Tania Garc¨ªa: ¡°Sin acompa?amiento emocional, el ni?o crece con inseguridad, celos y baja autoestima¡±
La educadora y creadora del proyecto Edurespeta defiende en su ¨²ltimo libro un cambio de paradigma en la crianza respetuosa que evite los conflictos graves entre hermanos
En los ¨²ltimos a?os, hemos asistido al fen¨®meno editorial y social sobre la ¡°crianza respetuosa¡± y la defensa de una educaci¨®n basada en la empat¨ªa, el acompa?amiento emocional y el sentido com¨²n. Menos etiquetas, juicios y castigos y m¨¢s equilibrio emocional en el hogar, incluso cuando entran en juego los celos y conflictos entre hermanos. ?C¨®mo se lleva esto a la pr¨¢ctica? Tania Garc¨ªa es educadora sociofamiliar, pedagoga especializada en Neurociencia Infantil y Adolescente y creadora del proy...
En los ¨²ltimos a?os, hemos asistido al fen¨®meno editorial y social sobre la ¡°crianza respetuosa¡± y la defensa de una educaci¨®n basada en la empat¨ªa, el acompa?amiento emocional y el sentido com¨²n. Menos etiquetas, juicios y castigos y m¨¢s equilibrio emocional en el hogar, incluso cuando entran en juego los celos y conflictos entre hermanos. ?C¨®mo se lleva esto a la pr¨¢ctica? Tania Garc¨ªa es educadora sociofamiliar, pedagoga especializada en Neurociencia Infantil y Adolescente y creadora del proyecto educativo para familias y profesionales Edurespeta, donde asesora en la transici¨®n hacia una educaci¨®n respetuosa. En sus libros Hermanos, Educar sin perder los nervios y ¡®Gu¨ªa para madres y padres imperfectos que entienden que sus hijos tambi¨¦n lo son¡¯ reclama el abandono de los ¡°patrones adultistas¡± en los que nos han educado para que las nuevas generaciones crezcan sin carencias emocionales y aprendan a relacionarse de forma equilibrada y emp¨¢tica.
PREGUNTA. Siempre se ha hablado de hijos ¡°mayores o peque?os¡±, pero reivindica que evitemos esa definici¨®n. ?Por qu¨¦?
RESPUESTA. Etiquetar al primer hijo como ¡°hijo mayor¡± es una etiqueta que debe de ser desechada, como cualquier otra. Esta etiqueta tiene para nuestro hijo muchos t¨®picos y prejuicios asociados, ya tan solo por el hecho de ser el primero, los propios padres cargamos sobre sus hombros una responsabilidad o una madurez que no tienen. Su papel no debe ser cuidar del ¡°hermano peque?o¡±, ni el del ¡°hermano peque?o¡± hacer caso al ¡°hermano mayor¡±. Las etiquetas son perjudiciales, siempre. Y en muchas ocasiones aquellas m¨¢s interiorizadas en la conciencia colectiva, como es esta de vincular cualidades o defectos a hermanos por el orden en el que nacieron, son las m¨¢s da?inas para la correcta relaci¨®n de nuestras hijas e hijos. Estas etiquetas est¨¢n profundamente asentadas en nuestra sociedad, pero debemos recordar que nos encontramos en una sociedad tremendamente adultista, por lo que el hecho de que sea algo com¨²n no significa ni mucho menos que sea correcto.
P. ?C¨®mo afecta ese ¡°adultismo¡± a la crianza?
R. Nuestra sociedad trata a las ni?as y los ni?os como si fueran seres humanos ¡°de segunda¡±, o a veces ni siquiera eso. Si una pareja discute en un centro comercial y el hombre acaba pegando a la mujer, seguramente muchas personas se le echar¨ªan encima y llamar¨ªan a la polic¨ªa. Sin embargo, si esta misma escena ocurre entre una madre y una hija (o un hijo), esto no pasa. Aunque cada vez el castigo f¨ªsico est¨¢ m¨¢s visto como la barbarie que es, persiste y predomina una concepci¨®n adultista de la educaci¨®n basada en castigos psicol¨®gicos, en chantajes emocionales, en no dar voz ni voto a las hijas e hijos en decisiones familiares o sobre su propia vida.
P. Se?ala tambi¨¦n que no deber¨ªamos educar en ¡°igualdad sim¨¦trica¡± entre hermanos, con los mismos juguetes, misma cantidad de besos o atenciones. ?Por qu¨¦?
R. Precisamente porque como seres humanos no todas las personas tenemos las mismas necesidades emocionales, ni los mismos gustos, ni las mismas motivaciones. A nuestras hijas e hijos debemos darles las mismas oportunidades, esto por supuesto. Como madres y padres es nuestra responsabilidad hacerlo, pero lo que debemos de tener claro es que cada persona es ¨²nica y, por tanto, cada hija e hijo es ¨²nico y precisamente por esto cada uno necesita que pasemos un tiempo a solas cada d¨ªa con ella o ¨¦l, que le escuchemos, que le acompa?emos de forma individual. Nuestros hijos nos necesitan y ser hermanos/as no debe restarles el hecho de que les acompa?emos emocionalmente de forma individual como seres ¨²nicos que son.
P. Si hemos educado al primer hijo sin acompa?amiento emocional, ?c¨®mo afecta a su relaci¨®n con sus hermanos?
R. Lo primero que me gustar¨ªa comentar es que hay esperanza y posibilidad de cambiar, siempre. Muchas madres y muchos padres me escriben cada d¨ªa cont¨¢ndome que se sienten culpables por no haber dado a sus primeros hijos un acompa?amiento emocional adecuado y est¨¢n preocupados por si ya es tarde para conseguirlo. Por supuesto nunca es tarde y precisamente es esa convicci¨®n por hacerlo el paso m¨¢s importante para comenzar el cambio. Si al primer hijo no le damos el acompa?amiento adecuado, esto se traducir¨¢ en inseguridades, celos mal acompa?ados, poca autoestima¡ Al fin y al cabo cuando acompa?amos emocionalmente sostenemos las emociones de nuestros hijos mediante la escucha, la empat¨ªa, el respeto y el amor incondicional. En el d¨ªa a d¨ªa se trata de estar ah¨ª cuando nuestras hijas e hijos nos necesitan y sientan, para ser capaces de atender a sus necesidades cerebrales reales. Si hablamos de hermanos, adem¨¢s, es esencial acompa?ar correctamente el modelo previo a la llegada de un nuevo miembro en la familia.
P. ?Cu¨¢ndo es buen momento para comunicar ese pr¨®ximo nacimiento?
R. El error de base est¨¢ en informar a nuestros hijos muy tarde de que ser¨¢n hermanos: eso es no hacerles part¨ªcipes de la vida familiar. Si trabajamos en una empresa y somos parte esencial de la misma, pero nos enteramos dos d¨ªas antes de que entrar¨¢ un nuevo compa?ero con el que tendremos que trabajar codo a codo, nos sentir¨ªamos poco integrados en la empresa, ?verdad? Pues en este caso podr¨ªamos decir que se trata de algo similar. Hay familias que comunican a sus hijos que ser¨¢n hermanos nada m¨¢s saberlo, otros que esperan unas pocas semanas¡ Realmente no dej¨¢ndolo para el ¨²ltimo momento y siempre que se haga acompa?ando emocionalmente y con respeto es un momento adecuado.
P. ?C¨®mo influye la relaci¨®n entre hermanos en su personalidad y desarrollo futuro?
R. En la infancia se asientan los pilares de toda nuestra vida adulta. Al igual que en muchos otros aspectos, la relaci¨®n que tenemos con nuestros hermanos condiciona toda relaci¨®n que tengamos posteriormente durante el desarrollo y la vida adulta, tanto a nivel de compa?eros de clase, trabajo, amigos e incluso con nuestras parejas. Nuestros hermanos son las primeras personas con las que tenemos que convivir y vivir momentos vitales. Por eso es muy importante que las madres y los padres conozcan la importancia de esta relaci¨®n para de esta manera poder acompa?arla de manera correcta.
P. Existe un debate en muchas familias sobre las peleas entre hermanos: ?deber¨ªamos intervenir o dejar que lo solucionen solos?
R. No somos jueces ni ¨¢rbitros en las relaciones entre los hermanos y mucho menos una vez se producen los conflictos, ya que emitir juicios, aunque tengamos claro qui¨¦n ha iniciado el conflicto, solo fomentar¨¢ problemas a la larga. Cuando hay conflictos entre hermanos, muchos padres dicen eso de: ¡°Bueno, que se apa?en ellos¡±. No debe ser as¨ª, esta frase es tremendamente err¨®nea porque nuestros hijos nos necesitan y no como jueces, sino como padres y madres, lo que significa que nuestro papel es el de acompa?ar correctamente las emociones de todos nuestros hijos. En esos momentos nos necesitan m¨¢s que nunca para comprenderse a s¨ª mismos y sus reacciones, a sus hermanos y sus sentimientos. Debemos entender las diferencias entre los conflictos evitables y aquellos que son naturales, frutos de cualquier relaci¨®n entre hermanos.
P. Entonces ?hay conflictos evitables e inevitables en casa?
R. Lo primero que tenemos que comprender es que las peleas entre hermanos son naturales y forman parte de su relaci¨®n. El verdadero problema es cuando muchos de estos conflictos lo tienen a causa de c¨®mo acompa?an esta relaci¨®n los padres, ya que al fin y al cabo la mayor¨ªa de peleas entre hermanos ser¨ªan evitables si su relaci¨®n se acompa?ase adecuadamente. Podemos decir entonces que hay un 90% de conflictos evitables si nosotros los adultos aprendemos a saber actuar, y un 10% que son naturales y que ocurrir¨¢n, pero que el impacto de los mismos en su relaci¨®n depende de c¨®mo nos comportemos los adultos. Se cometen muchos errores con los hijos y esto no solo acaba provocando que se lleven mal y que tengan conflictos cada vez m¨¢s graves en su d¨ªa a d¨ªa, sino tambi¨¦n y quiz¨¢s lo m¨¢s importante, es que su v¨ªnculo acaba siendo cada vez m¨¢s distante y se sienten cada vez m¨¢s lejos. Esto termina repercutiendo en problemas y desconexi¨®n en el desarrollo actual, y por supuesto tambi¨¦n en la vida adulta.Los motivos m¨¢s frecuentes que como madres y padres pueden fomentar estas situaciones de peleas completamente evitables suelen ser las comparaciones entre hijos e hijas y tambi¨¦n las etiquetas. Aunque tambi¨¦n tenemos que tener muy en cuenta las cr¨ªticas continuas, el posicionamiento a favor de uno de ellos o el pensar que debemos de dar a cada hijo exactamente lo mismo, cuando cada uno tiene unas necesidades diferentes acorde a su desarrollo cerebral y etapa concreta, experiencia vivida o, en definitiva, su propia identidad.
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