Levantarse en armas para conservar los bosques de la mariposa monarca
La comunidad ind¨ªgena de Crescencio Morales, en Michoac¨¢n, ha creado una guardia forestal para luchar contra la tala de sus montes, en los que hiberna la especie migratoria
Ricardo Salgado dispara al aire su fusil semiautom¨¢tico y provoca un eco profundo en el bosque de oyameles. ¡°Es un M1, con el que se gan¨® la Segunda Guerra Mundial¡±, dice mostrando el arma, que tiene un cuerpo de madera reluciente. Del hombro de uno de sus compa?eros cuelga un AR15, el rifle de asalto m¨¢s vendido en Estados Unidos, y los dem¨¢s llevan escopetas de caza. Ninguno se inmuta cuando estallan sin previo aviso las detonaciones: son para avisarle a los talamontes que la guardia forestal comunitaria de Crescencio Morales ha llegado.
El grupo de trece hombres, todos ind¨ªgenas mazahuas, avanza en silencio colina arriba. Atr¨¢s deja en el camino inmensos troncos cortados desde la base, la cicatriz m¨¢s visible de la batalla que se libra en estas monta?as de Michoac¨¢n. Salgado sabe que el precio que hay que pagar en M¨¦xico por defender el territorio es alto. El pasado 1 de octubre, un grupo armado lo embosc¨® cuando bajaba del cerro y sali¨® vivo de milagro. ¡°Por eso no podemos venir a vigilar el bosque con palos y machetes, ellos traen armas de alto calibre¡±.
¡®Ellos¡¯ es un pronombre difuso, que engloba una red interconectada de enemigos. Los m¨¢s definidos, con los que se enfrentan cara a cara, son los taladores de ¨¢rboles. Los que llegan, cortan pinos y oyameles, y salen con sus camiones cargados de madera il¨ªcita sin que ninguna autoridad parezca percatarse. ¡®Ellos¡¯ tienen nombres y apellidos, pero ante la prensa no se dicen, porque son sus propios vecinos. Habitantes de Crescencio Morales que encontraron en la tala ilegal un jugoso negocio con el que hacer dinero f¨¢cil.
Pero ese ¡®ellos¡¯ tambi¨¦n apunta a fuerzas m¨¢s poderosas. Las que permiten, por ejemplo, que esa madera pase los puestos de control y llegue sin problemas al mercado. O las que ofrecen protecci¨®n y armas a los talamontes. - ?La familia michoacana? ?El cartel Jalisco? -. Se encogen de hombros. No es prudente se?alar. El crimen organizado se ha hecho con el control de la venta de madera ilegal tanto aqu¨ª como en el resto del pa¨ªs, y as¨ª lo reconoce la Comisi¨®n Nacional Forestal en su ¨²ltimo informe sobre el estado de los bosques.
El documento cita un estudio de la UNAM que afirma que el 70% de la madera que se comercializa en M¨¦xico es de procedencia il¨ªcita. La impunidad de este tipo de delitos es casi total: entre el a?o 2000 y el 2018 apenas se abrieron un centenar de investigaciones por tala ilegal en todo el pa¨ªs, seg¨²n datos de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica. El l¨ªder ejidal de Crescencio Morales, Erasmo ?lvarez, traduce esos datos abstractos en hechos palpables: interpuso decenas de denuncias contra los taladores, pero jam¨¢s obtuvo respuesta.
Ante la inacci¨®n de las autoridades, el a?o pasado propuso crear una guardia forestal comunitaria que subiera todos los d¨ªas a vigilar sus m¨¢s de 6.000 hect¨¢reas de bosque, de las cuales 2.000 forman parte de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca. Un d¨ªa le tocar¨ªa a un grupo de 20, al d¨ªa siguiente a otros 20, y as¨ª hasta alcanzar a sus 15.000 habitantes. ¡°Que el Gobierno sepa que no queremos andar as¨ª. Pero si nadie nos cuida, como si no existi¨¦ramos, ?qu¨¦ vamos a hacer? Lo que quieren es nuestra tierra, pero no se la vamos a dejar. La vamos a defender hasta el final.¡±
?Y vale la pena arriesgar la vida por conservar el bosque? Para responder a la pregunta, Erasmo ?lvarez se remonta a un par de d¨¦cadas atr¨¢s. Entre 1995 y 2009, la tala descontrolada deforest¨® miles de hect¨¢reas en sus tierras. ¡°El agua que llov¨ªa, no hab¨ªa ¨¢rboles que la distribuyeran y recargaran en el subsuelo. Los arroyos se secaron todos, no hab¨ªa ni lagartijas. Fue una lecci¨®n que aprendimos¡±. Y sin agua en los arroyos, los cultivos de ma¨ªz y aguacate en las zonas bajas de la localidad se quedaban secos. ¡°No vamos a dejar que otra vez pase eso¡±.
Aquellos a?os de tala masiva le dieron un duro golpe a la especie m¨¢s distinguida de estas tierras. La mariposa monarca, que viaja anualmente 5.000 kil¨®metros desde Canad¨¢ y Estados Unidos para hibernar en los bosques de Michoac¨¢n y el Estado de M¨¦xico, encontraba cada vez menos ¨¢rboles donde posarse. La deforestaci¨®n es una de las causas que, junto al uso de pesticidas y el cambio clim¨¢tico, ha provocado que la poblaci¨®n de monarcas se haya desplomado un 80% en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, dice Eduardo Rend¨®n, del World Wildlife Fund (WWF) en M¨¦xico.
¡°La presi¨®n sobre la reserva se est¨¢ incrementando. Si las cosas siguen as¨ª, con bosques degradados, se convertir¨¢ en un factor importante de mortandad de las mariposas¡±, lamenta el bi¨®logo. Esa presi¨®n de la que habla no se refiere ¨²nicamente a la tala clandestina, sino tambi¨¦n al aumento de las tierras de cultivo de aguacate, el codiciado ¡°oro verde¡± mexicano. Rend¨®n espera que las iniciativas de protecci¨®n y reforestaci¨®n comunitaria que se est¨¢n dando en la zona logren ponerle freno a la p¨¦rdida del h¨¢bitat de la monarca.
En lo alto de los cerros de Crescencio Morales, tras caminar un kil¨®metro por un sendero, Marcial P¨¦rez se?ala hacia la copa de los ¨¢rboles de oyamel. Miles de mariposas revolotean all¨ª, formando racimos tan tupidos que son dif¨ªciles de distinguir. Sus alas naranjas con l¨ªneas negras se asoman entre las flores y P¨¦rez saca el tel¨¦fono del bolsillo para fotografiar el espect¨¢culo. A sus 59 a?os, es el que mejor conoce de toda la guardia forestal los caminos que conducen a la monarca. Dice que desde hac¨ªa veinte a?os casi no se las ve¨ªa por all¨ª pero que ahora, poco a poco, est¨¢n volviendo.
El ejidatario se para a conversar con tres mujeres que se encuentra en el camino, que est¨¢n quitando la maleza de una brecha contra incendios. Carmen, que prefiere no dar su nombre real, cuenta que ha aprendido a usar la escopeta para cuando le toca la vigilancia. La mujer espera que un d¨ªa Crescencio Morales se convierta en un lugar tur¨ªstico al que lleguen visitantes de todo el mundo para apreciar uno de los fen¨®menos migratorios m¨¢s famosos del pa¨ªs. Por ahora, sin embargo, la inseguridad lo hace dif¨ªcil.
El crimen organizado no se deja ver ¨²nicamente entre los ¨¢rboles de oyamel, sino que desde hace unos tres a?os empez¨® a penetrar en la comunidad. ¡°Los criminales estaban cobrando hasta 100.000 pesos por hect¨¢rea de cultivo de aguacate al a?o¡±, dice un vecino bajo condici¨®n de anonimato. Las extorsiones, los robos, los secuestros, la venta de droga. Y los vecinos dijeron basta. En enero de este a?o, Crescencio Morales y otras poblaciones mazahuas como Donaciano Ojeda establecieron puestos de control armados a la entrada de sus comunidades.
En octubre dieron un paso m¨¢s: decidieron seguir la estela de Cher¨¢n, el pueblo pionero en el autogobierno en M¨¦xico. En una asamblea, una mayor¨ªa de habitantes dio el s¨ª a regirse por usos y costumbres, tomar el control de su presupuesto y sacar a la polic¨ªa municipal y a los partidos pol¨ªticos. Es un divorcio de la presidencia municipal de Zit¨¢cuaro, de la cual dependen estas poblaciones. ¡°Nuestro deseo es que nuestro municipio permanezca en la unidad, pero somos muy respetuosos de la vida interna de los poblados¡±, dice a EL PA?S Juan Antonio Ixtl¨¢huac, el alcalde de Zit¨¢cuaro.
El 9 de diciembre, un d¨ªa despu¨¦s de que las autoridades electorales de Michoac¨¢n diesen el visto bueno al autogobierno, Erasmo ?lvarez fue a vigilar el cerro como de costumbre. Al regresar a casa se encontr¨® con un bloqueo en la carretera formado por los opositores al proceso de autogesti¨®n. La ri?a acab¨® a machetazos, con varios polic¨ªas heridos y cinco de sus familiares hospitalizados. Pese a todo, ?lvarez mira con optimismo hacia el futuro. ¡°Hace a?os, el 70% de la comunidad pensaba en destruir. Ahora el 90% quiere proteger y el 10% destruir. No nos van a ganar¡±.
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