Ser madre de un ni?o con discapacidad: la importancia de pedir ayuda
Es de valientes mostrarse tal y como uno es. Que no pasa nada si alguna vez se nos escapa alguna l¨¢grima. Y que el apoyo de otros, te ayuda mucho
Hay quien piensa que mostrar tus sentimientos te hace m¨¢s vulnerable, m¨¢s d¨¦bil. Como si fuera la grieta de una roca por la que entra el agua y la amenaza con partirla, con romperla. Tal vez esas personas tienen miedo a que esa apariencia de fuerte, de roca, se resquebraje a los ojos de los dem¨¢s. A que esa apariencia de irrompible que quieren proyectar se venga abajo. Yo estoy convencida de que compartir tus sentimientos, tus pensamientos, tu sentir en un momento determinado, te hace m¨¢s fuerte. Porque reconocer lo que te pasa te hace mostrarte a los dem¨¢s sin caretas, sin m¨¢s pretensiones que ser uno mismo, sin necesidad de intentar impresionar a nadie.
Durante una larga temporada, yo fui de esas personas que intentaba no compartir sus sentimientos, intentaba que no se me notase que quiz¨¢ necesitaba ayuda. Pero cu¨¢nta raz¨®n tiene el dicho de que la cara es el reflejo del alma y a m¨ª se me notaba. Mi cara, pero sobre todo mis ojos, reflejaban ese cansancio, esa preocupaci¨®n, esos llantos a escondidas.
Acababa de nacer mi hijo peque?o. Un ni?o que a todo el mundo le parec¨ªa buen¨ªsimo porque muy pocas veces lloraba. Yo en cambio ve¨ªa algo que no sab¨ªa explicar. Dicen que el instinto de madre no falla. Tal vez fue ese instinto el que se puso en guardia para que yo estuviera atenta a las se?ales.
Vinieron meses muy malos, de no saber. La incertidumbre muchas veces es peor. Meses en los que los m¨¦dicos me dec¨ªan que todo era aparentemente normal, todos los resultados eran normales, pero hab¨ªa algo que no cuadraba, que no segu¨ªa la evoluci¨®n que estaba establecida.
En medio de todo esto, se celebra el acto de presentaci¨®n de la Fundaci¨®n AVA. Y ah¨ª que nos fuimos toda la familia. Ese d¨ªa marc¨® un antes y un despu¨¦s. Para m¨ª su fundador, ?lvaro Villanueva, y su mujer, Roc¨ªo, no eran desconocidos, eran padres de la clase de mi segunda hija, pero no ten¨ªamos m¨¢s relaci¨®n que esa.
Cuando termin¨® el acto de presentaci¨®n me arm¨¦ de valor y con mi peque?o en brazos fui a hablar con ?lvaro. A darle primero la enhorabuena por un proyecto que me parec¨ªa, y me parece, fundamental y muy necesario, y a decirle que me sent¨ªa perdida. A contarle que me daba la sensaci¨®n de ir en contra de casi todo el mundo por buscar la respuesta a lo que le pod¨ªa pasar a mi hijo.
Recuerdo que acab¨¦ esa conversaci¨®n con l¨¢grimas en los ojos y un poco avergonzada por no haber podido controlar mis sentimientos, pero agradecida tambi¨¦n porque me hab¨ªa escuchado alguien, me hab¨ªa entendido, sab¨ªa ver y entender ese miedo que yo ten¨ªa en ese momento. Ese miedo ante lo desconocido.
A partir de ah¨ª me di cuenta de que es de valientes mostrarse tal y como uno es. Que no pasa nada si alguna vez se nos escapa alguna l¨¢grima. Y que pedir ayuda hace que las cosas puedan mejorar.
La Fundaci¨®n AVA empez¨® a ayudarme. Empezaron a guiarme con las terapias que mejor se adaptaban a la situaci¨®n de mi hijo en cada momento. Pero tambi¨¦n me escucharon y supieron entender esa preocupaci¨®n que yo ten¨ªa.
En paralelo se estableci¨® una gran amistad entre las dos familias, la nuestra y la de ?lvaro y Roc¨ªo. Una amistad de esas de verdad. De las que ayudan sin necesidad de pedirlo. De las que siempre est¨¢n, en los momentos buenos, pero tambi¨¦n en los malos.
Si no hubiese tenido ese impulso de acercarme a ?lvaro ese d¨ªa, de mostrar mis sentimientos, de pedirle ayuda, quiz¨¢ las cosas no hubiesen ido tan bien. Probablemente no hubiese descubierto a unos grandes amigos.
Gran verdad esa que dice que las alegr¨ªas compartidas son dobles y las tristezas compartidas son menos. Yo desde hace tiempo procuro llevarlo a cabo, y celebro todo lo que puedo y aunque, todav¨ªa, me cueste un poco, si necesito ayuda la pido, porque los amigos est¨¢n, estamos, para ayudar.
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