?Por qu¨¦ los regalos de Navidad se alejan cada vez m¨¢s de las ilusiones y deseos de los ni?os?
La cantidad y la calidad de los presentes est¨¢n relacionados con la renta familiar, pero tambi¨¦n con una serie de condicionantes como las competiciones entre adultos, la compensaci¨®n de carencias afectivas, la obsesi¨®n por consumir en estas fechas o la dificultad para manejar la frustraci¨®n del menor
¡°Lo que alguna vez fue una celebraci¨®n religiosa, nost¨¢lgica y emotiva, ?se convirti¨® en un fen¨®meno consumista o es solo una excusa para potenciar p¨¦simos h¨¢bitos humanos?¡±. Esta reflexi¨®n la hace Kevyn L¨®pez, estudiante de 1? de la ESO del IES Alfredo Kraus de Madrid, en el fanzine que cada dos meses elabora un grupo de alumnos y alumnas de su centro. Su pregunta no es casual, y conduce a algo que Beatriz Cazurro, psicoterapeuta y autora de Los ni?os que fuimos, los padres que somos (Planeta), suele recordar: los regalos a menudo van m¨¢s all¨¢ de ser simplemente obsequios. Para Cazurro pueden estar vinculados a otro tipo de cosas m¨¢s invisibles, que nada tienen que ver con la ilusi¨®n, las necesidades o los deseos de los ni?os.
¡°Es muy habitual encontrar competiciones entre familiares por ver qui¨¦n hace el mejor regalo o qui¨¦n regala m¨¢s cosas en un intento de ganar puntos con el ni?o¡±, asegura. En estos casos, cuando la familia extensa no hace caso a las peticiones de los padres, para la experta queda patente una din¨¢mica en la que no hay respeto por los l¨ªmites. Otras veces, cuenta, ¡°se hiperregala para tratar de compensar la culpa de no poder estar con los menores el tiempo que necesitar¨ªan¡±. A veces tambi¨¦n se les regala a los ni?os todo lo que piden y m¨¢s por la incapacidad de los adultos para verles frustrados o tristes. ¡°Solo cuando los regalos son solo eso, regalos, pensados para los ni?os y en un contexto relacional donde hay afecto, l¨ªmites y escucha, regalar tres cosas o regalar seis no va a tener un impacto demasiado diferente en ese ni?o¡±, sostiene la psic¨®loga.
Eso s¨ª, Cazurro tambi¨¦n apunta que hay muchas maneras de hacer una carta a los Reyes Magos o a Pap¨¢ Noel. ¡°Si le das a un ni?o un cat¨¢logo de juguetes y le dices que elija todo lo que le gusta, es normal que le llamen la atenci¨®n un mont¨®n de cosas y no sepa priorizar o elegir lo que m¨¢s desee¡±. Seg¨²n esta psicoterapeuta, si finalmente los Reyes le traen todo lo que ha pedido, sin ning¨²n tipo de l¨ªmite y sin tener en cuenta que ese ni?o ha hecho una lista bastante desconectada de lo que de verdad le interesa y le apetece, efectivamente el mensaje que reciben ser¨¢ muy consumista. Adem¨¢s, para la psic¨®loga, cuando hay excesivos juguetes (¡°Vemos muchas veces ni?os abriendo uno, lanz¨¢ndolo para atr¨¢s y corriendo a abrir el siguiente, sin mirarlo, explorarlo, casi sin darse tiempo a notar cu¨¢nto le ilusiona o le alegra¡±) el mensaje que interiorizan es que lo importante es cu¨¢ntos y no cu¨¢les. ¡°En este contexto es muy f¨¢cil sentirse insatisfecho sin saber por qu¨¦. Si lo tengo todo, ?por qu¨¦ no me llena?¡±.
Una cuesti¨®n estructural
Si bien es dif¨ªcil determinar el tipo y la cantidad adecuada de regalos en Navidad, sin considerar el contexto general del manejo de juguetes, regalos y relaciones a lo largo del resto del a?o, los ni?os, ni?as y adolescentes, seg¨²n el soci¨®logo de la infancia Kepa Paul Larra?aga, se ven inevitablemente influenciados por el consumismo. Para el tambi¨¦n vicepresidente del Grupo de Sociolog¨ªa de la Infancia y Adolescencia (GSIA), aunque los efectos de la publicidad en este grupo de poblaci¨®n son comparables a los de los adultos, su falta de participaci¨®n activa en las econom¨ªas familiares y su desconocimiento en la administraci¨®n de sus ingresos pueden hacer que vivan esta influencia con mayor despreocupaci¨®n.
Larra?aga destaca tambi¨¦n la construcci¨®n social de la Navidad como un relato mitificado orientado hacia el consumo, donde personajes fant¨¢sticos se convierten en parte de la realidad m¨¢gica de las fiestas, incitando a regalar y obsequiar. Para el soci¨®logo, ocurre que el ni?o no solo habita en una sociedad que anuncia la Navidad con un prop¨®sito consumista, sino que en el caso de la infancia el relato se ha especializado y asienta la idea de c¨®mo pensamos socialmente que debe ser la infancia: inocente, m¨¢gica, un para¨ªso perdurable. ¡°Son los ni?os quienes reciben esos elementos que las personas adultas reconstruyen con af¨¢n, y que conforman el imaginario social de ser ni?o o ni?a¡±.
En esa construcci¨®n de lo que significa ser ni?a o ni?o hoy, sostiene Larra?aga, no se pueden obviar el resto de din¨¢micas: adem¨¢s de la influencia de la mirada adulta, hay factores estructurales y una influencia del entorno socioecon¨®mico que al mismo tiempo normaliza acciones propias de la cultura consumista del liberalismo y convierte a los ni?os, ni?as y adolescentes en grandes consumidores. ¡°Ni?os y adolescentes est¨¢n expuestos a modelos de conducta consumista que aumentan el deseo de consumo, siendo vulnerables a agencias e influencers que buscan beneficios econ¨®micos¡±, se?ala el vicepresidente de GSIA.
?Un problema de clase social?
La Navidad, al igual que pasa con la maternidad, despierta sentimientos ambivalentes. Aunque estas fechas son el epicentro de la celebraci¨®n y la alegr¨ªa, para muchas familias el ambiente festivo impregnado de consumismo a?ade una capa adicional de presi¨®n a las ya existentes responsabilidades de quienes son madres y padres. Kepa Paul Larra?aga recuerda que el nivel de consumo durante las Navidades est¨¢ vinculado directamente con la renta familiar. Sin embargo, plantea que la dicotom¨ªa no radica ¨²nicamente en consumir o no consumir, sino m¨¢s bien en la calidad de los objetos y productos adquiridos, que podr¨ªa servir como un indicador de clase.
Beatriz Cazurro, por su parte, destaca la creciente presi¨®n en torno a la elecci¨®n de regalos, se?alando que seguir una lista de presentes adecuados puede alejar la atenci¨®n del verdadero protagonista de la historia: el receptor del regalo, especialmente los ni?os y adolescentes. La carga mental y econ¨®mica asociada a esta b¨²squeda del obsquio perfecto se intensifica, especialmente en familias en situaciones econ¨®micas m¨¢s precarias, lo cual, combinado con la presi¨®n social, podr¨ªa empa?ar la esencia de un momento que, te¨®ricamente, est¨¢ destinado a la conexi¨®n y el compartir.
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