Lecturas non sanctas
Le sugiero tomarse un par¨¦ntesis de la pol¨ªtica y sus veleidades y adentrarse unos d¨ªas en la posibilidad de alguno de estos libros
Sin ma?aneras de por medio y con la mitad de la comentocracia en exilio medi¨¢tico obligado por los d¨ªas de descanso, los lectores m¨¢s politizados corren el riesgo de sufrir s¨ªndrome de abstinencia. Actores pol¨ªticos y periodistas detendr¨¢n esc¨¢ndalos o filtraciones para ser divulgados en tiempos m¨¢s propicios y, por consiguiente, las redes sociales encontrar¨¢n dificultades para nutrir la chora interminable de pasiones, desenga?os y beligerancias. A falta de combustible, le sugiero tomarse un par¨¦ntesis de la pol¨ªtica y sus veleidades y adentrarse unos d¨ªas en la posibilidad de alguno de estos libros. Le permitir¨¢n retomar contacto con otras historias y con seres humanos que no viven frente a c¨¢maras, micr¨®fonos y redes sociales, pretendiendo ser mejores de lo que son.
Comenzar¨ªa con la ¨²ltima novela de Fernanda Melchor, la nueva revelaci¨®n por derecho propio de las letras mexicanas. La veracruzana escribe y publica desde hace algunos a?os, pero no fue sino hasta su cuarto libro, Temporada de Huracanes (2017) que su ¨¦xito estall¨® en c¨ªrculos literarios internacionales. Se trata de una novela con muchos gui?os al Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo, una comparaci¨®n que ser¨ªa apabullante para cualquier autor, pero de la cual Melchor sale muy bien librada. Uno de esos infrecuentes casos en que la cr¨ªtica literaria y el mercado de lectores coinciden en el aplauso. Se ha traducido a docenas de idiomas y fue finalista del prestigiado Booker International Prize. Los escritores suelen sufrir la cruda de un ¨¦xito apabullante; hay una larga lista de an¨¦cdotas de autores cuyo talento qued¨® inhibido, temporal o definitivamente, tras una obra universalmente aclamada. No es el caso de esta joven. Acaba de publicar Paradais (Random House), la historia de Polo, un jardinero que trabaja en un fraccionamiento residencial para familias de camionetas ostentosas y albercas interminables, para las cuales el joven resulta invisible a pesar de que pasa entre ellas doce horas diarias regando pastos y cortando arbustos. Invisible para todos, salvo para un obeso y malcriado adolescente quien comienza ofreciendo bebidas alcoh¨®licas al jardinero y termina invit¨¢ndolo a cometer un crimen. Pero no se trata de un thriller, o no exclusivamente. La realidad que Melchor nos pinta de la vida de Polo, entre el infierno en el que vive al lado de su madre y el Paradais en el que trabaja, que no es m¨¢s que otra versi¨®n del infierno, es una inmersi¨®n poderosa y casi adictiva al dram¨¢tico mundo que tambi¨¦n nosotros hemos dejado de ver. Hace recordar a la afamada pel¨ªcula coreana Par¨¢sitos, pero en versi¨®n descarnada y, ciertamente m¨¢s pr¨®xima. Una radiograf¨ªa tan exacta y precisa que bien podr¨ªa haber ahorrado a Ricardo Anaya todos los recorridos antropol¨®gicos que est¨¢ haciendo en busca del M¨¦xico profundo.
Igual de adictiva resulta la novela Un amor, de la espa?ola Sara Mesa (edit. Anagrama), sobre una mujer que decide trasladarse a un peque?o poblado de una alejada y r¨²stica regi¨®n, en la cual nunca hab¨ªa estado, para dejar atr¨¢s un escabroso pasado que el lector apenas intuye. Lo que parece una cr¨®nica del dificultoso camino que debe seguir para dejar de ser extra?a entre sus desconfiados vecinos, termina convirti¨¦ndose en un viaje de introspecci¨®n fascinante al alma de esta mujer. Una frase que parecer¨ªa inadvertida constituye la clave de toda la novela, y en esencia la fuente de la que surgen tantos tormentos aparentemente inexplicables en la vida cotidiana de todos nosotros: ¡°el malestar de la felicidad es una idea que le ronda con insistencia: un tipo de felicidad que contiene en s¨ª misma la semilla de su propia destrucci¨®n¡±.
En los descansos que le otorga el pol¨¦mico activismo que provoca su acendrada cr¨ªtica a la 4T, H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn se permiti¨® publicar un morboso divertimento bajo el t¨ªtulo Plagio (Random House). Y digo morboso porque en sus primeras p¨¢ginas la historia parece extra¨ªda directamente del famoso caso de Sealtiel Alatriste, el escritor y funcionario universitario obligado a renunciar tras la acusaci¨®n de ser un plagiario reincidente. Y el paralelismo parece evidente desde las primeras l¨ªneas de la novela, relatada en primera persona: ¡°Un lunes anunciaron que me hab¨ªa ganado el Premio Mart¨ªn Luis Guzm¨¢n¡ el martes me acusaron de haberme plagiado unos art¨ªculos period¨ªsticos¡ el jueves de haberme plagiado el tema de mi novela ganadora¡ el lunes de la semana siguiente sesenta y nueve escritores firmaron una carta en mi contra¡ el mi¨¦rcoles siguiente anunci¨¦ mi renuncia al puesto de la universidad¡¡± Hasta aqu¨ª parecer¨ªan notas extra¨ªdas del Facebook de Sealtiel. Pero al continuar la p¨¢gina, el personaje, que definitivamente no es nuestro Sealtiel, informa que para el siguiente jueves ha sido acusado del asesinato del amante de su esposa. Y si bien esta entrada condiciona a la peque?a novela a inscribirse en el g¨¦nero policiaco, la nota de sangre es apenas el pretexto para hacer una exploraci¨®n de las razones no bien comprendidas que anidan en el coraz¨®n del plagiario. O como bien podr¨ªa decir el personaje: no hay homenaje m¨¢s honesto y rendido a un autor al que se admira que plagiarlo talentosamente.
Si los d¨ªas no le alcanzan para apertrecharse tras estos t¨ªtulos, al menos le sugiero no perderse una obra tan inesperada como refrescante: La vida contada por un sapiens a un neandertal, de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y Juan Luis Arsuaga. Se trata de la cr¨®nica que hace el primero, prestigioso novelista, fungiendo en papel de neandertal, de sus conversaciones con el segundo, paleont¨®logo y sabio, quien funge en calidad de sapiens. Y en efecto, el libro est¨¢ salpicado de perlas para ser atesoradas, a veces por inesperadas y casi siempre porque nos obligan a reconocer que en tantas cosas de la vida seguimos m¨¢s cerca del neandertal que del sapiens, como bien nos lo hace notar el propio Mill¨¢s. Por ejemplo: ¡°te amar¨¦ siempre, se dice, pero eso de amar siempre es muy f¨¢cil; ?qu¨¦ tal prometer que te amar¨¦ el martes pr¨®ximo a las 4 y media de la tarde? Eso es complicado¡±. O aquella de ¡°el experimento de las sociedades sin dios es muy reciente. No sabemos aun qu¨¦ va a ocurrir¡±. O finalmente: ¡°No somos el resultado de una planificaci¨®n, de un dise?o. La naturaleza, como demostr¨® Darwin, carece de prop¨®sito. Sin embargo, es capaz de crear estructuras biol¨®gicas con prop¨®sito. La naturaleza no busca, pero encuentra¡±. Lo mejor de esta ingeniosa cr¨®nica no son sus perlas o sus letras para el bronce, sino las carcajadas que nos arranca cada dos p¨¢ginas el neandertal que llevamos dentro.
@jorgezepedap
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