La corrupci¨®n, la inflaci¨®n y el debate sobre defensa marcan las elecciones de Jap¨®n
El gobernante Partido Liberal Democr¨¢tico mide su resistencia a los esc¨¢ndalos de financiaci¨®n irregular tras una campa?a en la que la oposici¨®n ha recortado posiciones
Este domingo, Jap¨®n pone a prueba en las urnas la resistencia del gobernante Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), la formaci¨®n que ha liderado el pa¨ªs sin apenas interrupciones desde su creaci¨®n en 1955. Todo parece indicar que, salvo hecatombe electoral, habr¨¢ una nueva victoria de la agrupaci¨®n conservadora actualmente al frente del Ejecutivo. Las encuestas, en cualquier caso, aprietan, con la oposici¨®n del Partido Constitucional Dem¨®crata, de centroizquierda, en auge. Los resultados podr¨ªan forzar pactos inesperados y subtramas en el guion a menudo predecible de los comicios nipones, tras una fugaz campa?a que ha estado marcada por la corrupci¨®n, la econom¨ªa renqueante, la subida inasumible del coste de la vida y el debate sobre el papel de la defensa en un pa¨ªs que lleva el pacifismo inscrito en su ADN constitucional.
El reci¨¦n nombrado primer ministro, Shigeru Ishiba, un curtido pol¨ªtico de 67 a?os, exministro de Defensa y de Agricultura, aspira a lograr una mayor¨ªa suficiente del PLD en la C¨¢mara de Representantes ¨Dsu composici¨®n es lo que votan los ciudadanos¨D como para revalidar el mandato al frente del Gobierno. La C¨¢mara baja es el ¨®rgano fuerte de la Dieta (el Parlamento japon¨¦s), con capacidad para investir al jefe del Ejecutivo. Cuenta con 465 diputados, y estaba dominada hasta ahora por el PLD con mayor¨ªa absoluta, adem¨¢s de contar con el apoyo de un grupo minoritario, Komeito. Pero el partido de Ishiba llega a los comicios con las curvas de intenci¨®n de voto en declive.
Un sondeo publicado esta semana por el diario The Asahi Shimbun augura que el PLD podr¨ªa perder hasta 50 de los 247 esca?os que ten¨ªa, mientras Komeito ceder¨ªa otros 30, dejando a la coalici¨®n de Gobierno por debajo de los 233 necesarios para sumar la mitad m¨¢s uno.
A pesar de su fama de honesto, Ishiba no logra dejar atr¨¢s la sombra de una trama de financiaci¨®n irregular que estall¨® el a?o pasado, forz¨® la dimisi¨®n de varios ministros, y golpe¨® tanto la popularidad del entonces jefe del Ejecutivo, Fumio Kishida, que este finalmente decidi¨® abandonar el cargo en verano. Tras su marcha, Ishiba tom¨® las riendas de los liberaldem¨®cratas a finales de septiembre, fue investido primer ministro el 1 de octubre, form¨® Gobierno y convoc¨® de inmediato elecciones anticipadas, para aprovechar el tir¨®n de popularidad. Pero no tiene su futuro asegurado. Un mal resultado este domingo podr¨ªa provocar una crisis interna en la formaci¨®n y la b¨²squeda de un rostro alternativo para liderar el Ejecutivo.
Mientras tanto, el Partido Constitucional Dem¨®crata (PCD) ¨Dheredero del Partido Dem¨®crata que gobern¨® entre 2009 y 2012, durante una de las breves interrupciones del PLD en el poder¨D ha seguido subiendo en las encuestas. El sondeo de The Asahi Shimbun le otorga hasta 140 esca?os, 42 m¨¢s de los actuales. Capitaneado por Yoshihiko Noda, otro veterano de la pol¨ªtica nipona que sirvi¨® como primer ministro entre 2011 y 2012, el partido tendr¨ªa en cualquier caso complicad¨ªsimo articular una coalici¨®n s¨®lida como para forjar una alternativa de Gobierno.
Ser¨¢n, adem¨¢s, los primeros comicios desde el asesinato a tiros durante un mitin en 2022 del ex primer ministro y l¨ªder absoluto del PLD Shinzo Abe, que gobern¨® la cuarta econom¨ªa del planeta ente 2012 y 2020. Su ausencia dej¨® hu¨¦rfana a la formaci¨®n; tras su muerte, fueron apareciendo los casos de financiaci¨®n ilegal que han noqueado la reputaci¨®n del partido.
El primer punto del programa del PLD tiene que ver precisamente con la lucha contra la corrupci¨®n y la regeneraci¨®n interna para devolver al ciudadano la confianza en la pol¨ªtica. Y este es por supuesto el flanco principal contra el que golpea la ret¨®rica del PCD.
¡°?Quiero hablar de la corrupci¨®n!¡±, arranca su discurso Harumi Yoshida, una de las figuras destacadas del PCD. Se encuentra a la salida del metro Ogikubo, en el oeste de Tokio, con un micr¨®fono en la mano. Son las seis de la tarde del mi¨¦rcoles, quedan cuatro d¨ªas para las elecciones, y sus palabras se mezclan con el r¨ªo de gente que regresa de sus trabajos. Algunos se detienen a escucharla.
En Jap¨®n (124,4 millones de habitantes), los candidatos tratan de ara?ar votos en cada esquina de sus distritos. La pol¨ªtica se cuece a pie de calle en una campa?a que ha sido brev¨ªsima, de 12 d¨ªas. Reparten panfletos, saludan uno a uno con una reverencia a quienes se paran un rato. Son peque?os m¨ªtines organizados con ayuda de un pu?ado de voluntarios, unas banderolas y un amplificador. Abe fue asesinado en una de estas comparecencias, cuando daba su apoyo a otro candidato.
Yoshida prosigue con su arenga sobre la corrupci¨®n. ¡°No es un partido limpio¡±, acusa al PLD. ¡°El dinero que se han llevado los pol¨ªticos podr¨ªa estar en los bolsillos de todos los contribuyentes¡±. ¡°?No va a cambiar nada!¡±, le espeta un joven enfadado que est¨¢ entre el p¨²blico. La candidata ni se inmuta; anima a poner punto final al Gobierno; critica las llamadas ¡°Abenomics¡±, las medidas con la que Abe trat¨® de reanimar las finanzas japonesas. ¡°Dec¨ªan que el dinero ca¨ªa desde arriba hacia abajo, y nos hemos dado cuenta de que no es as¨ª. El coste de la vida no ha hecho m¨¢s que empeorar¡±.
Entre los oyentes, escasos, se escuchan algunos de los reclamos de la ciudadan¨ªa. Mari Kimura, de 69 a?os, protesta por los bajos salarios que reciben los cuidadores de ancianos, un asunto capital en el pa¨ªs m¨¢s envejecido del mundo. Yuki Jimbo, un inform¨¢tico de 38 a?os que trabaja como voluntario para la pol¨ªtica, protesta por las escasas bajas de paternidad; pronto va a ser padre y cree que las ayudas para la crianza no alcanzan. Jap¨®n, con una de las tasas de natalidad m¨¢s bajas del mundo, registr¨® en 2023 un m¨ªnimo hist¨®rico de nacimientos. Los hijos de la generaci¨®n del baby boom, dice Jimbo, ya no cuentan con el nivel de vida de sus padres. ¡°La mitad de mis amigos no tienen hijos y la otra mitad no tienen novia¡±.
Kioko Sato, una orientadora laboral de 58 a?os, cree que lo m¨¢s importante es que la candidata Yoshida est¨¢ en contra de cambiar el art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n, que consagra el pacifismo nip¨®n. En los ¨²ltimos a?os, el PLD ha ido dando pasos hacia una mayor asertividad militar ante lo que considera una creciente amenaza de China, Rusia y Corea del Norte. Ha casi duplicado el presupuesto de Defensa, permitido la exportaci¨®n de armas letales bajo condiciones muy concretas y dado pasos para tener capacidad de atacar bases enemigas. A la se?ora Sato, madre de dos hijos, le asusta ese camino: ¡°No quiero una guerra¡±. La dureza de la afirmaci¨®n choca con sus gestos contenidos.
Junto a las escaleras mec¨¢nicas de la estaci¨®n de Kawasaki, una ciudad vecina a Tokio, Yusuke Taniguchi, de 29 a?os, reparte propaganda electoral del partido de Gobierno. Es consciente de que la cosa pinta fea. ¡°La situaci¨®n es muy extrema, creo que vamos a perder esca?os¡±. Trabaja como secretario de Kazunori Tanaka, ex secretario de Estado de Finanzas y de Medio Ambiente, que se presenta de nuevo como candidato, tras haber sido elegido en nueve legislaturas. Taniguchi dice que aspiran a mantener al menos la mitad de los 465 diputados de la C¨¢mara baja. Uno de los panfletos que el joven aprendiz de pol¨ªtico extiende lleva el rostro de Tanaka, junto a un eslogan: ¡°Promover leyes m¨¢s estrictas para controlar los fondos pol¨ªticos¡±.
Hasta ahora, el PLD ha gobernado con ayuda del partido minoritario Komeito, budista y de centroderecha, pero una mayor debilidad parlamentaria podr¨ªa llevar a explorar nuevos pactos m¨¢s a la derecha, con formaciones m¨¢s proclives a exigir una revisi¨®n del pacifismo constitucional. Sobre este punto, el voluntario da una respuesta cr¨ªptica: ¡°No es que queramos una guerra, lo que queremos es proteger el pa¨ªs¡±, dice, antes de acercarse de nuevo a la escalera para repartir m¨¢s panfletos.
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