Las ni?as con tractores y los ni?os con mu?ecas: ?tienen g¨¦nero los juguetes?
Educando y ofreciendo mu?ecos por estereotipos ahondamos en una sociedad machista, les ponemos l¨ªmites absurdos y acotamos las v¨ªas de imaginaci¨®n, seg¨²n las expertas
Los juguetes no entienden de g¨¦nero, pero desde peque?os se nos deforma el deseo para que nos adecuemos a una y otra categor¨ªa dependiendo de si nacemos ni?a o ni?o. Cristina de Babymachismos lleva cuatro a?os observando y dando visibilidad desde las redes sociales a las diferencias que los estereotipos de g¨¦nero marcan en ni?as y ni?os y c¨®mo inconscientemente educamos en el juego de forma diferente. Ella considera que en la industria juguetera se sigue ahondando en la diferencia: ¡°Grandes fabricantes como Playmobil o Lego han ampliado en los ¨²ltimos a?os sus gamas con la versi¨®n rosa asociada exclusivamente a unicornios, hadas o escenas de roles dom¨¦sticos. Cualquier adulto, si no se plantea el sesgo, lo elegir¨ªa para regalar a una ni?a y lo descartar¨ªa para un ni?o¡±.
Cristina reconoce que distribuidores y vendedores tratan cada vez m¨¢s de hacer cat¨¢logos de juguetes neutros, evitando fotos infantiles junto a cada producto el manido rosa-azul. ¡°La clasificaci¨®n en los pasillos de las tiendas tambi¨¦n va cambiando, pero ah¨ª sigue influyendo mucho el packaging, que viene dado por la estrategia de venta de la marca juguetera. El marketing en los juguetes se dirige inicialmente a los adultos y, como tenemos los estereotipos de colores, roles y personajes tan interiorizados, tendemos a sesgar nuestra elecci¨®n¡±. A veces los juguetes y su marketing es de un machismo evidente, como cuando en el envase de un set de pinturas de purpurina solo aparece una ni?a y en el de una excavadora la foto es de un ni?o. ¡°Incluso un beb¨¦ de menos de dos a?os aprende por observaci¨®n y deducci¨®n, y a medida que crece y expresa sus deseos empieza a sentirse identificado solo con lo que se les ha dicho que corresponde a su g¨¦nero¡±.
La psic¨®loga Mire Carrera considera que no es sano que eduquemos en estereotipos de g¨¦nero (respecto al juego y todo lo dem¨¢s): ¡°Pero no es algo que a veces nos demos cuenta y lo hagamos adrede, es incuestionable que la sociedad en general y de manera subliminal contin¨²a dando este mensaje patriarcal. En los juguetes, en las pel¨ªculas infantiles, en los perfiles de Instagram o TikTok, e incluso nosotros mismos en los quehaceres de casa¡±. Los ni?os aprenden por imitaci¨®n, si eres ni?a copiar¨¢s lo que haga la mam¨¢, y si eres ni?o igual con tu semejante. Los padres no se depilan y las madres (por lo general) no juegan al f¨²tbol. ¡°Hay muchos progenitores que intentan a toda costa regalar a sus hijos juguetes neutros. Pero es muy dif¨ªcil y lo digo por experiencia. Mi segundo hijo creci¨® con los juguetes de su hermana, mu?ecas, cocinitas, disfraces de princesa y ya siendo muy peque?o los descartaba¡±, afirma Mire Carrera.
Mire Carrera es especialista en consultas parentales: ¡°En Estados Unidos y otros pa¨ªses el parenting consultant es algo muy habitual. Pensamos que ser padres es algo innato, pero no lo es. Estamos cargados de dudas en una sociedad machista que nos oprime y nos se?ala. Esta rama de la psicolog¨ªa no busca los traumas o construcciones sist¨¦micas de la familia, sino m¨¢s bien analiza los roles y ambiente familiar e intenta mejorarlo para potenciar una buena infancia a los peques de la casa¡±. Carrera cuenta que una ni?a y un ni?o de hasta 10 a?os se mueven igual. Ambos hablan mirando a los ojos al interlocutor y su postura es erguida, pero que a partir de esa edad aparece el cambio. ¡°Un cambio brutal, las ni?as se retraen, curvan sus hombros hacia el pecho, ya no miran a los ojos y su tono vocal es m¨¢s flojito. De manera inconsciente ya est¨¢n adoptando la postura que las define como mujeres, la sumisi¨®n, la adquisici¨®n de los roles que las definen como pertenecientes al grupo f¨¦mina. Y lo vemos en la hora del patio, los ni?os juegan a pelota, las ni?as hablan de sus cosas o interact¨²an con mu?ecas¡±.
La psic¨®loga considera que los juguetes son la primera v¨ªa de aprendizaje de esta desigualdad, ¡°pues ya estamos etiquetando qui¨¦n es qui¨¦n desde el primer minuto de vida. Y si no fijaros c¨®mo vestimos a los beb¨¦s, la ropa no es unisex, es femenina o masculina. Ellos ni tan solo son conscientes de ser un ente distinto a la madre, y ya los estamos encorsetando en los colores y formas de lo que supuestamente tiene que ver con su g¨¦nero. El primer peluche ser¨¢ de un color o un animal que pertenezca al reino masculino o al femenino seg¨²n sus genitales. ?Y estoy generalizando, muchos padres al leer esto dir¨¢n yo no! Pero la inmensa mayor¨ªa s¨ª lo hacemos sin pensar que eso tiene repercusi¨®n¡±, concluye Mire Carrera.
Cristina de Babymachismos afirma que cualquier juguete estimula la imaginaci¨®n y la creatividad infantil. Ella cree que en un escenario hipot¨¦tico en que ni?as y ni?os tuvieran acceso a los mismos tipos de juguetes, y no existiera el estereotipo cultural de los colores y los roles como ni?o alba?il y ni?a futura madre, no habr¨ªa preferencias notables de unos y otros por los coches/tractores o mu?ecas/cocinitas. ¡°Cuando los ni?os empiezan a tener opini¨®n, ya han interiorizado que, por alguna raz¨®n, las mu?ecas rosas son exclusivamente para ellas¡±. Tanto Mire Carrera como Cristina Babymachismos concluyen que educando y ofreciendo juguetes por estereotipos ahondamos en una sociedad machista, les ponemos l¨ªmites absurdos y acotamos las v¨ªas de imaginaci¨®n. Los juguetes no tienen g¨¦nero porque no queremos seguir cerrando puertas solo por el sexo de nuestros ni?os y ni?as. La igualdad se empieza a contruir por los juguetes.
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