?Cu¨¢nto cuestan las vacaciones de tus hijos?
Para un padre, el verano empieza la misma tarde en que se acaba el cole y termina cuando los ni?os vuelven a entrar por la puerta del centro en septiembre. As¨ª que, es un periodo extenso donde entran todo tipo de gastos. Demasiados gastos
Las vacaciones son ese Gran Hermano en exteriores que te lleva a pasar de golpe todo el tiempo con tu familia, el preciado tiempo de calidad y tambi¨¦n el otro, el tiempo basura, y el tiempo del calor y los agobios, el tiempo de los berrinches al sol, de las colas y las distancias, el tiempo para ver nuevas maravillas y el tiempo de desear no haber salido de casa.
Y hoy toca comentar algo de lo que quiz¨¢s por verg¨¹enza se ha...
Las vacaciones son ese Gran Hermano en exteriores que te lleva a pasar de golpe todo el tiempo con tu familia, el preciado tiempo de calidad y tambi¨¦n el otro, el tiempo basura, y el tiempo del calor y los agobios, el tiempo de los berrinches al sol, de las colas y las distancias, el tiempo para ver nuevas maravillas y el tiempo de desear no haber salido de casa.
Y hoy toca comentar algo de lo que quiz¨¢s por verg¨¹enza se habla poco en los c¨ªrculos paternales: la escandalosa velocidad con la que el dinero desaparece en verano (sin que te entren a robar cuando est¨¢s de vacaciones).
Diga lo que diga la RAE, para un padre las vacaciones de verano empiezan la misma tarde en que se acaba el cole y terminan cuando los ni?os vuelven a entrar por la puerta del centro en septiembre. As¨ª que es un periodo extenso donde entran todo tipo de gastos, desde un miserable helado hasta los libros de texto, que disfrute a los ni?os no les dan ninguno, pero hay que comprarlos igual.
Si Willy Fogg dio la vuelta al mundo en 80 d¨ªas, cualquier padre le da la vuelta a sus ahorros en este mismo tiempo. Porque cuando se aburren o tienen tiempo libre, a los ni?os les entran unas ganas sobrenaturales de gastar. Quieren hacer circular el dinero lejos de nosotros. Y, lo que es peor, lo har¨¢n sin ning¨²n tipo de agradecimiento acumulado.
En vacaciones, les puedes llevar a una actividad por la ma?ana, a un restaurante y despu¨¦s al cine, que si acto seguido no les compras palomitas porque ya estaban llenos y han dejado la mitad del men¨², te montan un pollo porque ¡°nunca les compras nada¡±.
Tambi¨¦n nos afecta el s¨ªndrome del turoperador. Cuando vamos lejos de casa nos entra ansiedad por visitarlo todo, porque vete a saber si volveremos all¨ª alguna vez. Y el Tripadvisor de turno recomienda visitar el museo de la cebolla, una exposici¨®n de gatos hechos con confeti o unas cuevas rupestres de las que se conservan tres piedras. Los ni?os no pueden perderse esas maravillas de la Humanidad, pero por muchos descuentos que haya, a la que empiezas a sumar entradas, es un pico.
Y si no tienes ni pueblo ni segunda residencia, como la mayor¨ªa de los mortales, las posibilidades de alquilar son tan inmensas como asfixiantes. Hay padres que se han quedado momificados de sudor delante del ordenador, mirando Booking, buscando la oferta perfecta. Spoiler: antes de que pinches en la foto, ya habr¨¢ desaparecido como un ninja.
¡°?Qu¨¦ clase de padre les negar¨ªa a sus hijos una piscina?¡±, te preguntas culpable, mientras compruebas que un simple d¨ªa de hotel con desayuno para cuatro personas equivale a la compra del s¨²per de dos semanas y media. Te has pasado m¨¢s de un a?o comprando el aceite de oliva m¨¢s barato, y ahora derrochar¨¢s los billetes como si fueras un lud¨®pata que se cree en racha.
Mientras ves a tus hijos m¨¢s o menos felices en la playa, la piscina, el camping o donde sea, en un momento de descuido inconsciente, una parte de tu cerebro acabar¨¢ calculando el coste de cada d¨ªa vacacional. Y se te quedar¨¢ la sonrisa de Harrison Ford, medio optimista y medio triste a la vez, mientras ves que por todo ese dinero, t¨² no tienes tiempo para ti ni para echarte una triste siesta.
Como siempre, el gran abismo temporal entre d¨ªas de vacaciones de los padres y las semanas de vacaciones de los ni?os vuelve a crear brechas sociales. El que no puede abandonar su trabajo se ve obligado a tirar ¡ªpagando, claro¡ª de campamentos donde los ni?os est¨¦n activos y entretenidos hasta la tarde. Porque lo de llevarte los ni?os al trabajo, seg¨²n cu¨¢l sea tu profesi¨®n, no est¨¢ bien visto y es poco pr¨¢ctico.
Como el precio semanal de estos centros y actividades va de 100 euros para arriba, comidas y desplazamientos aparte en algunos casos, todos recurrimos a la broma de: ¡°Me sale m¨¢s a cuenta no trabajar y cuidarlos yo¡±. Aunque en el caso de los aut¨®nomos es muy cierto.
Si mientras le¨ªas estos p¨¢rrafos ya te entraba un mareo, imag¨ªnate que en vez de recibir la paga doble por vacaciones como todos los asalariados, eres aut¨®nomo y no solo no tendr¨¢s paga doble, sino que tus encargos se esfumar¨¢n hasta mitad de septiembre y tus clientes se olvidar¨¢n de pagarte hasta octubre.
En ese caso, el peso de un simple helado de tres euros te taladrar¨¢ la cabeza.
Si nos ponemos emotivos, diremos que la sonrisa de nuestros hijos no tiene precio. Pero a la pregunta ¡°?cu¨¢nto cuestan las vacaciones infantiles?¡±. La respuesta correcta siempre es: DEMASIADO.
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