¡®Tr¨¢nsitos¡¯: 25 relatos de ni?os y j¨®venes que desvelaron en su entorno que su sexo no es el que se les asign¨® al nacer
Algunos de los protagonistas de la nueva ¡®Ley Trans¡¯ tienen rostro y relato. Los expertos consideran que, cuando la identidad sexual de los ni?os no es vista ni aceptada por los dema?s, se produce sufrimiento psi?quico
Algunos de los protagonistas de la nueva Ley Trans tienen rostro y relato. El libro Tr¨¢nsitos. Comprender la transexualidad infantil y juvenil a trav¨¦s de los relatos de madres y padre (editado por Bellaterra) a¨²na las voces de 25 familias en la que sus ni?os o adolescentes ¡°tienen una identidad sexual que no corresponde con aquella que se les supuso al nacer¡±. Aingeru Mayor es sex¨®logo por la Escuela Sexol¨®gica Sustraia de Bilbao y profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, adem¨¢s de padre de dos hijas: ¡°una con vulva y otra con pene¡±. ?l ha sido encargado de la introducci¨®n, as¨ª como de las reflexiones posteriores del libro, los beneficios ir¨¢n destinados a la Asociaci¨®n de familias de menores transexuales Naizen. Podemos leerle: ¡°Transitar significa pasar de un lugar a otro. Y, para comprender este proceso, es importante caer en la cuenta de que el tra?nsito no es tanto algo que realiza la chica o el chico, sino que principalmente lo hacen los dema?s y se trata, sobre todo, de un tra?nsito en la mirada, en la percepcio?n que tienen los dema?s. En realidad, no cambia lo mirado, sino que cambia la mirada¡±.
Cuenta que el objetivo del libro ha sido acercarse a la realidad de esos nin?os, nin?as y jo?venes que ¡°en algu?n momento de su vida han hecho saber a su entorno que su sexo no es el que se les asigno? al nacer, y cuyas familias han aceptado su identidad sexual¡±. A partir de las historias que narran padres y madres, Aingeru Mayor reflexiona sobre qu¨¦ se repite en todos los casos, por ejemplo: ¡°Muestran gustos y comportamientos no esperados en relaci¨®n con el sexo que se les supone. Suele decirse que son gustos y comportamientos no normativos, pues no se corresponden con las expectativas y las normas que la sociedad impone a las nin?as por el hecho de ser nin?as, y a los nin?os por ser nin?os. A decir verdad, son no normativos para con el sexo que se les supone; pero, en la mayori?a de los casos, suelen ser absolutamente normativos para con su sexo real (sexo que los dema?s todavi?a desconocen); en algunos casos, incluso exageradamente normativos.¡±
Jorge tiene 15 a?os y su relato lo escribe su madre: ¡°E?ramos una familia como cualquier otra: mi marido, mis dos hijas y yo. Nuestras hijas eran muy diferentes: a una le gustaba el fu?tbol y a la otra el baile¡±. Narra que cuando la hija mayor, Haizea, empez¨® a desarrollarse ¡°comenzo? tambie?n nuestro calvario, porque trajo unas consecuencias que no fuimos capaces de gestionar¡±. A los trece, cuando empez¨® a cambiarle el cuerpo, comenz¨® a no querer ir al cole y a tener dolores de cabeza y de barriga de forma muy continuada. La obligaban a ir y sufr¨ªa much¨ªsimo, incluso no dorm¨ªa y ten¨ªa serios ataques de ansiedad. ¡°Al parecer, al empezar a desarrollar, sus amigos dejaron de verla como uno ma?s. Empezaron a verla como una chica y lo que queri?an era salir con ella. Pero ella se negaba porque se consideraba uno ma?s¡±. La madre afirma que la llev¨® al pediatra y derivaron al psiquiatra donde empezaron a medicarle con antidepresivos y pastillas para dormir. ¡°Le dije que cuando le doli?a un brazo la lleva?bamos al me?dico, le haci?an una placa y nos deci?an lo que estaba mal. Pero que lo que le pasaba a ella no funcionaba asi?. Y que hasta que no nos dijera que? es lo que le pasaba no podi?amos ayudarla. Se sento? a mi lado, me miro? a la cara y me pregunto? si de verdad queri?a saber lo que le pasaba. Cuando le conteste? que si?, me dijo: Pues que yo no soy una chica, sino un chico. Yo le conteste?: vale¡±.
Aingeru Mayor considera que, cuando la identidad sexual de los ni?os y las ni?as no es vista ni aceptada por los dema?s, se produce inexorablemente sufrimiento psi?quico. Este malestar se expresa en forma de tristeza, ansiedad, depresio?n e infelicidad. ¡°Es comu?n encontrar actitudes de timidez, reserva, abatimiento, ensimismamiento, desasosiego, vergu?enza, aislamiento. Muchas veces expresan enfado y frustracio?n; incluso hostilidad o ira. En situaciones sociales tienden a taparse, esconderse y aislarse¡±. A?ade que es com¨²n tambi¨¦n que ¡°cuando las familias empiezan a entrever que el malestar puede tener que ver con la identidad sexual, sienten miedo al posible sufrimiento futuro, al que? dira?n, a que alguien pueda hacerles dan?o por esta razo?n. Esos miedos les llevan a posponer, a no tomar decisiones que pueden ser precipitadas, ¡°a ser prudentes¡±, ¡°a ser cautos¡±. Con ello creen que no hacen nada (de hecho nada hacen respecto a la aceptacio?n), pero si? esta?n haciendo algo (mantener la negacio?n). A posteriori, reconocen que mientras dejaban pasar el tiempo, sus hijas e hijos sufri?an¡±.
El relato sobre la historia de Nahiane de 10 a?os est¨¢ escrito por su madre. ¡°La alegri?a fue tremenda cuando el me?dico nos dijo: Enhorabuena, es un nin?o, tiene pene¡±. Cuenta que le gustaba dibujar y la pelota, pero que las motos y los coches no mucho. ¡°A los tres an?os sus dibujos animados de la tele preferidos eran todos aquellos en los que salieran personajes femeninos: hadas, sirenas, princesas... La peli?cula que le teni?a loco era Rapunzel. Y por aquel entonces empezo? a decir que queri?a ser una nin?a. Esto, al principio, nos resultaba gracioso. Pero se lo nega?bamos y le explica?bamos que eso no podi?a ser, que e?l habi?a nacido nin?o y asi? seri?a siempre¡±. Cuenta que era muy introvertido y que solo le gustaba estar con ni?as. Cuando fue creciendo les dec¨ªa a los padres cosas tan duras como ??Por que? todos los juguetes que me regalan son de nin?o??, ??Por que? yo no puedo ser nin?a??, ?Si yo muriera, ?podri?a volver a nacer y ser nin?a??¡±. El testimonio de la madre es bastante duro: ¡°Yo le vei?a sufrir cada di?a porque, sobre todo, se desahogaba conmigo. Me contaba lo que senti?a, sus deseos, su necesidad de ser. Yo ya entonces le permiti?a muchas cosas y le apoyaba a mi manera, pero no teni?a mucha idea de lo que le podi?a pasar¡±. Es desgarrador el miedo de las familias ante este panorama del que nadie te ha preparado ni explicado c¨®mo actuar. La madre de Nahiane escribe:¡±Mi marido y yo pasamos muchas horas hablando del tema. Llora?bamos, nos angustia?bamos y sufri?amos por lo que vivi?amos di?a a di?a en casa. Teni?amos mucho miedo de dar pasos. Miedo de que la sociedad no entendiera e hicieran dan?o a nuestro hijo. Pero teni?amos claro que algo teni?amos que hacer, que teni?amos que ayudar a nuestro pequen?o¡±.
Y la madre concluye: ¡°Mi hija mayor lloro? mucho y pensaba que tendri?a que partirse la cara con todo el que se riera de su hermana. Su padre, antes de aceptarlo, lloro? mucho en sus largos viajes en camio?n. Yo llore? mucho por todos los prejuicios que me invadi?an. Pero juntos conseguimos ir todos a una, y los miedos desaparecieron. Realmente esto ha sido y esta? siendo un continuo aprendizaje. Hemos crecido intensamente como personas. Alma y mente se han abierto hasta puntos impensables. Nuestra pequen?a nos ha descubierto un mundo lleno de colores que como adultos educados en esta sociedad ignora?bamos. ?Gracias siempre, Nahiane, por SER!¡±
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