Laura Esquivel: ¡°Soy la m¨¢s feliz en la cocina, cocinar es un acto de amor¡±
La escritora mexicana reflexiona sobre su pasi¨®n por la cocina, la pol¨ªtica de M¨¦xico y la historia
En una ciudad fren¨¦tica, tumultuosa, desbocada y llena de ruido como es Ciudad de M¨¦xico, entrar a casa de la escritora Laura Esquivel es traspasar a un mundo m¨¢gico. Est¨¢ localizada a un costado de un antiguo convento, un edificio hermoso construido hace casi 500 a?os que hoy alberga el Museo Nacional de las Intervenciones. Del portal se accede por una escalera al cosmos de Esquivel: su enorme biblioteca, su lugar de trabajo, llamado el Conventito, resguardado por una enorme puerta de madera de bellos acabados que la escritora trajo de la India. Est¨¢ tambi¨¦n el jard¨ªn, donde ella medita y busca paz. Y, por supuesto, la cocina, llena de utensilios y de recetas, donde la autora de Como agua para chocolate hace alquimia. Y es que la comida est¨¢ muy ligada a la obra de Esquivel (Ciudad de M¨¦xico, 71 a?os), por lo que esta conversaci¨®n comienza con esa pasi¨®n y sigue con su participaci¨®n en la pol¨ªtica, el Gobierno del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y, como no, con la conquista espa?ola, tema que tambi¨¦n forma parte de su creaci¨®n literaria. ¡°En ese momento de la conquista aqu¨ª en M¨¦xico hubo una unificaci¨®n de sangre, porque con los espa?oles ven¨ªan tambi¨¦n los ¨¢rabes, orientales, todo tipo de sangre, de herencias. A m¨ª me encanta sentirme hija y producto de eso. Porque aqu¨ª todos est¨¢n unidos. Que nadie me diga que no tenemos una herencia¡±, afirma Esquivel.
Pregunta. La comida es un elemento esencial de su obra literaria. Estamos en un pa¨ªs donde la comida ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Sin embargo, M¨¦xico es una de las naciones m¨¢s obesas del mundo, ?qu¨¦ ha pasado?
Respuesta. Eso tiene que ver con un rompimiento generacional. La verdad uno come en funci¨®n de la producci¨®n, no como en tiempos pasados, cuando uno ten¨ªa incluso dentro de sus casas la oportunidad de producir alimentos. Cuando yo era ni?a mi mam¨¢ ten¨ªa en la azotea hasta sus gallinas. Era una casa en el centro de la ciudad y com¨ªamos los huevos que nos daban. Con la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo realmente hay un abandono. No estoy diciendo que est¨¦ mal, ojo. Este es uno de los motivos que me lleva a escribir Como agua para chocolate, porque yo desde siempre defendido ese espacio de la cocina, que es un espacio realmente importante donde suceden cosas muy importantes para el ser humano. ?Imag¨ªnate! Las grandes civilizaciones surgen cuando se descubre la siembra, cuando el hombre se convierte en sedentario, cuando cuida sus cultivos y asegura su alimentaci¨®n. Pero ahora, de unos a?os para ac¨¢, empezamos a cuidar m¨¢s el dinero y el consumo y los art¨ªculos materiales y el hombre empez¨® a trabajar con la idea equivocada de que es lo material lo que te proporciona el bienestar. Entonces ah¨ª tienes muchos trabajadores que se levantan en la madrugada, comen cualquier cosa para ir a tomar un cami¨®n que les va a llevar tres horas para llegar al trabajo. Van a trabajar como bestias, van a comer lo que sea.
P. Vemos filas enormes para comer en McDonalds, Kentuky Fried Chiken, todo acompa?ado de Coca Cola. Parece un nuevo significado de aquello de que M¨¦xico est¨¢ tan lejos de dios y tan cerca de Estados Unidos.
R. ?Por supuesto! Yo me pregunto para qu¨¦ quieres que sea tan r¨¢pida la comida, para qu¨¦ quieres tener m¨¢s tiempo para producir y para obtener nada m¨¢s una ganancia, que no va a cubrir tus necesidades humanas. Mira lo que ha ocurrido en la pandemia, ?qui¨¦nes fueron los m¨¢s afectados? Las personas que ten¨ªan su sistema inmunol¨®gico comprometido, que ten¨ªan obesidad, diabetes y que no sab¨ªan que sus sistemas de autodefensa estaban realmente minados a causa de una muy mala alimentaci¨®n. El virus curiosamente est¨¢ siendo un gran maestro en nuestras vidas, porque de pronto puso en el centro del juego lo que es importante para la vida misma del ser humano: cuidar el aire, el agua y la gente ahorita tiene una necesidad aut¨¦ntica de regresar a controlar lo que come.
P. ?Qu¨¦ pasa con Laura Esquivel cuando se mete a la cocina?
R. Soy la m¨¢s feliz cocinando. Es estar en una creaci¨®n continua, como en un laboratorio de alquimista. Yo soy como Ratatouille, o sea, lo voy sintiendo: digo, aqu¨ª se me hace que le tenemos que poner esto, que esto otro le va a ir de maravilla. Cuando t¨² est¨¢s en ese espacio, en ese laboratorio y est¨¢s haciendo un nuevo platillo, es realmente un placer. No te puedo decir lo que he disfrutado, lo que he agredecido estar all¨ª. Tambi¨¦n me puse a sembrar, a cuidar mis plantitas. A m¨ª lo que me gusta es abrir la despensa a ver qu¨¦ tengo. Y no solo es lo que voy inventando, porque tambi¨¦n tengo muchos libros, muchas recetas de las abuelas, que retomo porque me gusta darles vida nuevamente.
P. ?Hay alg¨²n men¨² especial para esta Navidad?
Siempre hacemos las tortas de Navidad, que es una receta de mi familia. Se me hace de locos pensar a qui¨¦n se le ocurri¨®, aunque creo que un d¨ªa no ten¨ªan otra cosa y las inventaron y las llamaron tortas de Navidad. La familia de mi mam¨¢ es del Norte y preparamos nuestro propio chorizo para las tortas. Con mi hermana seguimos con esa tradici¨®n de hacer juntas el chorizo, porque es una mezcla extra?a: lleva chorizos, sardina, y tambi¨¦n todo un rito. ?Ta, ta, ta, ta! ?Queda bien delicioso! En serio, yo siempre las recomiendo.
P. Usted reivindica el amor en sus novelas. ?Cocinar para los dem¨¢s es una forma de expresar amor?
R. Es un acto de amor. No deja de maravillarme esa idea de que al cocinar para alguien m¨¢s se junta tu energ¨ªa, est¨¢s formando parte del conjunto. Cuando haces que dos cositas separadas se conviertan en una sola, eso es un acto de amor. Es esta alquimia que logra la fusi¨®n, la integraci¨®n de todo, que cuando cocino para ti, t¨² vas a sentir esta energ¨ªa que yo puse. El sabor o el olor permanecen, ese efecto invisible, que tiene que ver con esa energ¨ªa que se integr¨® y que va a correr por todo tu cuerpo. Es un acto maravilloso.
P. De la cocina pasemos a la pol¨ªtica. ?C¨®mo fue su experiencia como diputada?
R. Aprend¨ª mucho y la verdad fue una experiencia interesante. Fui parte de la primera bancada de Morena. Fue muy bello, porque s¨ª, fuimos un grupo de personas que la mayor¨ªa nunca hab¨ªamos tenido experiencia dentro de la pol¨ªtica y ten¨ªamos un deseo de cambio, un deseo de dar lo mejor de nosotros y no ten¨ªamos estos vicios ni estos juegos de inter¨¦s pol¨ªtico, de te doy para que me des. Actuamos en verdad como un equipo y eso s¨ª me gust¨® mucho. Pero ahora, despu¨¦s de esa experiencia y despu¨¦s de ver lo que pasa en el mundo, te soy sincera: yo no creo mucho ni en la democracia ni en la pol¨ªtica. Creo que ya ahorita el mundo cambi¨® y estas estructuras se van a empezar a desmoronar, porque tienen que ver con una forma de pensamiento individualista, competitiva.
P. ?Qu¨¦ viene entonces? Porque la democracia liberal ha demostrado ser el menos peor de los sistemas.
R. No te estoy diciendo que va a desaparecer ya. F¨ªjate que hay un movimiento muy interesante con el que estuve muy clavada el a?o pasado. Se llama sociocracia y surge en Holanda. Esta sociocracia es un modelo en el que cualquier organizaci¨®n humana es tratada como un ser viviente, que est¨¢ en constante cambio y todo el mundo tiene que ver con el flujo de informaci¨®n, est¨¢ conectado y hay consenso. Uno de pronto puede decir: ¡®h¨ªjole, pero formar una estructura as¨ª es muy dif¨ªcil¡¯. Pero se trata de cambiar la estructura de gobierno vertical, donde para que esa pir¨¢mide funcione los de hasta abajo tienen que trabajar en consecuencia. Porque estamos creando seres que puedan estar en un mercado, en instituciones dise?adas para el buen funcionamiento de la supuesta democracia. Hay experimentos en ?frica con comunidades que se manejan en base el consenso y funciona. Son comunidades donde todo el mundo en verdad tiene la misma capacidad para votar y ser votado, para que te acepten y en verdad t¨² puedas ver por el bienestar de la comunidad. Entonces creo que tenemos que buscar una nueva forma de organizaci¨®n comunitaria, tenemos que crear comunidades sostenibles y sustentables.
P. Suena a una utop¨ªa, un tipo de comunismo.
R. ?Me encantan las utop¨ªas! No soy comunista, porque el comunismo se qued¨® en un capitalismo de Estado, porque no estamos preparados para funcionar en peque?as unidades. F¨ªjate que vi un documental que cuenta la historia de un se?or que se llamaba Jean-Baptiste, que era arquitecto y desarroll¨® en Francia una comunidad en la que todo era colectivo: se sembraba colectivamente, se cosechaba y se repart¨ªa de forma equilibrada. De ese proyecto la Comuna de Par¨ªs despu¨¦s toma elementos, aunque fracasa. Los hippies tambi¨¦n lo retoman. No se trata tampoco de luchar contra la propiedad privada, pero tenemos un sistema que debemos ir cambiando. Es lindo so?ar y buscar otras alternativas en las que podemos vivir de otra manera.
P. Hablando de cambios. Estamos a mitad del sexenio del presidente L¨®pez Obrador y ¨¦l lleg¨® al poder con este discurso de cambio. ?C¨®mo mira usted M¨¦xico despu¨¦s de tres a?os de mandato de L¨®pez Obrador?
R. S¨ª ha habido algunos cambios, no lo puedo negar, pero no se han visibilizado realmente.
P. ?C¨®mo as¨ª?
R. Para que algo cambie t¨² debes dejar de repetir lo que ven¨ªas haciendo. Ya he vivido varios a?os y cuando ten¨ªa 18 o 20 s¨ª cre¨ªa que si participabas en movimientos sociales que lograran un cambio a nivel pol¨ªtico, iba a cambiar todo. Mira, por ejemplo, el caso de la Nicaragua querida. Yo fui de las que llor¨¦ con el triunfo de la revoluci¨®n sandinista y no sabes c¨®mo me duele lo que est¨¢ pasando ahora. ?Qu¨¦ pas¨®? Creo que si un movimiento social o una revoluci¨®n en el mundo p¨²blico no va a acompa?ada de un cambio interno, no va a pasar nada, va a llegar una camarilla por otra, se instala y va a ir repitiendo los mismos vicios.
P. ?El presidente L¨®pez Obrador forma parte de esos vicios, est¨¢ repitiendo la vieja pol¨ªtica viciada de M¨¦xico?
R. Yo conf¨ªo mucho en ¨¦l, pero un cambio social no depende de una sola persona. Yo reconozco su capacidad de trabajo, de entrega. Creo en la honradez de Andr¨¦s, en la austeridad. Eso me gusta, la austeridad con la que vive, su entrega total y su deseo aut¨¦ntico de ayudar. Pero no se trata de que ¨¦l diga ya no hay corrupci¨®n y la corrupci¨®n desaparezca. No puedes declarar eso en un pa¨ªs que ha venido funcionando tantos a?os as¨ª. Te dir¨¦ algo: de la gente que lo apoyamos por mucho tiempo ninguno quiso estar en el Gobierno, por lo que tuvieron que integrar a gente proveniente de otras corrientes, de otros partidos, que no necesariamente ha realizado un cambio interno.
P. Es decir que hay funcionarios sin ese compromiso que muestra el presidente.
R. ?Cu¨¢l es la manera de manejarse? Pues como hab¨ªan venido manej¨¢ndose siempre. Pero s¨ª creo que ha habido cambios. El significado de esta premisa de primero los pobres, nosotros no lo alcanzamos a ver aqu¨ª en la ciudad, pero vete a los pueblitos m¨¢s alejados y s¨ª ver¨¢s que ha habido cambio en el sentido de que s¨ª est¨¢n empezando a tener un poco m¨¢s de libertad. El cambio va a llevar muchos m¨¢s a?os, pero yo de ninguna manera te puedo asegurar que todos los que est¨¢n participando en el Gobierno tienen necesariamente asumido y realizan una pr¨¢ctica diaria de cambio en en sus vidas. Pero que la semilla de cambio est¨¢ ah¨ª, s¨ª; que todav¨ªa no lo vemos a todos los niveles, no.
P. ?Le preocupan acciones como, por ejemplo, el poder que se le est¨¢ dando al Ej¨¦rcito?
R. S¨ª, me preocupa. Pero tambi¨¦n creo que como sociedad civil estamos muy claros de nuestra fortaleza. No hemos dado un cheque en blanco.
P. Hablemos un poco de historia. Usted escribi¨® una novela muy hermosa sobre Malinche. ?Sigue M¨¦xico despreci¨¢ndola? ?Vi¨¦ndola como una traidora?
R. No. De ninguna manera podemos considerar que ella fue traidora. Uno no puede entenderla desde el presente, sino desde la cosmovisi¨®n en donde ella nace, del pueblo donde nace. Saber qu¨¦ es para ella sembrar, qu¨¦ significaba prender el fuego y qu¨¦ significaba Quetzalc¨®atl. Esas son las preguntas que tuve que ir respondiendo. Pero imag¨ªnate, Malinche siendo esa mujer tan maltratada, tan violentad, ?t¨² crees que no quer¨ªa un cambio? ?Por supuesto que lo quer¨ªa! Ella fue una mujer tan sensible, tan inteligente, que a los tres meses ya hablaba espa?ol. Ella jug¨® un papel sensacional para explicar su cultura. Dicen que cuando destruyeron Tenochtitlan y Cort¨¦s regresa y ve todo destruido se sent¨® a llorar. S¨ª, ella sensibiliz¨® y dio elementos muy fuertes para que aqu¨ª no terminara todo realmente en un exterminio total. S¨ª hubo un mestizaje.
P. ?C¨®mo debemos ver 500 a?os despu¨¦s la conquista? Porque se ha generado mucha controversia al respecto, incluso con el presidente exigiendo disculpas a Espa?a.
R. Mira, si t¨² consideras que a nivel inconsciente Malinche juega el papel de la mam¨¢ y Cort¨¦s el del pap¨¢ y si consideras que tu mam¨¢ era traicionera y puta y el pap¨¢ era asesino y ladr¨®n, t¨² eres producto de eso. Muchas veces pides que se te trate con respeto y no act¨²as en consecuencia. Yo siempre he cre¨ªdo que el que se quiera sentir hijo de la chingada, que se sienta. En ese momento de la conquista aqu¨ª en M¨¦xico hubo una unificaci¨®n de sangre, porque con los espa?oles ven¨ªan tambi¨¦n los ¨¢rabes, orientales, todo tipo de sangre, de herencias. No s¨¦ si en el pasado ya hab¨ªa sucedido, pero el caso es que nos queda claro que en ese momento aqu¨ª se se juntan estas sangres con la sangre ind¨ªgena y surge una nueva raza, que es producto de una unificaci¨®n y est¨¢s dos visiones. A m¨ª me encanta sentirme hija y producto de eso. Porque aqu¨ª todos est¨¢n unidos. Que nadie me diga que no tenemos una herencia. Mi trabajo me permiti¨® dignificar mi origen, sentirme muy orgullosa, ver los valores tanto de ella [Malinche] como de ¨¦l [Cort¨¦s]. S¨ª era vicioso y lo que t¨² quieras, pero era un genio. A ver, ¨¦chate t¨² una conquista a los 37 a?os.
P. ?No todo fue tan malo?
R. Yo creo que ya basta, sigamos adelante.
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