¡°?Por qu¨¦ no vienen a ayudarnos?¡±: el drama de los haitianos atrapados entre M¨¦xico y Texas
Adultos y ni?os cruzan el r¨ªo Bravo de noche y con la corriente hasta el cuello empujados por la presi¨®n de los agentes de migraci¨®n
El l¨ªmite que divide Ciudad Acu?a, en M¨¦xico, y Del R¨ªo, en Estados Unidos, se ha convertido en una c¨¢rcel a cielo abierto. Miles de migrantes, la mayor¨ªa haitianos, han quedado cercados por las autoridades a uno y otro lado de la frontera. La Patrulla Fronteriza contiene desde Texas a quienes han llegado hasta ah¨ª despu¨¦s de atravesar el continente; est¨¢n hacinados debajo de un puente internacional en un campamento donde falta agua, comida, ba?os, sombra. En Coahuila, los agentes migratorios han empezado a presionar para que acepten ser detenidos ¡°voluntariamente¡± y enviados a Tapachula, en el sur del pa¨ªs. En el pulso entre los Gobiernos de ambos pa¨ªses por el control de la llegada de migrantes, han quedado atrapadas miles de personas.
La soga que une las dos orillas del r¨ªo Bravo fue cortada la tarde del jueves y ya no hay de donde agarrarse para cruzar. Pese a que ya saben qu¨¦ les espera del otro lado, muchos han estado esperando sobre la pendiente enlodada que baja hacia la orilla. Se van porque tienen miedo y porque M¨¦xico no les garantiza ni los papeles, ni la protecci¨®n, ni las oportunidades que buscan. Con el agua tan alta como est¨¢ a las ocho de la noche, atravesar es a¨²n m¨¢s peligroso pero los haitianos atan m¨¢s fuerte las bolsas, agarran a sus hijos de las manos y se arrojan al r¨ªo. Al otro lado tampoco les dar¨¢n la bienvenida. El Gobierno de Joe Biden empez¨® a deportar a miles de migrantes. Unas pr¨¢cticas ¡°inhumanas¡±, seg¨²n critic¨® el enviado especial de EE UU para Hait¨ª, Daniel Footeal, que dimiti¨® este jueves.
Decenas de polic¨ªas llegaron de madrugada al campamento que se ha formado del lado mexicano y limitaron el acceso. Los agentes migratorios se sumaron m¨¢s tarde y recorrieron la zona para convencer a los haitianos de ser detenidos ¡°de forma voluntaria¡±. A cambio les ofrec¨ªan lo que hasta ahora ninguno de los dos Gobiernos les ha dado: agua, comida, techo, sanitarios, servicios m¨¦dicos y asistencia legal. ¡°?Por qu¨¦ no vienen a ayudarnos aqu¨ª?¡±, respond¨ªa una de las mujeres a los agentes que le propon¨ªan llevarla a Tapachula, en Chiapas.
En su recorrido por la zona, donde los migrantes se hacinan en tiendas de campa?as, toldos hechos con bolsas o directamente sobre cartones, los trabajadores del Instituto Nacional de Migraci¨®n han sido claros. Han insistido en que ¡°quien est¨¦ gustoso¡± en esa situaci¨®n puede permanecer all¨ª, pero recordando que habr¨¢ ¡°fr¨ªos muy fuertes¡±. La zona se convirti¨® en un hervidero de cuerpos policiales, de la Agencia de Investigaci¨®n Criminal, mientras afuera esperaban desde la ma?ana la Guardia Nacional, la Polic¨ªa de Acci¨®n y Reacci¨®n y varios autobuses.
¡°Vienen para asustarlo a uno. Vienen solamente para enga?ar a la gente¡±, piensa Jon¨¢s Basel, un haitiano de 31 a?os que viaja junto a su esposa y sus dos hijas. Este hombre pas¨® por Tapachula en su camino desde Chile, de donde viene la mayor¨ªa de los migrantes que han llegado hasta este punto, y no le encuentra sentido a volver a la frontera con Guatemala. ¡°Est¨¢ lleno de gente y la Comar [Comisi¨®n Mexicana de Ayuda a Refugiados] est¨¢ colapsada. No voy a encontrar un permiso ni en tres ni en cuatro meses¡±, afirma. Adem¨¢s, dice, ¡°la gente est¨¢ casi sin plata¡±. A ¨¦l le quedan 300 de los 10.000 d¨®lares que ten¨ªa para el viaje: ¡°Gastamos todo para llegar ac¨¢¡±.
El campamento improvisado en el lado mexicano se levanta en un terreno federal controlado por el Gobierno del Estado de Coahuila. All¨ª funciona un espacio llamado Comedor del Migrante, que ahora las personas han reconvertido en habitaciones multitudinarias o en ba?os, ante la ausencia de instalaciones adecuadas. El martes el campamento empezaba a parecerse a un espacio organizado, con una peluquer¨ªa improvisada, una misa por la tarde, agua y comida que entregaban ONG y particulares a toda hora, tiendas de campa?a y alg¨²n que otro colch¨®n. Pero el jueves los ¨¢nimos eran otros. ¡°La gente est¨¢ deprimida, es muy estresante¡±, apuntaba una embarazada.
El r¨ªo ya hab¨ªa crecido por la tarde cuando dos mujeres y un menor, de unos ocho a?os, se lanzaron al agua. Al otro lado, otro migrante se tir¨® a ayudarlos porque pasando la mitad del trayecto la corriente empezaba a cubrir al ni?o y al cami¨®n de juguete que llevaba bajo el brazo. All¨ª los esperaba, imponente, otra hilera de patrullas, un ¡°muro de acero¡± para frenarlos, como la describi¨® el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott. M¨¢s tarde, un grupo grande de familias volvi¨® a cruzar. Muchos portaban una bolsa en un brazo y un ni?o agarrado del otro. En la otra orilla, agentes estadounidenses les gritaban desde una lancha que ¡°solo los ni?os¡± podr¨ªan subir al veh¨ªculo acu¨¢tico. Los padres entregaban a sus hijos y clamaban por ayuda con el agua por encima del pecho.
El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha valorado que estos migrantes se encuentran en condiciones de ¡°vulnerabilidad extrema¡± despu¨¦s de meses viajando desde Sudam¨¦rica y malviviendo en los campamentos precarios en los que los mantienen los Gobiernos de ambos pa¨ªses. El CICR ha recordado, adem¨¢s, que la situaci¨®n en Hait¨ª ¡°es compleja¡± y ha reclamado a las autoridades ¡°promover pr¨¢cticas que incluyan excepciones humanitarias para proteger a las personas¡±. ¡°Una v¨ªa¡±, defiende Lorena Guzm¨¢n, coordinadora de la delegaci¨®n regional para M¨¦xico y Am¨¦rica Central del CICR, ¡°podr¨ªa ser proveerles de documentaci¨®n migratoria para promover una estancia regular en M¨¦xico, minimizando sus riesgos y facilitando su pleno acceso a derechos de forma temporal o definitiva¡±.
La mayor¨ªa de personas retenidas a ambos lados de la frontera son haitianos que salieron del pa¨ªs expulsados por la inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica. El pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio occidental sufri¨® en 2010 un devastador terremoto que oblig¨® a miles de personas a empezar un ¨¦xodo, principalmente, hacia pa¨ªses de Sudam¨¦rica. La grave crisis humanitaria que sufre el pa¨ªs desde hace una d¨¦cada empeor¨® con el magnicidio del presidente Jovenel Mo?se, en junio y el impacto del se¨ªsmo de magnitud 7,2 que dej¨® m¨¢s de 2.000 muertos en agosto.
Abandonaron hace a?os Hait¨ª y ahora se enfrentan a una disyuntiva: ser deportados por Estados Unidos hacia ese pa¨ªs del que escaparon o ser enviados de vuelta a Chiapas. Llegaron a juntarse casi 15.000 debajo del puente que separa Ciudad Acu?a y Del R¨ªo y este jueves ya son menos de 5.000, seg¨²n las autoridades estadounidenses. Muchos han optado por volver sobre sus pasos y, una vez m¨¢s, cruzar el r¨ªo Bravo hacia Estados Unidos. Quiz¨¢s un ¨²ltimo intento. El camino inverso al que hicieron hace solo una semana.
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