Federico Navarrete: ¡°No puede haber solo perd¨®n si no hay justicia¡±
El profesor de historia discute los mitos de la ca¨ªda de Tenochtitlan hace 500 a?os y los eventos de perd¨®n del presidente L¨®pez Obrador a los pueblos ind¨ªgenas de M¨¦xico
A principios del 2019, el historiador y profesor de la UNAM Federico Navarrete fund¨® una p¨¢gina llamada Noticonquista para divulgar como noticias frescas la historia de lo que ocurri¨® hace 500 a?os: la ca¨ªda de Tenochtitlan, la capital del imperio mexica, en 1521. ¡°La conquista en realidad no es pasado, sino que en M¨¦xico la conquista es presente¡±, dice Navarrete, que ha hecho de Noticonquista no solo un medio hist¨®rico sino una apuesta para derrumbar paradigmas de la historia de M¨¦xico. Los grandes ganadores de la aquella guerra en 1521, por ejemplo, fueron miles y miles de soldados ind¨ªgenas aliados con el diminuto ej¨¦rcito espa?ol de Hern¨¢n Cort¨¦s. El derrotado Moctezuma, l¨ªder mexica, no fue un hombre ingenuo sino un estratega que favorec¨ªa la negociaci¨®n sobre la guerra. La Malinche, conocida por ser la amante y traductora de Cort¨¦s, era m¨¢s bien una esclava sexual cuya historia refleja la de muchas mujeres ind¨ªgenas que a¨²n se silencia. El PA?S entrevist¨® a Navarrete sobre los mitos a derrumbar y sobre los eventos del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador para conmemorar esta fecha el pr¨®ximo 13 de agosto.
Pregunta. Cuando pensamos en lo que ocurri¨® hace 500 a?os, el gran protagonista es Hern¨¢n Cort¨¦s, pero usted ha explicado que ¨¦l era mucho menos protagonista de lo que se narra. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Antes, hay que tomar en cuenta que hemos cre¨ªdo siempre en la centralidad de Hern¨¢n Cort¨¦s porque b¨¢sicamente Cort¨¦s lo que hizo fue escribir el primer relato en espa?ol de la conquista: Las Cartas de Relaci¨®n. En ellas ¨¦l era el protagonista exclusivo, muy frecuente que ¨¦l hablara en primera persona cuando estaba hablando de acciones de los dem¨¢s espa?oles. Se apropia sistem¨¢ticamente de las acciones de los de sus compa?eros, y mucho menos habla de los ind¨ªgenas. Lo malo es que le hemos cre¨ªdo eso, que finalmente es un testimonio jur¨ªdico, y que tiene poco sustento. La verdad, si nos ponemos a ver en detalle, es muy poco lo que hay de cre¨ªble en su relato.
Pero los historiadores lo han comprado, y por eso le damos tanta importancia a Cort¨¦s. Yo creo que se lo han comprado, sobre todo, por una raz¨®n jur¨ªdica. Cort¨¦s en Las Cartas de Relaci¨®n da un alegato jur¨ªdico de que todos sus actos fueron actos de conquista de acuerdo al aparato jur¨ªdico espa?ol, y que en esos actos de conquista consigui¨® la dominaci¨®n de los pueblos ind¨ªgenas. Y entonces cuando el rey reconoce a Cort¨¦s como conquistador, pol¨ªticamente, lo que est¨¢ haciendo es d¨¢ndole validez jur¨ªdica a las palabras de Hern¨¢n Cort¨¦s. Entonces Las Cartas de Relaci¨®n son la fundaci¨®n jur¨ªdica del r¨¦gimen colonial. Por eso le hemos dado valor de verdad, porque tiene un valor de verdad pol¨ªtico m¨¢s que hist¨®rico.
P. ?Pero qu¨¦ dicen otras fuentes de qui¨¦n era Cort¨¦s en 1521?
R. Las otras fuentes espa?olas nos dicen lo mismo, porque todas son hijas de Cort¨¦s. En las fuentes ind¨ªgenas, no es que lo contradigan abiertamente, pero claramente en la visi¨®n de ellos prima m¨¢s una alianza m¨¢s horizontal con ¨¦l, y no esta relaci¨®n vertical de ¨¦l. Cuando Cort¨¦s se hac¨ªa aliado de un ind¨ªgena dec¨ªa ¡®es s¨²bdito del Rey de Espa?a¡¯, y establece una relaci¨®n jur¨ªdica de subordinaci¨®n. Cuando los ind¨ªgenas ¨Cseg¨²n vemos en el lienzo de Tlaxcala y en otras fuentes¨C se aliaron con los espa?oles, m¨¢s bien estaban estableciendo una relaci¨®n de intercambio.
P. ?Se refiere a los grupos que se aliaron con Cort¨¦s para derrotar a los mexicas?
R. S¨ª, a los tlaxcaltecas, a los texcocanos. Para ellos esta era una alianza diferente. Y como en Mesoam¨¦rica no hab¨ªa una noci¨®n de poder vertical, pues ellos no pod¨ªan imaginarse que los espa?oles la iban a interpretar como poder vertical. Ahora, por otro lado, si leemos con cuidado a Hern¨¢n Cort¨¦s y a los dem¨¢s espa?oles, lo que queda claro es que, como dice el historiador Matthew Restall, el 99% del ej¨¦rcito conquistador eran ind¨ªgenas. Si los espa?oles pudieron conquistar es porque los ind¨ªgenas les dieron de comer, porque a los espa?oles el alimento que ten¨ªan se les acab¨® por ah¨ª en mayo de 1519. En junio se estaban muriendo de hambre y empezaron a saquear pueblos por Veracruz. Y entonces el ¡®Cacique Gordo¡¯ de Cempoala b¨¢sicamente los invita a su ciudad para que dejen de saquear. ?l se da cuenta de que en vez de que saquen a su gente, mejor se hace amigo de ellos, y que vayan y saqueen al vecino. Desde junio de 1519 hasta agosto de 1521, todas las comidas que hacen los espa?oles fueron comidas que le dieron los ind¨ªgenas. Todo el tiempo los espa?oles estuvieron alojados, salvo cuando estaban en campa?a militar, en los palacios y las casas de los ind¨ªgenas. Cada espa?ol ten¨ªa adem¨¢s a su disposici¨®n mujeres, y cargadores, y servidores.
Siempre pensamos en los espa?oles como aventureros que cargaban y hac¨ªan todo, pero esa ¨¦pica es completamente falsa. Los espa?oles eran como gangsters que intimidaban a todo el mundo, y todo el mundo los trataba de tener contentos. Los espa?oles realmente depend¨ªan al 100% de los ind¨ªgenas para vivir, para saber d¨®nde estaban, para llegar a la siguiente ciudad, para saber con qui¨¦n negociar. Entonces, el 13 de agosto de 1521, Cort¨¦s tiene la idea de que ¨¦l ya manda y que ¨¦l conquist¨®. Pero yo creo que para los ind¨ªgenas ¨Cque son los que realmente ganaron la guerra de 1521¨C pues m¨¢s bien ten¨ªan la idea de que ¡®somos aliados de este cuate, y vamos a hacer probablemente una triple alianza¡¯.
P. ?Por qu¨¦ no hablamos entonces de la victoria de esos grupos ind¨ªgenas hace 500 a?os?
R. Se est¨¢ conociendo poco a poco. Desde hace 200 a?os, todo el mundo sabe que Cort¨¦s gan¨® por sus aliados. Lo dice el mismo William Prescott, el primer historiador moderno de la conquista. La conquista de M¨¦xico parece incre¨ªble porque es imposible que 500 soldados espa?oles hayan derrotado a un imperio completo. Y s¨ª, es imposible, 500 soldados no los derrotaron. Ganaron porque ten¨ªan a los tlaxcaltecas y a los texcocanos. Pero nunca nos hemos tomado en serio eso.
P. Hay otros dos protagonistas mexicas, Cuauht¨¦moc y Moctezuma, uno como h¨¦roe militar y el segundo como traidor. Pero usted propone que tambi¨¦n se puede ver a Moctezuma m¨¢s como un negociador. ?Ha sido injusta la historia con Moctezuma?
R. Moctezuma siempre ha sido un un dilema para todo el mundo. Entre otras cosas porque la visi¨®n que tenemos de Moctezuma es la que Cort¨¦s nos construye. Para que Cort¨¦s parezca omnipotente, Moctezuma tiene que ser muy potente pero a la vez tiene que ser el tonto que le entrega el imperio. El Moctezuma de Cort¨¦s es un Moctezuma que s¨®lo sirve a los intereses de Cort¨¦s, es m¨¢s como un personaje literario.
Ahora, yo creo que Moctezuma lo que estaba haciendo era lo que hubiera hecho cualquier gobernante mesoamericano: estaba negociando, estaba buscando un acuerdo con el lado opositor ante una situaci¨®n que ve¨ªa impredecible. Una vez que los espa?oles se al¨ªan con los otros grupos ind¨ªgenas, para noviembre de 1519, Moctezuma se da cuenta que es muy dif¨ªcil enfrentar frontalmente a los espa?oles con esos aliados. Entonces decide negociar. Lo que hay que entender es que Moctezuma no le ten¨ªa miedo a los espa?oles, le ten¨ªa miedo a la coalici¨®n. A ese encuentro del 8 de noviembre, que siempre dibujamos como Cort¨¦s contra Moctezuma, pues Cort¨¦s no llega solo. Entonces en realidad hay dos bandos pol¨ªticos mesoamericanos que se est¨¢n enfrentando ah¨ª, hay un enfrentamiento geopol¨ªtico.
Yo creo que Moctezuma ten¨ªa raz¨®n en el sentido de que la guerra no la pod¨ªan ganar los mexicas. No ten¨ªa raz¨®n en el sentido de que la guerra no se pod¨ªa evitar. Y la raz¨®n por la que la guerra no se pod¨ªa evitar era por la religi¨®n. Los espa?oles no pod¨ªan decir que hab¨ªan conquistado M¨¦xico si los mesoamericanos segu¨ªan practicando su religi¨®n. Porque la justificaci¨®n ¨²ltima de la conquista era la cristiana. Y los mesoamericanos no iban a dejar su religi¨®n simplemente porque los espa?oles les dijeran. Ten¨ªa que haber una guerra.
P. Noticonquista ha hecho un esfuerzo para repensar la historia de La Malinche (o Malintzin) como una traidora enamorada de Cort¨¦s. ?C¨®mo podr¨ªamos reimaginarla a ella y otras mujeres ind¨ªgenas durante la conquista?
R. Creemos que Malintzin es una de miles de mujeres que fueron entregadas a los conquistadores, o que se casaron con ellos. Muchas mujeres fueron las primeras que realmente introdujeron a los espa?oles a Mesoam¨¦rica. Les dieron de comer y para los mesoamericanos la comida es fundamental: si t¨² comes ma¨ªz te hace humano. Entonces, darles tortilla a los espa?oles no es simplemente que coman, sino irlos transformando en personas m¨¢s parecidas a los mesoamericanos, es humanizarnos. Tambi¨¦n los hicieron parientes porque tuvieron hijos con ellos. Muy probablemente los introdujeron a la medicina y a muchas pr¨¢cticas corporales mesoamericanas. Entonces las mujeres son las primeras que mesoamericanizan a los espa?oles. Pero todo ese papel de ellas ha sido borrado, aunque es fundamental desde el punto de vista mesoamericano.
Malintzin hace todo eso, pero en grande, con Cort¨¦s. Malintzin era una cautiva para uso sexual, era una esclava de clase alta. Pero la idea de que ella se enamora de Cort¨¦s es una cosa que Cort¨¦s nunca menciona, desde luego, porque si Cort¨¦s se iba a enamorar ser¨ªa de una espa?ola, de preferencia noble, que le permitiera ascender socialmente. Nunca de una mujer en una posici¨®n social de inferioridad. Adem¨¢s yo no creo que en general las esclavas sexuales se enamoren de sus propietarios, no es una relaci¨®n entre iguales.
P. ?Pero por qu¨¦ se cre¨® ese mito del amor?
R. Se crea en el siglo XVIII o XIX. M¨¢s que nada tiene que ver con una sobreidealizaci¨®n y exageraci¨®n del poder seductor y sexual de los varones blancos. Es m¨¢s un mito de europeos para convencerse de que, adem¨¢s de que los conquistamos, somos los guapos de los que se enamoraron.
Adem¨¢s esto no tiene que ver con la cultura mesoamericana, porque la idea del amor rom¨¢ntico es distinto en Mesoam¨¦rica, y la convierte a ella en un personaje mucho m¨¢s d¨¦bil porque la subordina al var¨®n. En cambio, por ejemplo, si Malintzin ejerc¨ªa la sexualidad como profesional, como una aahuianime, como se llamaban trabajadoras sexuales mesoamericanas, eso le daba un poder como sacerdotisa. Ten¨ªa un poder por su sexualidad femenina. Y ella aparece en algunas im¨¢genes con el pelo suelto, lo cual la identificar¨ªa as¨ª. Entonces, si hubiera una relaci¨®n sexual y rom¨¢ntica, ser¨ªa m¨¢s el poder de la mujer sobre el hombre que del hombre sobre la mujer. En cambio, en t¨¦rminos occidentales, la relaci¨®n rom¨¢ntica lo que confirma es el poder del var¨®n sobre la mujer.
P. Usted tiene un art¨ªculo en el que entr¨® en el debate de si llamamos lo que ocurri¨® hace 500 a?os ¡®conquista¡¯, ¡®invasi¨®n¡¯ o ¡®rebeli¨®n¡¯. ?Cu¨¢l prefiere?
R. Estoy cambiando de opini¨®n continuamente al respecto. Yo antes favorec¨ªa el t¨¦rmino ¡®conquista¡¯ por una cuesti¨®n pr¨¢ctica: todo mundo sabe de qu¨¦ est¨¢s hablando, en M¨¦xico y en el mundo. Est¨¢s hablando de esa guerra en particular, est¨¢s hablando de Hern¨¢n Cort¨¦s y etc¨¦tera. No ten¨ªa grandes objeciones al t¨¦rmino porque tambi¨¦n es un t¨¦rmino que se utilizaba en la ¨¦poca: los propios ind¨ªgenas se llamaban conquistadores.
Sin embargo, debo decir que la manera en que muchos de mis colegas, como Leonardo L¨®pez Luj¨¢n o Eduardo Matos, han defendido el t¨¦rmino ¡®conquista¡¯, me ha convencido que el t¨¦rmino es indefendible. Si la ¨²nica manera de defender ¡®conquista¡¯ es utilizar el diccionario y negarte a discutir, pues creo que m¨¢s bien s¨ª hay que discutir el t¨¦rmino y que el t¨¦rmino ya no est¨¢ funcionando. Me he dado cuenta tambi¨¦n de que ¡®conquista¡¯ no es una palabra, es un concepto. Los conceptos, como democracia o libertad, no se agotan con un diccionario.
Ahora, ya no me gusta el t¨¦rmino conquista porque justamente creo que est¨¢ demasiado asociado a estas interpretaciones modernas de la conquista que me parecen completamente equivocadas, como el fin del mundo ind¨ªgena, o como la victoria absoluta de los espa?oles. Eso es lo que criticaba [la jefa de Gobierno] Claudia Sheinbaum, esta visi¨®n absolutista de la conquista. Y la verdad, a m¨ª me convencieron los argumentos de ella. Ahora bien, el t¨¦rmino ¡®invasi¨®n¡¯ me parece p¨¦simo. Porque es otra vez centrar la cosa en los espa?oles y que los ¨²nicos que invadieron fueron los espa?oles, que eran menos del 1% de uno de los dos ej¨¦rcitos. ¡®Rebeli¨®n¡¯, s¨ª, lo fue para los tlaxcaltecas pero¡
P. ...pero no hablar¨ªamos entonces de los espa?oles.
R. Claramente. Es complicado. Podr¨ªamos decir quiz¨¢s algo como ¡®guerra de 1519 a 1521¡¯. Lo que llamamos ¡®conquista¡¯ realmente es la guerra que vino despu¨¦s, de 1524 a 1545, cientos de campa?as militares desde Sinaloa hasta Nicaragua por lo que fue luego la Nueva Espa?a.
P. ?Qu¨¦ le han parecido los eventos oficiales de presidencia conmemorando los 500 a?os desde la ca¨ªda de Tenochtitlan?
R. Me parece que el presidente est¨¢ haciendo pol¨ªtica de la memoria claramente, y de una manera que me parece que tiene mucha consonancia con todo su discurso de reconciliaci¨®n, y con todas las resonancias religiosas de su discurso. Su idea de pedir perd¨®n [a grupos ind¨ªgenas], por ejemplo, tiene un elemento claramente como de absoluci¨®n. Es parte de este discurso religioso de L¨®pez Obrador, que est¨¢ ah¨ª patentemente, que a m¨ª no me gusta pero ah¨ª est¨¢. Creo que las pol¨ªticas del perd¨®n en todo el mundo ¨Cen Sud¨¢frica o en los pa¨ªses sudamericanos donde hubo dictaduras¨C tienen que pasar primero por procesos de investigaci¨®n y de adjudicaci¨®n. Creo que esa era la propuesta original de L¨®pez Obrador a Espa?a, que nadie le hizo caso y que nadie se la tom¨® en serio. Me parece que la respuesta espa?ola fue de una arrogancia lamentable, una falta de inteligencia y de sensibilidad absoluta. Lamentablemente tampoco en la opini¨®n p¨²blica hubo una comprensi¨®n de todo el debate. No era un ¡®s¨ª, la culpa es toda de Espa?a¡¯. Ese no era el tema. El tema era que hubiera un proceso de discusi¨®n p¨²blica.
Ahora, creo que el presidente L¨®pez Obrador ya est¨¢ haciendo las ceremonias de perd¨®n sin que haya hecho lo anterior. Si va a hacer una ceremonia de perd¨®n [a los mayas] en Yucat¨¢n, por ejemplo, pues no hubiera estado mal que hubiera antes un proceso de convocar aunque sea un foro de historiadores, y que el presidente se siente y los escuche. ?Qu¨¦ fue eso que llaman Guerra de Castas? ?Por qu¨¦ la pol¨ªtica de Porfirio D¨ªaz fue realmente una pol¨ªtica genocida? Despu¨¦s ya viene la reconciliaci¨®n. Eso es lo que est¨¢ fallando. Pero bueno, claramente, a L¨®pez Obrador sinceramente le importa m¨¢s el perd¨®n que la transparencia. Y esa no es la idea de perd¨®n por la que han luchado los pueblos ind¨ªgenas, ni la idea de perd¨®n por la que han luchado las v¨ªctimas de los procesos de genocidio del siglo XX. No puede haber solo perd¨®n si no hay justicia. Y parece que L¨®pez Obrador quiere hacer un fast-track de la justicia para llegar al perd¨®n as¨ª nom¨¢s, por buena voluntad.
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