Teresa Ribera: ¡°Europa no va a jugar a la pol¨ªtica espect¨¢culo, pero s¨ª tiene que ser firme¡±
La vicepresidenta europea para la Transici¨®n Limpia, Justa y Competitiva sostiene que la UE no debe caer en provocaciones sino actuar con inteligencia y defender sus valores frente a las injerencias
Steve Bannon, estratega de la derecha reaccionaria, vaticin¨® el triunfo en Estados Unidos de Donald Trump unos d¨ªas despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman Brothers. Y se inspira en la doctrina militar para describir el primer mes, muy loco, del trumpismo: la t¨¢ctica consiste en sacudir el orden internacional con una mezcla de conmoci¨®n y pavor. Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, carga en esta entrevista ¡ªincluso desde antes de que se encienda la grabadora¡ª contra el show business provocador, levantisco y a menudo grotesco del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Y defiende una respuesta europea que los cr¨ªticos tildan de exasperadamente lenta. Ribera, responsable de la agenda verde europea y de la pol¨ªtica de competencia, habla de principios, de valores, de reglas, de ese asunto tan subversivo que es el Estado del bienestar: ¡°Higiene, vacaciones, anestesia, l¨¢mparas de lectura, naranjas en invierno; la vieja Europa escler¨®tica, relativamente amable, atormentada por sus fantasmas, vulnerable a los matones, el destino elegido por millones de desventurados¡±, seg¨²n la feliz descripci¨®n del escritor Ian McEwan, eur¨®filo empedernido.
Ribera, que tambi¨¦n lo es, dice que lo primero que tiene que hacer la UE es ¡°cre¨¦rselo¡±. A partir de ah¨ª tiene que esperar y ver, no impacientarse ni entrar en provocaciones: tirar de ¡°inteligencia estrat¨¦gica¡± porque de c¨®mo salga de este laberinto depende la posici¨®n de Europa en las pr¨®ximas d¨¦cadas. ¡°La UE no va a jugar a la pol¨ªtica espect¨¢culo¡±, apunta en el t¨ªtulo escogido para esta conversaci¨®n en la sede de la Comisi¨®n en Madrid. En redes sociales, eso s¨ª, es mucho m¨¢s f¨¢cil tropezarse con Bannon haciendo el saludo nazi que con la n¨²mero dos de Ursula von der Leyen hablando de Europa, de esa aparente fragilidad que, sostiene Ribera, enmascara la voluntad de un tif¨®n.
Pregunta. La agenda de Trump y Musk tiene como estrella los recortes y la desregulaci¨®n. La Comisi¨®n se ha sumado a esa moda de la ¡°simplificaci¨®n regulatoria¡± pese a que una de las ense?as de la UE es ser una potencia normativa. ?Eso se puede llevar por delante la agenda verde, como ha advertido Espa?a?
Respuesta. EE UU va m¨¢s all¨¢ de la simplificaci¨®n regulatoria: lo que est¨¢ haciendo tiene que ver con una manera de entender las relaciones internacionales basada en el poder, en la fuerza; por eso lo simbolizan con la motosierra. Eso choca con los valores occidentales, con la idea de un mundo basado en reglas, en los principios de cooperaci¨®n y prosperidad compartida. Desde una perspectiva europea, hay cosas en las que podemos mejorar. Podemos eliminar algunas barreras, apuntalar el mercado interior, invertir, incentivar el desarrollo tecnol¨®gico. Pero es un enfoque muy distinto; nada que ver con la motosierra.
P. La prioridad de Von der Leyen hace un lustro era la agenda verde: ahora es la simplificaci¨®n regulatoria. ?Est¨¢ relacionado ese cambio con la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca?
R. Esa no es mi lectura: la Comisi¨®n Von der Leyen no ha renunciado a ninguno de sus objetivos. Con cierto pragmatismo y sin poner en peligro el proyecto, se pueden evitar solapamientos sin que eso signifique desregular por desregular. Necesitamos simplificar y eso es regular mejor, no es desregular, no es perder los est¨¢ndares ambientales y sociales que caracterizan la manera de entender el progreso en Europa. Nadie en Europa quiere un futuro de derechos low cost, incluidos los derechos laborales o los costes asociados a la p¨¦rdida de calidad ambiental, que acaben provocando desastres como las inundaciones que obligan a destinar enormes partidas presupuestarias, a veces durante varios a?os.
P. El vicepresidente de EE UU, J. D. Vance, carg¨® con dureza en Munich contra Europa. Ridiculiza a la UE por decadente y antidemocr¨¢tica. ?C¨®mo va a ejercer Europa su famoso poder blando en un mundo en el que las reglas saltan por los aires?
R. EEUU nos ofrece una oportunidad magn¨ªfica para recordarnos a nosotros mismos que vivimos en el mejor lugar del mundo. Una econom¨ªa abierta, de libre mercado, con altos est¨¢ndares medioambientales y elevados niveles de protecci¨®n. Tambi¨¦n con problemas, por supuesto, como el acceso a la vivienda. Democracias avanzadas con Estados del bienestar potentes, derechos y libertades: ese sigue siendo el sue?o de la mayor parte de los ciudadanos del planeta. Hay que defenderlo: no cambio ese proyecto por una propuesta que no termina de estar clara y en el que tienen un papel inquietante los oligopolios tecnol¨®gicos. No podemos caer en la tentaci¨®n de las provocaciones: Europa debe actuar con inteligencia estrat¨¦gica. Debe saber esperar. Debe seguir siendo un mercado profundamente atractivo, con un poder de compra que es un arma de primer nivel. Y con unas empresas que han conquistado mercados en todo el mundo con nuestra regulaci¨®n y nuestros est¨¢ndares. No hay que entrar en las provocaciones, y la vez hay que rechazar con fuerza las injerencias en procesos enormemente sensibles como son la configuraci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y las elecciones.

P. Esas injerencias han sido constantes por parte de algunas plataformas tecnol¨®gicas, pero la firmeza que usted cita no termina de aparecer: ?A qu¨¦ espera la Comisi¨®n para tomar decisiones sobre X y Google?
R. No estamos tardando tanto. Van conforme a los tiempos previstos.
P. ?No est¨¢ esperando Bruselas a que se conozca el detalle de los aranceles de Trump para actuar?
R. Creo que en este asunto se mezclan los procedimientos de Bruselas con un cierto morbo por parte de los medios de comunicaci¨®n, que querr¨ªan una respuesta r¨¢pida. Bruselas es una potencia normativa precisamente porque respeta los tiempos del Estado de derecho. Porque cumple los procedimientos, porque toma decisiones sobre la base de las pruebas y la informaci¨®n que se recaba. No se ha retrasado absolutamente nada. Somos garantistas porque queremos casos s¨®lidos, que despu¨¦s no perdamos en los tribunales.
P. ?La c¨²pula de la Comisi¨®n no ha bloqueado entonces las decisiones a la espera de lo que suceda con los aranceles?
R. No, no, todo lo contrario. Vamos en los plazos previstos; se esperan decisiones en marzo. Lo que no vamos a hacer es dejarnos llevar por el populismo del otro lado y dar una respuesta r¨¢pida para contraatacar. Nosotros respetamos las reglas del juego.
P. No todo el mundo las respeta ahora mismo. Y no est¨¢ claro incluso que las reglas sean suficientemente robustas: ?Hay que endurecer la ley de servicios digitales a la vista de que las plataformas tecnol¨®gicas norteamericanas no pagan impuestos donde deben o abren agujeros de seguridad?
R. La realidad suele ir siempre m¨¢s aprisa que la legislaci¨®n; la realidad digital a¨²n m¨¢s. Pero estamos en el primer a?o de aplicaci¨®n de esa normativa, no conviene darla por amortizada. Habr¨¢ que analizar si nos hemos quedado cortos y si es necesario hacer algo m¨¢s. Esa sensaci¨®n de estado de excepci¨®n permanente no es buena.
P. Von der Leyen lo ha dicho alto y claro: ¡°Europa necesita una mentalidad de emergencia¡±.
R. Llevamos unos cuantos a?os, quiz¨¢ demasiados, en ese estado de emergencia permanente. Incluso en esas condiciones la UE est¨¢ demostrando una capacidad de respuesta mayor de lo esperado. Tenemos enormes desaf¨ªos por delante, pero me parece un error quedarse en esa combinaci¨®n de nostalgia y fatalismo, de hostigamiento permanente, que caracteriza algunos an¨¢lisis. La Uni¨®n ha demostrado capacidad de adaptaci¨®n a un escenario endemoniadamente complejo, con guerras en el vecindario e incluso fuertes tensiones internas.
P. Da la sensaci¨®n de que Europa estaba mal equipada para el arre¨®n de Trump. No se atisba una respuesta a la guerra comercial. Bruselas se ha quedado fuera de la negociaci¨®n sobre Gaza, sobre Ucrania. No se ha convocado una cumbre europea. Son demasiadas se?ales.
R. ?Es de verdad una negociaci¨®n esa reuni¨®n en Riad? No aceptamos que esa sea la negociaci¨®n sobre Ucrania. Y lo hemos dicho con toda firmeza, con toda claridad. Europa no va a jugar a la pol¨ªtica espect¨¢culo, pero s¨ª tiene que ser firme. Ha quedado bien claro que no vamos a dar por buena esa mesa de negociaci¨®n en la que dos actores se reparten el acceso al territorio. No hay unas condiciones de paz y de seguridad dignas para Ucrania y para Europa.
P. ?C¨®mo se responde a un desaf¨ªo externo del calibre del trumpismo cuando hay tambi¨¦n desaf¨ªos internos, con varios pa¨ªses y l¨ªderes que ponen en riesgo la unidad europea?
R. No tiene sentido pensar que por inercia se van a mantener la democracia, los valores europeos, los derechos, las libertades, el progreso econ¨®mico. Hay que luchar por ello. Pero con las armas que caracterizan a Europa: el Estado de derecho est¨¢ precisamente para evitar que se imponga la ley del m¨¢s fuerte. Eso vale para mi propia cartera en la Comisi¨®n, la pol¨ªtica de competencia sobre los oligopolios digitales. Para dar un paso adelante, es muy importante que los europeos se sientan orgullosos de su modelo. Nos falta conciencia de hasta qu¨¦ punto somos una excepci¨®n en el mundo. ?Qu¨¦ modelo preferimos? ?El que representa China? ?India? ?Rusia? ?Los Estados Unidos de Trump? Hay que cuidar el modelo europeo, actualiz¨¢ndolo cuando convenga. Y dejar de seguir agitando nostalgias y fatalismos.
P. EEUU ha sido el gran aliado de Europa durante 70 a?os. ?Sigue consider¨¢ndolo un aliado? ?Un socio, a pesar de las hostilidades? ?C¨®mo hay que definirlo?
R. No todo el mundo es trumpista en Estados Unidos. Llevo semanas entablando conversaciones con norteamericanos que no est¨¢n a gusto con lo que est¨¢ pasando.
P. ?Con qui¨¦nes?
R. Con instituciones y empresas. Incluso en la Administraci¨®n, no todo el mundo piensa lo mismo en Washington. Y lo mismo con los ciudadanos: una parte de la sociedad norteamericana est¨¢ inc¨®moda con lo que est¨¢ sucediendo. EE UU ha sido fundamental durante las ¨²ltimas d¨¦cadas en la configuraci¨®n de los derechos, las libertades, la consolidaci¨®n de la democracia en el mundo. Y una parte de su ciudadan¨ªa sigue defendiendo un orden internacional basado en reglas, en la cooperaci¨®n, en el respeto por los derechos fundamentales, en la construcci¨®n de un progreso compartido que requiere una gobernanza com¨²n. Es pronto para esas definiciones.
P. Pero hay ah¨ª una internacional reaccionaria que ha ido creciendo incluso en la UE, con dos gobiernos a la gresca con la unidad europea (Hungr¨ªa y Eslovaquia) y la ultraderecha en varios ejecutivos. ?Trump va a reforzar esa ola ultra?
R. La vigencia de los modelos, tambi¨¦n del europeo, depende de su eficacia. No me parece una opci¨®n quedarnos llorando por los rincones lamentando lo mal que est¨¢ el mundo. Claro que no nos gusta lo que vemos. Claro que EE UU ha sido el aliado natural en la construcci¨®n de un mundo basado en reglas y que eso se ha esfumado. Contra esa ola, toca preparar la respuesta adecuada: ponerse de pie, reafirmar nuestros principios, no se trata de quedarnos esperando a ver qu¨¦ ocurre y declarar la guerra a aquellos que no nos caen bien.

P. Mientras se dibuja esa respuesta EE UU habla de Gaza como un resort tur¨ªstico. Washington ve ¡°grandes operaciones econ¨®micas y de inversiones hist¨®ricas¡± en Ucrania y Rusia. ?Cu¨¢l va a ser la aproximaci¨®n europea a ese enfoque tan chantajista, tan transaccional, de la Administraci¨®n Trump?
R. La respuesta est¨¢ en Naciones Unidas y en el derecho internacional.
P. La ONU no ha podido impedir en Gaza lo que mucha gente califica como genocidio.
R. Vamos a ver qu¨¦ sucede con el Tribunal Penal Internacional, con esa sorprendente declaraci¨®n de guerra a la corte internacional de justicia. En los ¨²ltimos d¨ªas ha habido responsables del Partido Republicano que han contestado los ataques del trumpismo a Zelenski, en defensa de la dignidad de Ucrania, de su soberan¨ªa, de sus fronteras.
P. ?Y en el caso de la guerra comercial? ?Europa debe responder a los aranceles con m¨¢s aranceles, o con una guerra h¨ªbrida, como han hecho los chinos, que incluya medidas regulatorias y de competencia contra los intereses de EE UU?
R. China ha dado una respuesta inteligente. Y la Comisi¨®n Europea tiene planes para defender los intereses de Europa, pero no tiene sentido dar una respuesta y prejuzgar lo que a¨²n no ha sucedido. Por ahora hemos asistido a un festival de anuncios. Pero no se han materializado.
P. Si una cosa es segura es que va a haber aranceles m¨¢s altos en unos meses.
R. Es posible que eso llegue, pero no es seguro al 100%.
P. Digamos que no ha llegado a¨²n la guerra comercial, pero s¨ª la ideol¨®gica: una guerra cultural.
R. Y por eso en la guerra cultural es fundamental tener claros nuestros principios; si entramos a jugar con sus armas, perdemos seguro. Hay aspectos de esa guerra que se expresan de forma bastante brutal. Todo el argumentario sobre lo que Europa ha descuidado su defensa, por ejemplo. Se plantea en t¨¦rminos exclusivos de defensa cuando es un debate sobre seguridad en todas sus dimensiones: capacidades defensivas, pero tambi¨¦n seguridad clim¨¢tica, seguridad energ¨¦tica, seguridad alimentaria, seguridad en frontera, amenazas h¨ªbridas. Tenemos conflictos armados, pero tambi¨¦n una oleada de ciberataques, de desastres clim¨¢ticos que destrozan las infraestructuras, de amenazas h¨ªbridas que van m¨¢s all¨¢ del concepto tradicional de defensa. Tambi¨¦n ah¨ª hay un modelo europeo que vamos a defender, a pesar de que tenemos alg¨²n que otro caballo de Troya en nuestro propio territorio que parece estar deseando que todo vuele por los aires. Medio mundo est¨¢ mirando con perplejidad lo que sucede y aguarda la respuesta europea. Esa respuesta debe ser coherente, inteligente y efectiva porque de eso depende el papel de Europa en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
P. Buena parte de la agitaci¨®n del ¨²ltimo mes puede leerse en la clave de la lucha por la hegemon¨ªa mundial entre EE UU y China. ?Qu¨¦ papel debe jugar Europa, que meti¨® en un caj¨®n el Acuerdo de Inversiones con China y bloque¨® el acceso chino al 5G?
R. El mundo en el que nos adentramos es mucho m¨¢s complejo que el de hace 20, 30 a?os; no va a haber dos, ni siquiera tres polos, sino muchos polos de poder. De poder pol¨ªtico, econ¨®mico, financiero, tecnol¨®gico. Los europeos debemos adaptarnos a esa realidad multipolar. Sin traicionar los principios, habr¨¢ que actualizar nuestra caja herramientas. Y nuestras alianzas, incluidas las comerciales. Siempre con nuestros est¨¢ndares sociales, laborales, medioambientales; con esa combinaci¨®n de poder blando y poder normativo.
P. ?Va a cambiar la relaci¨®n con China?
R. Va a cambiar con China y con otros bloques comerciales; con Mercosur, con Canad¨¢, con los BRICS, con el Sudeste asi¨¢tico, con ?frica. El tablero geoecon¨®mico se est¨¢ reconfigurando y ah¨ª pueden surgir oportunidades para Europa, con su formidable mercado de 450 millones de consumidores, que le dan un poder de compra enorme, y con la competitividad de sus empresas. La respuesta de China a los aranceles estadounidenses es interesante: ha impuesto tambi¨¦n sus propios aranceles, pero ha ampliado su defensa interpelando a los organismos internacionales, a todos los pa¨ªses que est¨¢n en esos foros. Si Estados Unidos renuncia a los programas de financiaci¨®n al desarrollo hay que tratar de ocupar ese espacio. Va a seguir habiendo migraciones, epidemias, conflictos, pobreza. ?Renunciamos a tratar de resolver los problemas y asumimos el riesgo de provocar grandes conflictos?
P. En su discurso no se cansa de subrayar los puntos fuertes de Europa. ?Cu¨¢les son los puntos flacos?
R. Nos falta cre¨¦rnoslo. Lo primero es cre¨¦rselo: Europa a¨²n es el mejor sitio donde uno puede vivir. Debemos combatir ferozmente esa sensaci¨®n de ¡®no hay nada que hacer¡¯ de estos d¨ªas. Europa debe convencerse a s¨ª misma de que es mucho m¨¢s que un mercado. Lo segundo es tener la humildad, la honestidad de que hay muchas cosas que mejorar, de que nos hemos quedado atascados en muchos aspectos. Pero tenemos capacidad de respuesta a los desaf¨ªos que vienen: hay que convencer a los europeos de que vamos a dar la respuesta adecuada, y explicarles por qu¨¦ en ocasiones parece que tardemos tanto en darla.
P. ?Va a obligar esa presi¨®n por elevar los presupuestos de defensa a recortar en otras partidas relacionadas con el Estado del bienestar? Merkel dec¨ªa que Europa no puede ser el 6% de la poblaci¨®n mundial, el 25% del PIB¡ y el 50% del gasto social.
R. No creo que recortar las partidas sociales, las pensiones, la educaci¨®n y la sanidad, sea una buena apuesta en t¨¦rminos de seguridad y de salud democr¨¢tica. M¨¢s bien al contrario: ser¨ªa un desastre. Hay que crecer para garantizar el Estado del bienestar, y combatir la idea de que caminamos hacia un modelo en el que se impone la ley del m¨¢s fuerte, el s¨¢lvese quien pueda. Eso es una seria amenaza para la paz social. Y no creo que esa sea la soluci¨®n. Por eso reitero que m¨¢s que hablar de gasto en defensa hay que hablar de seguridad, que es un concepto m¨¢s amplio.
P. Usted es la voz socialdem¨®crata, pr¨¢cticamente una voz solista, de una Comisi¨®n Europea muy personalista y marcadamente conservadora, a juzgar por sus primeros pasos.
R. No me siento sola en el colegio de comisarios. Represento a una familia pol¨ªtica que hist¨®ricamente ha estado en la base de todos los consensos sobre Europa. Me preocupa, eso s¨ª, la tentaci¨®n de decantarse hacia argumentarios populistas en algunos debates. Negar la realidad del cambio clim¨¢tico, por ejemplo, su impacto econ¨®mico y el sufrimiento que conlleva, es una de las banderas del populismo que los partidos centrales tenemos que combatir con u?as y dientes.
P. Espa?a para terminar: la econom¨ªa espa?ola crece por encima del 3% y ha creado medio mill¨®n de empleos en 2024. Y sin embargo, la pol¨ªtica espa?ola pr¨¢cticamente solo genera ruido, incluso en Bruselas. ?A qu¨¦ atribuye esa disonancia?
R. A d¨ªa de hoy, en Europa la imagen de Espa?a es espectacular, a pesar de que l¨®gicamente sigue habiendo graves problemas, como la vivienda. Nadie, ni en la UE ni en Occidente, presenta cifras parecidas, que llegan despu¨¦s de una profunda transformaci¨®n del modelo econ¨®mico y productivo, de un esfuerzo colectivo y de una direcci¨®n pol¨ªtica notable. Resulta parad¨®jico que la oposici¨®n combata esa imagen incluso utilizando cosas que no son verdad para atacar. El mundo ve con perplejidad todo ese ruido, m¨¢s a¨²n en un entorno geoecon¨®mico tan inestable.
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