El ¨²ltimo refugio de los perdidos en Ciudad de M¨¦xico
Una casona en la plaza Citlalt¨¦petl, que fue albergue de escritores que hu¨ªan de la guerra en los Balcanes y ahora resguarda la biblioteca del periodista asesinado Javier Valdez y las obras de teatro de migrantes centroamericanos, se enfrenta a la falta total de presupuesto
A Xhevdet Bajraj y Shaomy Medina les separa todo menos las paredes que los guardaron. ?l atormenta y corteja palabras, ella baila todas las m¨²sicas modernas, ¨¦l luce bigote y ella un par de trenzas, se escaparon en 1999 y tambi¨¦n ayer, de Kosovo u Honduras, con hijos a cuestas y a los 15 a?os, por el exterminio y las pandillas. Para los dos es igual el miedo, para los dos es el exilio, y para los dos, al final, una misma guarida. La Casa Refugio Citlalt¨¦petl, ubicada en la colonia Condesa, lleva d¨¦cadas siendo parada en las huidas, un albergue para los que llegan a empezar de nuevo en Ciudad de M¨¦xico. Ahora, que los hu¨¦spedes han cambiado y ya no la ocupan escritores de las antiguas naciones en guerra sino dos bibliotecas y multitud de proyectos culturales, esta casona se enfrenta a una falta total de presupuesto p¨²blico para mantenerse.
La casa ya estaba antes de que los dem¨¢s llegaran. Construida en los a?os veinte, ten¨ªa el piso de cenefas, una azotea cochambrosa y manten¨ªa los amplios ventanales al jard¨ªn, la escalera un poco enroscada. Fue dise?ada por el arquitecto Enrique Arag¨®n Echegaray, quien tambi¨¦n pens¨® el Altar a la Patria, en el parque de Chapultepec, o el monumento a ?lvaro Obreg¨®n, en el de la Bombilla, al sur de la ciudad. A partir de 1940, Citlalt¨¦petl 25 fue vivienda de republicanos huidos de la Guerra Civil espa?ola, ellos fueron los primeros exiliados que recalaron en la casa.
El proyecto comenz¨® en 1998, cuando el jefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, Cuaht¨¦moc C¨¢rdenas, nombr¨® a la capital ciudad refugio, con Jos¨¦ Saramago y Carlos Fuentes de testigos. El entonces Distrito Federal se sum¨® a una red de 25 ciudades que habilitaban espacios para acoger a escritores en peligro, la de M¨¦xico era la ¨²nica que estaba fuera de Europa. La idea del sistema fue de Salman Rushdie, el escritor indio, exiliado en Reino Unido, perseguido por los fundamentalistas isl¨¢micos tras su libro Los versos sat¨¢nicos. Rushdie fund¨®, para gestionar la red, el organismo Parlamento Internacional de Escritores, y entre todos ellos eligieron la casa.
La remodelaci¨®n corri¨® a cargo de Felipe Leal, definido por la prensa entonces como ¡°uno de los m¨¢s completos arquitectos del panorama mexicano (...), autor de un sin n¨²mero de residencias para dise?adores, escritores y pr¨®ceres de la cultura. Siempre atento a las ¨²ltimas tendencias¡±. As¨ª Leal se apropi¨® de un patio de luz, transform¨® garajes en oficinas y adapt¨® en el edificio tres estancias para los escritores refugiados. A principios de enero de 1999, el propio Rushdie lleg¨® de sorpresa a visitar la casa y ah¨ª estaban todos para recibirlo: Carlos Monsiv¨¢is, Carmen Boullosa, Marta Lamas, Juan Villoro, ?lvaro Mutis. ¡°Una reuni¨®n de amigos que hasta el final llevar¨¢ consigo s¨®lo una nubecilla: ?y Carlos Fuentes?¡±, escribi¨® Reforma en su cr¨®nica del encuentro.
Rushdie pareci¨® complacido: ¡°Es muy importante que los autores no solo sean juzgados por sus palabras, sino tambi¨¦n por sus acciones: por lo que puedan hacer para ayudar a sus colegas en peligro¡±, dijo el escritor en el patio trasero de Citlalt¨¦petl mientras una discreta diligencia de la Scotland Yard vigilaba para ¨¦l los alrededores de la Condesa. Y as¨ª la casa ech¨® a andar.
El poeta alban¨¦s Xhevdet Bajraj lleg¨® en junio de 1999 con su esposa y sus dos hijos tras salir de un Kosovo destrozado. Se instalaron en uno de los departamentos, desde donde el narrador present¨® su primer poemario biling¨¹e, Ruego alban¨¦s. ¡°Aqu¨ª he nacido de nuevo, es la primera vez desde hace 10 a?os que no temo que vengan a mi puerta para detenerme o matarme. M¨¦xico en como un sue?o: abres la ventana y el color estalla ante tus ojos¡±, dijo en una entrevista tras unos meses instalado.
Despu¨¦s de ¨¦l, vinieron otra decena de autores, la mayor¨ªa de ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Parte de su creaci¨®n literaria qued¨® impresa en la revista L¨ªnea de Fuga, del editor Philippe Oll¨¦-Laprune, quien tambi¨¦n dirigi¨® la Casa Refugio Citlalt¨¦petl hasta 2017 cuando la asociaci¨®n del Parlamento Internacional de Escritores se disolvi¨®, la casona pas¨® a estar bajo control de la Secretar¨ªa de Cultura de la ciudad y ya no volvi¨® a llegar ning¨²n escritor refugiado.
El ¨²ltimo whisky de la escritora Lorna Mart¨ªnez
Cuando empez¨® a temblar la tierra el 19 de septiembre de 2017, Lorna Mart¨ªnez Skossowska ten¨ªa 86 a?os. Se dio cuenta de que no pod¨ªa salir de su edificio, situado en la calle ?msterdam 107, por lo que le pidi¨® a la chica que la cuidaba a diario que le sirviera un whisky y se bajara r¨¢pido corriendo. La escritora qued¨® sepultada, pero brot¨® su biblioteca. ¡°Cuando se terminaron de rescatar a las personas atrapadas por el sismo, empezamos a ver florecer entre los escombros unos libros¡±, explica Mar¨ªa Cortina, directora de la Casa Refugio Citlalt¨¦petl. La casona, que llevaba unos meses a la deriva, se convirti¨® entonces en centro de acopio de v¨ªveres y de descanso para unos 70 rescatistas que participaron en la emergencia. Despu¨¦s, fue la guarida de los libros de los vecinos.
¡°El edificio que colaps¨® est¨¢ a unas tres calles, entonces formamos una brigada de rescate de libros y los trajimos desde all¨¢ de brazo en brazo¡±, explica Cortina. Hab¨ªa llovido y les hab¨ªa ca¨ªdo encima un edificio, por lo que un grupo de j¨®venes de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM) los restaur¨® de forma gratuita. Los due?os de las obras decidieron donarlas pr¨¢cticamente todas, as¨ª que ahora m¨¢s de 3.000 vol¨²menes se apilan en una salita oscura, todav¨ªa desordenada, aleda?a a la casa principal. Son los libros de los vecinos ¡ªentre los que estaba el bisnieto de Le¨®n Trotski¡ª por lo que saltan del ingl¨¦s al ruso y de ah¨ª a los guiones de cine, la arquitectura o la novela. Han llamado al espacio: Biblioteca 19-S, donde todas las obras se pueden consultar de lunes a s¨¢bado hasta las cinco de la tarde.
Comparte horario y patio con su vecina, la Biblioteca Javier Valdez. El periodista, fundador del semanario Riodoce, fue asesinado el 15 de mayo de 2017 en Culiac¨¢n, Sinaloa. A uno de los grandes cronistas de la violencia del narcotr¨¢fico en M¨¦xico lo mataron arrodillado. Tras el crimen, Griselda Triana, su esposa, lleg¨® desplazada a Ciudad de M¨¦xico. Recuerda los primeros meses en la capital, a donde hab¨ªa llegado pr¨¢cticamente con lo puesto, aislada y asustada. ¡°A Javier no me lo traje, sus cenizas, porque ¨¦l nunca se quiso ir de Culiac¨¢n, por eso lo mataron, ¨¦l tuvo la oportunidad de salir y no quiso¡±, cuenta. La Casa Refugio Citlalt¨¦petl fue su trampol¨ªn para empezar a salir de la casa. Los talleres y las conferencias para periodistas que se impart¨ªan en el espacio fueron sus primeros movimientos seguros, hacia aqu¨ª fueron los primeros viajes en metro, algunas de las primeras caminatas.
¡°Si algo me preocupaba eran los libros de la biblioteca de Javier, me preocupaba que estuvieran en una casa abandonada que ya no habita nadie, que se echaran a perder, y, sobre todo, que nadie m¨¢s los leyera¡±, cuenta. As¨ª que Triana trajo por paqueter¨ªa cientos de libros que pertenecieron al periodista. En los estantes de esta sala amplia y luminosa est¨¢n adem¨¢s todas las obras que ¨¦l public¨®, su sombrero y sus lentes, algunas libretas usadas, una botella de whisky a la mitad, la fotograf¨ªa de su ¨²ltimo cumplea?os: 50.
Con el tiempo, reporteros y editoriales donaron a la biblioteca otros libros para que acompa?aran a los Javier. En total, hay m¨¢s de 1.500 obras. ¡°Quiero que los compa?eros sepan que este es un lugar en el que pueden venir a trabajar, a leer, a presentar sus libros, este es un espacio para que sus colegas vengan y se apropien de ¨¦l, es un lugar para ellos, para rescatar la memoria de Javier, por supuesto, pero abrirla a sus compa?eros y compa?eras periodistas¡±, asegura.
Mientras Griselda Triana recuerda, arriba de la casa cantan. Marco Guagnelli, de 33 a?os, recorri¨® durante semanas los refugios de Ciudad de M¨¦xico, atestados por la llegada de las caravanas migrantes, con el objetivo de encontrar a quienes quisieran bailar, cantar, moverse, hacer teatro. En total ha formado un grupo de 20 migrantes centroamericanos, la mayor¨ªa de Hait¨ª, con quienes prepara una readaptaci¨®n de La Tempestad, de Shakespeare, que estrenar¨¢n durante los s¨¢bados de febrero en la Alameda Central. Ahora, tres d¨ªas a la semana, durante cuatro horas, el grupo ocupa la azotea de la Casa Refugio.
¡°Aqu¨ª me siento libre¡±, dice sonriente Shaomy Medina. Lleg¨® hace poco m¨¢s de un mes a la capital, pero hace cuatro que sali¨® de su casa en San Pedro Sula. Hizo el viaje con su madre y su hermana peque?a, que tambi¨¦n participan en el taller, huyendo de la miseria de los huracanes y sobre todo, de las pandillas. Las tardes de teatro se han convertido en la mejor manera de lidiar contra el estr¨¦s y los malos sue?os para esta aspirante de bailarina.
Este tipo de proyecto se ha convertido en la esencia de la casa, que cede de forma gratuita los espacios para actividades culturales relacionadas con migraci¨®n, refugio o libertad de expresi¨®n. A cambio, piden donativos. Los organizadores de un taller de escritura creativa les regalaron tinta para las impresoras, unos vecinos, los libreros. Hace tres a?os que la Casa Refugio no cuenta con presupuesto p¨²blico, m¨¢s all¨¢ de los sueldos de sus trabajadores.
Entre sus objetivos est¨¢ conseguir un esc¨¢ner profesional con el que empezar su iniciativa m¨¢s ambiciosa: digitalizar gran parte de su acervo bibliogr¨¢fico para que se pueda consultar en l¨ªnea. Tambi¨¦n sue?an con abrir un pr¨¦stamo a domicilio que permita a las dos salas convertirse en verdaderas bibliotecas. La directora, Mar¨ªa Cortina, insiste en mantenerse: ¡°Nuestra meta es no parar, que nunca termine el proyecto de la Casa Refugio Citlalt¨¦petl, que siga siendo un refugio para los periodistas desplazados, para los migrantes, para las madres en busca de sus hijos, que aqu¨ª sientan su casa¡±.
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