Javier Oca?a: ¡°El auge del moralismo en el cine infantil es un s¨ªntoma de nuestro tiempo¡±

Explica Javier Oca?a, cr¨ªtico cinematogr¨¢fico de EL PA?S y colaborador habitual de diferentes programas y medios de comunicaci¨®n, que no quer¨ªa que su ¨²ltimo libro, De Blancanieves a Kurosawa: la aventura de ver cine con los hijos (Pen¨ªnsula), fuese una especie de gu¨ªa con las ¡°150 pel¨ªculas para ver con tus hijos antes de morir¡±. Al final, curiosamente, en las m¨¢s de 350 p¨¢ginas del libro acaba abordando y desarrollando (entre cortometrajes, largometrajes y series de animaci¨®n infantil) 148 t¨ªtulos, desde El asombroso mundo de Gumball, hasta Los siete samur¨¢is, pasando por Aterriza como puedas, Regreso al futuro, Dos hombres y un destino, Matilda o El viaje de Chihiro. No hay, en todo caso, atisbo de gu¨ªa para padres y madres. S¨ª, en cambio, una mezcla de cr¨®nica personal y familiar, an¨¢lisis cinematogr¨¢fico, iron¨ªa y mucho sentido del humor, que hacen de De Blancanieves a Kurosawa un volumen perfecto para reinventar en cada casa el concepto de cine familiar.

PREGUNTA. Dices en la introducci¨®n que solo conoces dos categor¨ªas de pel¨ªculas: las buenas y las malas. Y que entre las primeras no sabes de ninguna cuyo principal objetivo inicial fuera fomentar la solidaridad, la tolerancia y los valores en general. ?El cine tampoco escapa a la tendencia moralista que lastra a la literatura infantil?

RESPUESTA. Quiz¨¢ no llega al nivel exagerado de la literatura infantil, pero s¨ª que existe cada vez m¨¢s ese apriorismo de fomentar los valores desde el minuto uno. Yo creo que ese no deber¨ªa ser el objetivo del cine o la literatura, pero supongo que todo esto es un s¨ªntoma de nuestro tiempo, del ascenso de los ideales y de los valores que representan esos ideales, pero yo considero que el arte deber¨ªa escapar de todo ello. Como digo en el libro, no he visto ninguna pel¨ªcula maravillosa cuyo objetivo sea desde el principio fomentar valores.

P. Supongo que ese boom es fruto de una demanda. Tengo la sensaci¨®n de que padres y madres tendemos a querer proteger demasiado a nuestros hijos de ciertas realidades y, a la vez, queremos que est¨¦n permanentemente aprendiendo, que todo conlleve un mensaje y un aprendizaje.

R. De eso es de lo que yo huyo, de que con cada pel¨ªcula haya que aprender algo. Acabo de ver la nueva entrega de los Cazafantasmas, que es una pel¨ªcula estupenda y que rememora el esp¨ªritu juvenil del cine de los ochenta. No creo que ET o Los Goonies tuvieran un objetivo de fomentar valores y, sin embargo, eran fant¨¢sticas. Lo que ocurre es que luego, dentro de esas pel¨ªculas magn¨ªficas, emocionantes y que son un prodigio de narraci¨®n, pues adem¨¢s aprend¨ªas cosas. Pero aprend¨ªas cosas como la amistad, el compa?erismo y dem¨¢s porque se te iban quedando, pero no porque de primeras el objetivo de la pel¨ªcula fue ese, para nada, sino divertir a la gente con una aventura estupenda y colocar a los actores y actrices ante encrucijadas. Al final eso es la vida y eso es el cine, y no el fomento continuo de valores y el serm¨®n pesad¨ªsimo al respecto.

P. De ese moralismo, como comentas en el libro, no han escapado ni las revisiones de las grandes pelis de Disney, que ¨²ltimamente se han estrenado cambiando la animaci¨®n por la acci¨®n real.

R. Es que me parece tremendo que hagas un remake de una pel¨ªcula como Dumbo y que le quites la mejor secuencia de toda la peli, que es la de la borrachera, que era una secuencia muy divertida y creativa. ?Por qu¨¦ le quitan esa secuencia? ?Piensan que los ni?os si ven la nueva pel¨ªcula de Dumbo se van a emborrachar? Yo creo que es justo al rev¨¦s. Al final, como dec¨ªa antes, el hecho de que desaparezcan determinadas secuencias de los remakes forma parte de esa l¨ªnea ?o?a y de sobreprotecci¨®n por la que camina nuestra sociedad. Y ojo, me parece fenomenal que cada uno eduque a sus hijos como le d¨¦ la gana, pero para el cine yo prefiero otra cosa.

P. Cierras el cap¨ªtulo dedicado al cine de animaci¨®n recomendando Pers¨¦polis. Me llam¨® la atenci¨®n la coincidencia, porque nosotros tenemos novelas gr¨¢ficas de adultos a la altura de los peques, as¨ª que mi hija de ocho a?os se ha le¨ªdo buena parte de Pers¨¦polis y de repente te pregunta cosas como ¡°pap¨¢, ?qu¨¦ es ejecutar?¡±, que imagino que es lo que quieren evitarse muchos padres y madres no viendo estas pelis.

R. Yo prefiero que mis hijos se enteren de lo que es ejecutar o de lo que es una tiran¨ªa o una dictadura en el cine o en los libros a que se lo cuente alguien en la calle a lo bruto, sin ninguna explicaci¨®n y con una ideolog¨ªa muy marcada. Lo que tienen las buenas pel¨ªculas es que explican las cosas muy bien y Pers¨¦polis es una pel¨ªcula perfecta para ni?os y adolescentes, ya que se pueden identificar con la protagonista principal, aprenden cosas y luego salen conversaciones sobre la situaci¨®n de las ni?as en Ir¨¢n o, incluso, sobre la dictadura espa?ola. Pero todo con espontaneidad, sin pegarles la charla.

P. Justo te iba a comentar eso, que ese tipo de pel¨ªculas, evidentemente, son m¨¢s complejas, sin embargo, dan pie a la conversaci¨®n en familia.

R. De eso se trata, de que durante y, sobre todo, al final de la pel¨ªcula salgan conversaciones de ese tipo, que tus hijos te pregunten por cosas que les han llamado la atenci¨®n o de las que incluso no se han enterado del todo.

P. T¨² reivindicas mucho precisamente eso en el libro, el casi derecho a que los ni?os (y tambi¨¦n los adultos) no se tengan que enterar necesariamente de todo lo que quiere decir o transmitir una pel¨ªcula.

R. Es que no hace falta entender las pel¨ªculas de cabo a rabo desde que uno es peque?o. Si t¨² ves una pel¨ªcula adulta compleja con 11 o 12 a?os y entiendes la mitad, pues eso que te llevas. Si pensamos por ejemplo en Bergman, que posiblemente es el autor m¨¢s complejo de los grandes de la historia del cine, no es lo mismo que t¨² veas una pel¨ªcula suya a los 18 o 20 a?os que a los 30 o 40. Y tampoco ser¨¢ lo mismo si la contemplas a los 60, porque con cada d¨¦cada que pasa eres t¨² el que cambia y el que aprende m¨¢s cosas de la vida. Pues eso, en peque?ito, sucede igual con los ni?os.

P. Como no pod¨ªa ser de otra forma, expresas que tus hijos han visto m¨¢s cine de lo habitual para su edad y que se han acostumbrado con naturalidad al blanco y negro y a otros ritmos y narrativas. El miedo que pueden sentir muchos padres cuyos hijos se han acostumbrado a las pel¨ªculas de animaci¨®n que van a toda pastilla a ponerles pel¨ªculas mudas o en blanco y negro ?es infundado?

R. Yo creo que el miedo es infundado, pero lo que yo intento explicar en el libro es que hay que ir poco a poco. A un ni?o que no ha pasado de las pel¨ªculas de Pixar o de Disney y que no ha visto una imagen en blanco y negro en su vida le colocas ante una peli de los Hermanos Marx y lo l¨®gico es que no entienda nada de su humor. Por mucho que haya visto Bob Esponja, que para m¨ª tiene un paralelismo con el humor surrealista de los hermanos Marx. De todas formas, yo creo que hay una edad, entre los 4 y los 8 a?os m¨¢s o menos, en la que los ni?os aceptan el blanco y negro con total naturalidad. No tienen esa sensaci¨®n de que les est¨¢s poniendo algo a?ejo, sino que tienen una espontaneidad que les permite aceptar casi cualquier cosa.

P. No puedo acabar esta entrevista sin abordar el concepto de ¡°cine familiar¡±, cuyo significado y traslaci¨®n a la gran pantalla t¨² reconoces denostar.

R. Es que al final el concepto que tenemos de cine familiar es una pel¨ªcula ?o?a y meliflua en la que los chistes son facilitos y los entiende todo el mundo. Yo, de una manera un poco quijotesca, porque s¨¦ que no lo voy a lograr, intento hacer ver que tambi¨¦n hay grandes pel¨ªculas que podr¨ªan considerarse familiares y que simplemente consideramos dramas porque son m¨¢s complejas, m¨¢s trascendentes y mejores.

P. ?Por ejemplo?

R. Para m¨ª hay dos ejemplos perfectos de lo que yo considero pel¨ªculas familiares: Matar a un ruise?or y Qu¨¦ bello es vivir. ?Por qu¨¦? Porque el tema central es la familia, pero no van con esos apriorismos de fomentar valores. ?Y mira que fomentan valores Matar a un ruise?or y Qu¨¦ bello es vivir! Pero todos los di¨¢logos de estas pel¨ªculas est¨¢n llenos de grandes frases dichas con total naturalidad, sin impostar. Para m¨ª son dos ejemplos perfectos de c¨®mo se puede salir del concepto de cine familiar y establecer una nueva idea de lo que puede ser este cine.

P. Ahora que se acerca Navidad, una ¨¦poca con mucho tiempo para ver cine y dada a muchas pel¨ªculas de cine familiar en el peor sentido del concepto, ?qu¨¦ otras pel¨ªculas recomendar¨ªas para ver en familia?

R. Una pel¨ªcula que siempre nos funcion¨® genial en el sentido del divertimiento fue Cari?o he encogido a los ni?os. Siempre que la pusimos fue una fiesta porque mezcla muy bien la aventura con la comedia. Es una pel¨ªcula efervescente, que tiene ese esp¨ªritu juvenil de los a?os ochenta en los que era muy normal mostrar a los padres como personas bastante menos inteligentes que sus hijos, que es algo que a m¨ª me gustaba mucho. El padre no siempre tiene que ser el razonable, sino que la gente puede tener padres y pensar que son un poco memos. Igual hasta somos nosotros los memos (risas).

Y m¨¢s cercana al drama otra gran pel¨ªcula que yo reivindico mucho es Mi chica, que es un primer acercamiento a la muerte terrible, pero al mismo tiempo precioso, y que sigue en esa l¨ªnea que defiendo de no meter a los ni?os en una burbuja. Evidentemente, no le vas a poner Mi chica a tus hijos para que aprendan sobre la muerte, sino porque es una pel¨ªcula graciosa, simp¨¢tica, preciosa, con una narraci¨®n alucinante y que tiene unos protagonistas maravillosos.

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