El dilema imposible de las madres desempleadas: ¡°No trabajo para estar en clase con mis hijos¡±
La participaci¨®n de las mujeres en la econom¨ªa mexicana se recupera lentamente pero se mantiene en el menor nivel en m¨¢s de una d¨¦cada, a la espera de que reabran las escuelas
La sala de Ilse S¨¢nchez tiene m¨¢s de aula escolar que de comedor. Un pizarr¨®n con garabatos, un armario improvisado lleno de cartulinas, y sobre la mesa, estuches, libros de texto y una vieja computadora que S¨¢nchez enciende media hora antes de la clase de sus hijos porque tarda en arrancar. Ella se sienta a su lado para que no se distraigan y sigue la clase virtual como un alumno m¨¢s. De vez en cuando, le llega una alerta al celular de una oferta de empleo. La suele desechar al momento: o es presencial o pagan una miseria. ¡°Quiero trabajo, pero no puedo dejar de lado la educaci¨®n de mis hijos¡±, dice resignada esta madre divorciada de 30 a?os. ¡°Todo recae en m¨ª¡±.
En M¨¦xico, mujer y madre de clase trabajadora es una combinaci¨®n que, en este momento, es casi sin¨®nimo de desempleo. Un a?o despu¨¦s del inicio de la pandemia, la participaci¨®n femenina en la econom¨ªa, que ya enfrentaba obst¨¢culos antes de la crisis, se mantiene en los niveles m¨¢s bajos desde 2006. La reapertura de las escuelas y de las guarder¨ªas, que algunos estados prev¨¦n para finales de este mes o inicios del siguiente, llega como un alivio para las madres trabajadoras. Sin embargo, la informalidad y la precariedad acechan en el regreso al mundo laboral.
De los 12 millones de empleos perdidos al inicio de la crisis sanitaria, siete eran de hombres y cinco de mujeres. Aunque la gran mayor¨ªa se ha recuperado gracias a la reapertura gradual de la econom¨ªa, el ritmo no ha sido igual para todos. Todav¨ªa hay 2,1 millones de personas que no han vuelto a sus puestos de trabajo y, de estas, siete de cada 10 son mujeres, seg¨²n datos difundidos la semana pasada por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (Inegi) para el primer trimestre del a?o.
Parte de esa lenta recuperaci¨®n se explica por las caracter¨ªsticas del empleo femenino, explica la economista F¨¢tima Masse, del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). ¡°M¨¢s de la mitad, el 53%, estaba empleada en el sector servicios, el m¨¢s golpeado, y dentro del mismo, en los subsectores m¨¢s afectados, como restaurantes, hoteles, o centros educativos¡±, se?ala. Se a?ade, adem¨¢s, el cuidado de los ni?os por el cierre de guarder¨ªas y escuelas. Un 42% de las mujeres considera que las tareas dom¨¦sticas han aumentado con la pandemia, seg¨²n una encuesta de marzo del Imco y del diario Reforma.
La desigual repartici¨®n de tareas no ayuda a la b¨²squeda de trabajo. ¡°Mi esposo est¨¢ en juntas de zoom. Por m¨¢s que le quiera dejar un rato a la ni?a para salir, no puedo¡±, se?ala Alejandra Cruz, administrativa de 32 a?os y madre de una beb¨¦ de dos a?os. Perdi¨® su empleo en una agencia de traducci¨®n a mitad de pandemia, pocos meses despu¨¦s del cierre de guarder¨ªas. De repente, todo empez¨® a ser pa?ales y cocina. ¡°Nada m¨¢s estaba teniendo ese rol de mam¨¢, de ama de casa: darle de desayunar, los quehaceres dom¨¦sticos. Me sent¨ªa como gato enjaulado¡±.
A la gesti¨®n de la pandemia por parte del Gobierno le ha faltado perspectiva de g¨¦nero, considera la activista Aid¨¦e Zamorano, fundadora de Mam¨¢ God¨ªn, una asociaci¨®n que promueve la inserci¨®n laboral de las mujeres. ¡°Cerraron las guarder¨ªas y las escuelas de un d¨ªa para otro. Se asumi¨® desde la Administraci¨®n federal que hab¨ªa una madre para atender estos cuidados¡±, se?ala. Ahora, mientras los ni?os siguen en la casa, hay empresas que han empezado a volver a sus oficinas. ¡°La apertura tiene que estar empatada con el sector privado. Si no, volvemos a una espiral de presi¨®n sobre las madres¡±, advierte Zamorano.
Ilse S¨¢nchez vive en una colonia de clase trabajadora y casas bajas al pie del cerro del Chiquihuite, en el Estado de M¨¦xico, y puede tardar entre una y dos horas en llegar al centro de Ciudad de M¨¦xico. Una distancia que, en plena b¨²squeda de trabajo, se vuelve un obst¨¢culo m¨¢s. Hace poco, vio una oferta en Linkedin que le gust¨®: responsable de redes sociales de una empresa, a 8.000 pesos mensuales (unos 400 d¨®lares). ¡°No se ve¨ªa tan mal¡±, recuerda. ¡°Pero era presencial. ?Entonces, me voy y dejo a los ni?os solos? No llegu¨¦ a responder. Ahora no trabajo para poder estar en la clase con mis hijos. Las empresas deber¨ªan estar exigi¨¦ndose dar oportunidad de trabajar de manera remota¡±.
Aun con la apertura de los colegios y las guarder¨ªas, la vuelta al mercado laboral no va a ser f¨¢cil. ¡°Veo con preocupaci¨®n la ausencia de pol¨ªticas para apoyar a las mujeres trabajadoras¡±, se?ala F¨¢tima Masse, del Imco. Es un buen momento, dice la experta, para reforzar la flexibilidad, a la que ya se han visto obligadas las empresas este a?o, con medidas adicionales como las jornadas comprimidas y as¨ª fomentar la inserci¨®n. Aid¨¦e Zamorano a?ade la necesidad de igualar los permisos de paternidad y maternidad: ¡°Las mujeres tienen 12 semanas y los hombres solo cinco d¨ªas. As¨ª, es imposible involucrarse en la crianza¡±.
El aumento en la precariedad que ha acompa?ado a la ca¨ªda del 8,5% en el PIB en 2020, la mayor desde los a?os treinta, ha afectado m¨¢s a las mujeres. Entre las ocupadas, aquellas que tienen disponibilidad para trabajar m¨¢s horas han pasado del 8% antes de la pandemia al 14% en el primer trimestre del 2021, 1,2 millones m¨¢s que hace un a?o, seg¨²n el Inegi.
De todas formas, para llse S¨¢nchez trabajo mal pagado es mejor que ninguno. Ha empezado a echar una mano en la tlapaler¨ªa de sus padres. Cuando sus hijos no tiene clases y puede ir, gana unos 240 pesos al d¨ªa. Todo es informal, no cotiza en la Seguridad Social y, por lo tanto, no tiene seguro. Mientras, sigue buscando de lo suyo. ¡°Valoro el tiempo con mis hijos, pero quiero crecer¡±, dice. ¡°Tengo m¨¢s por dar¡±.
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