Por qu¨¦ no es buena idea ser el profesor de tu hijo en casa
Las expertas recomiendan 10 minutos diarios para hacer la tarea por a?o de vida escolar desde primero de Primaria y supervisar a los peque?os sin presionarles para evitar conflictos
Los padres multifunci¨®n pueden caer en el error de asumir roles que no les corresponden, como en el caso de ser profesores de sus hijos en casa. Sin embargo, sobrepasarse con el papel de ense?ar contenidos curriculares a los hijos en casa, desde la presi¨®n y la competitividad, genera ni?os estresados y conflictos. Conviene no perder de vista el hecho de que ¡°ser padres conlleva implicaciones de mayor tiempo de dedicaci¨®n y enjundia que no conviene mezclar con convertirse tambi¨¦n en profesores de los hijos tras la jornada escolar. El hacerlo, conlleva debilitar la autoridad, conocimientos y experiencia del profesor. Con esta actitud, a la larga, los ni?os desestiman el mando de los padres porque han abarcado ¨¢reas que no les correspond¨ªan¡±, explica Pilar Mu?oz, psicopedagoga.
Cuanto m¨¢s nivel formativo de los padres, mayor exigencia con los hijos
Es habitual que los progenitores con m¨¢s formaci¨®n acad¨¦mica tiendan a asumir en mayor medida el rol de profesores exigentes con sus hijos. ¡°En general, los padres universitarios son m¨¢s invasivos, porque consideran que saben m¨¢s que el maestro. Por otro lado, las expectativas r¨ªgidas llevan a los padres a estar hipervigilantes con el rendimiento escolar de sus hijos y el sentido de la competitividad crea altas expectativas con ellos para que superen el nivel que corresponde a su grupo escolar¡±, a?ade Mu?oz.
Los prejuicios a la hora de establecer arquetipos pueden complicar la situaci¨®n con respecto a compaginar la educaci¨®n en casa con la formaci¨®n escolar. Conviene descartar valoraciones como que ¡°los profesores no saben; que los padres son muy listos o que los ni?os son peores que en generaciones anteriores, ya que se genera un tri¨¢ngulo vicioso. La inversi¨®n y aceptaci¨®n de roles que no corresponden puede acarrear verdaderas guerras campales para hacer los deberes en casa, con las que nadie sale beneficiado¡±, afirma Mu?oz, que recomienda varias pautas para evitarlo, como:
- Habilitar un tiempo y espacio fijos y libres de tensi¨®n para que los ni?os realicen sus tareas escolares desde corta edad con el objetivo de que asienten la rutina de realizar actividades sedentarias.
- Ajustar el tiempo de dedicaci¨®n a los deberes seg¨²n la edad del ni?o. Lo recomendable son diez minutos por a?o de vida escolar. De forma que, en primer curso de Primaria, se asignen solo diez minutos diarios y se aumente cada curso la misma cantidad de tiempo, porque a partir de esos minutos, el ni?o pierde la atenci¨®n y no hay rendimiento.
- Disminuir las actividades extraescolares, porque no es recomendable que un ni?o tenga una agenda demasiado apretada, que derive en estr¨¦s.
- Reducir la cantidad de deberes, lo que se deber¨ªa fomentar desde el propio centro escolar.
- Facilitar la autonom¨ªa del ni?o. De modo que, si ha hecho las tareas en clase y los conceptos est¨¢n comprendidos, necesitar¨¢ dedicarle poco tiempo en casa.
- Garantizar un buen comienzo y un mejor final. Es recomendable hablar con los ni?os cuando llegan a casa sobre los deberes que tienen para ese d¨ªa, supervisarles sin presi¨®n y preguntarles si necesitan ayuda. Hay que evitar borrar lo que han hecho mal y nunca hacer su tarea los adultos, porque el profesor puede tener una percepci¨®n err¨®nea sobre la evoluci¨®n del aprendizaje del alumno.
- Evitar sobrepasar el rol de padres para poder discernir si el ni?o realmente necesita ayuda con su tarea escolar o se trata de una actitud de protagonismo y de comodidad por parte del peque?o.
- Aprovechar las nuevas tecnolog¨ªas para mantener una comunicaci¨®n fluida con los profesores y saber a trav¨¦s del correo electr¨®nico u otro tipo de aplicaciones sobre cuestiones, como la asistencia del alumno a las clases y otro tipo de actividades del centro escolar.
- Evitar comparaciones, murmuraciones y juicios del colectivo de los padres hacia los profesores, porque perjudica el v¨ªnculo entre el profesor y el alumno.
- Evitar profesores particulares durante el ciclo de Primaria, porque se refuerza que el ni?o eluda la responsabilidad de hacer el ejercicio de comprensi¨®n en el colegio y de preguntar al profesor, ya que se lo van a explicar en casa.
La importancia de seguir las indicaciones del maestro de los ni?os
Aceptar el rol del profesor como autoridad en su campo profesional es clave para que los padres eviten funciones que no les corresponden. ¡°Para educar a un ni?o hace falta una tribu. Todos los que le rodean deben cooperar y no competir para ayudar a que el ni?o crezca equilibrado, sano y feliz. Siempre que los padres sean capaces de hablar con el maestro y dejarse guiar por ¨¦l, no tiene por qu¨¦ haber ning¨²n tipo de presi¨®n en el apoyo desde casa a la tarea escolar. Muchas veces, el conflicto est¨¢ en que los padres no piden las directrices del maestro o no las siguen¡±, comenta Carmen S¨¢nchez, psic¨®loga cl¨ªnica.
Evitar la competitividad con el profesor de los ni?os previene tensiones y discrepancias con respecto a la actitud de los hijos frente a sus obligaciones escolares en casa. Por ello, es fundamental que los padres ¡°nunca rivalicen con el profesor ni le quiten autoridad. En caso de que hubiera alguna divergencia, conviene tratarla personalmente con el maestro, sin implicar al ni?o. Cada vez que los adultos cooperan, respetan y valoran, ayudan al ni?o a hacer lo mismo. Los peque?os siguen los patrones que les planteamos, pero, a veces, les dejamos modelos demasiado abiertos o muy cerrados con los que el ni?o no puede desarrollarse de manera satisfactoria¡±, a?ade S¨¢nchez.
Consecuencias de ser padres y profesores
Cuando los progenitores se convierten en los profesores de sus hijos, hay riesgo de que se produzcan situaciones de exigencia con las que el ni?o ¡°se sentir¨¢ mal por no poder cumplir con las expectativas de sus padres. Estos, a su vez, pueden experimentar cierto grado de decepci¨®n si su hijo no entiende o no resuelve bien la tarea escolar. Por un lado, pueden pensar que no es lo suficientemente inteligente o capaz; y eso, a algunos, les duele. Por otro lado, pueden creer que ellos no son capaces de ayudarle bien. Y, a menudo, est¨¢n en lo cierto. Supongamos algo tan simple como hacer restas. Ahora, ya no se ense?a a restar de la misma manera que antes, por lo que puede ser contraproducente interferir en la metodolog¨ªa de la escuela¡±, concluye Carmen Cabestany, profesora de secundaria y presidenta de la Asociaci¨®n No al Acoso Escolar (NACE).
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