La campa?a de EE UU entra en terreno desconocido
El atentado fallido contra Trump y la grave crisis dem¨®crata sobre la candidatura de Biden hacen saltar por los aires toda certidumbre, mientras el expresidente se corona triunfalmente en Milwaukee
Donald Trump y Joe Biden, con sus respectivas circunstancias ¡ªun intento de atentado y una agon¨ªa pol¨ªtica en directo¡ª, han hecho saltar por los aires esta semana toda certidumbre. Como las dos caras de una moneda echada al aire, el martirio y posterior apoteosis del republicano y el para algunos apresurado entierro del dem¨®crata ¨Dtras sugerir que se echar¨ªa a un lado si hubiera una raz¨®n m¨¦dica¨D se han contraprogramado en un reto de audiencia: cuanto m¨¢s clamorosa era la explosi¨®n emocional trumpista, m¨¢s honda la ca¨ªda del segundo, una implosi¨®n pol¨ªtica que, para muchos dem¨®cratas, puede llevarse por delante a su partido si el presidente insiste, como ha vuelto a decir este viernes, en seguir en la carrera hacia la Casa Blanca.
Tras el intento de asesinato de Trump en un mitin en Butler (Pensilvania), nada parece hacer sombra a su baraka, la misma fortuna que en los ¨²ltimos meses le ha ido permitiendo vadear, con la ayuda del Tribunal Supremo, sus muchos frentes judiciales pese a la condena penal por el caso Stormy Daniels. Como se?al¨® el jueves en la jornada final de la convenci¨®n republicana el pol¨¦mico presentador Tucker Carlson, el intento de magnicidio ¡°transform¨®¡± a Trump, confiri¨¦ndole un aura semidivina que ha desatado una corriente electrizante de apoyo.
En las ant¨ªpodas del h¨¦roe, m¨¢s que nunca carne mortal, y decr¨¦pita, est¨¢ la aparente incapacidad de Biden como candidato a la reelecci¨®n tras su desastroso papel en el debate con Trump del 27 de junio, que se increment¨® esta semana cuando, tras haber asegurado que solo el Todopoderoso podr¨ªa apartarle de la carrera, dej¨® abierta la puerta a un abandono por razones m¨¦dicas y, horas despu¨¦s, se anunci¨® que ten¨ªa covid. La escenificaci¨®n de la retirada ¡ªse aisl¨® en su casa de Delaware, a diferencia de contagios previos, que pas¨® en la Casa Blanca¡ª parec¨ªa pautada al mil¨ªmetro, despu¨¦s de que l¨ªderes relevantes del partido, como Barack Obama y Nancy Pelosi, insistieran en que se hiciese a un lado.
La expresidenta de la C¨¢mara de Representantes dijo en privado a Biden (de 81 a?os) que las encuestas muestran que no puede derrotar a Trump (de 78) y que podr¨ªa arruinar las posibilidades de los dem¨®cratas de ganar la C¨¢mara en noviembre si sigue buscando un segundo mandato, seg¨²n cuatro fuentes informadas de la llamada. Algunos medios, como el portal Axios, pusieron fecha incluso al anuncio oficial de la renuncia, este fin de semana. Pelosi preferir¨ªa un proceso de nominaci¨®n abierto del sustituto de Biden, en vez de la sucesi¨®n autom¨¢tica de Kamala Harris.
As¨ª que esta campa?a, a cuatro meses de las elecciones, ha trocado los habituales fuegos de artificio de proclamas y promesas por el v¨¦rtigo de una monta?a rusa. O cuando menos por las sacudidas de una pista de coches de choque en la que las noticias se suceden a trompicones. La diferencia abismal que separa a los dos candidatos solo pareci¨® acortarse tras el atentado fallido, cuando ambos llamaron a la unidad y la moderaci¨®n. Pero cada uno las interpretaba a su manera, y no precisamente como una invitaci¨®n a la concordia o el consenso nacional. Trump, en clave interna: su llamamiento a la unidad era en realidad una apelaci¨®n a la obediencia de los suyos, a que todos, incluidos sus rivales en las primarias Nikki Haley y Ron DeSantis, le rindieran pleites¨ªa: no hay nada que complazca m¨¢s a Trump que la p¨²blica alabanza, como demuestra el hecho de que la palabra m¨¢s repetida en los discursos de los oradores fuera su apellido. Lo de rebajar la crispaci¨®n fue un regate en el ¨¢rea, para luego disparar m¨¢s y mejor con su ret¨®rica belicosa. A Biden, la contrici¨®n y moderaci¨®n le duraron poco, y pese a mostrarse arrepentido por haber dicho en campa?a, pocos d¨ªas antes del tiroteo, que hab¨ªa que poner a Trump ¡°en la diana¡± ¡ªlos republicanos acusaron a los dem¨®cratas de instigar el ataque con esa frase¡ª, arremeti¨® enseguida contra su contrincante de forma desafiante: lamentaba haber utilizado la palabra diana, dijo, pero no el sentido de la frase.
La carrera presidencial est¨¢ en un momento crucial. Trump coronado, invicto incluso pese a la condena de Nueva York, superviviente de milagro, m¨¢rtir s¨²bito y sin rivales. El monarca absoluto de lo que fuera el GOP (Grand Old Party, el Partido Republicano) y hoy es el movimiento MAGA (siglas de Make America Great Again), sin r¨¦probos ni heterodoxos, solo fieles. El presidente Biden, dando una de cal y otra de arena, mostr¨¢ndose obstinado y a la par vulnerable, exactamente lo contrario de la exhibici¨®n de fuerza ¨Dy de testosterona¨D que el jueves, en la jornada final de la convenci¨®n republicana en Milwaukee, dieron tres oradores del ¨¢mbito del boxeo y la lucha libre, para glosar a Trump. Ni el mejor guionista habr¨ªa puesto m¨¢s de relieve la fortaleza del republicano frente al cansado Biden, pese a que les separan solo tres a?os.
El dem¨®crata ha tratado de demostrar su idoneidad multiplicando los m¨ªtines y las entrevistas. El alarde, sin embargo, no ha tranquilizado a los dem¨®cratas, sino al contrario. ¡°Cualquiera que piense que esto se ha acabado se equivoca¡±, dijo un dem¨®crata de la C¨¢mara de Representantes, amparado en el anonimato, sobre su candidatura. ¡°Est¨¢ siendo receptivo. No tan desafiante como en p¨²blico. Ha pasado de decir: ¡®Kamala no puede ganar¡¯, a ¡®?Crees que Kamala puede ganar?¡±, explic¨®. ¡°Todav¨ªa no est¨¢ claro d¨®nde va a aterrizar, pero parece que est¨¢ escuchando¡±. La amenaza de bloquear fondos por parte de importantes donantes pesa tambi¨¦n como una losa sobre el partido, sobre todo si hay que ejecutar un plan B.
La encarnizada guerra entre republicanos y dem¨®cratas ¡ªo mejor dicho, de los dem¨®cratas contra los republicanos, adem¨¢s de entre s¨ª mismos¡ª no da se?ales de tregua. La campa?a de Trump ha paralizado este mi¨¦rcoles la decisi¨®n sobre el habitual debate entre los candidatos a la vicepresidencia y alega imparcialidad con ¡°quien elija Kamala Harris¡±, dando por supuesto que Biden tirar¨¢ la toalla y la vicepresidenta le sustituir¨¢ autom¨¢ticamente. ¡°No sabemos qui¨¦n ser¨¢ el candidato dem¨®crata a la vicepresidencia¡±, dijo Brian Hughes, asesor principal de la campa?a, por eso ¡°no podemos fijar una fecha antes de su convenci¨®n¡±, que empieza el 19 de agosto en Chicago. Una forma de lo m¨¢s socarrona de poner m¨¢s palos en las ruedas a Biden, eligiendo a su sucesora: porque la apuesta de los republicanos es Harris, y no quieren ni o¨ªr hablar de la posibilidad de que Michelle Obama, muy remisa a dar el paso, pudiera presentarse.
Mientras Trump lo tiene todo atado y bien atado ¡ªnada sali¨® mal en la convenci¨®n, y nada, salvo imponderables como el atentado fallido, tendr¨ªa por qu¨¦ inquietarle hasta noviembre¡ª, Biden est¨¢ en tiempo de descuento. Aliados suyos han presionado discretamente al Comit¨¦ Nacional Dem¨®crata para que acelerara el proceso de nominaci¨®n virtual del candidato, con la esperanza de votar la pr¨®xima semana y cerrar definitivamente el debate antes de la convenci¨®n de Chicago. Otros, como el influyente senador Chuck Schumer y el l¨ªder de la minor¨ªa en la C¨¢mara, Hakeem Jeffries, ganaron tiempo convenciendo al comit¨¦ de que no adelantara los plazos. La votaci¨®n no comenzar¨¢ antes del 1 de agosto.
Aislamiento del dem¨®crata
Biden se aisl¨® en su casa de la playa de Delaware a la vuelta de su viaje a Las Vegas el mi¨¦rcoles por la noche, tras acortar su visita por haber dado positivo en coronavirus. Las cr¨ªticas dem¨®cratas a su candidatura parec¨ªan haber quedado en segundo plano tras el intento de asesinato de Trump y la apertura triunfal de la convenci¨®n republicana el lunes. Pero, adem¨¢s del imprevisto m¨¦dico, la aparente tregua de los dem¨®cratas, dada la inminencia de su convenci¨®n, no era m¨¢s que un punto de inflexi¨®n: o el partido logra convencerle de que se haga a un lado o empieza a unirse en torno a ¨¦l, decididamente y sin fisuras. Taponar las v¨ªas de agua es cuesti¨®n de vida o muerte. Biden insiste en privado en que tiene m¨¢s posibilidades de vencer a Trump que Harris, pero pocos le compran el mensaje. El senador Jon Tester le inst¨® a abandonar. El representante Jamie Raskin le envi¨® una carta este mes compar¨¢ndolo con un cansado bateador. El presentador Joe Scarborough, un aliado de Biden que presenta Morning Joe, sugiri¨® que sus asesores deber¨ªan empujarle a abandonar. En total, 35 dem¨®cratas del Congreso han ense?ado la puerta de salida a un Biden cada vez m¨¢s resentido por el desaire (peor incluso que el sufrido en 2016 cuando las ¨¦lites del partido prefirieron a Hillary Clinton para disputar la presidencia). Entre los pocos apoyos que recibe, destaca el de la progresista Alexandria Ocasio-Cortez, que ha advertido del ¡°enorme peligro¡± que corre el partido si da de lado a Biden.
El mismo d¨ªa de la coronaci¨®n de Trump, el jueves, la atenci¨®n se divid¨ªa entre el circo populista de Milwaukee, con la maquinaria republicana a todo gas hacia la Casa Blanca, y la agitaci¨®n del partido dem¨®crata. Empezaba a parecer probable que Biden no sea la persona que jure el cargo el 20 de enero de 2025. Eso significar¨ªa que dos presidentes consecutivos ¡ªTrump en 2020 y Biden en 2024¡ª ver¨ªan sus intentos de reelecci¨®n frustrados, aunque por distinto motivo. La ¨²ltima vez que sucedi¨® algo semejante fue hace m¨¢s de 40 a?os, con Gerald Ford y Jimmy Carter, durante los ca¨®ticos a?os del Watergate y las crisis del petr¨®leo.
La pol¨ªtica en EE UU fue m¨¢s estable durante el ¨²ltimo medio siglo de lo que hab¨ªa sido durante la mayor parte de la historia del pa¨ªs. Los presidentes en ejercicio lograban a menudo ser reelegidos, y las ideolog¨ªas de los dos partidos no difer¨ªan mucho en el fondo. Hasta la irrupci¨®n de las fake news y los hechos alternativos y la posverdad, la alfombra roja que la alt right tendi¨® y mull¨® en el camino de Trump a la Casa Blanca en 2016. Y tambi¨¦n en 2024, a juzgar por los bulos y las medias verdades de su programa electoral.
Pero los acontecimientos de la ¨²ltima semana han demostrado que ya nada es como antes. No solo porque dem¨®cratas de muy alto rango se hayan rebelado, tambi¨¦n por la metamorfosis radical, el giro copernicano, del Partido Republicano, hoy un movimiento populista, antibelicista y xen¨®fobo que a Ronald Reagan le costar¨ªa reconocer. El candidato republicano a presidente es un delincuente convicto, el instigador de una insurrecci¨®n, el asalto al Capitolio del 6 de enero, para subvertir el resultado de unas elecciones, y, desde el s¨¢bado 13 de julio, tambi¨¦n el superviviente de un atentado, unas credenciales peregrinas pero que Trump se jacta de presentar: as¨ª lo dijo en el largo y farragoso discurso de aceptaci¨®n de su candidatura, el jueves en Milwaukee. ¡°Me sent¨ª muy seguro porque ten¨ªa a Dios de mi lado¡±, dijo sobre el atentado entre v¨ªtores de los asistentes, algunos de ellos a l¨¢grima viva. Con ese compa?ero de t¨¢ndem, ?qu¨¦ puede salirle mal?
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