Ser madre, un amor que lo soporta todo
A veces Netflix nos sorprende con historias que, narradas desde una pasmosa sencillez, llegan al alma. La asistenta (¡¯Maid¡¯) cuenta la historia de una jovenc¨ªsima de 23 a?os que decide separarse del padre de su hija, el problema es que con una mano delante y otra detr¨¢s
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A veces Netflix nos sorprende con historias que, narradas desde una pasmosa sencillez, llegan al alma. Supongo que todos los que tienen hijos se pueden sentir conmovidos con la historia de una madre (o padre) con problemas que hacen que la vida se complique tanto que sientas que no puedes respirar. La asistenta (Maid, en ingl¨¦s) cuenta la historia de una jovenc¨ªsima de 23 a?os que decide separarse del padre de su hija el d¨ªa que ¨¦l, preso de ira y alcohol rompe un jarr¨®n y pedazos de cristal se quedan en el pelo de la peque?a. A ella no la toca (ni a la ni?a), pero es f¨¢cil empatizar con el miedo de que te pod¨ªa haber pasado algo peor y que, en tu responsabilidad como madre, no has sabido protegerla. El problema de la protagonista es que se va con una mano delante y otra detr¨¢s, literalmente. Y sin coche en una ciudad d¨®nde las distancias son enormes y el transporte p¨²blico no es como el que conocemos.
La protagonista encuentra enseguida un trabajo de asistenta por horas, mal remunerado y un problema: ?Con qui¨¦n dejar a su hija? Su madre, magn¨ªficamente, interpretada por Andie Macdowell, que es, adem¨¢s madre en la vida real de la actriz protagonista, Margaret Qualley, es poco confiable, una hippie poco estable con trastorno bipolar y obtener una beca en una guarder¨ªa requiere de cientos de trabas administrativas, horas de espera, papeleos. Ayudas hay, no muchas, pero s¨ª para poder lograr dejar a su hija mientras trabaja, descuentos en supermercados etc.
Sin embargo, ?y d¨®nde vive? Y nuevamente se da bruces con un sistema que parece no querer entender que una mujer maltratada psicol¨®gicamente necesita tambi¨¦n protecci¨®n aunque no presente unos moratones. Los servicios sociales le ofrecen una casa un techo para evitar que la justicia le quite la custodia no obstante esa misma ley crea la trampa. ?Qu¨¦ voy a decir a la polic¨ªa si no tengo golpes?, dice con absoluta franqueza a la de servicios sociales.
?Cu¨¢ntas mujeres madres en el mundo son v¨ªctimas de sistemas administrativos que lo ¨²nico que hacen es poner m¨¢s trabas en sus ruedas de vida complicadas? Veamos en nuestro pa¨ªs con la LVG que, por supuesto es necesaria, sin embargo ?funciona bien? En mi opini¨®n, no. Pienso que deja muy desprotegida a la mujer maltratada que denuncia. No hay recursos para protegerlas a todas y cuando un maltratador pasa una noche o dos en el calabozo sale como toro en San Ferm¨ªn por la cuesta de Santo Domingo: sin freno. He admirado c¨®mo mujeres maltratadas han terminado por retirar la denuncia porque van a por ellas, a por sus hijos y prefieren tener paz a tener raz¨®n o justicia. He contemplado c¨®mo muchas han llegado a perder durante meses a sus hijos porque el padre los ha machacado con frases: ¡°por culpa de tu madre voy a ir a la c¨¢rcel¡±.
Estar sola en la maternidad
Salvo la elegida, la maternidad en solitario puede ser frustrante. Hay muchas maneras de sentirla, incluso, estando emparejada. Hombres que han sido educados por (generalmente) madres machistas que les permiten hacer lo que quieren, hombres que no ¨²nicamente no hacen nada en casa, sino que, adem¨¢s, se permiten el lujo de llegar tarde y no precisamente de trabajar. ?Han echado un ojo a los bares llamados afterwork que suele haber en las capitales? ?Por qu¨¦ motivo est¨¢ siempre llenos de hombres y apenas de mujeres? F¨¢cil, ellas est¨¢n en casa preparando ba?os, cenas, ayudando con deberes. ?Por qu¨¦? No recurrir¨¦ a la famosa palabra patriarcado, no es tan sencillo, tambi¨¦n intervienen factores biol¨®gicos insoslayables.
Es verdad, no se me pongan en mi contra todos los hombres del mundo, hay much¨ªsimo padre entregado, de hecho cada vez hay m¨¢s roles compartidos en la crianza. Llevo cada d¨ªa a mis hijos al colegio y los recojo y veo muchos padres, tantos como madres en un equilibrio perfecto.
Pero la maternidad en solitario va m¨¢s all¨¢ de esto, va de sentimientos, de sensaciones de tirar una sola del carro, en lo emocional (lo m¨¢s importante), en lo f¨ªsico y a veces incluso en lo econ¨®mico. Y eso pasa factura. La protagonista de la serie lo hace de cine (nunca mejor dicho) porque jam¨¢s pierde la calma delante de su hija de dos a?os. No obstante, ?y las dem¨¢s? ?Es f¨¢cil no derrumbarse delante de tus hijos y llorar? ?Qu¨¦ sucede con sus cerebros y sentimientos si observan a una madre que llora porque no puede m¨¢s? Pues suceden muchas cosas y la neurociencia lo ha descrito. Los hijos vienen al mundo, dise?ados para ser queridos y protegidos, para ser consolados, jam¨¢s para ejercer de psic¨®logos de sus mayores. Vienen para ser entendidos, amados y educados en un ambiente de equilibrio emocional para que no queden huellas que les quedar¨¢n en el futuro como adultos y que quiz¨¢s no sepan resolver.
Una madre sola, triste, desesperada, es una madre que puede ser ausente y ese ni?o podr¨¢ desarrollar una ira hacia ella o hacia el mundo que ser¨¢ dif¨ªcil de ser curada salvo que acuda a terapia.
Hay muchas madres estupendamente bien acompa?adas por sus parejas o exparejas, pero hay muchas otras que no y todas ellas pueden admirarse (podemos admirarnos) perfectamente reflejadas en la protagonista.
Luego hay otra cosa, los hijos son para siempre y salo casos muy raros, a pesar de todo esas mujeres tiran (tiramos) hacia adelante incluso a costa de la salud, de la alegr¨ªa y de todo. Y a pesar del sentimiento de culpa que a veces invade el coraz¨®n con la inevitable pregunta: ?para qu¨¦ me habr¨¦ metido yo en este jaleo?, al final, quiero creer, se sale. Y se sale porque afortunadamente los hijos crecen y comienzan a ser de gran ayuda. No es lo mismo dos a?os que doce ni catorce a pesar incluso de la adolescencia.
Es necesario que la sociedad apoye, apoyemos a estas mujeres por razones obvias: las madres son las que est¨¢n educando a esos futuros adultos. Su aportaci¨®n a la sociedad ser¨¢ vital si es buena y nefasta si son adultos heridos.
Pero no solo a sociedad, los legisladores, en lugar de perderse en leyes que no van a ninguna parte, deber¨ªan estar m¨¢s comprometidos con estos apoyos. Empezando por bajas remuneradas maternales m¨¢s largas, siguiendo por la gratuidad de las guarder¨ªas p¨²blicas, sin embargo, de verdad (y m¨¢s plazas, claro) Y empezando a entender que es vital proteger a esas madres para que puedan ellas, a su vez, proteger a sus hijos. Los ni?os son la parte m¨¢s vulnerable siempre. Y es obligaci¨®n de todos procurarles una infancia lo m¨¢s estable posible.
Gema Lendoiro es periodista y madre de 3 hijos, uno de ellos, autista.
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