Se estrena la primera ¡®sesi¨®n teta¡¯ en un teatro madrile?o
La iniciativa que esperan mantener al menos una vez al mes en el Teatro del Barrio en Madrid, trata de acercar la cultura a las madres lactantes
Son poco m¨¢s de las siete de la tarde de un mi¨¦rcoles en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s. Sus calles no est¨¢n vac¨ªas, pero se nota que ya se ha hecho de noche. Apenas pasan coches y las personas con las que me cruzo caminan r¨¢pido, con la mirada imantada por sus tel¨¦fonos. Pienso que deben saberse bien el camino porque es f¨¢cil perderse por sus peculiares callejuelas, todas tan parecidas, con sus edificios casi id¨¦nticos, salpicadas de peque?as tiendas y joyas de arte urbano. Me encuentro con una imagen de Fernando Sim¨®n en la calle San Sim¨®n. ?Me mira? Sigo. Calle de los Tres Peces. Calle Esperanza. Contin¨²o por la calle de la Torrecilla del Leal hasta que de repente parece bifurcarse. Escuadra, Buenavista y, por fin, Zurita. En la puerta del Teatro del Barrio hay algunas personas esperando para entrar. Reina el silencio y huele a gel hidroalcoh¨®lico. Dentro hay una pareja con un carrito de beb¨¦. Toman algo mientras esperan para entrar. ¡°De momento hay un beb¨¦¡±, me dice Paloma Fidalgo, la persona responsable de la comunicaci¨®n del teatro. Esta tarde se representa Emilia, una producci¨®n del Teatro del Barrio sobre Emilia Pardo Baz¨¢n que lleva dos a?os girando y por el que la actriz Pilar G¨®mez gan¨® el premio Max en 2018.
La novedad hoy es que se celebra la primera sesi¨®n teta en un teatro, una iniciativa que esperan mantener al menos una vez al mes y que trata de acercar la cultura a las madres lactantes. ¡°Queremos dar la oportunidad a las madres lactantes de asistir al teatro con su pareja, sus amigas, su familia, con quien ellas quieran. Y adem¨¢s, tambi¨¦n creemos que es importante que otra gente se d¨¦ cuenta de que esa realidad existe, que es normal, y que quiz¨¢s que haya beb¨¦s en una sala no solo no molesta sino que puede ser una experiencia¡±, cuenta Ana Camacho, gerente del teatro y tambi¨¦n una de sus fundadoras.
Cada vez son m¨¢s conocidas las sesiones de cine adaptadas a las madres con beb¨¦s lactantes que se pueden disfrutar en algunas salas espa?olas desde hace unos a?os. Ciudades como Madrid, Ja¨¦n, Ciudad Real, Valencia o Zaragoza se han apuntado a adaptar determinadas sesiones, de cine adulto, para el confort de los beb¨¦s: hay cambiadores, el sonido y la luz est¨¢n adaptados a las necesidades de las criaturas y las madres pueden entrar y salir siempre que lo necesiten. La idea de extender algo as¨ª al teatro parte de Ana, que tambi¨¦n es madre de dos hijos y a¨²n amamanta al segundo. Fue a ra¨ªz de una conversaci¨®n sobre la sesi¨®n teta de los cines en una lista de crianza a la que pertenece y en la que se plante¨® la cuesti¨®n de por qu¨¦ no se incorporaba este modelo de sesiones tambi¨¦n a los teatros. ¡°Al principio me parec¨ªa imposible. Pensaba que el teatro es un espacio muy distinto, m¨¢s ¨ªntimo y en el que cualquier interrupci¨®n pueden romper la concentraci¨®n. Pero despu¨¦s, debatiendo m¨¢s en profundidad sobre el asunto dije: ?por qu¨¦ no? Se lo propuse al equipo y enseguida les pareci¨® buena idea probar¡±, dice.
Uno, dos, tres¡ Cuento ocho beb¨¦s. Van entrando poco a poco. Unos en los brazos de su madre o de su padre, otros en una mochila portabeb¨¦s. La gente habla. Con cada beb¨¦ que accede a la sala aumenta el barullo. Detr¨¢s de m¨ª hay dos mujeres muy sorprendidas: ¡°Mira, viene un beb¨¦. Uy, otro. ?Y esto? No creo que sea el sitio para un beb¨¦, pero es que los padres hoy los llevan a todos lados¡±. En la entrada se especifica que se trata de una sesi¨®n teta, pero muchas desconocen de qu¨¦ se trata. ¡°Los beb¨¦s tienen que tener unos horarios, unas rutinas, no les puedes traer a esto¡±, sigue la mujer. ¡°Yo nunca lo hab¨ªa visto, la verdad¡±, le responde su compa?era de asiento. Quiz¨¢s sea por esta sorpresa que es tan importante esto. Porque la vida, el ocio, la cultura se ha parcelado tanto por edades que cualquier desviaci¨®n es vista casi como un acto subversivo. ¡°Lo que tratamos de reivindicar con estas sesiones es precisamente que el sitio de los beb¨¦s es el que su madre y su padre decidan que es¡±, dice Ana. Para ella hay cosas con respecto a la crianza que han cambiado ?para bien? y ve un avance que los beb¨¦s puedan ir con sus padres a cualquier parte. ¡°Cuando las mujeres empezaron a trabajar dar teta empez¨® a estar hasta mal visto. Dec¨ªan que era de gente pobre. Lo moderno y la libertad estaba en dar el biber¨®n y en poder salir a cenar mientras una cuidadora se quedaba con el ni?o. Esto es una perversi¨®n de la crianza. ?Por qu¨¦ no puede ser m¨¢s adecuado llevarte a la criatura al teatro que dejarlo al cuidado de otra persona?¡±.
Fuera hay varios carritos. Tambi¨¦n una zona con cambiador y pa?ales. Antes de arrancar la obra, aparece Paloma para informar al p¨²blico de las peculiaridades que van a encontrarse. Las madres lactantes pueden salir de la sala siempre que lo necesiten. Se mantendr¨¢ una luz tenue para que puedan ver a los beb¨¦s cuando lo necesiten. Y es probable que durante la funci¨®n se escuchen gorgoritos, alg¨²n llanto. Cuentan con la complicidad de la actriz, del personal de sala y Paloma pide tambi¨¦n la complicidad del p¨²blico para con las madres. ¡°Es toda una experiencia tambi¨¦n para los padres, la verdad¡±, escucho decir a un hombre en la fila de atr¨¢s. Solo una madre sale de la sala con su beb¨¦ cuando este empieza a sentirse inc¨®modo. Todo marcha como hubiera marchado una sesi¨®n normal. Quiz¨¢s mejor, porque por suerte no son¨® ning¨²n tel¨¦fono m¨®vil durante la funci¨®n.
Iniciativas como esta sirven para normalizar la lactancia materna, pero tambi¨¦n para visibilizar que tener un beb¨¦ no tiene por qu¨¦ limitar la vida cultural de las madres lactantes. Tambi¨¦n contribuye a que no se vean empujadas a hacer elecciones continuamente. ¡°A¨²n seguimos leyendo noticias de madres que han sido agredidas o que han sido expulsadas de un lugar p¨²blico por dar el pecho a su beb¨¦. Hay que seguir normalizando que la lactancia es una pr¨¢ctica absolutamente normal y que puede (y debe) hacerse en cualquier sitio. En la calle, en un centro comercial, en un museo. En un teatro¡±, comenta Ana Camacho.
Al terminar hablo con Susana y su pareja. Tienen un beb¨¦ de tres meses que observa todo con mucha atenci¨®n. Se sentaban delante de m¨ª y apenas ha dado un ruido. Dicen que les ha encantado la experiencia y que esperan que haya muchas sesiones como esta. ¡°Estamos solos en Madrid, no tenemos familia ni nadie de confianza, y poder venir hoy al teatro ha sido un soplo de aire fresco. Repetiremos seguro¡±, dice Susana. Muchas mujeres se encuentran con la sorpresa de una maternidad muy solitaria, y se ven obligadas a dejar de hacer determinadas cosas porque sienten que ya no encajan. ¡°Las mujeres tenemos que elegir continuamente y no salen gratis esas elecciones. Si t¨² puedes ir con tu beb¨¦ a cualquier parte no te encuentras en esa situaci¨®n. Por eso la sesi¨®n teta necesita gente c¨®mplice, personas que quieran apoyar ese cambio, y yo creo que ese es el p¨²blico que estas sesiones van a tener¡±, concluye Ana.
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