Juan Villoro: ¡°Me preocupa que en esta polarizaci¨®n surja una respuesta autoritaria¡±
El escritor y periodista bucea en ¡®La tierra de la gran promesa¡¯ en la relaci¨®n entre creaci¨®n y realidad, las responsabilidades ¨¦ticas y las consecuencias de las decisiones art¨ªsticas
Un viaje de ida y vuelta entre una novela y el t¨ªtulo de una pel¨ªcula, entre la realidad y la producci¨®n intelectual, entre la vigilia y el sue?o. Juan Villoro (Ciudad de M¨¦xico, 64 a?os) ha escrito una novela que habla de M¨¦xico y de experiencias ¨ªntimas, de narcotr¨¢fico y subconsciente. El periodista y narrador tard¨® nueve a?os en terminar La tierra de la gran promesa (Random House), que concibi¨® inicialmente como un relato o un guion cinematogr¨¢fico. El 24 de marzo de 1982 la Cineteca Nacional estaba proyectando precisamente la cinta hom¨®nima del director polaco Andrzej Wajda. Esa tarde, las instalaciones ardieron. Y as¨ª empieza todo. ¡°Hay cosas que solamente hacemos porque ocurri¨® un incendio, porque ocurri¨® una tragedia¡±, razona el escritor, que en su novela bucea en el alcance de las responsabilidades ¨¦ticas y las decisiones art¨ªsticas.
Villoro convers¨® con EL PA?S en Quer¨¦taro, donde particip¨® en el Hay Festival, que en esta edici¨®n ha compaginado eventos presenciales y virtuales. Reflexiona sobre la pandemia, la funci¨®n social de la lectura y los procesos creativos. Manifiesta sus preocupaciones por el clima de polarizaci¨®n, pero no lo da todo por perdido. ¡°Soy un optimista de la cat¨¢strofe¡±, afirma.
Pregunta. Hace justo hace un a?o, en una conversaci¨®n con Irene Vallejo en este festival, dijo que la lectura es como el paracaidismo. Es decir, en situaciones normales, solo los esp¨ªritus arriesgados la practican, pero en situaciones de emergencia le salva la vida a cualquiera. ?Ese salvavidas nos ha mantenido a flote?
Respuesta. Creo que en momentos extremos, en efecto, la lectura nos puede salvar de la c¨¢rcel, del naufragio, la enfermedad. Es una compa?¨ªa muchas veces necesaria y de primeros auxilios. Y en cierta forma la pandemia lo ha comprobado. Porque si hemos podido sobrevivir al tedio del encierro, la convivencia forzada con los dem¨¢s, las ganas de pelearnos con nuestros seres m¨¢s queridos, pero que se han vuelto insoportables por proximidad, ha sido gracias a que hemos tenido distractores. Y uno de los m¨¢s importantes es la lectura. En esa medida creo que la posibilidad de salir imaginariamente a otros mundos y otras ¨¦pocas a trav¨¦s de un libro se ha puesto de relieve con el aislamiento forzado que muchos hemos tenido.
P. ?Es esa reflexi¨®n trasladable al oficio de escribir?
R. La soledad es la principal compa?¨ªa de un escritor y muchas veces nos quejamos de no tener suficientes espacios. Para practicarla, al principio la pandemia se present¨® como una oportunidad de ejercer continuamente la soledad. Nos priv¨® de pretextos para escribir porque no ten¨ªamos m¨¢s remedio que estar frente a la p¨¢gina en blanco o la pantalla de la computadora. Pero tambi¨¦n comprobamos, al menos esa es mi experiencia, que necesitamos de una soledad siempre relativa. La soledad absoluta es perniciosa y al mismo tiempo empiezas a pensar en quienes no pueden disfrutarla, porque en M¨¦xico la soledad acaba siendo un lujo. La principal pandemia es el hambre y la gente tiene que salir a la calle todos los d¨ªas para ganarse la vida. El hecho de estar en aislamiento, pero con el acoso del virus y sabiendo que mucha gente est¨¢ en peligro, tampoco fue el mejor caldo de cultivo para trabajar. Habl¨¦ con bastantes amigos durante la pandemia que me dijeron tengo todo el tiempo del mundo, pero no s¨¦ qu¨¦ escribir porque solo pienso en la pandemia y no quiero escribir de esto.
P. ?Cu¨¢ndo concibi¨® La tierra de la gran promesa?
R. Me tardo much¨ªsimo en escribir novelas. Soy un autor muy disperso, escribo en distintos g¨¦neros y cada vez que publico una novela me propongo que no debo tardar tanto en escribir otra. Pero el plazo normal es de ocho a?os y en este caso fueron nueve.
P. ?La termin¨® antes de la pandemia?
R. Estuvo terminada al inicio de la pandemia, entonces dijimos saqu¨¦mosla un poco despu¨¦s. El origen fue un relato que yo estaba escribiendo con posibilidades de que fuera un guion de cine para un director brasile?o. Y este relato escrito hace nueve a?os me puso en la pista de lo que ser¨ªa despu¨¦s La tierra de la gran promesa. Fue un trabajo acumulativo de mucho tiempo. Y surgi¨® como tantos proyectos, de manera casual. Siempre tuve presente que cuando se incendi¨® la Cineteca se exhib¨ªa esta pel¨ªcula con este t¨ªtulo, que result¨® profundamente ir¨®nico. Entre otras cosas, adem¨¢s, porque la pel¨ªcula de Andrzej Wajda trata de la ascenso del capitalismo, del optimismo que hubo en ese momento y desemboc¨® en un incendio porque uno de los protagonistas no asegura su f¨¢brica contra incendios y un rival le prende fuego. Entonces es como una pel¨ªcula que alude a c¨®mo arden y se destruyen las ilusiones. A m¨ª me pareci¨® un momento emblem¨¢tico del que yo no quer¨ªa escribir directamente, pero s¨ª quer¨ªa ver c¨®mo influy¨® en una serie de personajes. Hay cosas que solamente hacemos porque ocurri¨® un incendio, porque ocurri¨® una tragedia. Siempre somos sobrevivientes de algo.
P. Y al comienzo de la novela se plantea una reflexi¨®n sobre el arte y la realidad: ¡°La mascota del artista es la hiena¡±.
P. S¨ª, la hiena puede ser vista como la mascota de los artistas porque el arte se alimenta de desgracias. No hay novelas sin sufrimientos. Y en esa medida, cuando las cosas empeoran, la imaginaci¨®n mejora. Y lo mismo ocurre a veces en forma dram¨¢tica para periodismo. Si algo sale mal, de manera espectacular, tienes una noticia m¨¢s fuerte que dar. Ah¨ª puede haber un sibaritismo del mal. O sea, tratar de buscar en forma deliberada las cosas terribles para poder escribir bien de ellas. En buena medida, el periodismo ha sido el arte de dar bien malas noticias. Las malas noticias generalmente han sido las m¨¢s fecundas y eso nos lleva muchas veces a un predicamento moral. El protagonista de La tierra de la gran promesa es un documentalista y ¨¦l se encuentra con esta situaci¨®n contradictoria en la que tiene la oportunidad de entrevistar a un capo del narcotr¨¢fico, tiene la oportunidad de entrar en los laberintos del crimen, pero al mismo tiempo siente que puede ser c¨®mplice de lo que dice esta persona al darle eco. Estas declaraciones, en efecto, acaban encerrando la vida del personaje. No podemos ser indiferentes a lo que registramos. Como escritor muchas veces uno siente la tentaci¨®n de escribir sobre una circunstancia en la que uno m¨¢s bien deber¨ªa actuar. En el pr¨®logo de un libro m¨ªo, Tiempo transcurrido, yo dije que desconf¨ªo de los que en momentos de peligro tienen m¨¢s opiniones que miedo. Lo que corresponde moralmente en un momento de cambio es ayudar. Si hay un terremoto, hay que ir un centro de acopio, hay que tratar de recoger escombros. Y resulta un tanto dif¨ªcil tambi¨¦n renunciar a tu papel de escritor en estas circunstancias. El personaje muchas veces se pregunta esto: estoy viendo la realidad y en vez de actuar en ella, quiero convertirla en una pel¨ªcula.
P. El narcotr¨¢fico, un tema que ha abordado a lo largo de su carrera, vuelve como un elemento de distorsi¨®n de una vida.
R. Quer¨ªa hacer una novela que te tocara con muchas capas de la experiencia, desde lo m¨¢s individual, el inconsciente de una persona que habla dormida y c¨®mo este puede ser interpretado por su pareja. Es una historia de amor y tambi¨¦n es el retrato de una ¨¦poca que est¨¢ tristemente marcada por la violencia y que muchas veces se ha vendido en el discurso oficial, especialmente el que comenz¨® a proliferar durante la administraci¨®n de Felipe Calder¨®n... Se ha pensado que el narcotr¨¢fico es una fuerza que se incrust¨® en M¨¦xico como si viniera desde fuera. El presidente Calder¨®n hablaba de los malosos, se mencionaba a los b¨¢rbaros como si fueran una contra-sociedad casi de alien¨ªgenas que hubieran llegado entre nosotros y adem¨¢s que tuvieran un comportamiento tan radicalmente ¨²nico, tan diferenciado de lo que somos, lo que nos proteg¨ªa a nosotros porque est¨¢bamos excluidos. Porque los narcos usaban camisas Versace, cadenas de oro, desayunaban el h¨ªgado de su enemigo, ten¨ªan una conducta desmesurada, excesiva, totalmente distinta a la nuestra. Y creo que el gran aprendizaje y muy doloroso aprendizaje que tuvimos en estos a?os fue darnos cuenta de que la descomposici¨®n es generalizada y que esto forma parte del vientre de la sociedad. Entonces, en la novela yo tambi¨¦n quer¨ªa ver c¨®mo la famosa banalidad del mal, es decir, c¨®mo cualquier persona se puede enfrentar a temas de violencia, de corrupci¨®n, incluso sin quererlo. Representar una realidad te puede convertir en c¨®mplice de algo de lo que t¨² no quieres ser c¨®mplice. Es lo que le pasa al protagonista. Entonces todo eso, yo creo que estas capas, pues de lo m¨¢s individual, casi del inconsciente del protagonista a la realidad social en la que est¨¢ inmerso, era algo que yo quer¨ªa ver.
P. Ha dicho que las circunstancias en las que vivimos han dejado clara la funci¨®n social de la cultura. ?Cu¨¢l es su percepci¨®n de la gesti¨®n cultural del Gobierno?
R. Tenemos una cultura riqu¨ªsima a nivel de los creadores y de un pa¨ªs que desde la cultura popular hasta las zonas m¨¢s elevadas o m¨¢s sofisticadas y complejas de la cultura, tiene extraordinarios exponentes. Eso est¨¢ libre de todo peligro y, sin embargo, creo que no hay una pol¨ªtica cultural que verdaderamente alcance a todos los sectores de la poblaci¨®n. Para la mayor¨ªa de la gente en la Ciudad de M¨¦xico Bellas Artes es una estaci¨®n del metro. O sea, no es un destino cultural, una gratificaci¨®n. Y creo que el sujeto integral solamente lo es si tiene satisfactores espirituales, culturales. La pandemia lo puso de manifiesto en la medida en que solo gracias a la distracci¨®n que nos pod¨ªan dar desde los memes hasta las series de televisi¨®n, pasando por la lectura y la m¨²sica, pod¨ªamos soportar este encierro y este aislamiento. Creo que hace falta un impulso cultural mucho m¨¢s grande, porque es algo que forma parte de la riqueza de M¨¦xico. Debemos entender que todos los cambios profundos son simult¨¢neamente cambios culturales. O sea, no se puede transformar la realidad sin una nueva educaci¨®n, sin una nueva cultura. Y en ese sentido hay un gran rezago en los proyectos p¨²blicos y en el dinero que se destina a la cultura. Hace milenios Confucio dijo: ¡°Necesito una libra de arroz para vivir y flores para saber que vivir vale la pena¡±. Esas flores son la cultura. Representar el mundo es calidad de vida. En ese sentido, me parece dram¨¢tico que los Gobiernos, y no solo el mexicano, para salir de la crisis hablan siempre de mejorar la econom¨ªa y esto es una manera eufem¨ªstica de hacerle recortes a la cultura.
P. Usted es periodista. ?Qu¨¦ le parece la relaci¨®n que tiene el presidente con la prensa?
R. El presidente no invent¨® la polarizaci¨®n, esto siempre ha estado en la sociedad mexicana y ¨¦l mismo fue v¨ªctima de acoso durante el Gobierno de Vicente Fox, cuando se pretendi¨® quitarle el fuero y enjuiciarlo para que no pudiera continuar su carrera pol¨ªtica. Sin embargo, desde luego se ha exacerbado esta polarizaci¨®n. Desde el punto de vista estrat¨¦gico ha tenido logros, porque no hay ning¨²n medio que influya m¨¢s que las ma?aneras en la agenda p¨²blica que se establece ah¨ª. Y la gente quiere intervenir en la agenda p¨²blica, pudiendo plantear una pregunta para que el presidente responda. Es decir, se ha convertido en la gran ventanilla de solicitudes de quienes quieren hacer algo. Y, seg¨²n vemos, los ¨ªndices de aceptaci¨®n del presidente son muy altos. A m¨ª, en lo personal, me parece que un presidente deber¨ªa estar por encima de la discusi¨®n de los medios, no deber¨ªa darles resonancia.
P. Como hace en el espacio de los mi¨¦rcoles, llamado Qui¨¦n es qui¨¦n en las mentiras...
R. Ese es un espacio que roza lo inquisitorial, desautorizando a periodistas que pueden equivocarse, porque los que escribimos en los peri¨®dicos nos dedicamos a publicar nuestros errores a diferencia de un m¨¦dico, del que no necesariamente te das cuenta de lo que hizo mal en una cirug¨ªa. Pero aun cuando un periodista se equivoque, hacer un cuestionamiento p¨²blico de su labor me parece que es una actitud premoderna.
P. ?Y le parece preocupante este clima m¨¢s all¨¢ de una estrategia de polarizaci¨®n?
R. Lo que me preocupa es que la polarizaci¨®n siempre puede llevar a circunstancias autoritarias. Los grandes aut¨®cratas aprovechan la democracia para destruirla despu¨¦s, y esto no es privativo de M¨¦xico. Lo hemos visto en sociedades como Espa?a, por ejemplo, en donde la polarizaci¨®n ha llevado a la emergencia de grupos como Vox, que absurdamente han estado en M¨¦xico, y yo creo que ah¨ª vemos que las lecciones de la Guerra Civil espa?ola parecer¨ªan no haber sido aprendidas. Fernando Rodr¨ªguez Miaja, que fue el decano del exilio espa?ol en M¨¦xico a los 103 a?os, dec¨ªa ¡°yo jam¨¢s pens¨¦ que volver¨ªa a escuchar lo mismo que o¨ªa antes de la Guerra Civil¡±. Y los discursos y las soflamas de la Falange los escuchamos hoy en Vox. Ahora parecer¨ªa de pronto para muchas personas que el PRI es una soluci¨®n despu¨¦s de 71 a?os de partido ¨²nico y de que este partido confundi¨® lo p¨²blico y lo privado. La inoperancia del PAN fue flagrante y la guerra contra el narcotr¨¢fico, un desastre, lo cual no legitima los errores de este Gobierno. Pero parecer¨ªa que es muy f¨¢cil olvidar lo anterior. Entonces, en esta circunstancia de polarizaci¨®n, a m¨ª lo que me preocupa es que pueda haber una respuesta autoritaria, es decir, que surja un candidato o una opci¨®n que diga a ver, si as¨ª est¨¢n las cosas, basta ya... Un Bolsonaro, un Trump, un Salvini. Ese camino de la polarizaci¨®n me parece grave. Ahora, yo de alguna manera soy un optimista de la cat¨¢strofe, porque pienso que en medio de todo lo que est¨¢ ocurriendo puede haber todav¨ªa una recomposici¨®n viable de una izquierda democr¨¢tica y una alternativa para las pr¨®ximas elecciones. Creo que puede haber una una izquierda cr¨ªtica, autocr¨ªtica, m¨¢s moderna. No dejo de pensar en eso y veo tambi¨¦n impulsos sociales muy importantes. Por ejemplo, los proyectos culturales y pol¨ªticos de los pueblos originarios, de los ecologistas, de las feministas. Es una sociedad que tiene posturas progresistas muy importantes y yo creo que esta agenda progresista podr¨ªa da lugar a una nueva posibilidad pol¨ªtica.
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