Divorciarse sin perjudicar a los hijos y a las hijas
Las rupturas de pareja no son problem¨¢ticas ¡®per se¡¯, los problemas los crean algunas personas
El d¨ªa 23 de marzo de 1993 me publicaron en este mismo peri¨®dico un art¨ªculo que titul¨¦ ¡°Los perjudicados son los hijos¡±. Me refer¨ªa, obviamente, a las consecuencias que tienen para los menores los divorcios de sus progenitores. Entonces, casi como ahora, son un jarr¨®n a dividir, sus sentimientos y opiniones apenas cuentan, siendo los menos atendidos en una situaci¨®n adversa para personas en pleno desarrollo de su personalidad.
La decisi¨®n de poner fin a la pareja es siempre dolorosa por muchas razones: la incertidumbre ante un futuro no pensado o no querido; el fracaso de una opci¨®n personal o ver como la persona querida nos abandona. Cuando una parte de la pareja toma la decisi¨®n de romper y la comunica a la otra, la primera lleva ventaja sobre la segunda, que tendr¨¢ que encajar en su vida una decisi¨®n que no ha tomado y que le afecta de manera esencial.
Estas son las incertidumbres m¨¢s importantes que se plantean en las rupturas de pareja, a mi entender, despu¨¦s de m¨¢s de 40 a?os dedicada a asesorar profesionalmente a personas que rompieron. Los hijos e hijas y los bienes los van a organizar dependiendo de su inteligencia y generosidad. Salvo que haya violencia de g¨¦nero de por medio. Quiero con ello decir que ni los divorcios ni las rupturas de pareja son conflictivos per se, el conflicto lo crean algunas personas.
Hace unos d¨ªas se public¨® en este medio un art¨ªculo sobre este tema, firmado por Ana M. Longo, que apoyaba en parte sus tesis acerca de c¨®mo tratar a los y las menores en las situaciones de ruptura de sus progenitores en opiniones de la presidenta de la Fundaci¨®n Filia de amparo al menor, Lucia del Prado, defensora ac¨¦rrima del S¨ªndrome de Alienaci¨®n Parental (SAP), que, como es sabido, es un m¨¦todo basado en la terapia de la amenaza y el castigo que se aplica a los y las menores que se niegan a cumplir las visitas con el progenitor no custodio.
El espectro SAP ha mutado y ahora se llama coordinador de parentalidad. La Fundaci¨®n Filia y a su frente la Sra. del Prado, ha patentado a nombre de dicha Fundaci¨®n esa figura y la ha introducido entre sectores de la Psicolog¨ªa y tambi¨¦n entre algunos Jueces, impartiendo cursos de formaci¨®n a trav¨¦s de la Universidad Rey Juan Carlos (y otras), donde ha formado parte del cuerpo de profesores el ex juez Serrano, instruyendo a numerosos psic¨®logos y trabajadores sociales en el m¨¦todo SAP. Por esta raz¨®n estoy tan en contra de la coordinaci¨®n de parentalidad.
El divorcio no es conflictivo per se. Es m¨¢s. El 78,9% de los divorcios en 2019, una amplia mayor¨ªa, se resolvi¨® por acuerdo de los c¨®nyuges. En el art¨ªculo de referencia, siguiendo a la Sra. del Prado, negacionista de la violencia de g¨¦nero, se omite que el principal problema en los divorcios y en las rupturas de pareja es la preexistente violencia de g¨¦nero.
La mayor parte de las situaciones de violencia en la pareja no se denuncian. Seg¨²n la macroencuesta de la Delegaci¨®n del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero del a?o 2019, solo el 21.7% de las mujeres que sufrieron violencia f¨ªsica, psicol¨®gica, sexual o emocional, denunciaron. En consecuencia, el 78,3% no lo hicieron, pero el 77.4% de ellas, terminaron la relaci¨®n con el violento. Y, como el divorcio no es causal, no es necesario ni acreditar ni probar situaciones violentas para acceder a ¨¦l. Consecuencia: la violencia que no se denuncia, no existe en sede judicial. Pero haberla, haila y tiene sus consecuencias tambi¨¦n en los ni?os y ni?as.
Volviendo a la macroencuesta del a?o 2019, nos informa que el 89.6% de las mujeres que sufrieron violencia de g¨¦nero ten¨ªan hijos menores de edad cuando ocurrieron los acontecimientos violentos, que presenciaron o escucharon. Y que el 51.7% de esos ni?os y ni?as sufrieron ellos mismos violencia a manos de la pareja violenta de sus madres.
Cuando la violencia no se denuncia, en el 78.3% de los casos y las mujeres rompen la relaci¨®n con el violento, el 77.4%, los comportamientos violentos con la pareja y con los hijos no son conocidos por el Juzgado, bien porque la madre no los ha relatado, bien porque los ha contado, pero al no existir necesidad de alegar causas, en el juzgado no han interesado.
Como tambi¨¦n ocurre que en el imaginario judicial est¨¢ instalada la idea patriarcal de que un maltratador es un buen padre, se acuerdan visitas en el 97% de los casos en los que hay violencia de g¨¦nero denunciada y en un 99,99% de los casos cuando no existe denuncia. Y esos ni?os y ni?as, que han presenciado, o¨ªdo y sufrido en muchas ocasiones la violencia llevada a cabo sobre su madre o sobre ellos mismos, se niegan a ir con el padre. Y lo que es violencia de g¨¦nero, desaparece llam¨¢ndola conflicto, ocultando cu¨¢l es su verdadera causa e imposibilitando as¨ª resolver en esos casos en atenci¨®n al inter¨¦s superior de esos menores, que es ayudarles a recuperarse de situaciones muy duras vividas, proporcionarles paz y no obligarles s¨ª o s¨ª a cumplir las visitas con el progenitor violento.
Aunque solo sea por el futuro de estos ni?os y ni?as, es tan importante erradicar la violencia machista de nuestra sociedad.
*Altamira Gonzalo es abogada
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