Duelo filial: contar la muerte de una madre en la literatura
Muchas autoras han plasmado en el papel la p¨¦rdida de sus progenitoras, quiz¨¢s porque aunque sea parte de la vida que hijos e hijas las sobrevivan, su fallecimiento deja para siempre una fractura
¡°Escribir sobre la familia es sin duda alguna el medio m¨¢s seguro de enfadarse con ella¡±. Lo escribe Delphine de Vigan en Nada se opone a la noche (Anagrama, 2011), un libro imprescindible en el que su autora cuenta la historia de su madre, Lucile, a quien encuentra muerta a sus 61 a?os una ma?ana de enero. ¡°Mi madre llevaba varios d¨ªas muerta¡±. ?Qu¨¦ llev¨® a su madre a quitarse la vida? ?Podr¨ªa haberlo evitado? ?Se puede tener un v¨ªnculo tan potente con otra persona y salir indemne? A lo largo de casi 400 p¨¢ginas ¡°el amor y la culpabilidad¡± se dan la mano para afrontar el duelo por la desaparici¨®n de su madre. Porque escribir tambi¨¦n sirve para entender, para perdonar y para reconciliarnos, o eso es al menos lo que termina encontrando Delphine de Vigan tras recomponer los fragmentos de la vida de su madre ¨Cy la suya propia¨C, con la ayuda de diversos familiares.
Annie Ernaux (No he salido de mi noche), Milena Busquets (Tambi¨¦n esto pasar¨¢), Rosal¨ªa de Castro (A mi madre), Simone de Beauvoir (Una muerte muy dulce)¡ Muchas autoras han plasmado en el papel la p¨¦rdida de sus madres, quiz¨¢s porque aunque sea parte de la vida que hijos e hijas las sobrevivan, la muerte de la madre deja para siempre una fractura. Y quiz¨¢s ese hueco se produzca porque hay pocos v¨ªnculos tan intensos como el que se establece entre madres e hijas. O entre madres e hijos. La escritora argentina Paula V¨¢zquez relata la muerte de su madre en Las estrellas (Tr¨¢nsito). Reflejar el dolor, la p¨¦rdida, el duelo, en la literatura, ?sirve m¨¢s a la escritora para elaborar el duelo o a quien lee para aceptar o tomar conciencia de lo inevitable? Responde la autora que en su caso la escritura es un modo de interrogaci¨®n, un ejercicio que le sirve como m¨¦todo de indagaci¨®n. ¡°Escribo para hacerme decir lo que de otro modo no soy capaz de decir. Pero no es catarsis, ni tampoco el lugar espec¨ªfico de elaboraci¨®n del duelo ¨Cque creo que sucede en todos los campos de la vida- sino que necesariamente tiene que haber una intenci¨®n literaria, un trabajo sobre el lenguaje por sobre el trabajo con el material del texto, que en este caso es biogr¨¢fico¡±. Dice tambi¨¦n que como lectora ha encontrado refugio siempre en la literatura: ¡°La lectura ha sido para m¨ª un modo de acceder al mundo y de asignarle sentido¡±.
En Madre m¨ªa (Caballo de Troya), Florencia del Campo cuenta en primera persona la vivencia de la enfermedad y la muerte de su madre. ¡°Cuando te moriste sent¨ª un gran alivio¡±. Para la autora argentina, todo libro surge de la necesidad de decir algo, de contar algo, pero tambi¨¦n sirve para enfrentarse un poco a la imposibilidad de ese decir. ¡°A m¨ª me interesaba contar en esta historia, como en todas las historias que cuento, esa zona gris, esa zona de la pregunta y no de la respuesta, esa zona de la no-palabra, pero de la inquietud. Yo no quer¨ªa hablar de la muerte de mi madre como cuesti¨®n individual, y creo que el libro no lo hace. Lo que quer¨ªa era preguntarme cosas, cuestionar el modelo familiar y social, desencajar lo que siempre se da por hecho¡±. Su libro cuenta la muerte de su madre, pero tambi¨¦n aborda cuestiones los cuidados, las relaciones materno-filiales o los complicados engranajes familiares. ¡°Yo no quer¨ªa hablar de mi madre, pero si mi madre y su muerte me serv¨ªan para hablar de todo lo que quer¨ªa hablar, iba a utilizarlas. Esa incorrecci¨®n pol¨ªtica me interesa¡±, reconoce.
Un ejercicio para la reconciliaci¨®n
Las madres no elegimos a nuestras hijas, y las hijas no elegimos a nuestras madres: ?reconstruir la vida de la madre, y despu¨¦s hablar de la p¨¦rdida, sirve para la reconciliaci¨®n? A Florencia del Campo escribir Madre m¨ªa le ha servido para reconstruir la vida de su madre, y reconstruir el v¨ªnculo entre ambas. ¡°No es una reconciliaci¨®n con ella, es una reconciliaci¨®n con mi propia historia¡±, dice. En el caso de Paula V¨¢zquez s¨ª hubo reconciliaci¨®n, y lleg¨® antes de su muerte. ¡°La enfermedad permiti¨® un acercamiento, el momento de vulnerabilidad de ella, pero sobre todo el m¨ªo frente a ese dolor y la inminencia de lo que no puede deshacerse, de las ¨²ltimas oportunidades. Y fue maravilloso a pesar de todo el dolor, porque experiment¨¦ una forma de amor que hasta ese momento me hab¨ªa sido esquiva. Creo que lo digo en la novela en alg¨²n momento: la reconciliaci¨®n no es un mandato est¨¦ril¡±, cuenta.
¡°Cuando se te puso cara de cera, supe que estabas muerta y, en ese instante, me di cuenta de que si? que nos habi?amos querido¡±. Madre (Navona), de Ada Castells, cuenta la relacio?n complicada entre una madre y sus hijas a ra¨ªz de la muerte de ¨¦sta. Pese al drama del relato, su protagonista, Sara, que es tambie?n madre, lidia con bastante buen humor y comprensio?n con sus propios recuerdos, los de sus hermanas y los que su madre dejo? volcados en una libreta los u?ltimos dos an?os de su vida. Cuenta Ada Castells que ser madre le ha ayudado a entender algunas de las cosas que hac¨ªa su madre y que encontraba injustas y fuera de lugar. ¡°Ten¨ªa que reconciliarme con ello para no repetirlo o para aceptarlo. He tenido que repasar mi pasado como hija para poder afrontar la tarea de ser madre, que es una de las m¨¢s dif¨ªciles que hay: 24 horas, 365 d¨ªas al a?o, contrato ilimitado y sin paga alguna¡±. Dice Castells que no debe olvidar (aunque a veces lo haga) que la madre del libro no es exactamente su madre sino la madre que ha querido recordar y con la que se ha podido reconciliar. Escribir este libro dice que le ha ayudado y, seg¨²n le han contado, tambi¨¦n ha ayudado a otras personas a afrontar la maternidad o la p¨¦rdida. ¡°La gracia de la literatura es que, contando una cosa muy ¨ªntima, llegas a muchas otras intimidades. Cuando lo escribes piensas que son cosas que solo te pasan a ti y despu¨¦s te das cuenta de que todos somos m¨¢s iguales de lo que creemos: todos nos sentimos confusos, tenemos conflictos con los que amamos, cuentas pendientes con nuestras madres, perdemos la paciencia con nuestros hijos... La clave es ser sincera conmigo misma para que nada sea una impostura literaria. Al lector no le puedes dar falsedades¡±, explica.
Le pregunto a Ada Castells si da igual la edad que tengas cuando se muere tu figura materna, si este suceso, aunque te pille ya adulta, es como ¡°crecer¡± de golpe. Para ella es una forma de tomar conciencia de nuestra fragilidad: ¡°Cuando estamos en la fase de la vida en que tenemos que cuidar a nuestros padres y a nuestros hijos, padecemos la sensaci¨®n de ser un bocadillo presionado por todas partes, pero cuando ya no los tenemos, nos sentimos con las v¨ªsceras al aire. Yo en la novela utilizo la met¨¢fora del montadito solitario que ha quedado en la barra. Nos damos m¨¢s cuenta de nuestra fragilidad, cosa que, en cierto modo, significa crecer¡±.
Para Paula V¨¢zquez la muerte de su madre ha supuesto una transformaci¨®n profunda a todos los niveles: ¡°A casi dos a?os y medio de la muerte de mi madre puedo decir que mi vida actual casi no tiene puntos de contacto con la que era antes. Creo que la experiencia de una muerte tan ¨ªntima, tan cercana, por fuerza cambia las perspectivas, modifica las estructuras de base, cambia el plano sobre el que se asientan nuestros cimientos¡±.
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