Guerra fratricida en Yen¨ªn entre las fuerzas de la Autoridad Palestina y una alianza de milicias
Los enfrentamientos han provocado la muerte de seis soldados, cuatro milicianos y tres civiles en el campamento de refugiados desde mediados de diciembre. El Gobierno palestino proh¨ªbe las emisiones de Al Jazeera por sus informaciones sobre este conflicto
Los combatientes del campamento de refugiados de la ciudad palestina de Yen¨ªn, en el norte de Cisjordania, preguntan cu¨¢l es el color del coche con el que se pretende acceder a su territorio. Para no dispararle cuando se aproxime. Las cosas siempre estuvieron tensas en Yen¨ªn. Aqu¨ª fue donde en 2002 estall¨® una batalla en la que murieron 52 palestinos y 23 soldados israel¨ªes. Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Ham¨¢s mat¨® a 1.200 israel¨ªes en la zona fronteriza con Gaza, el ej¨¦rcito ha efectuado m¨²ltiples redadas en este lugar, alguna de las cuales se saldaron con decenas de muertos y arrestados. Pero ahora, la lucha se libra entre los propios palestinos.
El campamento de Yen¨ªn, habitado por unas 23.000 personas, se cre¨® como tantos otros en Cisjordania y Gaza a partir de 1948, tras la Nakba (cat¨¢strofe), como se conoce el exilio al que se vieron forzados centenares de miles de palestinos con la fundaci¨®n del Estado de Israel, y que con el paso de las d¨¦cadas suma casi seis millones de desplazados. Ahora, el lugar est¨¢ sembrado con 150 minas antipersona, seg¨²n el Gobierno palestino. Conforme el coche avanza hacia la zona de enfrentamientos aparecen los llamados erizos de hierro, un obst¨¢culo de defensa antitanque formado por barras angulares. Es s¨¢bado por la tarde y se oyen tiros cercanos. En una calle hay apostados unos 15 milicianos, todos armados con fusiles M-16. Bromean entre ellos, sin preocuparse de los disparos.
Quais, de 33 a?os (no da su apellido), es el l¨ªder. No quiere fotos, ni que se le hagan a nadie del grupo, ni siquiera de espaldas. ?l y todos a su alrededor, una decena de combatientes, lucen barba y est¨¢n armados. Tambi¨¦n hay adolescentes imberbes con fusiles. Una mujer y un hombre palestinos, con chalecos antibalas de prensa, tienen permiso para grabar. Los milicianos colocan las armas en el suelo y comienzan a rezar. Los otros filman la escena de tal forma que se vean claramente los fusiles. A los cinco minutos, cada uno retoma su arma.
Desde el pasado 15 de diciembre, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en algunas zonas de la Cisjordania ocupada por Israel, pretende desarmar a lo que ellos llaman ¡°proscritos¡±, ¡°fuera de la ley¡±, ¡°delincuentes¡±, ¡°criminales¡±. El resultado, hasta el momento, es que han muerto seis soldados de la ANP, cuatro milicianos y tres civiles. Una de las v¨ªctimas es la estudiante de periodismo Shaza al Sabbagh, de 21 a?os, muy activa en redes sociales, y partidaria de los milicianos. Al Sabbagh fue alcanzada en la cabeza el 28 de diciembre por un disparo cuando se encontraba con su madre en el campamento de Yen¨ªn. Nadie se responsabiliza de su muerte. Otra v¨ªctima es un joven que iba desarmado en su moto. El v¨ªdeo est¨¢ circulando en las redes sociales. En este ¨²ltimo caso, la ANP s¨ª que asume el ¡°error¡±.
Quais afirma pertenecer a Ham¨¢s. ¡°Pero este otro es de la Yihad Isl¨¢mica y ese de ah¨ª pertenece a otro grupo¡ Lo que realmente molesta al Gobierno palestino es que ahora estamos todos unidos¡±. Quais dice que la causa de los enfrentamientos es que la ANP, junto con Israel, quiere terminar con ¡°la situaci¨®n de lucha¡± en la Cisjordania ocupada. ¡°Los israel¨ªes le han dicho al Gobierno palestino que si quiere tomar el control de Gaza alg¨²n d¨ªa tiene que terminar antes con la resistencia en Cisjordania. Nos han cortado el agua, la electricidad, no dejan que pasen aqu¨ª los proveedores de alimentos, les amenazan con represalias¡±.
M¨¢s de una hora y media en coche hacia al sur, en Ramala, capital administrativa de Cisjordania, en su despacho de la Inteligencia General Palestina, el portavoz de las fuerzas de seguridad, el general de brigada Anuar Rajab, ofrece su versi¨®n: ¡°La estrategia de Israel, sobre todo desde el 7 de octubre, es debilitar a la ANP. Los ministros ultras pretenden cambiar la demograf¨ªa de Cisjordania. Para ello intentan demostrar que nosotros no podemos controlar a estos grupos de delincuentes, que est¨¢n financiados por Ir¨¢n. Sabemos incluso cu¨¢nto les pagan a muchos de ellos. Tambi¨¦n cuentan con el apoyo de las redes sociales de Ham¨¢s, de la Yihad Isl¨¢mica y, sobre todo, de [el canal catar¨ª] Al Jazeera¡±.
La semana pasada, el Gobierno palestino prohibi¨® la difusi¨®n en Cisjordania de las emisiones de Al Jazeera, tras su cobertura de los enfrentamientos en el campamento de Yen¨ªn, acus¨¢ndoles de ¡°impulsar la sedici¨®n¡±. Quais y los suyos, sin embargo, dicen estar encantados con esa cobertura. La oficina que la cadena tiene en Ramala ya fue asaltada y cerrada en mayo por tropas israel¨ªes.
El portavoz militar Rajab cree que los grupos de ¡°proscritos¡± est¨¢n intentando cambiar la mentalidad de los menores sobre ¡°la verdadera causa palestina¡±. Y asegura que el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, usa a Ir¨¢n para debilitar a la ANP. ¡°Ir¨¢n quiere imponer su ideolog¨ªa chi¨ª aqu¨ª, mediante sus ramas, Ham¨¢s y la Yihad Isl¨¢mica [a pesar de que estas organizaciones son sun¨ªes]. Estos grupos de delincuentes no tienen capacidad de hacer da?o a Israel, solo les dan un motivo para entrar en nuestros territorios. Estos proscritos matan a soldados palestinos, roban coches de la ANP, les ponen banderas de Ir¨¢n y de la Yihad Isl¨¢mica y lo sacan en las redes¡±.
Rajab muestra en su tel¨¦fono un mapa con la distribuci¨®n de las minas antipersona sembradas por los combatientes en el campamento. ¡°Dicen que lo hacen para protegerse de Israel. ?Pero qu¨¦ sentido tiene ponerlas al alcance de cualquier ni?o? ?Y por qu¨¦ almacenan explosivos en centros sanitarios? Son delincuentes. Han usado una planta del hospital de Yen¨ªn para instalarse ah¨ª. Han violado a enfermeras. Y tenemos toda la informaci¨®n sobre el dinero que est¨¢n recibiendo desde Gaza, desde Ir¨¢n y Turqu¨ªa¡±.
El portavoz de las fuerzas de seguridad palestinas no quiere ofrecer una cifra exacta de los ¡°fuera de la ley¡± que han sido arrestados, aunque asegura que son ¡°muchos¡±. ¡°Y tambi¨¦n tenemos a otros que han sido heridos. Y los estamos curando en prisi¨®n. Sin embargo, otros disparan a las ambulancias que enviamos para curarles¡±. Rajab asegura que su gran temor es que el ej¨¦rcito israel¨ª ¡°interfiera¡± antes de que la ANP haya concluido su trabajo de desarme.
¡°Ir¨¢n nos ayuda¡±
De vuelta al campamento de Yen¨ªn, a trav¨¦s de una carretera bordeada por al menos una decena de asentamientos de colonos israel¨ªes, Quais reconoce: ¡°Tenemos ayuda financiera y apoyo de Ir¨¢n. Son nuestros amigos. Pero yo no soy chi¨ª, ni trabajo con ellos, ni con su agenda¡±. Tambi¨¦n asume que han sembrado minas. ¡°Pero avisamos antes a la ANP de que lo har¨ªamos¡±. Y niega que hayan tomado una planta del hospital. ¡°Eso lo hacen ellos, que buscan cualquier pretexto para meterse y disparar desde all¨ª¡±, sostiene.
El miliciano nunca ha cre¨ªdo en las autoridades palestinas. Sobre el l¨ªder palestino Yasir Arafat, que falleci¨® en 2004, dice que cometi¨® un gran error firmando los acuerdos de Oslo ¡ªde donde parti¨® la creaci¨®n de las fuerzas de seguridad palestinas y su coordinaci¨®n con las israel¨ªes, y la divisi¨®n de Cisjordania en tres zonas: una, las ciudades, bajo control administrativo y de seguridad de la ANP; otra, mixta, en sus alrededores; y la m¨¢s amplia (m¨¢s del 60% del territorio), bajo control pleno israel¨ª¡ª. ¡°Esos acuerdos nos mataron¡±, dice Quais. Respecto al actual presidente palestino, Mahmud Abbas, de 89 a?os, dice que ¡°ya ha expirado¡±, que no pinta nada.
En una calle aleda?a, Murad Sadi, un vecino de 48 a?os, comenta que el campamento est¨¢ rodeado por las fuerzas de la ANP. ¡°No hay colegio para los ni?os, ni rezos en la mezquita. La comida no viene¡ Solo queremos que los soldados del Gobierno se vayan y nos dejen en paz¡±.
A cinco minutos del campamento se encuentra, en la casa de un familiar, Um Mutasim al Sabbagh [usa el nombre en ¨¢rabe que significa que es la progenitora de Mutasim], de 52 a?os, madre de la estudiante de periodismo asesinada el 28 de diciembre. Dice que lo que m¨¢s le duele es que se encontraba junto a su hija y que no pudo hacer nada por ella. ¡°Salimos a comprar en una tienda que est¨¢ enfrente de nuestra casa. Eran las once de la noche. Mi hija llevaba un beb¨¦ de un a?o en sus brazos, de un pariente, y un ni?o de dos a?os de la mano. La bala le entr¨® por debajo de la oreja y le atraves¨® toda la cabeza. Cuando la vi estaba en el suelo, con el beb¨¦ a¨²n sobre ella. Grit¨¦ y me siguieron disparando, me tuve que meter en mi casa con el beb¨¦. Yo no puedo acusar a nadie, pero desde el ¨¢ngulo en que le dispararon solo estaban las fuerzas de la ANP. Un par de d¨ªas antes mi hija hab¨ªa colocado en sus redes sociales la foto de dos m¨¢rtires. La ANP le pidi¨® que las quitase. Ella no solo no las quit¨®, sino que escribi¨® que le hab¨ªan pedido borrarlas¡±.
La madre relata que justo en esa calle, frente a su casa, muri¨® el 7 de marzo de 2023 su hijo Mutasim, a los 21 a?os, bajo el fuego del ej¨¦rcito israel¨ª. Tiene otro m¨¢s joven, Mosad, que trabaja con una ambulancia como param¨¦dico. El 28 de diciembre, Mosad acudi¨® a socorrer a una v¨ªctima. ¡°Sab¨ªamos que hab¨ªa alguien a quien le hab¨ªan disparado. Est¨¢bamos a cinco minutos de all¨ª, pero la ANP no nos dejaba entrar porque dec¨ªa que era peligroso. Al cabo de media hora nos dejaron. Y entonces vi que la v¨ªctima era mi hermana. Le tom¨¦ el pulso y ya lo ten¨ªa muy d¨¦bil. No puedo expresar lo duro que fue verla morir¡±.
El portavoz militar Rajab asegura que la bala que mat¨® a Al Sabbagh era de un fusil M-16, de fabricaci¨®n israel¨ª, como los que usan los ¡°proscritos¡±. Sin embargo, Quais asegura que todo el mundo sabe en Yen¨ªn que la mat¨® la ANP.
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