conozca de cerca c¨®mo funciona una campa?a electoral puede decir que todo est¨¦ ya cantado. No puedes dar por asumido lo que vayan a hacer los votantes¡±, advierte a EL PA?S Philip Collins, el hombre que escribi¨® los mejores discursos de Tony Blair, y que ha ayudado tambi¨¦n a Starmer a construir su mensaje. ¡°Sin embargo, creo que en esta ocasi¨®n es m¨¢s f¨¢cil predecir el resultado. Aquel desastre presupuestario de la ex primera ministra Liz Truss y su responsable de Econom¨ªa, Kwasi Kwarteng [que hundi¨® la libra, los mercados y la credibilidad econ¨®mica del pa¨ªs], una inflaci¨®n que se movi¨® por encima de los diez puntos, o el cambio en el clima pol¨ªtico de Escocia..., todo son acontecimientos de gran magnitud, y resulta dif¨ªcil pensar que una campa?a pueda recomponerlos. Los tories comienzan 20 puntos porcentuales por detr¨¢s del Partido Laborista en todas las encuestas. Creo que es m¨¢s o menos seguro que Starmer ser¨¢ el pr¨®ximo primer ministro¡±, concluye Collins.
Se?ala Escocia el analista pol¨ªtico, y explica de ese modo que este viernes, pr¨¢cticamente el primer d¨ªa de una larga campa?a, el candidato laborista se desplazara hasta Glasgow para participar en un acto electoral. ¡°Estas son las elecciones del cambio. Pero no hay cambio posible sin Escocia (...). No hay laborismo sin Escocia¡±, proclamaba Starmer en Gorbals, el barrio hist¨®rico de clase obrera en la orilla sur del r¨ªo Clyde.
Desde los a?os sesenta del pasado siglo hasta la primera d¨¦cada del actual, el Partido Laborista arras¨® en Escocia. En su victoria de 1997, Tony Blair logr¨® 56 de los 72 esca?os de la C¨¢mara de los Comunes que correspond¨ªan a ese territorio. En 2019, solo 2 de los 59 diputados escoceses eran laboristas; 43 pertenec¨ªan al Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP, en sus siglas en ingl¨¦s). El auge del independentismo hab¨ªa desplazado a la marginalidad a la izquierda brit¨¢nica. Pero el SNP est¨¢ en horas bajas, con un apoyo muy bajo a la secesi¨®n por parte de la ciudadan¨ªa, un esc¨¢ndalo financiero que ha salpicado incluso a la legendaria l¨ªder del partido, Nicola Sturgeon, y tres renovaciones de la direcci¨®n en poco m¨¢s de un a?o.
Starmer sabe que es el momento de hincar el diente en Escocia y recuperar un buen n¨²mero de esca?os, si aspira a tener una mayor¨ªa holgada en el Parlamento de Westminster.
¡°No se trata ¨²nicamente de que el Partido Laborista est¨¦ en alza y que vaya probablemente a arrebatarle un pu?ado de esca?os al SNP. Existen, adem¨¢s, divisiones muy dolorosas en el seno del movimiento independentista¡±, se?ala Chris Deerin, el experto en asuntos escoceses del semanario New Satesman. ¡°Los c¨¢lculos actuales se?alan que uno de cada cinco de los que en 2014 respaldaron la secesi¨®n en el refer¨¦ndum [el no a la independencia gan¨® por un 55% frente al 45% del s¨ª, pero el independentismo comenz¨® a cobrar auge desde entonces] estar¨ªan ahora dispuestos a votar a los laboristas con tal de expulsar del Gobierno a los tories¡±, se?ala Deerin.
Disciplina y frialdad
El acto en Escocia es la demostraci¨®n de que Starmer tiene un guion de campa?a y una estrategia para conquistar Downing Street de los que intentar¨¢ no desviarse ni un mil¨ªmetro, a diferencia de su rival conservador, el primer ministro Rishi Sunak, que da la sensaci¨®n de actuar con movimientos desesperados en las primeras horas de esta contienda electoral.
Y junto a la disciplina, frialdad. Starmer ha barrido del partido cualquier rastro de su predecesor, Jeremy Corbyn, que escor¨® al laborismo hacia planteamientos de izquierda excesivos para el votante medio brit¨¢nico. Expuls¨® del grupo parlamentario a Corbyn cuando se resisti¨® a admitir los episodios de antisemitismo que una comisi¨®n independiente hab¨ªa detectado en el seno de la formaci¨®n. Finalmente, este viernes, cuando el veterano izquierdista ha anunciado que se iba a presentar como independiente a las elecciones del 4 de julio, en la circunscripci¨®n londinense de Islington, a Starmer no le ha temblado el pulso: lo ha expulsado sin contemplaciones del partido.
¡®Asesinato del personaje¡¯
Los anglosajones utilizan la expresi¨®n character assasination (asesinato del personaje) para definir la estrategia por la que se persigue la destrucci¨®n de la reputaci¨®n y la imagen del rival. El Partido Conservador, y su candidato, Sunak, han comenzado a cargar contra Starmer con unos mensajes que rozan cierto infantilismo. En la cuenta de X (antes Twitter) del partido, una foto con tres cajas y tres mu?ecos del candidato, como si fuera el Ken de Barbie: Eco-Keir (con propuestas desechables), dice una, para recordar que el candidato laborista ha recortado, en aras al rigor fiscal, el dinero prometido para ¡®energ¨ªa verde¡¯; Remain-Keir (el que apoy¨® la permanencia en la UE); y Left-Wing Keir (El Keir Izquierdista, ¡®que resulta m¨¢s caro¡¯, dice en la caja).
Un intento que suena casi desesperado, por parte de los conservadores, de introducir el miedo en sus votantes frente a la posibilidad de que Starmer llegue a Downing Street.
No conviction, no plan, no refunds. pic.twitter.com/emUIZp7QzB
— Conservatives (@Conservatives) May 24, 2024
Dicen los expertos que para ganar las elecciones hay que tener claras tres cosas: los logros del candidato, las debilidades del rival y las propuestas para el futuro. Sunak arrastra, aunque no sea el principal culpable de todo ello, las ruinas de 14 a?os de gobiernos conservadores marcados por la austeridad y el Brexit. M¨¢s de ochenta diputados de su grupo parlamentario han anunciado que no quieren repetir como candidatos, superando as¨ª la espantada que sufri¨® John Major antes de la arrolladora victoria laborista de Blair en 1997. Ha sido incapaz, hasta ahora, de hacer mella en su rival, Starmer, que representa a ojos de muchos votantes una promesa de estabilidad y responsabilidad frente al caos dejado por los tories. Su ¨²nica baza, seg¨²n ha demostrado en las primeras horas de campa?a, es intentar sembrar la duda sobre las futuras pol¨ªticas de un Gobierno de izquierdas.
¡°Ya parece claro que el pa¨ªs est¨¢ preparado para un cambio. El eslogan de campa?a del Partido Laborista es as¨ª de simple: Change (Cambio). Pero cambio, ?hacia d¨®nde? A¨²n no lo sabemos. Cambio respecto a un pasado conservador, s¨ª, pero nos queda por averiguar el contenido de ese cambio¡±, admite Collins.
Esa ser¨¢ la parte m¨¢s delicada de la recta final de Starmer en su carrera hacia Downing Street. Dosificar a lo largo de seis semanas las recetas con las que pretende remontar un pa¨ªs que muchos ciudadanos ven en decadencia, pero sin provocar temor o recelo en una clase media que, por tradici¨®n, tiende a ser conservadora.
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