¡°Para acabar con la violencia obst¨¦trica, hay que empezar poni¨¦ndole nombre¡±
En Espa?a, se realiza la t¨¦cnica Kristeller en un 34.2% de los partos y una episiotom¨ªa, en el 39.3%, seg¨²n un estudio. Miriam Al Adib Mendiri, ginec¨®loga, explica las consecuencias del abuso de estas t¨¦cnicas en la salud de la madre y el beb¨¦
Mujeres que se enfrentan a episiotom¨ªas sistem¨¢ticas, algunas maniobras no avaladas por la ciencia como la t¨¦cnica de Kristeller [consiste en ejercer presi¨®n sobre el abdomen de la mujer con el supuesto fin de favorecer la salida del feto] o que son medicadas innecesariamente durante el parto sin explicaci¨®n alguna, o sin tenerlas en consideraci¨®n. ?Se puede considerar abuso o maltrato? Seg¨²n muchos expertos, s¨ª, y se denomina violencia obst¨¦trica (VO). La Organizaci¨®n Mundial de la Salud la defini¨® en 2014 como una forma espec¨ªfica de violencia ejercida por profesionales de la salud hacia las mujeres embarazadas, ¡°durante el parto y el puerperio que constituye una violaci¨®n a los derechos reproductivos y sexuales de las futuras madres¡±, incide la ginec¨®loga Miriam Al Adib Mendiri, ginec¨®loga, profesora en la Universidad de Extremadura y autora de los libros Hablemos de Vaginas y Hablemos de nosotras. Al Adib Mendiri particip¨® tambi¨¦n en la reuni¨®n telem¨¢tica que la ministra de Igualdad, Irene Montero, tuvo con 30 profesionales relacionados con el embarazo y el parto. El actual ministerio de Igualdad pretende, tras 11 a?os de la aprobaci¨®n de la Ley Org¨¢nica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, iniciar un proceso de reforma con el fin de ampliar los derechos y garantizar su ejercicio efectivo en todo el territorio estatal.
Aunque en Espa?a la VO no est¨¢ tipificada espec¨ªficamente, estas pr¨¢cticas ¡°se encuentran prohibidas en nuestro pa¨ªs, ya que suponen la vulneraci¨®n de derechos b¨¢sicos reconocidos en Convenios internacionales, as¨ª como en nuestra Constituci¨®n: a la integridad f¨ªsica y moral (art¨ªculo 15), a la libertad personal (art¨ªculo 17) y a la intimidad (art¨ªculo 18)¡±, seg¨²n informa la organizaci¨®n El Parto es Nuestro. Seg¨²n datos recogidos entre 2018 y 2019 en el estudio Violencia Obst¨¦trica en Espa?a: Intervenci¨®n y Medicaci¨®n durante el parto de Desir¨¦ Mena-Tudela y otros expertos, la aplicaci¨®n de la t¨¦cnica Kristeller ocurre en un 34,2% de los partos y que en el 39,3% de los nacimientos en Espa?a se practic¨® una episiotom¨ªa -rasgado de los labios vaginales para facilitar la salida del beb¨¦-. La investigaci¨®n, cuya muestra super¨® las 17.000 encuestas, tambi¨¦n encontr¨® diferencias entre la sanidad p¨²blica, privada y concertada. La conclusi¨®n: ¡°los partos en Espa?a parecen estar muy intervenidos¡±.
La VO ejercida contra la mujer se puede dividir en bloques, seg¨²n se?ala la experta: ¡°Aquellas pr¨¢cticas y rutinas que o bien est¨¢n fuera de la evidencia cient¨ªfica y aquellas pr¨¢cticas que afectan a los derechos humanos, aunque generalmente ambos hechos suelen ir juntos¡±. Seg¨²n explica, dentro de las que no est¨¢n apoyadas por la evidencia cient¨ªfica estar¨ªan, por ejemplo, las inducciones de parto innecesarias, la episiotom¨ªa sistem¨¢tica, las ces¨¢reas sin indicaci¨®n m¨¦dica, separar madre-beb¨¦ sin justificaci¨®n m¨¦dica, o ciertas maniobras obst¨¦tricas no avaladas por la evidencia. ¡°Y entre las que no respetan los derechos humanos, podemos citar que no se respete el principio de autonom¨ªa de la paciente a trav¨¦s de actos m¨¦dicos coercitivos sin informar, la infantilizaci¨®n, faltas de respeto verbales o f¨ªsicas, juicios de valor, humillaciones o culpar a la madre de ciertas consecuencias en el parto, graves violaciones de la intimidad, entre otras¡±, a?ade Al Adib Mendiri. Todas estas pr¨¢cticas pueden tener consecuencias importantes en la madre y el beb¨¦.
¡°El problema es que no hay formaci¨®n suficiente sobre otros aspectos de la salud que van m¨¢s all¨¢ del hecho de que la madre y el beb¨¦ salgan del paritorio, sanos y a salvo; la salud no es solo salir vivos, sino tambi¨¦n salir con las menos secuelas f¨ªsicas y mentales posibles, m¨¢s a medio y largo plazo¡±. ¡°Con esto no quiero decir que dejemos de priorizar la vida, que s¨ª, por ejemplo si hay una emergencia como es un prolapso de cord¨®n donde cada segundo que pasa es crucial, no vamos a pararnos a dar explicaciones para tranquilamente tomar una decisi¨®n ?evidentemente!¡±, incide la experta. ¡°Pero esa mujer que ha sido intervenida de urgencia¡±, prosigue, ¡°aunque hayamos actuado bien desde el punto de vista m¨¦dico salvando la vida a su beb¨¦, tenemos que entender que su proceso y su salud va m¨¢s all¨¢ de lo inmediato¡±.
¡°Para evitar m¨¢s sufrimiento¡±, contin¨²a, ¡°despu¨¦s hay que darle todas las explicaciones necesarias y todo nuestro apoyo para que pueda integrar lo mejor posible lo que ha pasado, porque imag¨ªnate si antes y despu¨¦s de lo ocurrido tenemos un trato deshumanizado, donde no le explicamos nada, ni validamos lo que siente, ¡°de qu¨¦ te quejas si est¨¢is vivos¡±, donde juzgamos o culpamos ¡°si no estuvieras tan gorda¡'¡±, incide la experta.
Al Adib Mendiri insiste en la necesidad de tener en cuenta la salud mental de la madre en ¡°este momento tan crucial, que puede tener consecuencias en futuro que afecten a la lactancia y al v¨ªnculo con su beb¨¦, entre otros¡±. En la atenci¨®n al parto puede haber accidentes obst¨¦tricos que no podremos evitar, pero tambi¨¦n hay situaciones que s¨ª son evitables, y ¡°no solo me refiero a evitar las pr¨¢cticas no avaladas por la ciencia, sino que tambi¨¦n tenemos que sensibilizarnos con todo el proceso neurobiol¨®gico que hay detr¨¢s y de las consecuencias de no respetarlo, protegerlo y/o intentar repararlo cuando algo sale mal¡±.
Para la experta, no estar¨ªa mal contar con especialistas en psicolog¨ªa perinatal para que puedan ayudar no solo a las madres, sino tambi¨¦n a los profesionales, para sensibilizarnos m¨¢s con estos temas, y para ayudarnos cuando lo necesitamos porque tambi¨¦n nos afecta cuando pasamos por situaciones de mucho riesgo para una madre y/o un beb¨¦. Una propuesta tambi¨¦n promovida por la Sociedad Catalana de Ginecolog¨ªa y Obstetricia. Lo esencial para los expertos es la sensibilizaci¨®n y formaci¨®n para evitar las consecuencias de la violencia obst¨¦trica.
?Por qu¨¦ hay gente que no considera la violencia obst¨¦trica maltrato?
Aunque la OMS ya se ha pronunciado a favor del t¨¦rmino, sigue habiendo mucha discusi¨®n. ¡°Hay quienes piensan que asumir este t¨¦rmino ser¨ªa como asumir que los profesionales somos violentos. Pero no tiene nada que ver, debemos comprender que la violencia obst¨¦trica es una forma de violencia simb¨®lica, t¨¦rmino acu?ado por el soci¨®logo franc¨¦s Pierre Bordieu¡±, sostiene Al Adib Mendiri. Es un abuso que se interioriza y normaliza, ¡°normalmente, no somos siquiera conscientes de ella, ni quienes la ejercen ni quienes la sufren, es invisible: ¡°Hablando por mi experiencia propia, tengo que reconocer que no me gust¨® nada el d¨ªa que tom¨¦ conciencia de mi responsabilidad por haber ejercido violencia obst¨¦trica a trav¨¦s de estas pr¨¢cticas y rutinas que est¨¢n muy normalizadas (por suerte cada vez menos); no era consciente del da?o que hac¨ªa (de haberlo sabido, desde luego que no lo hubiera hecho). Y no me considero una persona violenta, pero he ejercido VO, he de reconocerlo, y por supuesto debo aprender de ello, no hay m¨¢s¡±.
Seg¨²n explica la experta, ¡°despu¨¦s de conocer el impacto de estas pr¨¢cticas, y despu¨¦s de que hasta la mism¨ªsima OMS haya puesto este tema en su agenda, no nos queda otra que formarnos y sensibilizarnos¡±. ¡°Tenemos que ponernos del lado de las madres, apoyarlas, y ver d¨®nde fallamos. Pero para acabar con una violencia simb¨®lica hay que empezar poni¨¦ndole nombre, nos guste o no¡±. ¡°Desde que se ha comenzado a hablar m¨¢s de VO¡±, prosigue, ¡°no te imaginas la cantidad de mujeres que al fin han podido iniciar su proceso de reparaci¨®n, solo por saber que lo que les pas¨® tiene nombre, porque lo que no se nombra no existe, y si no existe ?c¨®mo reparar el trauma que tienes?¡±.
Seg¨²n sostiene hay muchos otros matices, ¡°si para denominar estas pr¨¢cticas habr¨ªa que utilizar otro t¨¦rmino, si hay que legislarlo de una forma o de otra, si se est¨¢ politizando con esto, o si ser¨ªa conveniente considerar la VO como una forma de violencia machista. Todo esto se podr¨ªa debatir y discutir, por supuesto buscando la forma que sea m¨¢s justa para todos, para que ninguna mujer pase por una experiencia traum¨¢tica en un momento tan vulnerable de su vida¡±.
Pero aunque hay mucho que pulir en el marco de lo te¨®rico, no perdamos de vista lo realmente importante. ¡°Hay much¨ªsimas mujeres afectadas por la VO a las que tenemos que apoyar, en primer lugar poniendo nombre a lo que han sufrido para que puedan iniciar su proceso de reparaci¨®n. Cuando ponemos nombre a las cosas, podemos mejorar¡±, concluye.
Consecuencias de la VO en la madre y el beb¨¦
La VO afecta a las madres a nivel f¨ªsico -desgarros, cicatrices, incapacidad para dar el pecho- pero tambi¨¦n en lo emocional. ¡°Cuando un parto se medicaliza, cuando separamos a la madre del beb¨¦¡ todo esto interrumpe esos procesos y puede dar lugar a que el v¨ªnculo no se produzca de la forma ¨®ptima, lo que supone m¨¢s predisposici¨®n a depresi¨®n postparto, traumas, o fracaso en la lactancia. Evidentemente vuelvo a repetir que la prioridad es salvar vidas, y si para ello es necesario medicalizar se hace, eso s¨ª, debemos tener en cuenta que hay que intentar reparar despu¨¦s para que las secuelas no se produzcan o sean las m¨ªnimas¡±. ¡°Otra cosa distinta es medicalizar innecesariamente, separar a la madre del beb¨¦ sin ninguna necesidad m¨¦dica o deshumanizar la asistencia, esto ya ser¨ªa otras cosas, que adem¨¢s son evitables¡±, explica Miriam Ad Adib Mendiri.
Las consecuencias para el beb¨¦. ¡°Los primeros momentos de la vida est¨¢n marcados por una gran cantidad de procesos neurobiol¨®gicos y epigen¨¦ticos que marcar¨¢n en gran medida la salud f¨ªsica y mental del beb¨¦ para su etapa adulta. Cuando el parto ha sido fisiol¨®gico y tras el nacimiento dejamos al beb¨¦ piel con piel de la madre, esto har¨¢ que tanto madre como beb¨¦ tengan oxitocina en grandes cantidades en sus cerebros¡±, sostiene la experta.
¡°En cambio, cuando los separamos o se trata de un parto traum¨¢tico o una ces¨¢rea, se rompe este proceso neurobiol¨®gico y en lugar de la oxitocina ser¨¢ el cortisol la hormona que m¨¢s presencia tenga en estos momentos. El cortisol (hormona del estr¨¦s) puede producir cambios epigen¨¦ticos en el eje hipot¨¢lamo-hipofiso-adrenal (eje del estr¨¦s) lo cual podr¨ªa significar en la etapa adulta de ese beb¨¦ que tenga un peor manejo del cortisol en situaciones de estr¨¦s. Pero adem¨¢s, el cortisol a su vez induce cambios cardiovasculares, inmunol¨®gicos y metab¨®licos, lo que tambi¨¦n podr¨ªa predisponer en la edad adulta a otras enfermedades en estos sistemas. Ojo, nada de esto es irreversible, es decir, si hay una ces¨¢rea no estamos condenando al beb¨¦ a que de mayor s¨ª o s¨ª tenga problemas, hablamos de una predisposici¨®n, no de determinismo¡±, concluye la ginec¨®loga.
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