La importancia del tacto en la relaci¨®n madre-hijo
El ser humano es de los mam¨ªferos con mayor contacto entre un neonato y su madre, algo que genera un v¨ªnculo mucho m¨¢s especial y complejo entre ambos
Afortunadamente, en los ¨²ltimos a?os los profesionales sanitarios cada vez tienen m¨¢s en cuenta los aportes de la investigaci¨®n sobre la importancia de colocar al reci¨¦n nacido sobre el vientre de la madre que acaba de dar a luz. Solo en los casos de profundo desconocimiento o debidamente justificados no se coloca al neonato piel con piel con su madre. Los beneficios de permitir que est¨¦n en contacto desde un primer momento han sido suficientemente descritos, por lo que siempre que sea posible hay que permitir dicho contacto. El tacto es uno de los sentidos que m¨¢s va a aportar en ese v¨ªnculo especial denominado apego. Siempre explico que los tres pilares sobre los que se sustenta el apego seguro son la mirada, el tono de voz y el tacto de la madre. Aqu¨ª nos centramos en la importancia del tacto en nuestra especie y c¨®mo este sentido tiene una gran repercusi¨®n sobre la relaci¨®n madre-hijo.
La piel es el ¨®rgano m¨¢s extenso de nuestro cuerpo. Si nos centramos en los cinco sentidos, el tacto es el primero que se desarrolla en el vientre materno. Se podr¨ªa decir que es el sentido primigenio. A partir del nacimiento, los padres tocan y acarician a sus hijos de manera natural e instintiva. Cuando nacen sus cr¨ªas, una de las primeras cosas que hacen la gran mayor¨ªa de los mam¨ªferos es lamer a su descendencia. El ser humano no lo hace. El acto de lamer a las cr¨ªas despu¨¦s de parir no solo es por cuestiones higi¨¦nicas, sino que va m¨¢s all¨¢. Se puede decir que lamer en el mam¨ªfero es una forma de estimulaci¨®n cut¨¢nea fundamental para la relaci¨®n y la supervivencia de la cr¨ªa.
La investigaci¨®n ha demostrado que el hecho de que la madre toque y lama a sus cr¨ªas a lo largo de los primeros d¨ªas de vida supone importantes beneficios para las mismas: aumento del peso, incremento de la actividad, mayor valent¨ªa, capacidad para enfrentarse a situaciones estresantes... Y no solo se puede decir que el tacto es imprescindible en los mam¨ªferos ya nacidos, sino que tambi¨¦n lo es durante la gestaci¨®n. El fallecido doctor estadounidense Jack Werboff demostr¨® que si se toca a ratas embarazadas durante el periodo de gestaci¨®n aumenta la probabilidad de que sus cr¨ªas nazcan con vida. Adem¨¢s, las ratas acariciadas crecen m¨¢s y ganan m¨¢s peso que las que no lo son.
Uno de los estudios cl¨¢sicos que demostr¨® la importancia del tacto lo llev¨® a cabo Harry Harlow, psic¨®logo estadounidense, en 1958. En dicho estudio, Harlow separ¨® a macacos Rhesus de sus madres biol¨®gicas y les permiti¨® que eligieran dos tipos de madres artificiales. Una de esas madres artificiales era de alambre y ten¨ªa una tetina con la cual pod¨ªa alimentar a los peque?os primates. La otra no pod¨ªa alimentar, pero era de felpa, lo cual resultaba muy acogedor y placentero para el mono. Harlow comprob¨® que los monitos prefer¨ªan pasar gran parte del d¨ªa con la madre sustitutiva de felpa y solo acud¨ªan a la de alambre cuando ten¨ªan hambre. Concluy¨® que era m¨¢s importante para el monito la estimulaci¨®n t¨¢ctil que el alimento, ya que ¡°prefer¨ªan permanecer con las madres que proporcionaban contacto f¨ªsico sin alimento a permanecer con las madres que les ofrec¨ªan alimento¡±.
Si nos centramos en el ser humano se pueden exponer diferentes situaciones que ejemplifican la gran relevancia que tiene el contacto f¨ªsico para nuestra especie. El hecho de que el lactante humano tome tan frecuentemente el pecho de su madre permite que se pueda desarrollar un v¨ªnculo sano y duradero entre la madre y su hijo, adem¨¢s de mantener el contacto f¨ªsico de manera peri¨®dica entre ellos. As¨ª, por ejemplo, la musara?a arbor¨ªcola, un peque?o mam¨ªfero parecido a un rat¨®n, alimenta a sus cr¨ªas cada 48 horas, ya que el contenido de su leche es m¨¢s elevado en prote¨ªnas y grasas en comparaci¨®n con la leche materna. En el ser humano, al ser el contacto entre el neonato y la madre mucho m¨¢s frecuente, se produce un v¨ªnculo mucho m¨¢s especial y complejo que en otros mam¨ªferos. Esa relaci¨®n especial entre el beb¨¦ y su madre es el comienzo de lo que puede acabar siendo un apego seguro.
A pesar de que, en ocasiones, escuchemos que mecer y tomar en brazos a los ni?os no es bueno, los estudios han demostrado que, lejos de ser un capricho del neonato que les convierte en malcriados, es una necesidad de los m¨¢s peque?os. Adem¨¢s de que ser mecido en brazos es una necesidad esencial, esta forma de relacionarnos de forma t¨¢ctil mejora la relaci¨®n entre ambos. En un estudio de los a?os ochenta que llevaron a cabo los doctores estadounidenses Freedman, Boverman y Freedman con neonatos prematuros vieron los beneficios que ten¨ªan estos al ser mecidos por sus padres. El estudio se llev¨® a cabo con cinco parejas de gemelos prematuros, donde uno de los hermanos era mecido durante 30 minutos, al menos, dos veces al d¨ªa, mientras que el otro no. Los investigadores vieron que el gemelo prematuro que era mecido ganaba peso a mayor ritmo.
En este art¨ªculo he querido resaltar la importancia que tiene el sentido del tacto y sus diferentes expresiones (tocar, acariciar, mecer, tomar en brazos...) para los mam¨ªferos y, en especial, para nuestra especie. Aquellas personas que quieran ahondar m¨¢s en este tema, les recomiendo que lean el magn¨ªfico libro de Ashley Montagu titulado El tacto. Seguro de que no se arrepentir¨¢n.
Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n, director de Darwin Psic¨®logos, y autor de los libros ¡®Educaci¨®n emocional y apego¡¯ (2018) y ¡®El cerebro infantil y adolescente¡¯ (2021).
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