El reto de la crianza de ni?os con altas capacidades y TDAH
Los menores que tienen esta doble excepcionalidad no lo tienen f¨¢cil, porque su alta capacidad intelectual se da de bruces con la dificultad para concentrarse y controlar sus emociones
No es muy habitual, pero, a veces, sucede que ni?os con Trastorno de D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad (TDAH) son, adem¨¢s, ni?os con altas capacidades. ¡°Los valores estimados de esta comorbilidad est¨¢n entre el 2% y el 5%, seg¨²n los datos los que disponemos¡±, cuenta Eduardo L¨¢zaro Mart¨ªnez, neuroeducador especializado en la integraci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (NTIC) para adaptaciones curriculares y presidente de la Asociaci¨®n de Altas Capacidades de ?lava. Esta es una de las posibilidades de lo que se denomina doble excepcionalidad. Pero no la ¨²nica. ¡°Puede hacer referencia tambi¨¦n a altas capacidades con otras comorbilidades, como el trastorno del espectro autista (TEA) o la dislexia. Igualmente, se puede denominar de la misma manera a los casos de TDAH y uno o varios talentos espec¨ªficos, que no necesariamente tienen que ser altas capacidades¡±, apunta el neuroeducador.
La del TDAH y las altas capacidades es una comorbilidad compleja: ¡°Por definici¨®n, son dos caracter¨ªsticas opuestas dentro de la neurodiversidad¡±, explica L¨¢zaro Mart¨ªnez. Para este especialista en altas capacidades, la caracter¨ªstica m¨¢s generalizada en esta doble excepcionalidad es la asincron¨ªa entre el control emocional y la capacidad intelectual: ¡°Esto se suele traducir en problemas de gesti¨®n emocional, deficiencias cognitivas o problemas de interacci¨®n social¡±.
El psiquiatra infantojuvenil Miguel ?ngel Calero Mar¨ªn asegura que se trata de ni?os que tienen una capacidad de aprendizaje que alcanza los niveles de altas capacidades y, al mismo tiempo, presentan dificultades importantes en ¨¢reas acad¨¦micas o cognitivas concretas: ¡°Por ejemplo, podr¨ªamos ver en el menor una gran creatividad, curiosidad y pensamiento cr¨ªtico, pero que, por su mala organizaci¨®n, se frustra r¨¢pidamente con los problemas o ejercicios¡±. De hecho, seg¨²n afirma, estos menores viven con much¨ªsima frustraci¨®n: ¡°Su capacidad creativa y l¨®gica sorprende tanto a adultos como a profesores, pero luego sus resultados acad¨¦micos y de concentraci¨®n no est¨¢n a la altura, lo que lleva a pensar que son vagos o que est¨¢n poco motivados¡±. Calero reconoce que el menor vive v¨ªctima de una inteligencia que no sabe dirigir cuando lo necesita.
Aunque no todos los ni?os con doble excepcionalidad responden a los mismos patrones acad¨¦micos o sociales, sino que depende del tipo de TDAH que tengan. ¡°En los subtipos con predominio hiperactivo (siendo el otro inatento) es m¨¢s frecuente que antes de los 12 a?os tenga conflictos con sus compa?eros por su impulsividad¡±, prosigue Calero, ¡°porque regulan peor su actividad motora que un TDAH tradicional. Por otro lado, algunos de estos chicos disfrutan m¨¢s de pasar tiempo solos, centrados en sus intereses. Pero no porque existan problemas de socializaci¨®n, sino porque hay menor inter¨¦s en ello¡±.
Lo que es previsible, seg¨²n el psiquiatra infantojuvenil, es el fracaso acad¨¦mico: ¡°La mezcla de alta capacidad cognitiva junto a dificultades organizativas les lleva a pasar cursos durante la Primaria para luego pasarlo mal en la ESO, cuando el h¨¢bito de estudio es necesario y ellos no lo han desarrollado. En los casos con mayor cociente intelectual puede retrasarse hasta el Bachillerato, donde el h¨¢bito de estudio y la disciplina se vuelven esenciales para cualquier estudiante¡±, sostiene Calero. L¨¢zaro, por su parte, est¨¢ de acuerdo en que TDAH y altas capacidades comparten varias problem¨¢ticas, como las dificultades sociales y las de aprendizaje, y reconoce que ambos problemas son acumulativos.
Es habitual que la baja autoestima haga mella en estos menores: ¡°Por su manera de procesar el mundo y solucionar problemas, muchas veces no terminan de encajar en el sistema general de las cosas¡±, prosigue Calero. ¡°Esto les puede llevar a sentirse alejados o extra?os. En el caso de la doble excepcionalidad, adem¨¢s, la frustraci¨®n puede ser mayor, ya que seg¨²n los test deber¨ªan tener facilidades acad¨¦micas, pero en la pr¨¢ctica fracasan, por lo que el ni?o acaba entendiendo que es su culpa, lo que le causa un da?o directo a su autoestima¡±.
?Qu¨¦ puede hacer sospechar a los padres? Una de las pistas puede venir, precisamente, de los resultados acad¨¦micos. ¡°En clase se notar¨¢ por la disparidad en sus notas, con resultados excelentes en algunas asignaturas, casi sin esfuerzo; pero notas justas en otras en las que, pese a intentarlo, no consiguen concentrarse¡±, explica Calero. Y a?ade: ¡°Hay que tener en cuenta esta posibilidad si uno de sus dos progenitores o un hermano tiene ya un diagn¨®stico de TDAH¡±. Igualmente, seg¨²n informa, un chico que presenta gran capacidad creativa, de memoria o para manejo de ideas abstractas, pero que a la vez tiene inquietud motora y le cuesta respetar su turno a la hora de hablar, podr¨ªa estar mostrando un indicador de esta doble excepcionalidad.
Ante estas posibilidades, Calero incide en que si la familia no ha realizado ninguna valoraci¨®n es interesante solicitar un estudio en su centro educativo como primer paso: ¡°M¨¢s a¨²n si alguno de los familiares de primer grado tiene TDAH. En ese caso, una evaluaci¨®n neuropsicol¨®gica es recomendable, no solo para detectar las altas capacidades, sino tambi¨¦n otras dificultades asociadas, sean TDAH o no¡±.
No es sencillo llegar a saber si los ni?os tienen o no la doble excepcionalidad porque, como explica Eduardo L¨¢zaro, los menores con estas peculiaridades comparten algunas caracter¨ªsticas conductuales, lo que hace que el diagn¨®stico pueda ser dif¨ªcil o, como m¨ªnimo, confuso para personal no entrenado espec¨ªficamente en la identificaci¨®n de las neurodivergencias: ¡°Por otro lado, el desarrollo de los chicos con altas capacidades no es t¨ªpico y, seg¨²n el campo de excepcionalidad de cada uno, podemos encontrar inter¨¦s y comportamientos poco comunes. Por ello, el uso de pruebas espec¨ªficas, no solo de altas capacidades, sino atencionales, el conocimiento de las circunstancias concretas del menor y el seguimiento del caso al menos seis meses son clave para el diagn¨®stico correcto¡±.
El papel de los padres
Para los progenitores, criar a un hijo con doble excepcionalidad es, en palabras del psiquiatra infantojuvenil Miguel Ángel Calero Marín, un reto doble, porque en algunas áreas de su vida, como puede ser la programación, se tiende a buscar planes más exigentes o extraescolares para enriquecerlo: “Y en otras áreas más del día a día, por ejemplo, algo tan simple como lavarse los dientes tendremos que mostrarle un refuerzo positivo constante, usar algún facilitador en el entorno de la casa como recordatorios, y una disciplina positiva para cuando no cumpla con sus responsabilidades”.
“Como padres, debemos esforzarnos por verles por cómo son y no cómo queremos que sean. Más allá de la doble excepcionalidad, siguen siendo niños con un futuro por escribir y un camino lleno de luces y sombras”, sostiene Calero. Para el psiquiatra, los padres deben de ser capaces de adaptarse a sus manías, sus ilusiones, sus miedos y sus sueños. Esa es la clave para una crianza feliz.
Según el neuroeducador Eduardo Lázaro Martínez, presidente de la Asociación de Altas Capacidades de Álava, también es fundamental mantener la calma y emplear mucha paciencia y comprensión, además de cariño y amor. El experto recomienda esforzarse en entender lo que les ocurre a estos niños y a saber a lo que se enfrentan, por lo que recomienda acudir a un especialista en neurodesarrollo, informarse con un profesional y no a través de internet o fuentes no especializadas. De esta manera, por ejemplo, los progenitores tendrán en cuenta dificultades adicionales a las que se van a enfrentar sus hijos: “La elevada autoexigencia, la frustración, la asincronía entre capacidad y control emocional… son alimentos para un bajo autoconcepto”.
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