Once claves para educar a los ni?os desde la calma
Vivimos a toda velocidad con poco tiempo para criar con serenidad. Lo hacemos desde la impaciencia, las prisas y el estr¨¦s que nos produce el ritmo de vida que llevamos. ?C¨®mo podemos hacerlo mejor?
Qu¨¦ dif¨ªcil es en ocasiones educar desde la calma, entender correctamente el comportamiento que tienen nuestros hijos, dar respuesta a todo aquello que necesitan. Dominar nuestra ira, nuestras reacciones desproporcionadas, nuestro mal humor debido al cansancio y al estr¨¦s. Saber acompa?ar las emociones de forma emp¨¢tica, mostrarnos disponibles, ofrecer nuestra mejor versi¨®n a nuestros peque?os. Vivimos a toda velocidad con poco tiempo para educar con serenidad. Educamos desde la impaciencia, las...
Qu¨¦ dif¨ªcil es en ocasiones educar desde la calma, entender correctamente el comportamiento que tienen nuestros hijos, dar respuesta a todo aquello que necesitan. Dominar nuestra ira, nuestras reacciones desproporcionadas, nuestro mal humor debido al cansancio y al estr¨¦s. Saber acompa?ar las emociones de forma emp¨¢tica, mostrarnos disponibles, ofrecer nuestra mejor versi¨®n a nuestros peque?os. Vivimos a toda velocidad con poco tiempo para educar con serenidad. Educamos desde la impaciencia, las prisas y el estr¨¦s que nos produce el ritmo de vida que llevamos. No tenemos tiempo para escuchar, para conversar con tranquilidad, para mirar a los ojos y compartir momentos de forma distendida, para jugar sin mirar el reloj.
Hemos normalizado los gritos, las faltas de respeto, las amenazas y los reproches que tanto da?o hacen a nuestros peque?os. Que en casa haya siempre un ambiente hostil con palabras fuera de tono, con conflictos que se entrelazan, con problemas por resolver. Que utilicemos las represalias para que nos hagan caso, para que cumplan las normas o se responsabilicen de las tareas. Educamos sin encontrar el equilibrio entre la permisividad y la sobreprotecci¨®n, en funci¨®n de nuestro estado de ¨¢nimo, utilizando premios o castigos que solo consiguen confundir m¨¢s a nuestros hijos. Elogiando en exceso o exigiendo sin medida, contradiciendo a menudo nuestras palabras con nuestras acciones, utilizando etiquetas que da?an directamente el coraz¨®n. Perdiendo los nervios y el control con facilidad convirti¨¦ndonos en el peor ejemplo comunicativo que nuestros hijos pueden tener. Mostrando falta de coherencia y de constancia en nuestro acompa?amiento y no cumpliendo lo que prometemos.
Aunque no sea f¨¢cil conseguirlo todo ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil si fu¨¦semos capaces de educar desde la calma. Con un modelo educativo que acompa?e el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos desde el respeto mutuo, el amor incondicional, la empat¨ªa y la comprensi¨®n. Desde la conexi¨®n, la mirada c¨®mplice y el entendimiento mutuo.
Una educaci¨®n sin expectativas que ahoguen ni juicios de valor que da?en la autoestima
Siendo adultos significativos que cuiden y protejan, amables y firmes al mismo tiempo. Que sepan valorar el esfuerzo, que empoderen con palabras que alienten, que quieran sin condici¨®n. Que est¨¦n disponibles, que se muestren cercanos, que recuerden y entiendan que es muy dif¨ªcil hacerse mayor. Capaces de ofrecer un apego seguro, un acompa?amiento emocional que conecte y valide todas las emociones, que sintonice con las necesidades que van surgiendo a medida que nuestros hijos crecen.
Una educaci¨®n sin expectativas que ahoguen ni juicios de valor que da?en la autoestima. Que sea capaz de hacerles sentir valiosos, queridos y especiales. Que les anime a ser valientes, a trabajar por todo aquello que se propongan, a aceptar el error como parte imprescindible del aprendizaje. Educar en positivo nada tiene que ver con educar desde la permisividad o sin normas. Dej¨¢ndoles hacer lo que quieran en cada momento o solucion¨¢ndoles los problemas. Significa acompa?ar desde el orden y la disciplina, estableciendo l¨ªmites y normas que protejan, que les responsabilicen de sus decisiones, que les ayuden a entender el mundo tan cambiante en el que vivimos. Que les hagan sentirse protagonistas y responsables de sus propias vidas.
?C¨®mo podemos educar con serenidad?
- Siendo conscientes que los gritos, las comparaciones, las faltas de respeto afectan negativamente al desarrollo armonioso de la personalidad y da?an seriamente la autoestima. Llenan a nuestros hijos de dolor, tristeza, culpabilidad e inseguridad.
- Acompa?ando con serenidad y empat¨ªa todas las emociones que sientan. Expliqu¨¦mosles que no existen emociones malas o buenas, ayud¨¦mosles a identificarlas, compartirlas y gestionarlas con destreza.
- Creando v¨ªnculos positivos con ellos y consiguiendo que vivan en un contexto en el que se sientan queridos y aceptados. Pasemos tiempo de calidad juntos, mostr¨¦mosles nuestra ayuda, afecto y confianza a diario. Los abrazos, las miradas c¨®mplices, los besos y las palabras afectuosas nunca pueden faltar.
- Estableciendo normas y l¨ªmites claros y pactados con serenidad que den confianza y seguridad, que creen v¨ªnculos afectivos y ayuden al ni?o a saber c¨®mo debe actuar.
- Conociendo las caracter¨ªsticas propias de cada etapa educativa, entendiendo como se sienten, piensan o reaccionan seg¨²n la etapa de desarrollo en la que est¨¢n para poder dar respuesta a sus necesidades.
- Optando por la resoluci¨®n de los conflictos de forma positiva sin utilizar los castigos y las amenazas como moneda de cambio. Afrontando los conflictos de manera emp¨¢tica, utilizando herramientas de escucha activa y buscando soluciones negociadas.
- Confiando plenamente en las capacidades de nuestros hijos, dej¨¢ndoles que resuelvan sus problemas de forma aut¨®noma y tomen sus propias decisiones. Anim¨¢ndoles a marcarse metas valorando el esfuerzo y respetando sus ritmos evolutivos.
- Siendo coherentes entre nuestras palabras y nuestros actos, estableciendo expectativas acertadas, mostrando inter¨¦s por todo aquello que les gusta o preocupa.
- Ense?¨¢ndoles habilidades para la vida como el respeto, el agradecimiento y la colaboraci¨®n, valores como la solidaridad, la honestidad o la voluntad que les ayuden a afrontar la vida con valent¨ªa e ilusi¨®n.
- Asumiendo que a educar se aprende a diario sin recetas m¨¢gicas y con grandes dosis de paciencia y comprensi¨®n. Aprendiendo a dejar a un lado la exigencia desmesurada y siendo capaces de saborear cada instante de nuestro acompa?amiento.
- Dedicando tiempo a cuidarnos, si nosotros no estamos bien ellos tampoco lo estar¨¢n. Hagamos ejercicio, cuidemos nuestra alimentaci¨®n con mimo, pasemos tiempo con nuestros amigos y seres queridos, no nos olvidemos de ser felices.
Recordemos siempre que ser pap¨¢ o mam¨¢ es el ¨²nico oficio del mundo que primero te otorgan el t¨ªtulo y luego cursas la carrera. Una carrera llena de obst¨¢culos y muchos aprendizajes por realizar. As¨ª que seamos pacientes, ofrezcamos nuestro amor de forma incondicional, eduquemos con firmeza y amabilidad y disfrutemos de ver a nuestros hijos crecer felices y libres con calma.
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