Elena D¨ªaz, autora y directora de la obra ¡®Madres¡¯: ¡°Todas las madres compartimos la misma soledad, el mismo encierro¡±
La tambi¨¦n actriz lleva al teatro un proyecto nacido de la observaci¨®n de c¨®mo las mujeres de su entorno viv¨ªan la maternidad. A trav¨¦s del humor, pone el foco en las dudas y los obst¨¢culos a los que se enfrentan aquellas que quieren tener hijos y, sobre todo, quieren pasar tiempo con ellos
Imagina que est¨¢s eligiendo colegio para tu hijo. Te citan para una visita de jornadas abiertas. Y, por motivos ajenos ¡ªen este caso, la supuesta visita de Michelle Obama¡ª se olvidan de ti. Se apagan las luces. Te quedas encerrada en el centro educativo. Pero no est¨¢s sola: hay cuatro mujeres m¨¢s. As¨ª comienza la obra de teatro que ha escrito y dirige Elena D¨ªaz Barrig¨®n (Madrid, 43 a?os) y que se titula Madres. La representaci¨®n, que lleva m¨¢s de a?o y medio en los escenarios, seguir¨¢ hasta el pr¨®ximo verano en el Teatro Lara de Madrid. ¡°Y si la respuesta del p¨²blico sigue siendo la misma, nuestra intenci¨®n es poder seguir¡±, se?ala quien tambi¨¦n es una de las cinco protagonistas, adem¨¢s de dramaturga y productora de La Piconera Producciones, en conversaci¨®n con EL PA?S.
El elenco lo conforman una madre ejecutiva que encarna el milagro de la conciliaci¨®n (Elena D¨ªaz); una madre que cr¨ªa sola a su hija y es partidaria de la educaci¨®n m¨¢s consciente (Cayetana Cabezas); una embarazada primeriza con muchas dudas (Marta Egu¨ªa); una madre conservadora que quiere y puede quedarse con sus hijos en casa (Tamara Berb¨¦s); y una mujer que ha elegido no ser madre, y, aun as¨ª, cuida de los hijos de su pareja (Mechi Oliverio). Estos son los cinco perfiles con los que D¨ªaz pretende dar voz a trav¨¦s del humor a la maternidad actual. Cinco mujeres muy dispares. ¡°S¨ª, es lo bonito, ver como al final ese encierro les hace unirse en lo importante, que es que son madres¡±.
La idea de la obra surgi¨®, seg¨²n relata D¨ªaz, cuando su hijo Manuel ten¨ªa dos a?os (ahora tiene 10). ¡°Estaba justo en ese momento de buscar cole y hab¨ªa vuelto a escribir, hab¨ªa parado durante bastante tiempo, pero volv¨ªa hacerlo. Y la obra naci¨® casi sola. Me iba encontrando tantas madres en la fila de Educaci¨®n Infantil, en el parque... y aunque observaba que entre nosotras no nos parec¨ªamos en nada, a la vez, sent¨ªa que est¨¢bamos conectadas por una especie de red invisible¡±, recuerda. ¡°Una red invisible que conecta a las madres. Y es que, a pesar de ser sat¨¦lites solitarios, casi todas se sienten solas. Cada vez que ve¨ªa una mujer, pensaba: ¡±Est¨¢ mal, est¨¢ tan sola como yo¡±, prosigue la tambi¨¦n productora. ¡°Todas las madres estamos compartiendo la misma soledad, el mismo encierro¡±, incide.
¡°Entonces las mujeres de Madres son todas esas voces y mi propia soledad. Y la cre¨¦ viviendo mi propia maternidad por las noches, lo sacaba todo y escrib¨ªa¡±, a?ade. D¨ªaz confiesa que fue un proceso largo, de a?os, de esa reflexi¨®n, de poder tener la capacidad de plasmar en voz alta lo que sufr¨ªa, lo que padecen las madres cada d¨ªa. Y, sobre todo, fue un intento de buscar respuestas que no existen e intentar encontrar el camino para responderlas. A las preguntas que se refiere la actriz son, por ejemplo: ?C¨®mo lo voy a hacer? ?C¨®mo voy a poder pagar un piso de dos habitaciones? ?C¨®mo voy a poder llegar a recogerle a las cuatro? ¡°Y tras escuchar todas esas voces, llegu¨¦ a la conclusi¨®n de cada una lo hace pues como puede; derrapando¡±.
Para la directora, todo esto era una reflexi¨®n necesaria sobre la maternidad: ¡°La salida, la ventana por la que escapar, es primero cuidarse un poquito cada una y, sobre todo, darle la mano a todas las dem¨¢s¡±. ¡°Si somos tribu conseguimos m¨¢s¡±, agrega. Y de esta forma, en Madres est¨¢n muy presentes la cr¨ªtica social al sistema, a la forma de ser madre, al hecho, en su caso, de vivir en una ciudad grande y sentirse abandonada: ¡°Tambi¨¦n se habla de corresponsabilidad, de conciliaci¨®n, de la incapacidad de promoci¨®n laboral, del miedo cuando una mujer se queda embarazada¡¡±.
¡°La conciliaci¨®n es un milagro. Lo hacemos, sobre todo, nosotras, porque tampoco nos queda otra. Pero no existe, no hay hueco para conciliar, tal vez en la crianza s¨ª, pero no en los trabajos, no en la sociedad¡±, reitera. ¡°Es evidente que antes eran las mujeres las que se hac¨ªan cargo de la vida dom¨¦stica, de la familia, ahora hemos avanzado mucho, hemos puesto nuestras capacidades en valor, pero seguimos la mayor¨ªa ocup¨¢ndonos de la crianza de los hijos¡±, prosigue a la vez que cree que todav¨ªa queda mucho para alcanzar esa corresponsabilidad plena. Ella en principio iba a hacer el personaje verde ¡ªel de la madre con m¨¢s educaci¨®n emocional¡ª, pero cambi¨® de opini¨®n. ¡°Con los a?os, cuando ya la obra estaba completa, quise dar voz a la de madre ejecutiva, a todas esas mujeres que tienen la capacidad de crear cosas y de tener carreras de impacto y tienen que elegir maternidad s¨ª o maternidad no. Yo quise ser madre y poder criar a mi hijo y, sin embargo, antepuse muchas cosas para lograr este objetivo. De hecho, la obra la he estrenado cuando Manuel ha sido m¨¢s mayor. Los primeros a?os estuve mucho m¨¢s presente en su vida. Pero, jol¨ªn, cu¨¢ntas no han podido. O sea, qu¨¦ dif¨ªcil es¡±.
La actriz opina que, incluso, hay algo impl¨ªcito en determinados puestos de responsabilidad donde ni siquiera se puede pedir: ¡°Por ejemplo, cuando mi personaje dice que no ha podido reducirse la jornada porque a ella ni se le ha ocurrido pedirlo, porque sabe que si lo pide, est¨¢ fuera¡±. ¡°Y luego tambi¨¦n est¨¢ el problema del edadismo. Cuando ya has criado a tus hijos, y est¨¢s preparada para crecer profesionalmente, tienes unos 50 a?os, y el sistema te vuelve a dejar fuera¡±, lamenta.
¡°Pero lo realmente incre¨ªble es que teniendo tantas cosas en contra, lo que decidimos internamente las mujeres es ser capaces de llegar a todo y esto nos da una capacidad de superaci¨®n y un superpoder¡±, relata. La obra ayuda a plasmar la realidad, seg¨²n subraya su creadora: ¡°Estamos aqu¨ª. Las madres existimos. Alguien est¨¢ criando a los hijos de este mundo¡±.
Ante la pregunta de por qu¨¦ deber¨ªan tambi¨¦n los hombres ver esta obra, D¨ªaz lanza dos razones. ¡°Para la primera voy a coger unas palabras que escuch¨¦ una vez en una entrevista a Almudena Grandes, que dec¨ªa que las historias no eran ni de hombres ni de mujeres, que ella llevaba toda la vida leyendo novelas donde los protagonistas eran hombres, exploradores o se?ores y no se planteaba que era una historia para hombres porque eran seres humanos. Y, sin embargo, con nosotras pasa lo contrario. Si la protagonista de la historia va sobre una tem¨¢tica de mujeres, es una obra de mujeres. Pero nunca nos planteamos lo contrario, que si son un grupo de hombres, es una peli para hombres¡±. Y esta es la segunda raz¨®n: ¡°Deber¨ªan venir porque todos somos hijos de una madre, es decir, esta es una realidad que existe, y en la obra la vamos a poder ver. Es una oportunidad de mirar por un agujerito en nuestros corazones, y poder asistir a nuestra verdad desde diferentes voces y ¨¢mbitos. De hecho, estamos viviendo una cosa muy bonita, que cada vez tenemos m¨¢s hombres en el p¨²blico y son de los primeros que se levantan a aplaudir emocionados. Madres es una historia sobre las diferentes formas de maternidades a d¨ªa de hoy, independientemente de que sean mujeres u hombres¡±.