¡®Am¨¦lie¡¯: las aventuras de la mascota viajera

En estas fechas donde m¨¢s o menos todos estamos cambiando de aires y de paisajes he recordado a un trotamundos profesional muy querido por los cr¨ªos: la mascota viajera de clase. (Aclaro que se trata de un peluche, no de un animal vivo). ?Record¨¢is que en la pel¨ªcula Am¨¦lie sale un gnomo de jard¨ªn al que llevan por el mundo y le hacen fotos en distintos lugares? Pues en educaci¨®n infantil tambi¨¦n pasa esto pero sin banda sonora de Yann Tiersen.

Como un ni?o con padres divorciados, la mascota tiene custodia compartida con todos los alumnos de clase. Sale del aula el viernes por la tarde con uno de ellos y tiene que volver el lunes acompa?ada de un relato de sus aventuras. Pero no sirve una improvisaci¨®n oral de medio minuto para salir del paso, explicada por nuestros hijos. El bicho viene acompa?ado de una libreta donde tendremos que enganchar fotos documentando cada uno de los momentos ¨¢lgidos del fin de semana y luego escribiremos algunas frases coment¨¢ndolos.

Esto que parece f¨¢cil implica planificar el contenido, imprimir las fotos a color el domingo por la tarde o buscar la t¨ªpica tienda 24 horas donde te las impriman, tener pegamento y un poco de creatividad¡­

Con 33 libros publicados, escribir me resulta f¨¢cil, pero las frases de la libreta recuerdo que nos costaron mucho. M¨¢s que nada porque se genera una competici¨®n sutil entre familias. A ver qui¨¦n hace la mejor letra (porque nos toca escribir a los adultos), a ver qui¨¦n imprime mejor las mejores fotos, a ver qui¨¦n redacta los textos m¨¢s ingeniosos¡­

En algunas clases hay rivalidad por demostrar qui¨¦n le da mejor vida a la mascota. En teor¨ªa es igual de l¨ªcito hacerle una foto en el comedor de casa que en la torre Eiffel, pero al final para superar a los otros acabaremos llevando la mascota a Disneyland Paris. La familia que inaugura la libreta no tiene con qui¨¦n comparar, pero los dem¨¢s s¨ª que cotilleamos lo que han hecho los otros. ¡°Qu¨¦ poco se lo han currado estos¡± o ¡°Qu¨¦ pedazo de habitaci¨®n tienen¡± se nos ha escapado a todos.

Tambi¨¦n puede pasar que llegue el domingo por la tarde y de repente salte la alarma: ¡°?No hemos hecho las fotos, la mascota no ha viajado, el deshonor nos perseguir¨¢!¡±. Por suerte, los peluches a¨²n no vienen con un rastreador, con lo que entonces queda la t¨ªpica t¨¢ctica de fingir con distintas ropas para simular varios d¨ªas. Con un fondo liso y un poco de Photoshop esa mascota puede haber viajado m¨¢s que Tint¨ªn.

?Qu¨¦ se aprende con este proceso? Pues los ni?os, a explicar y compartir mejor su mundo con el resto de la clase. Y los adultos¡­ aprendemos a tener siempre pegamento y un poco de planificaci¨®n en el fin de semana. Y adem¨¢s nos entrenamos para cuando los deberes sean complicados de verdad y echemos de menos a la mascota viajera.

*Mart¨ªn Pi?ol es autor de 33 libros, su serie infantil ¡®La cocina de los monstruos¡¯ se ha publicado en varios pa¨ªses. Su ¨²ltima novela es ¡®El club de las sombras¡¯.

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