El l¨ªder republicano del Senado acusa a Trump de provocar la turba que asalt¨® el Capitolio

Hubo un tiempo en que se pudo argumentar que la llave del inmenso poder que atesoraba Donald Trump, quien decid¨ªa de verdad lo que se hac¨ªa y lo que no, pasaba por el l¨ªder de la mayor¨ªa en el Senado, Mitch McConnell. Este martes, el senador por Kentucky enton¨® un demoledor ¡°yo te acuso¡± al apuntar su dedo contra Trump y hacerle responsable de espolear a la muchedumbre que asalt¨® el Capitolio el pasado d¨ªa 6 y dej¨® cinco muertos en su camino al ataque a la democracia norteamericana.

Si en la apertura del periodo de sesiones en noviembre tras las elecciones presidenciales, McConnell rompi¨® con la tradici¨®n y se neg¨® a reconocer la victoria de Joe Biden, argumentando que el presidente ten¨ªa derecho a recurrir a los tribunales y que no pasaba nada por esperar a tener un ganador, este martes el republicano declaraba en esa misma C¨¢mara que ¡°la turba fue alimentada con mentiras¡±. ¡°Fue provocada por el presidente y otra gente con poder¡±. La ruptura entre ambos hombres ha quedado sellada y el oportunismo del veterano pol¨ªtico m¨¢s a la vista que nunca.

¡°Intentaron usar el miedo y la violencia para frenar un procedimiento espec¨ªfico en el primer estamento del Gobierno Federal porque no les gustaba. Pero perseveramos¡±, declar¨® McConnell en el ¨²ltimo d¨ªa entero de la presidencia de Donald Trump antes de que Biden jure su cargo en un Capitolio -y una ciudad- militarizada y sitiada por motivos de seguridad.

Tras cuatro a?os de apoyar a Trump con brev¨ªsimas dosis de cr¨ªtica, el influyente l¨ªder de la mayor¨ªa -por ahora, porque el Senado tiene una nueva composici¨®n de 50-50- sigue manteniendo la inc¨®gnita sobre si votar¨¢ a favor del impeachment contra el magnate. McConnell si ha dejado claro que considera que el mandatario ha cometido actos que son susceptibles de un juicio pol¨ªtico. Su decisi¨®n ser¨¢ crucial ya que son necesarios 17 senadores republicanos para lograr los dos tercios necesarios en el Senado para someter a impeachment a Trump y la postura de McConnell da luz verde a la ruptura de la disciplina de voto. La C¨¢mara lograba este impeachment del presidente la semana pasada con un voto bipartidista, con 10 republicanos sum¨¢ndose a la mayor¨ªa dem¨®crata.

Poco o nada ha hecho el veterano pol¨ªtico, 78 a?os -los mismos que Joe Biden-, con una coraza impenetrable para las cr¨ªticas que le permite incurrir en contradicciones ignorando absolutamente lo que se diga de ¨¦l, para defender y ayudar a Trump tras la insurrecci¨®n en el Congreso. Qu¨¦ diferencia con el a?o pasado, cuando el senador defendi¨® con gran vigor al mandatario ante el impeachment que se avecinaba y declar¨® que no hab¨ªa ¡°la m¨¢s m¨ªnima posibilidad¡± de que Trump fuera sacado del poder.

Incluso antes de que el Capitolio fuera asaltado, McConnell objet¨® los deseos de su superior de rechazar la certificaci¨®n de votos del colegio electoral que tras semanas de ansiedad daba la victoria al dem¨®crata Joe Biden. Cierto que McConnell defendi¨® en un primer momento las veleidades de Trump de protestar contra los resultados en algunos Estados. Pero las demandas interpuestas hac¨ªan aguas por todos lados en los tribunales, lo que llev¨® a la mayor¨ªa de los republicanos a aceptar al vencedor de las elecciones del 3 de noviembre y al hombre que deb¨ªa jurar el cargo este 20 de enero.

Si McConnell contaba con la victoria de Trump y se preparaba para ser la ¨²ltima l¨ªnea de defensa del conservadurismo en Washington, la realidad ha sido m¨¢s potente que cualquier enso?aci¨®n pasada y ha acabado por imponer los hechos, aunque en el caso de este pol¨ªtico siempre tienen lugar para una interpretaci¨®n personal.

Las palabras de McConnell llegaron horas antes de que se fuera a reunir con su contraparte dem¨®crata, el senador Chuck Schumer de Nueva York, para establecer las reglas para el juicio pol¨ªtico y el Senado que est¨¢ por venir cuando la C¨¢mara Alta comience su andadura dividida en dos a partes iguales. Ser¨¢ la vicepresidenta, Kamala Harris, qui¨¦n rompa los empates, pero Schumer sabe que necesitar¨¢ de McConnell, un hombre que conoce al dedillo los entresijos del poder del Senado.

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