Rusia aprende en Moldavia a mover sus piezas contra Europa
Mosc¨² trata de convencer al electorado moldavo, al igual que al georgiano, de que el camino a la UE conduce a la guerra, la miseria y la ruina, a semejanza de lo que ocurre en Ucrania
El deseo de integrarse en la Uni¨®n Europea es una opci¨®n fr¨¢gil en Moldavia, pa¨ªs candidato al ingreso desde junio de 2022, seg¨²n indica el refer¨¦ndum celebrado el domingo en este pa¨ªs. El plebiscito se limitaba a inquirir sobre la conveniencia de incorporar el rumbo hacia la UE en la Constituci¨®n del Estado y el resultado (50,46% de los votantes estuvieron a favor y 49,54% en contra) evidenci¨® que, para agitar los ¨¢nimos contra la UE, Mosc¨² puede apoyarse en fuerzas internas moldavas y no solo en separatistas e independentistas.
En la campa?a contra la pol¨ªtica proeuropea de la presidenta Maia Sandu, Gagauzia (una regi¨®n aut¨®noma de Moldavia) ha sido la abanderada de las posiciones promoscovitas, mientras la regi¨®n secesionista de Transnistria ha tenido un papel m¨¢s inerte. Estos posicionamientos son en parte el resultado de la guerra de Rusia en Ucrania, que ha transformado Transnistria (encajado entre el r¨ªo Dni¨¦ster y el territorio ucranio) en un espacio de accesibilidad limitada y funcionalidad reducida para Mosc¨².
En Transnistria reside algo menos de medio mill¨®n de habitantes (culturalmente rusos, ucranios y moldavos), entre los cuales Mosc¨² y Kiev repartieron cerca de 220.000 y 100.000 pasaportes respectivamente. En Gagauzia viven unos 134.000 ciudadanos de Moldavia. En Transnistria, un 37% de quienes votaron en el refer¨¦ndum lo hicieron a favor de Europa; en Gagauzia tan solo un 5%.
A diferencia de Transnistria, que mantiene posiciones secesionistas desde 1990, Gagauzia encontr¨® su encaje en el Estado de Moldavia en calidad de autonom¨ªa que acoge a una comunidad de descendientes de pueblos n¨®madas t¨²rquicos cristianizados (de religi¨®n ortodoxa y lengua t¨²rquica). A la m¨¢xima autoridad pol¨ªtica local (bashkan) le corresponde un puesto en el Gobierno de Moldavia, pero las relaciones entre Maia Sandu y la actual bashkan, Yevguenia Gutsul, son muy tirantes.
Gutsul mantiene un en¨¦rgico rumbo prorruso y cultiva relaciones privilegiadas con Mosc¨², en lo pol¨ªtico y en lo econ¨®mico, por lo que los productos agr¨ªcolas de su regi¨®n, a diferencia de los del resto de Moldavia, encuentran un receptivo mercado en Rusia. En su activa campa?a contra el refer¨¦ndum, Gutsul ha utilizado la imagen del presidente Vlad¨ªmir Putin, con quien se entrevist¨® en marzo pasado en Rusia y al que felicit¨® efusivamente por su reciente cumplea?os. La bashkan no es una independentista, subraya su condici¨®n de ciudadana moldava y cultiva tambi¨¦n su relaci¨®n con Turqu¨ªa.
En lo que se refiere a Transnistria, en 2006, sus autoridades ya convocaron un refer¨¦ndum en el que, seg¨²n ellas, un 97% de la poblaci¨®n local se pronunci¨® por la integraci¨®n a Rusia. La geograf¨ªa, sin embargo, no se lo pone f¨¢cil, a no ser que las tropas rusas que invaden Ucrania llegaran hasta Odesa. Hoy por hoy, Transnistria es una tierra de emigraci¨®n, donde una parte de los habitantes se desplazaron a Rusia y otra parte, a Occidente.
El endurecimiento de las condiciones de circulaci¨®n al filo de la guerra en Ucrania ha hecho que los ¡°ciudadanos¡± de Transnistria (cuyos pasaportes locales no son reconocidos por ning¨²n pa¨ªs, ni siquiera por Rusia) se muestren muy activos en su b¨²squeda de documentos alternativos. ¡°Los pasaportes moldavos no son populares aqu¨ª, pero la guerra y la llegada al poder de Sandu los convierte en algo imprescindible para sobrevivir¡±, dice un interlocutor contactado en Tir¨¢spol (la capital de Transnistria). Esos pasaportes moldavos, que una parte de la poblaci¨®n local desde?aban en el pasado en beneficio de los pasaportes rusos, son los que les dan hoy la posibilidad de votar en el refer¨¦ndum y no precisamente para apoyar la opci¨®n proeuropea de Moldavia.
Por otra parte, en Transnistria abundan los coleccionistas de pasaportes, ya sean los rusos (que Mosc¨² reparti¨® generosamente durante a?os), ya sean los de Ucrania (que Kiev tambi¨¦n reparti¨®), los de Rumania (que facilitaban la emigraci¨®n a la UE en caso de que el interesado pudiera certificar la existencia de un antepasado rumano) y los de Bulgaria (que permit¨ªan una opci¨®n semejante a la rumana). Para votar como moldavos en Gagauzia, las cosas son m¨¢s sencillas. Sin embargo, la hora de la verdad no ha llegado a¨²n para Moldavia, cuyo sistema pol¨ªtico es parlamentario, y es previsible que las batallas decisivas entre proeuropeos y prorrusos se den en 2025, cuando se celebren comicios legislativos en el pa¨ªs.
Adem¨¢s de afirmar sus posiciones a trav¨¦s de la di¨¢spora moldava en Rusia y a trav¨¦s de los sectores prorrusos en territorio de Moldavia, Mosc¨² emplea un nuevo argumento que podr¨ªamos denominar como de la ucranizaci¨®n, consistente en convencer al electorado de que el camino a Europa conduce a la guerra, la miseria y la ruina, a semejanza de lo que est¨¢ ocurriendo en Ucrania. La ucranizaci¨®n, entendida de este modo, ha sido esgrimida tambi¨¦n en Georgia por el partido gobernante en aquel pa¨ªs ante las elecciones parlamentarias del pr¨®ximo domingo. Tanto en Moldavia como en Georgia, Rusia, la antigua metr¨®poli del imperio ruso, juega el mismo juego para retenerlas en su esfera de influencia.
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