De republicanos a trumpistas
La consagraci¨®n de Donald Trump como candidato y l¨ªder supremo supone un giro hist¨®rico para los conservadores estadounidenses
Poco queda del conservadurismo liberal e internacionalista que ha caracterizado al Partido Republicano en los ¨²ltimos 70 a?os despu¨¦s de la Convenci¨®n Nacional que esta semana consagr¨® a Donald Trump como candidato a la presidencia de Estados Unidos y entreg¨® el partido a su familia y al movimiento del magnate bajo las siglas MAGA (Make America Great Again). Despu¨¦s de asegurar que Dios est¨¢ de su lado como superviviente del execrable atentado del s¨¢bado, Trump acompa?¨® su discurso con un relato sobre su milagrosa salvaci¨®n en el que explic¨® c¨®mo, tras agacharse ensangrentado, se reincorpor¨® pu?o en alto entre los agentes que lo proteg¨ªan, en un gesto de combativa resurrecci¨®n.
El entusiasmo de los delegados reunidos en Milwaukee, muchos con un ap¨®sito pegado a la oreja en homenaje al l¨ªder, responde a un culto a la personalidad lleno de connotaciones religiosas. El pol¨ªtico m¨¢s divisivo de la reciente historia de EE UU, el mayor difusor de bulos contra sus rivales, reo ya de 34 delitos y, por supuesto, incapaz de condenar la violencia cuando la ejercen sus partidarios ¡ªen el asalto al Capitolio del 6 enero de 2021 o contra pac¨ªficas manifestaciones antirracistas¡ª, se permiti¨® escenificar una ceremonia de reconciliaci¨®n nacional. Dicha apelaci¨®n result¨® vac¨ªa porque en nada rima con su programa, con el nombramiento como candidato a vicepresidente del ultra J. D. Vance o con la brutal atribuci¨®n del magnicidio frustrado de hace una semana a quienes denuncian sus prop¨®sitos autoritarios.
La opci¨®n por Vance responde a una estrategia electoral concreta: captar los votos del llamado cintur¨®n del ¨®xido, la regi¨®n de los Grandes Lagos y el Medio Oeste en la que viven los obreros blancos que sufrieron la reconversi¨®n industrial y el cierre de empresas provocados por la globalizaci¨®n. Cinco Estados de voto indeciso responden a estas caracter¨ªsticas, lo que da un atractivo adicional a la candidatura de Vance, autor de un libro autobiogr¨¢fico ¡ªconvertido en pel¨ªcula por Netflix¡ª sobre su historia de superaci¨®n como ni?o nacido en unas de las ciudades depauperadas de Ohio.
Pero su inclusi¨®n en el t¨¢ndem electoral es tambi¨¦n una apuesta por la nueva generaci¨®n del trumpismo, m¨¢s sofisticada y articulada en sus principios proteccionistas, nacionalistas y hostiles a la inmigraci¨®n, al multilateralismo y al sistema de alianzas surgido de la Segunda Guerra Mundial. Trump ha conseguido borrar las reticencias con las que fue recibido en las convenciones de 2016 y 2020 hasta convertir al Partido Republicano a su credo, un programa apoyado por el dinero de las grandes fortunas pero dirigido a captar, con un discurso emocional y nost¨¢lgico, a las clases medias blancas, cristianas y trabajadores que se sienten amenazadas por una sociedad abierta en un mundo multipolar. Est¨¢ por ver la influencia en la derecha internacional ¡ªque siempre vio a los republicanos como una referencia¡ª de una ideolog¨ªa radical y populista que se aleja de la racionalidad liberal hasta el punto de considerar la democracia como un sistema ineficaz y elitista al que hay que salvar de s¨ª misma.
A partir de una visi¨®n apocal¨ªptica de la administraci¨®n dem¨®crata, Donald Trump da por ganadas las elecciones de noviembre, ¨²ltimo obst¨¢culo para sus objetivos: cerrar la frontera a la inmigraci¨®n, imponer altos aranceles y terminar r¨¢pido y a cualquier precio las guerras en Ucrania y en Gaza. Queda mucha campa?a y el resultado est¨¢ lejos de definirse, pero una moral de victoria tan alta por parte de Trump es motivo de preocupaci¨®n para todos, dado que se trata de un candidato que jam¨¢s ha reconocido el triunfo de electoral de un adversario y que intent¨® retorcer el resultado de los ¨²ltimos comicios presidenciales.
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