Pablo Reinah, periodista del ¡®caso Florence Cassez¡¯: ¡°Televisa se ali¨® con Garc¨ªa Luna y compr¨® una culpa que no ten¨ªa¡±
El reportero, se?alado y despedido tras la cobertura de 2005, publica un libro acerca del montaje organizado por la Agencia Federal de Investigaci¨®n sobre el que todav¨ªa pesan preguntas por resolver
Si la c¨¢mara se congelara en el rancho Las Chinitas la madrugada del 9 de diciembre de 2005 en el momento en el que el reportero de Televisa Pablo Reinah se agacha y hace algunas preguntas a Israel Vallarta, detenido, sometido, a Florence Cassez, demacrada, asustada ¡ª¡±?qu¨¦ hace aqu¨ª? ?Qui¨¦nes son las personas que tiene aqu¨ª secuestradas?¡±¡ª, mientras Luis C¨¢rdenas Palomino, director de la Agencia Federal de Investigaci¨®n (AFI) y mano derecha de Genaro Garc¨ªa Luna, tiene a Vallarta agarrado del cuello, si el reloj se detuviera en ese instante: ah¨ª estar¨ªan los protagonistas de uno de los casos m¨¢s enrevesados de la historia reciente de M¨¦xico, cuya vida estaba a punto de cambiar en el siguiente fotograma.
¡°Todos los que estuvimos ah¨ª sufrimos alguna consecuencia, todos estamos de alguna manera entrelazados¡±, cuenta Reinah en una entrevista por videoconferencia con EL PA?S 16 a?os despu¨¦s. El periodista presenta El caso Florence Cassez. Mi testimonio (Aguilar, 2021), un libro sobre lo ocurrido aquella madrugada y las batallas posteriores para limpiar su nombre contra Televisa, que lo despidi¨® por esa cobertura, y la versi¨®n de Garc¨ªa Luna, que lo se?al¨® como uno de los art¨ªfices del montaje de Las Chinitas. ?Por qu¨¦ publicar el libro ahora? ¡°Creo que es momento de que la gente conozca mi historia¡±, recalca, ¡°y lo que pas¨® antes, durante y despu¨¦s del operativo. Ya no puedo quedarme callado sin dar mi versi¨®n, porque muchas personas han escrito del caso, han querido reconstruirlo incluso sin haber estado ah¨ª, sin tener toda la pel¨ªcula de lo que se vivi¨® en ese lugar¡±.
El 9 de diciembre de 2005 se retransmiti¨® en los medios la captura en directo de unos presuntos secuestradores, Cassez y Vallarta, y la liberaci¨®n de sus rehenes en una edificaci¨®n en la carretera de Ciudad de M¨¦xico a Cuernavaca. Como si fuera un reality show de polic¨ªas, los agentes fingieron explorar el rancho mientras los periodistas grababan a los agresores sometidos y entrevistaban a los tres secuestrados antes de que los viera su familia o un m¨¦dico. Poco despu¨¦s se supo que todo se trat¨® de una puesta en escena orquestada por la polic¨ªa que dirig¨ªa Garc¨ªa Luna, que manipul¨® a los reporteros para mostrar un supuesto operativo de ¨¦xito.
Pablo Reinah era en ese momento uno de los reporteros estrella de Televisa. Era reconocido por la calle, su boda y el nacimiento de su hija aparec¨ªan en los programas del coraz¨®n, hac¨ªa conexiones en directo durante horas meti¨¦ndose en los televisores de millones de mexicanos, que se acostumbraron a su cara, a su voz. Reinah estaba en uno de sus mejores momentos. Si ahora volviera atr¨¢s, dice en el libro, no contestar¨ªa a aquella llamada de Luis C¨¢rdenas Palomino en una madrugada de diciembre y ¡°ser¨ªa otro compa?ero el que estar¨ªa escribiendo este libro¡±.
Las consecuencias de la cobertura del supuesto operativo en el rancho de Las Chinitas no explotaron hasta dos meses despu¨¦s, cuando Genaro Garc¨ªa Luna reconoci¨® en una programa de televisi¨®n que las detenciones se hab¨ªan desarrollado en otro momento y apunt¨® a los medios de comunicaci¨®n de exigir ese tipo de recreaciones. Despu¨¦s de las palabras del titular de la AFI, los directivos de Televisa despidieron de forma irrevocable a Reinah. Asumieron que ¨¦l hab¨ªa sido el promotor del montaje del rescate.
¡°Yo soy solo uno de los periodistas que estuvo ah¨ª, pero fui el ¨²nico que tuvo consecuencias porque la empresa para la que trabajaba, Televisa, decidi¨® no respaldar la cobertura y aliarse con las autoridades¡±, dice todav¨ªa dolido, ¡°cuando Televisa me despidi¨® a m¨ª compr¨® una culpa que no ten¨ªa. En ese instante en lugar de situarse como un medio de comunicaci¨®n manipulado y enga?ado, la empresa compr¨® la culpa al suponer que su periodista estaba actuando de manera corrupta¡±. Y termina: ¡°Nunca entend¨ª por qu¨¦. ?Por qu¨¦ inculparme a m¨ª y dejarme con una responsabilidad que no me tocaba? ?Qui¨¦n tom¨® la decisi¨®n?¡±.
Tras esa acusaci¨®n, durante los a?os posteriores, en varios trozos del libro y en m¨²ltiples momentos de esta entrevista, Reinah se dedica a recalcar que ¨¦l no sab¨ªa que el operativo era falso, que ¨¦l no prepar¨® ni dio instrucciones a los agentes de Garc¨ªa Luna. ¡°Es hilarante que tenga que aclararlo. Si yo tengo la capacidad de dirigir a la polic¨ªa de M¨¦xico merezco el cargo de secretario de Seguridad P¨²blica, merezco ser el que comande a esos agentes. Es una idea est¨²pida¡±.
Sin trabajo y con el aparato medi¨¢tico en contra, Reinah inici¨® una batalla legal contra Televisa y otra, junto a la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, para que la AFI reconociera que ¨¦l no sab¨ªa que aquella madrugada fue un montaje. Despu¨¦s de a?os, logr¨® ambas cosas. En un documento, que califica como ¨²nico, la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR), la casa madre de la agencia investigadora, reconoci¨® en 2007 que la informaci¨®n que facilit¨® a los medios ¡°no fue completa, objetiva y veraz¡±, adem¨¢s que ¡°no se precis¨® que la detenci¨®n de las personas ocurri¨® antes de su llegada¡±.
Para Reinah, aquello fue el premio a muchas noches sin dormir, pegado a la computadora, leyendo todo lo que se publicaba sobre el caso, buscando a qui¨¦n preguntar y tratando de encontrar las respuestas. ¡°Siento que qued¨¦ en medio de una empresa de comunicaci¨®n y la autoridad responsable de seguridad, el Gobierno. Y me lo hicieron sentir as¨ª, recib¨ª mensajes de ¡®para con el caso¡¯, recib¨ª ese tipo de amenazas, pero fue lo que me impuls¨® a seguir¡±, dice.
La puesta en escena del rancho Las Chinitas fue la punta de un proceso plagado de irregularidades, torturas y amenazas, y uno de los ejemplos de la ¨¦poca m¨¢s oscura de la investigaci¨®n policial en M¨¦xico. El siguiente fotograma, despu¨¦s de estas casi dos d¨¦cadas, muestra a los principales promotores del montaje entre rejas: Luis C¨¢rdenas Palomino fue detenido en julio por torturas a familiares de Israel Vallarta y Genaro Garc¨ªa Luna espera su juicio en Estados Unidos por supuestos v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico.
Vallarta sigue en la c¨¢rcel sin una sentencia 16 a?os despu¨¦s, aunque el Gobierno de L¨®pez Obrador estudia una posible amnist¨ªa. Tampoco han sido liberados todav¨ªa su hermano y su sobrino, que fueron torturados y encarcelados durante la Administraci¨®n de Felipe Calder¨®n (2006-2012) con el objetivo de hacer m¨¢s cre¨ªble la existencia de una banda de secuestradores conocida como Los Zodiaco. Florence Cassez logr¨® su liberaci¨®n en 2013, tras pasar ocho a?os en la c¨¢rcel y despu¨¦s de un grave conflicto diplom¨¢tico entre M¨¦xico y Francia. Las tres v¨ªctimas que presuntamente fueron liberadas en el operativo de 2005 est¨¢n hoy exiliadas, todos ¡ªincluido un ni?o de ocho a?os¡ª fueron presionados para culpar a Cassez y Vallarta. Reinah trabaja desde hace 12 a?os para UnoTV, reniega del mote de reportero del caso Florence Cassez y busca, con el libro, que la historia no se repita de nuevo: ¡°Creo que esto no se puede quedar en el olvido. Esto no puede quedar impune, tiene que quedar por escrito¡±.
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